Sobre la situación actual

SOBRE LA SITUACION ACTUAL
Comandante Francisco

(Noviembre 2000)


Indice

1.- La Campaña electoral del 2000

2.- Pérdida de la presidencia de la República por el PRI

3.- Avance electoral de la derecha

4.- Retroceso de la izquierda electoral

5.- Dispersión del movimiento democrático revolucionario

Posible repliegue estratégico o desaparición del EZLN

6.- Conclusiones

7.- Tareas



Anexos

1.- Algunos comentarios sobre el futuro

2.- Reflexiones







1. La campaña electoral del 2000



El recientemente pasado proceso electoral y sobre todo sus resultados nos lleva a realizar algunas consideraciones.

En la competencia electoral fue notoria la falta de propuestas que modificaran realmente las condiciones económicas políticas y sociales, la propuesta de la alternancia en la presidencia de la república, tuvo más realce que la de una agenda social.

La exclusión de la agenda social no es un hecho trivial, expresa con claridad la visión que tienen estos partidos políticos, sobre lo que consideran políticamente importante. Refleja también, en un sentido más amplio, los límites actuales de la competencia democrática, el tipo de democracia en que vivimos.

Es una democracia acotada, en donde los ciudadanos ejercen su derecho a elegir un gobernante, pero desde un hecho consumado e inevitable, escoger una de las dos opciones de la derecha (Labastida o Fox), con el supuesto de que la opción de “izquierda” (la que podría ser de cambio) que representaba Cárdenas no tenía ninguna viabilidad. Al mismo tiempo se eliminó de las propuestas políticas la posibilidad de establecer, de escoger, un programa que redistribuya riqueza e ingreso.

Esto no es casual, comprometerse con un programa de redistribución, que combata realmente la pobreza, es desestabilizador del actual orden social, sería quitarle a los que más tienen para darlo a los que nada o muy poco poseen.

Por eso el PRI, el PAN y sus satélites no están interesados en ello. La cúpula del PRD no quiere cargar sobre sus espaldas el pecado capital de crear condiciones que puedan servir para una revolución, le temen. Por eso los partidos (claro, menos el PRI), pusieron su mayor acento en la cuestión del “cambio”, en general, abstracto, de presidente en lo concreto y tuvieron menos planteamientos en torno a programas políticos y diferencias ideológicas.

De todas maneras, las diferencias entre las propuestas de los diferentes candidatos eran pequeñas, secundarias, marginales.

Fue principalmente, una campaña librada en el terreno de los medios de comunicación, donde las imágenes virtuales fueron abundantes, pragmáticas, para convencer de la compra de “su producto”, para vender “su imagen”, abundaron las mentiras, cayeron en el cinismo.

Una campaña virtual para una democracia también virtual existente solo en los spots, en los espacios, de los medios electrónicos. Por eso machacaron diariamente y en muchas formas, sobre el “nuevo” PRI y el “cambio” foxista.

Una democracia virtual que se convirtió en un gran negocio para los vendedores de imágenes, al servicio de los verdaderos ganadores de la democracia virtual, los dueños de todo, los poseedores del capital financiero internacional, quienes ganara quien ganara, le apostaban a que todo siguiera igual, con unos cambios mínimos, necesarios para dar continuidad al modelo neoliberal.

El PRI o el PAN, era lo mismo, sus proyectos de nación son muy parecidos, corruptísimo y represor uno, cómplice y copartícipe el otro. Pero el segundo garantizaba en este momento, de una mejor manera, la continuidad del proyecto neoliberal.

Dos partidos empresariales con programas similares, pero el PAN fue más hábil, durante la campaña, en la mercadotecnia electoral, en la producción de ilusiones. La política virtual escondió que ambos están hermanados por el Fobaproa, por sus nexos con el narcotráfico, por sus relaciones con el clan Salinas y que ambos cuentan de antemano con la bendición del FMI.

El PRD, con mayor contenido social en sus planteamientos, todavía no tiene la venia del gran capital, creen que puede ser más lento al aplicar los planes neoliberales, sospechan que es “izquierdista”.

Esta política virtual le vendió a unos 16 millones de votantes, un post moderno mesías, que se presenta como el salvador del país aplicando técnicas de excelencia empresarial aprendidas en los cursos gerenciales de la Coca Cola. Ofreciendo vocho, changarro y tele para el “paisanaje”.

Sin programas de gobierno, ni proyectos de nación, asistimos a la fabricación de un país virtual en base a discursos demagógicos. Lo que importó fueron los ratings de popularidad o la credibilidad de la actuación.

Hasta militantes de la “izquierda electoral”, pragmáticos del trampolín político, cambiaron por las cuentas de vidrio del “voto útil”, los principios que antes dijeron defender.

En la campaña electoral estuvo presente el capital financiero internacional, blindando la economía, observando el proceso y durante la elección, escogieron el resultado que trajera menos conflictos sociales postelectorales. Por eso Zedillo cumplió ágilmente el decreto del triunfo de Fox, desechando parcialmente lo que en diversos momentos usaron, el fraude electoral. Esto les garantizaba la estabilidad social necesaria para la continuidad del neoliberalismo.

Los centros del poder mundial y el sector empresarial trasnacional­ querían una elección “transparente y justa”, que les permitiera ocultar la existencia de una “dictadura empresarial”. Que la elección fuera percibida como justa, como legítima, para que así las políticas del triunfador también fueran percibidas como justas y legítimas.

Debe quedar claro que durante el proceso electoral estuvo en marcha la maquinaria del fraude de parte de todos los partidos políticos, en todos los niveles de representación (presidente de la república, senador, diputado, gobernador y alcalde).

De nuevo aparecieron varias formas del fraude electoral: el Ratón Loco consistente en que a los electores se les cambió de casilla sin avisarles con el objeto de cansarlos y desilusionarlos; el tamal donde algunos “votantes” recibieron paquetes de boletas ya preparadas y marcadas para introducirlos a la urna; el voto del miedo donde funcionarios de todos los niveles así como la mayoría de los medios de comunicación, mediante amenazas evidentes o disfrazadas, presionaron para que los electores votaran a favor de un partido; el carrusel con el traslado de los votantes a las urnas, mejor conocido como acarreo, coerción del voto o sea la compra del voto mediante dinero, materiales de construcción, fertilizantes, etc.; condicionamiento e inducción del voto mediante amenazas de conservar su trabajo o beneficios de programas sociales, corporativismo usando los sindicatos o corporaciones parecidas donde los lideres se someten a los intereses de un partido político, etc.; compra de representantes de partidos en el IFE (500 mil pesos en un caso concreto), etc.

Estas prácticas fraudulentas estuvieron presentes, en diferentes grados, desde las elecciones internas de todos los partidos y en algunos casos existió la campaña para perder, a cambio de las prebendas económicas y políticas.

La parte del fraude que les faltó ejecutar fue el desconocimiento de los resultados electorales que ya eran conocidos, para la elección de presidente. Flotaron en el ambiente electoral, el fraude cibernético, “la caída del sistema”, ahí fue donde intervinieron, el 2 de julio, funcionarios de la Casa Blanca y de los organismos financieros internacionales con sus “recomendaciones”.

Después de las elecciones, continuó el acento en la imágenes virtuales, en las ilusiones. “El país cambió”, “llegó la democracia”, “viva el cambio”. Los grandes inversionistas nacionales y extranjeros rebozaban con júbilo. En las semanas posteriores la bolsa se estabilizó y el peso se revaluó. Los promotores del inútil (para un cambio en beneficio popular), voto útil, se apuraron a escribir sus curriculum. La parte más reaccionaria de la iglesia tomó nuevos bríos frotándose las manos. Amplios sectores de masas, siguen mirando hacia el hombre de las botas con la esperanza de un cambio que realmente los beneficie.

Pero asomados desde la ventana de la experiencia histórica y del análisis de clase, vemos que la alternancia electoral resultante no garantiza un cambio en beneficio de la mayoría.

Necesitamos más que un cambio de membrete, una transformación profunda de las formas de producción, de las instituciones y de las formas de participar en las decisiones internas económicas, políticas y sociales. Un verdadero cambio democrático implica transformar la realidad nacional en que vivimos y para que esto se de, es necesario que en este momento luchemos por alcanzar por lo menos, una revolución democrático popular.

La alternancia ­es una parte pequeña de una propuesta de cambio a fondo, es el inicio, no un fin.

Debemos precisar, categóricamente, que la alternancia en el poder no es igual a democracia ni mucho menos cambio en las estructuras de poder económicas, políticas y sociales.

Debemos luchar contra la ilusión de que la alternancia ya es la democracia, mantener esta ficción puede tener como resultado reducir la visión de los actores políticos y las oportunidades de transformación de la realidad, debemos seguir insistiendo en la revolución democrático popular en alcanzar los objetivos que son posibles para el momento histórico e ir creando las condiciones para que lo hoy es imposible se vuelva posible mañana.

Debemos seguir educando a los cuadros y a las masas para que quede claro que la lucha es contra el sistema entero y de esa manera seguir avanzando hacia el socialismo.



2. Pérdida de la Presidencia de la República por el PRI



No podemos afirmar que con la derrota electoral del PRI ganó la democracia y ganó México. La derrota electoral del PRI no necesariamente trae consigo la justicia social en nuestro país.

La alternancia en el poder no significa la instauración de la democracia en nuestro país; aunque existen sectores sociales que así lo perciben y esto debemos tenerlo en cuenta para decidir nuestras políticas.

El principal factor en la derrota del PRI está en la lucha popular que durante muchos años libraron miles de mexicanos en diversas formas. Es un resultado de la resistencia popular a las políticas priístas, a su corrupción, a su demagogia, a su represión, a la explotación, a su entreguismo hacia el capital transnacional.

Esto dio origen a diversas experiencias organizativas y de participación política, que poco a poco generaron conciencia y desgastaron al PRI-gobierno.

En manos de los priístas el proyecto político, económico y social que surgió de la revolución de 1910-1917, fue alejándose cada vez más de los planteamientos de la constitución de 1917, hasta volverse necesaria una nueva revolución.

La reconversión que realizaron hacia el neoliberalismo, no los revitalizó, sino que aceleró su descomposición hasta llegar a ser incapaces de garantizar el nivel de estabilidad política y social que el capital financiero les exigía. Existía un proceso de descomposición y el 2 de julio el PRI-gobierno se derrumbó.

El proceso de descomposición del poder del PRI se evidenciaba en la desenfrenada corrupción de sus funcionarios, en la creciente necesidad de recurrir a formas cada vez más violentas de opresión, a la represión abierta, brutal y en los últimos años, los cada vez más escandalosos fraudes electorales, solo así podían seguirse manteniendo en el poder. En 1988 fue clara su derrota, pero la falta de combatividad de la cúpula del entonces Frente Democrático Nacional, permitió al PRI continuar en el poder. Los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, evidenciaron la creciente incapacidad del PRI-gobierno, al tener que recurrir, al método del asesinato para dirimir diferencias internas a niveles cupulares.

Los priístas perdieron la Presidencia en el 2000, pero ya habían comenzado a perderla desde la década de los 80.

La derrota electoral del PRI, agudizó sus contradicciones internas aumentando la posibilidad que algunas de estas se diriman violentamente.

Unas son producto de intereses particulares y de grupo en donde está en juego el poder económico y político a nivel local y personal, pero hay otras, las de carácter histórico y político que se refieren al rumbo del PRI y abren la posibilidad de que retome parte de lo que un día quisieron algunos de sus militantes, que fuera.

De esas diferencia en concepción resaltan la que existe entre los dos proyectos políticos y económicos que principalmente existen en su interior, “el nacionalista” y el neoliberal. De estos proyectos a grandes rasgos podríamos decir:

El “nacionalista” (más bien lo que quedaba de él), se abandonó paulatinamente, hasta casi desaparecer sus restos en los tres últimos sexenios. Hoy, por lo menos en el discurso, lo enarbolan de una manera más abierta (muchas veces formalmente), una parte importante de la militancia priísta.

Con diferencias y deformaciones en la interpretación y aplicación, paradójicamente fue, el proyecto de Lázaro Cárdenas y de muchos dinosaurios corruptos, represores y ligados al narco.

Ha tenido su expresión en la trama jurídico-institucional surgida de la Revolución Mexicana de 1910-17 y plasmada en la Constitución de 1917, (de palabra, su programa de acción).

En teoría (muchas veces demagógicamente), plantean que las necesidades nacionales pueden ser mejor satisfechas si se recogen y renuevan los planteamientos y demandas populares que dieron origen a la revolución, se reavivan los pactos sociales que el estado ha realizado con las organizaciones de masas (también entiéndase corporativización).

A esto se agrega que el estado interviene en muchas áreas para buscar la “confraternización” (planteada por Keynes), entre economía y política, el manejo nacional de los recursos, sobretodo los naturales, el fortalecimiento de la independencia económica, el ejercicio pleno de la soberanía en lo económico, social y político; mantener y ampliar el control de la nación sobre las condiciones generales en que se desenvuelve la producción. Esto en el contexto de una relación desigual y con varias experiencias de confrontación con la nación norteamericana.

Todo esto ha sido parte de un discurso, que en la concreción de las políticas, muchas veces solo ha sido demagogia. En la campaña política de Roberto Madrazo, durante la competencia interna como candidato del PRI, fue notorio el intento de reciclar este discurso.

El segundo proyecto, el neoliberal, impulsa las políticas de reestructuración capitalista que imponen las elites del capital financiero, encaminadas a restarle fuerza a la clase obrera y a las fracciones del capital, menos desarrolladas y concentradas, así como a facilitar su expansión y control de mercados y de fuentes de materias primas.

Desde el sexenio de De la Madrid han buscado despojar a los sindicatos de cualquier injerencia en la política y la economía nacional, tratando de circunscribir a la organización sindical a simples relaciones internas de la empresa; reducir al máximo la participación del estado como regulador económico y social; Buscan la estabilidad monetaria aún por encima del crecimiento económico; borrar las fronteras arancelarias que benefician el flujo de capital y ganancias, lo cual es ventajoso sobretodo para el capital extranjero; han desmantelado la industria nacional y dado marcha atrás en las nacionalizaciones; han disminuido el gasto de beneficio social.

¿Que pasará con el PRI? es una moneda que está en el aire. Podemos ver en el resultado electoral un rechazo a la política priísta, pero esta derrota es parcial, todavía no es definitiva, puede ser reversible.

Los mecanismos que el PRI usó para sostenerse en el poder por 71 años, no se han desmantelado o se ha hecho de una manera muy limitada y hoy obedecen a intereses particulares y de grupo. Las centrales corporativas, la clientela política subsidiada de muchas formas, los medios de prensa privilegiados, las estructuras paramilitares, las policías políticas, los sistemas de espionaje, los nexos y compromisos con el narcotráfico, la corrupción, todos están recomponiéndose, no han desaparecido.

En varios estados el PRI conserva fuerza, los caciques locales (Madrazo, Figueroa, Bartlett, la Loba, Antorcha Campesina y otros), lucharán, incluso entre ellos, por la defensa de sus intereses económicos y políticos, son una posibilidad cercana de violencia en diferentes lugares.

Pero también hay priístas (sobretodo en las bases), que ven la derrota electoral como la oportunidad de retomar lo mejor que alguna vez tuvieron los gobiernos posrevolucionarios: el deseo de adoptar una política social progresista.



3. Avance electoral de la derecha



Mucho se ha dicho de la contundencia del mandato popular ganado por Vicente Fox, sin embargo esto no es tan real, no deja de ser parte de la realidad formal que quieren que veamos. Pero las cifras no mienten.

Fox ganó con menos de 16 millones de votos, una cantidad menor a los que oficialmente obtuvo Zedillo en 1994, que fue de 17 millones, con la diferencia también importante de que en las últimas elecciones el padrón fue mayor. El abstencionismo fue de 36%. Más alto que el de las elecciones de 1994. No hubo una mayor participación porcentual de votantes.

El PAN obtuvo mayor cantidad de votos en estados donde no tenían una presencia importante, pudo capitalizar a su favor el voto de castigo contra el PRI.

La victoria de Fox se sustentó por su triunfo en los estados con población menos pobre. Fox ganó en las 13 entidades federativas con menores índices de marginación; marginación “baja” o “muy baja”. Perdió en las tres entidades más marginadas del país (Chiapas, Guerrero, Oaxaca). Labastida y Cárdenas ganaron en 12 de los 19 estados con peores índices de marginación en el país, los de marginación “muy alta”, “alta” y “media”.

La mayor cantidad de votos para Fox, se explica principalmente en el sentimiento de rechazo de gran parte de la población (no solo los que votaron), hacia las políticas priístas.

En este momento Fox, que cuenta con una imagen democrática, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, tiene el reto de cumplir su promesa de cambio o en su defecto ir chocando con los intereses del pueblo por sus políticas como la ley antiaborto, el IVA a medicinas y alimentos, privatizaciones de la energía eléctrica, PEMEX, etc.

Los que votaron esperan nuevas políticas, “un cambio”. Hoy tienen que enfrentarse a la concreción del cambio, ya no les sirve este como algo abstracto, detrás del sueño de cambio, de la retórica, el despertar será muy crudo, hallarán que allí sigue el neoliberalismo, con sus políticas antipopulares, profundizándose.

El “avance de la derecha” con el triunfo de Fox, es temporal y relativo, esto se revertirá con la implementación de las distintas políticas que impulsará el nuevo gobierno así como por el trabajo agitativo y organizativo que en todos los niveles, realicemos las diferentes fuerzas democrático-populares



4. Retroceso de la izquierda electoral



Uno de los descalabros más importantes que hubieron en el proceso electoral fue el del PRD. Durante varios años fueron importantes actores electorales en la oposición a algunas de las políticas priístas. Sin embargo, cuando menos lo esperaban, la preferencia electoral les fue adversa.

Surgido en 1989, como fruto de una importante jornada de organización y movilización de movimientos sociales y políticos, hoy parece ver agotada esta vitalidad inicial y debe revisar su experiencia.

Actualmente más que partido parece un frente en donde confluyen una serie de posiciones y fuerzas políticas en torno a una plataforma de acciones electorales.

A pesar del origen ligado a la lucha popular que tienen varias de las fuerzas y personas que lo conforman, gradualmente ha hecho a un lado la necesidad de estar en las luchas sociales y en cambio ha privilegiado la lucha electoral. Su práctica política está centrada en la dimensión “institucional”. Las instituciones existentes, estatales, económicas, sociales y culturales, han sido su marco y casi su único horizonte posible.

No pudo mantener y fortalecer la posición ventajosa que obtuvo en 1997. Sus errores de gobierno en los lugares donde han gobernado como la represión a organizaciones del movimiento popular, el incumplimiento de compromisos adquiridos con la lucha del pueblo, el alejamiento de muchas de las necesidades populares, su enfrentamiento con organizaciones del movimiento popular (como el Consejo General de Huelga y el Frente Popular Francisco Villa), la corrupción, su práctica “priísta”, su doble discurso, lo llevaron a perderla.

Los cambios que han producido en su experiencia de gobierno han sido acotados, no solamente por la redistribución del poder a favor del capital mundial, sino por su visión política, la que en varios momentos ha sido plegada a posiciones conservadoras, esto en algunos casos podemos explicarlo por el pasado priísta, en otros no. Sus reformas no han atacado la esencia de las estructuras de dominación.

Su proceso interno de marzo de 1999, para elegir su dirección dejó claro hasta donde las formas de hacer política correspondían a los de la vieja cultura priísta. Después de esa jornada se evidenció la autocomplacencia, el conservadurismo y la falta de autocrítica, lo que le restó mucha credibilidad entre los sectores electorales que los apoyaban.

Con tal de ganar las elecciones, inmediatamente, a costa de lo que sea, han tenido al pragmatismo como eje rector en la selección de candidatos.

Sus candidatos externos han sido principalmente expriístas, muchos de los cuales buscaron su incorporación al PRD, después de que no se les concedió alguna prebenda política; que “la revolución no les hizo justicia”. El PRI hasta cierto punto se ha refundado en el PRD, reeditando, en buena parte, las actitudes y formas priístas de hacer políticas.

Los diferentes grupos que existen en su interior lejos de aglutinarse en torno a tesis e ideas, lo han hecho alrededor de la búsqueda, la conservación y la ampliación de espacios de poder para ellos mismos, anteponiéndose muchos de estos intereses particulares y de grupos al interés de ese partido.

La práctica facciosa de las corrientes, las ha convertido en grupos de poder que se disputan posiciones internas y cargos de representación popular, determinándose la vida interna por este juego faccioso.

Actualmente es notorio el alejamiento que tiene el PRD de los movimientos sociales.

Después de los últimos resultados electorales, han surgido múltiples voces internas que exigen:

a) Una redefinición de su política.

b) Dejar atrás el pragmatismo y apegarse a principios.

c) Contar con un programa claramente de izquierda que lo diferencie del discurso y proyecto “nacionalista” y “antineoliberal” de ciertos sectores del priísmo.

d) Propuestas concretas.

e) Superar la lucha que por los espacios políticos llevan a su interior los diferentes grupos. Procurando que se constituyan realmente en corrientes, aglutinadas alrededor de ideas y de propuestas que den vitalidad al partido. De no normarse la existencia de las corrientes internas, solo se lograrán cambios parciales y la vida interna del PRD seguirá determinada por el predominio del juego faccioso. Esta normatividad deberá combatir las decisiones extralegales y todos deberán apegarse a ella. Los liderazgos, deben subordinarse a las instancias colectivas.

f) Regresar el partido a la sociedad. Que deje de ser un partido que únicamente despliega su actividad en torno a las jornadas electorales y dentro de las instituciones oficiales y se ligue a la lucha popular. .

g) Combatir la corrupción al interior del partido.

h) Atraer hacia el partido a los mejores cuadros de la lucha por un México justo, moderno y democrático, que se encuentran en las luchas sindicales, por la autonomía y los derechos indígenas, por una educación laica, por la tolerancia y el respeto a la sociedad, sean o no militantes del PRD.

i) Superar la dinámica inmediatista y electorera, elaborando lineamientos estratégicos para cada periodo.

j) Fortalecer las fuerzas internas.



5. Dispersión del movimiento democrático revolucionario



De varias organizaciones revolucionarias clandestinas su táctica fue la de hacer presencia (en general poca), en una u otra forma, expresando su visión del proceso electoral. En lo general se coincide en considerar la lucha electoral como una forma más de lucha, válida, con otras para coadyuvar al cambio democrático revolucionario que necesita nuestra patria y se llamó a defender el voto, a luchar contra el fraude electoral, a vigilar el cumplimiento de las promesas y expectativas de cambio creadas durante la campaña electoral.

Se varió en la visión sobre los candidatos del PRD. Unos pocos, quizá a nivel individual, negaron la existencia del fraude electoral al interior del PRD, en los procesos internos en varios estados. La realidad demostró que reciclaron las formas priístas de hacer política, para imponer sus intereses de grupo.

No fue posible, para el movimiento democrático clandestino, contar con una plataforma política unitaria, lo que puede ser expresión tanto del momento de desarrollo, como de la actual incapacidad de los proyectos e individuos para acercarnos, coordinarnos y buscar alianzas o procesos de unidad.

El proceso de atomización en el EPR, aunque liberó fuerzas y capacidades que permiten a la larga, una mayor acumulación también agrega mayor dispersión a la unidad revolucionaria.

El proyecto que construimos en el EPR a pesar de que usamos deficientemente nuestras fuerzas políticas y militares, de que no movilizamos a las masas para un enfrentamiento político mas frontal, inteligente y combativo (que no las desorganizara ni desmovilizara), de lo poco oportuna que fue nuestra presencia (a veces ausencia) en las coyunturas, de la indefinición en algunos aspectos políticos, de la falta de proyecciones estratégicas, era una posibilidad latente de concentración de nuestras fuerzas y la posibilidad de estar presentes en diferentes momentos políticos.

Los que salimos del EPR y las organizaciones que se han venido formando, no hemos agotado el proceso de reflexión interna y es posible esperar nuevas redefiniciones. El punto principal está en la concreción de cual es la herencia a la que se renuncia, que se retoma y que y como se modifica. El actual proceso no hay que verlo como malo, es la oportunidad de refundar, conformar y hacer posible un movimiento revolucionario ética y políticamente superior.

Al salir del EPR, pasamos de la crítica mediatizada dentro del partido en que estuvimos a una emancipación racional de la crítica fuera de éste. Pero debemos avanzar con mayor celeridad de la crítica de una visión deformada del partido a una propuesta y conciencia del partido que planteamos y deseamos.

Dentro de este esfuerzo es necesario reflexionar sobre el papel que jugaron actitudes y formas de hacer política que se usaron al interior del PDPR-EPR, que se aceptaron como elementos necesarios y válidos de una relación política revolucionaria, sin serlo y que fueron minando la vida interna.

Sobre esto se ha abordado poco, pero hay que hacerlo, las diferencias no solo fueron en estrategia, táctica y métodos, sino en una serie de aspectos que llevan a reflexionar sobre la necesidad de una nueva ética.

Estas formas enquistadas, larvadas, no han desaparecido y hoy se están reciclando, debemos esforzarnos por erradicarlas solo así estaremos en condiciones de conformar una fuerza éticamente superior.

Destacan entre las formas que debemos erradicar:

El hegemonismo: En donde un compañero o grupo de compañeros, desde una posición de fuerza, teórica o práctica, quiere únicamente sumar fuerzas a su posición política, subordinando a los demás. Pretendiendo imponer la dirección desde arriba, acaparando cargos e instrumentalizando a los otros. Pidiendo su cuota por los derechos de autor de tal o cual planteamiento, por ser los más viejos, los históricos, los dueños de “la hacienda” (a la que no pueden entrar otros sin su autorización), cuidando “su coto”. Es necesario respetar a los demás, compartir las responsabilidades.

El protagonismo: el yo hice, el gracias a mi, sin mi no hubiera sido posible esto o aquello, que lleva a situarse por encima de la colectividad y a considerar, mucha veces equivocadamente, que los méritos propios son mayores que los de otros.

La competencia insana: Que lleva a estarse comparando constantemente, no para hacer mejor el trabajo en beneficio del pueblo, si no para demostrar que se es mejor que el otro. Convirtiendo la visión “del jinete más chingón de la pradera” en la de si mismo y la contraria para los otros y esto a su vez en un fin.

Colocar los estímulos materiales sobre los morales: Es necesario revalorar el papel de la relación de los estímulos morales y los materiales, ser categórico en el papel preponderante que deben tener en todo momento los morales. Redefinir la política de adquisición y administración de recursos, con autocrítica, sin falsa modestia.

Dejar de crear necesidades, como la de que todo responsable debe tener dos carros, quiero el carro mejor, la mejor computadora del mercado y otros parecidos, que llevó a algunos compañeros a acumular ciertos bienes, casas, carros, mientras era evidente su falta de interés en el trabajo revolucionario. Algunos de estos siempre estaban ocupados, formalmente eran muy trabajadores, aunque su trabajo no avanzaba y a veces hasta decreció.

La doble moral: En varios aspectos del trabajo revolucionario existieron rasgos y expresiones de una doble moral. Se planteó una ética para las relaciones familiares, de pareja, el uso de los recursos, la educación de los hijos, que tuvo una concreción alejada de la teoría.

Esta doble moral en el aspecto económico se reflejó en que se denostó a los que tenían vehículos, pequeños, casas (o viviendas), con pocos muebles o sin ellos, gastos más limitados mientras se ocultaba la existencia de camionetas y vehículos de lujo, gastos superfluos (copas de plata, de cristal, vinos importados, vacaciones en Cancún y otros lugares parecidos, con el convoy de camionetotas), presupuestos familiares que superaban al de algunas zonas (como el de F y A en 1994, de 10 mil pesos mensuales, equivaliendo a más tres mil dólares en ese momento). Hijos en escuelas particulares caras, mientras se criticaba esto ante la militancia.

Hubo quienes conocían esto y lo ocultaron, llamaron compartimentación a su complicidad. Al mismo tiempo otros, por mucho menos, fueron sancionados y colocados en la picota de los corrillos.

Igual sucedió con las relaciones de pareja ya que se sancionó a compañeros solteros por involucrarse sentimentalmente en el marco de una tarea mientras la dirigencia estratégica ocultaba ante el resto de la militancia, la poligamia de F, autoerigido en ejemplo de actitud correcta ante la vida.

La descalificación: desacreditar, restarle autoridad a algo o alguien. Descalificar al otro para autocalificarse. Presentarlo ante otros como el que no sabe, el que no puede, el que está mal y al mismo tiempo presentarse uno como el ejemplo a seguir, el que hace las cosas bien. Tener una visión fija, detenida, de los demás, los que una vez hicieron o dijeron tal o cual cosa y siempre serán así.

Debemos dejar de usar los clichés sicológicos (eres reactivo, tienes afán de reconocimiento, y otros) para esconder o favorecer una posición política. Todo esto sin probar nada, muchas veces fuera de los canales y formas que se decía debían respetarse. Convenciendo a los otros con el repetir, repetir y repetir.

Para algunos compañeros, los que más ejercieron esta forma, esto fueron “minucias”, para los que vivieron la posibilidad latente de la expulsión, de la “hoguera inquisidora”, ante la que se tenía que “aceptar” para sobrevivir políticamente (y quien puede asegurar que no hasta físicamente), lo que fuera, aunque se estuviera seguro que aquello no era así (“que la tierra se movía”), los incómodos por críticos, por propositivos de puntos de vista diferentes, los “respondones”, los que “quien sabe si se lograrían”, es diferente pues retardó el desarrollo colectivo como proyecto revolucionario.

Tenemos que darle a la ciencia su lugar, tener en cuenta el criterio de la práctica para definir lo que aceptamos o rechazamos, revisar como hemos entendido esto, crítica y autocríticamente. Dejar de invocar a la práctica, para exorcizar los malos espíritus y seguir descalificando.

Los corrillos: Esas afirmaciones de cosas, de hechos, que no se probaban y que muchas veces ocupaban el lugar de la lucha ideológica. Afirmaciones que se iban extendiendo por aquí o por allá, repitiéndose, “haciéndose verdades” que no se demostraban, que no se investigaban mientras tenían un valor utilitario, se propalaban. Hoy, los corrillos siguen existiendo, usándose para fortalecer posiciones políticas, de personas o de organizaciones, para descalificar a otros, enrareciendo el ambiente.

Hay que recordar que los corrillos han sido una de las formas usadas en la labor de la inteligencia contrainsurgente para favorecer, enmascarar o facilitar sus acciones, intoxicando la vida interna de las organizaciones para poder encubrir la infiltración. Por ética y por seguridad debemos desechar el rumor y los corrillos.

El pragmatismo: Que aceptaba como válido, verdadero, justo, “revolucionario” lo que servía, lo que era útil, para alcanzar un fin sin importar los medios, sin importar que se desecharan o pisotearan los principios.

Se usó y se usa un falso manejo de la teoría revolucionaria para justificar una práctica, por más contraria que sea a los principios revolucionarios, sin importar como, al fin que después se puede justificar cualquier hecho.

Se usó como criterio de verdad la utilidad, el uso que podíamos dar a los conceptos o los hechos. Se supeditó la verdad a la conveniencia, asumiéndose algunos como los portadores de la verdad (sin tenerla), de los intereses del pueblo y de la revolución (sin serlo). Se desarrolló una práctica voluntarista, donde el fin justifica los medios; debemos retomar solo los medios que correspondan a nuestros objetivos revolucionarios.

La absolutización: esa visión que “daba” a nuestros conocimientos, conclusiones y planteamientos un carácter acabado, absoluto, inamovible, total, que llevó a perder de vista que esto era una verdad limitada, aproximada, relativa de una realidad en cambio, en transformación y que llevó a tener una serie de verdades únicas, sobre la lucha, la historia (nacional e internacional), el ejército revolucionario, las masas, el partido, los otros. En donde el partido (muchas veces entiéndase la conducción estratégica, que en los hechos lo sustituía), terminó sacralizadamente siendo el portador final de la verdad de “todo”.

El militarismo: Originado en la concepción de considerar lo armado como condición para ser revolucionario y que llevó en la práctica a subestimar la lucha política y el papel de las masas, a colocar al ejército en una relación de predominio sobre el partido, a la generalización de métodos autoritarios que se extendían hasta la relación familiar, la descalificación de los que eran malos para lo militar, la calificación cuando eran buenos para lo militar, andar armados sin necesidad. Algunos fueron detenidos sin usarlas y otros dejaron a compañeros en manos del enemigo sin utilizar el arma que tan pomposamente portaban. Se declaró ¡Estamos en guerra!, cuando no habían combates, deformando la visión de la militancia sobre la guerra.

El dogmatismo, considerando la teoría revolucionaria como algo acabado sin necesidad de incorporarle nuevos hechos a este conocimiento, como un proceso cerrado. En donde teníamos que apegarnos a la letra y no tener en cuenta el espíritu y las consideraciones de tiempo y lugar que necesariamente se requerían, desechando en los hechos, el análisis concreto de la realidad concreta.

Esto llevó a anquilosar la teoría, a petrificarla, a volverla letra muerta, cementerio de ideas (contrastando con la declarada necesidad de desarrollarla), a cerrarnos a la riqueza de la vida, de la lucha revolucionaria. Llevábamos como EPR una práctica política llena de verdades “oficiales” que no admitían discusión y que tenían que aceptarse a ojos cerrados, por las instancias inferiores o los militantes subordinados. Dogmáticos hasta con las ciencias médicas biológicas, y naturales. Siempre queriendo adaptar la realidad a una teoría que por las limitaciones históricas y naturales de los que la formularon, no contempló algunos fenómenos o lo hizo insuficientemente.

Al salir del EPR, algunos compañeros niegan la validez del marxismo leninismo, argumentando la necesidad de suplirlo con las corrientes actuales. Otros compañeros persisten en el anquilosamiento que se refleja en sus análisis sobre el último proceso electoral. Hay quienes se esfuerzan por asimilar críticamente las ideas de Marx, Engels, Lenin y demás revolucionarios, usándolas como herramientas para analizar y dar alternativas concretas a nuestra realidad concreta. Y otros sostienen una mezcla incoherente de conceptos eclécticos. Ojalá que todas estas sean diferentes formas de un proceso en el que debemos arribar a estudiar, entender aplicar en nuestra praxis, lo más avanzado de las ciencias sociales y la filosofía.

El doctrinarismo, que impone algunos aspectos de la ideología revolucionaria, muchas veces mal entendidos, adoptando formas que se alejan de su contenido, de su esencia y cayendo en la práctica de sustituir a la teoría con la ideología. O imponiendo la teoría como un dogma desde la visión de que es universal y sus principios no cambian en ningún momento o lugar.

La intolerancia política, que llevaba a rechazar y descalificar otras interpretaciones de la realidad, de la línea política, de la revolución. Considerando la visión propia como la única válida. No es un rechazo a las interpretaciones burguesas o pequeñoburguesas, como se les llamó muchas veces para descalificarlas, sino a interpretaciones de otros revolucionarios. Intolerancia que no solo era hacia fuera si no que también tenía sus expresiones al interior.

Desde esta visión fueron acusados de pequeñoburgueses, trotskos, revisionistas, mencheviques y hasta de policías, compañeros que se encuentran participando en la lucha revolucionaria. Otros fueron asesinados.

La limitada capacidad teórica y de análisis: No basta con la declaración platónica de la necesidad de adquirir la capacidad teórica científica de análisis y alternativa, es necesario luchar por adquirirla. Contar con planes muy claros para esto, revisarlos y actualizarlos. Por otro lado es necesario participar con nuestras propuestas en las distintas coyunturas que se presentan, así como expresarnos sobre diferentes problemas de interés social. Eludir hablar de ciertos sucesos y fenómenos no hace que desaparezca el interés que existe por saber que decimos de ello los revolucionarios.

La falta de autocrítica: Que llevó muchas veces a culpar a otros de los problemas y errores que se daban en nuestra práctica, lo que en algunos casos fue producto y expresión de la visión “vanguardista” y de haber aprendido a decir como debían ser tales o cuales actitudes y principios y en vez de ser como se decía, se aprendió en lo individual a fingir que se era revolucionario y en lo colectivo a esconder errores, insuficiencias y desaciertos, de ahí “los treinta años sin errores”. Esta falta de autocrítica no fue generalizada, pero al darse en parte de las instancias de conducción, nos afectó severamente. Debemos asumir la autocrítica como una necesidad del trabajo revolucionario que evita que nuestra praxis se desnaturalice.



Posible repliegue estratégico o desaparición del EZLN



La coincidencia de algunas proyecciones que realizan algunos analistas e historiadores de la posible desaparición del EZLN y su coincidencia con algunas informaciones que se tienen de la existencia de una situación de desgaste interno de ellos, nos debe llevar a contemplar la posibilidad de esto y la posible existencia a corto plazo de una situación en donde el espacio político que ellos llenaban se convierta en un vacío de participación, organización y alternativa. Vacío que favorecería al estado mexicano y que será necesario revertir. ¿Cual debe ser nuestro papel?

Primero. Debemos estar listos para apoyar al EZLN en lo que sea necesario para la continuidad de su proyecto.

Segundo. Debemos contar con un plan para revertir la situación de desventaja política que pueda darse con la desmovilización del EZLN.



6. Conclusiones



Hubo cambio de régimen, cambió la forma de representación política de la burguesía con continuidad en los planes económicos y una recomposición de las elites que gobiernan. Sigue intacto el poder real, el del capital financiero aliado y subordinado al capital financiero internacional, que conduce “la transición mexicana a la democracia”.

La dominación de clase está intacta, se está reciclando.

Fox y el panismo representan una opción conservadora en términos socioeconómicos y políticos, así como retardataria e intolerante en materia cultural; en suma, un proyecto que procura institucionalizar, la exclusión.

Se evidencia un deficiente nivel de educación política de las masas, lo que debemos verlo autocríticamente como una escasa influencia del movimiento revolucionario, en su conciencia política.



7. Tareas



Definir los aspectos esenciales de nuestra organización.

Sentar los cimientos metodológicos, éticos y de principios que nos regirán.

Elaborar, discutir y aprobar nuestros documentos básicos.

Conformar el andamiaje de la estructura política en que participamos.

Intensificar el esfuerzo de formación de nuestros cuadros, dotándolos de las herramientas político militares necesarias y fortalecerlos ideológicamente.

Sistematizar, conceptualizar y transmitir las experiencias de nuestra práctica.

Prepararnos para enfrentar política y militarmente al gobierno de Fox.

Definir un análisis de la situación actual como zona, las propuestas y su respectivo plan de trabajo tanto en lo político como en lo militar.

Contar con plan estratégico y proyecciones para cada una de las áreas de trabajo.

Elaborar con especial urgencia la proyección estratégica para el trabajo de masas y la construcción del poder popular.

Debemos contribuir a la movilización de las masas, al desenmascaramiento de las medidas antipopulares. Tener claro que en este momento es necesario reactivar la resistencia de las masas contra las políticas antipopulares, en este caso foxistas. En general, el enfrentamiento de las políticas impulsadas por el gobierno foxista contra los intereses de la mayoría de los mexicanos desenmascarará la posición de su gobierno.

Elaborar plan para una ofensiva de masas.

Llevar a cabo permanentemente sesiones de análisis con el objeto de ampliar y actualizar nuestra visión política y orientar mejor nuestro quehacer diario.

Impulsar cursos de formación marxista y leninista, donde confrontemos lo interpretado por cada uno en el estudio, analicemos críticamente esta teoría y avancemos en la indisoluble relación que tienen teoría y praxis política.

Definir el papel, las formas y el ritmo que tendrán las acciones armadas, en esta coyuntura.

Definir un método para las escuelas y cursos.

Enseñar que poco a poco los compañeros vayan adquiriendo experiencia en el trato con las masas y responsabilidad con los pueblos.

Poder iniciar un análisis de la experiencia vivida en el trabajo de masas, y la construcción del partido, el ejército y el poder popular.

Continuar con los trabajos de recuperación económica, definiendo nuestra política de adquisición, y administración de recursos. Sentar las bases para obtener un fondo para la lucha.

Impulsar para las masas una plataforma de lucha en la que pueden ir entre otros puntos los siguientes: Estado de derecho; Respeto de la soberanía popular; Régimen de equilibrio de poderes; Federalismo; Un proyecto que parta, sin corporativizar, de un nuevo pacto político y social; Desarrollo y crecimiento con soberanía; Reordenar la economía en beneficio popular; Reforma rural que saque al campo del actual marasmo; Preservar la identidad de los pueblos indios, sin marginación; Cumplimiento de los acuerdos de San Andrés; Una nación, que abra oportunidades a la esperanza de los jóvenes; Respeto a los derechos humanos y libertades políticas. (agregar los aspectos más importantes de los 45 puntos incluidos en el documento de línea política).

Con el PRD, acercarnos a sus militantes honestos, especialmente a los que tienen una experiencia de lucha ligados al movimiento popular.

Si la alternancia abre un espacio para el debate, para la discusión de opciones políticas, entonces, aprovecharlo y participar en esto con nuestros planteamientos y propuestas, con nuestra capacidad, y coadyuvar en la claridad política y en la movilización del pueblo.

Acercarnos a los priístas honestos de base que hoy pretendan adoptar una política social progresista.



ANEXOS

1. Algunos comentarios sobre el futuro



Fox propone una democracia “para todos”, sin adjetivos. En los hechos, impulsará un modelo de democracia elitista en la que competirán miembros de la elite política dominante y a los ciudadanos le quedará, seleccionar, a través del voto, a uno de los competidores. Es una democracia sin diferencias programáticas e ideológicas significativas. En donde hacer política será administrar las ganancias del "libre mercado".

Será una democracia controlada desde arriba, donde las estructuras tradicionales del poder permanecen intactas, vestidas de una legitimidad formal.

La concepción general de la política social no será modificada, si acaso se volverá más teletón asistencialista. A fin de cuentas, lo relevante era quitar al PRI de la presidencia.

Encerrado entre el compromiso tácito o explícito de no modificar la estructura de distribución de la riqueza y del ingreso y la necesidad de obtener el apoyo de los ciudadanos (en votos, o simpatías), Fox también adoptará un populismo conservador, que podría ser como el de Alberto Fujimori en Perú o Carlos Menem en Argentina.

Un estilo populista de gobernar con un vínculo directo (por lo menos aparentemente) con la ciudadanía, un liderazgo sustentado en características personales, y una política social asistencialista, (con sus limitaciones) con un conservadurismo económico extremo. Más exactamente un “populismo neoliberal”.

Podríamos esperar un gobierno conservador, pero sobre todo, un régimen político conservador legitimado por un proceso electoral aparentemente limpio.

Su propuesta de un país de cuentapropistas. Apunta a que se hará un esfuerzo importante para la modernización del sector informal, para que sea una reserva útil, flexible, de fuerza de trabajo barata y bien dispuesta. Su economía de subsistencia (con todo y tele) llevaría a una generalización del trabajo domiciliario basado en la superexplotación.

Fox es una respuesta ligth a una crisis estructural profunda. Un buen actor para la sociedad del espectáculo, de la representación.

Existe un divorcio abismal entre el discurso y la práctica real. Una contradicción escandalosa, que ya se evidenció durante la campaña cuando Vicente Fox reivindicó la lucha por los desaparecidos de los años setenta. La intolerancia de Fox y su interés de clase pueden conducirlo rápidamente hacia un autoritarismo de nuevo tipo.

Cuando Fox habla de democracia en estado puro, para todos, solo busca la legitimación ante diversos grupos y trata de negar validez a las propuestas de democracia que realizan otros actores políticos.

Algunas de las alianzas que han sido parte del sistema político mexicano, están siendo rápidamente recicladas alrededor del nuevo presidente, buscando usarlas en provecho de su proyecto político. Incide en este proceso el poder económico y político del narcotráfico que se reacomoda al interior de “nuevo” gobierno.

No importa cuantas veces vaya a la Villa de Guadalupe, o incluso a bailar a Chalma, es imposible que tenga una ciudadanía pasiva, tolerante, “civilizada y responsable” cuando la pobreza está afectando a más del 40% de la población, con unos 20 millones en la miseria y el 70% de los mexicanos gana debajo de los tres salarios mínimos. Es previsible esperar una resistencia creciente al proyecto conservador foxista, a la "democracia sin adjetivos" que no redistribuye la riqueza.

También parece inevitable un conflicto por intereses económicos y políticos entre el gobierno de Vicente Fox y las antiguas fuerzas del priísmo. Un choque entre los sectores inversionistas más dinámicos y los oligarcas y caciques locales que impulsan métodos empresariales de explotación más atrasados, semifeudales y que obstaculizan el libre flujo del capital.

Existen intereses que buscan reciclar el autoritarismo y los mecanismos de control y dominación, y que las cosas sigan iguales. Los restos del sistema de poder que sustentó al PRI no se han desmantelado, siguen ahí, por lo que hay fuertes posibilidades de regresión, si no avanzamos en la organización popular tanto abierta como clandestina.

La posibilidad de empezar a cambiar la situación económico social depende de terminar con las estructuras políticas y económicas existentes. De revisar el proceso de privatización de empresas y bienes públicos llevado a cabo en los dos últimos sexenios, De investigar los fraudes de la burocracia política priísta. De romper las relaciones del Estado con los cárteles del narco. De procesar a los responsables de los crímenes de Estado. De detener a Carlos Salinas y a sus cómplices. De proceder contra los que defraudaron a la nación con el Fobaproa. De reorientar la economía en beneficio de la mayoría.

En esto es difícil que Fox se comprometa a fondo, a lo más podríamos ver, como en el inicio de los gobiernos priístas, el impulso de dos o tres medidas espectaculares, demagógicas, para “taparle el ojo al macho”, para que no cambien las cosas.

Los mecanismos de control y de dominación del sistema de partido de Estado se desarrollaron en las últimas décadas a partir de entidades públicas, pero también de instituciones privadas, desde organizaciones sociales hasta medios de comunicación, que buscan reacomodarse con el nuevo gobierno y las que no lo logren tal vez entren en conflicto con él. Algunos movimientos que se están dando en la cúpula del priísmo obedecen a este reacomodo.

Es importante orientar la lucha política, a no permitir que los grandes problemas nacionales se negocien a espaldas y en contra del pueblo, criticar y exigir a las dirigencias de los partidos que no lo hagan así, aclarar que ellos no representan a la sociedad, que no pueden actuar por encima de todos, que muchas veces no llevan el sentir y el pensar de la sociedad. Las grandes decisiones deben consultarse con los ciudadanos por la vía del referéndum y la consulta .

Ni siquiera el PRD puede pretender que representa al pueblo ni hablar por toda la izquierda, sobre todo la social. Las elecciones dejaron claro que no tiene autoridad moral ante amplios sectores de la sociedad.

Sentar las bases de un nuevo régimen solo puede ser con la participación de la sociedad.

No debemos perder de vista que los nuevos dueños del mundo son los poderes económicos transnacionales. Sus intereses se han ido convirtiendo en normas para los Estados. Hoy los mercados gobiernan, los acuerdos comerciales sustituyen a las constituciones de los países, los gobiernos obedecen y gestionan, son una oficina de sus intereses económicos. Al enfrentar la política de Fox, estaremos enfrentando al poder económico transnacional, por lo que se hace urgente internacionalizar la solidaridad.



2. Reflexiones



1. El pensamiento dominante nos ha impuesto como concepto para llamar a este momento de la internacionalización del capital el de "globalización". La globalización es imperialismo que trata de camuflarse, esconderse bajo este nombre, retomando a Petras diríamos “es una palabra utilizada por los grandes empresarios de Estados Unidos que no querían obviamente tener un concepto peyorativo con antecedentes negativos”.

2. En la fase imperialista, el capitalismo está cada vez más concentrado, es más oligárquico, el capital financiero marca las reglas del juego, el verdadero dueño del mundo. Sus intereses se han ido convirtiendo en normas para los Estados. Los mercados gobiernan, los gobiernos obedecen y gestionan. Existe un mercado financiero de estructura especulativa, en proceso de globalizarse, cuyo principal objetivo son los beneficios empresariales, subordinando o despreciando el carácter social que debe tener la economía.

La nueva organización del trabajo y las posibilidades que ofrece la revolución científico-técnica (electrónica-informática) empuja la economía mundial a que exista un porcentaje de 80% de trabajadores desempleados, pues sus necesidades quedarían colmadas con un 20% de trabajadores, es decir un capitalismo “con pocos trabajadores”.

3. Se aspira a reducir incesantemente los costos salariales para obtener mayores beneficios para unos cuantos. Los perdedores de la globalización serán la mayoría de los ciudadanos globalizados, excluidos.

4. El control que los mercados financieros ejercen sobre los gobiernos hace que exista la permanente amenaza de ser sancionados por los mercados si llegaran a oponerse a la lógica de la “nueva economía”. El ideal: un capitalismo sin Estados y sin reglas. Los acuerdos sobre la globalización se le imponen a los Estados. Los Estados en esta fase imperialista de la economía, cada vez tienen menos atribuciones reguladoras, de carácter social y económico. Conservan las atribuciones represivas, a través de los cuerpos policiales y militares, y pueden ser auxiliados, por el gendarme del nuevo orden internacional. Los hechos han demostrado que se puede intervenir militarmente en cualquier país, solo hay que lanzar previamente una hábil campaña en los medios de comunicación para contrarrestar la solidaridad de los pueblos.

5. En la actual fase de desarrollo de la economía capitalista, las contradicciones de clase adquieren un carácter internacional.

6. El juego de la democracia formal, para la acción política tiene trampas y argucias, para que parte del pueblo a delegue su acción política, en la clase política, que impide la participación ciudadana directa, rechaza la observación pública de los funcionarios el control de la actividad política de los cargos electos y la revocación cuando incumplen el mandato popular.

En este juego formal de la democracia burguesa, a los oprimidos se les permite participar en política, cada equis años, para que depositen una papeleta en una urna, con la esperanza de que los escogidos resolverán sus problemas, al cabo de un tiempo llegará la desilusión y de nueva cuenta en otro proceso electoral, se volverá a sembrar esperanzas, para que vuelvan a votar por otros nuevos.

7. Para que los problemas se resuelvan se requiere la participación directa de cada uno de los ciudadanos, con normas que permitan a estos, en cada momento el control de los asuntos que les afectan directamente.

Para que triunfe el proceso de transformación social, es necesaria la participación directa de las masas, y para que las masas participen directamente en ese proceso, es necesario realizar un trabajo perseverante de educación política con ellas para que dejen de ser una clase en si y se conviertan en clase para sí, es decir conscientes y organizadas políticamente.

Perder de vista esto y dedicar el esfuerzo político a conseguir más papeletas para las urnas termina por integrar en el sistema a los partidos, organizaciones y personalidades que alguna vez se plantearon la defensa de los intereses del pueblo. Muchos de sus miembros cuando llegan a cargos públicos terminan corrompiéndose, y hasta convertidos en represores.

Por eso para nosotros la participación en un proceso electoral es una oportunidad más de movilizar, educar, ampliar nuestras relaciones políticas y cuando se ocupa un cargo político debemos usarlo para fortalecer el poder popular. Lo más importante es la lucha popular, la construcción desde abajo, de un poder del pueblo.

El juego político burgués, es tan perverso, que muchos de los que entraron a él sin una concepción clara del carácter clasista del Estado y su democracia, han sido absorbidos. Y han llevado al seno de su partido u organización, métodos burgueses. Otros de los que consiguieron alguna parcela de poder institucional, se han dedicado a tratar de conservar o acrecentar dicha parcela de poder en beneficio personal o de grupo. Poco han utilizado esas tribunas, como plataformas de agitación, denuncia, gestión o movilización que ayude a la participación y organización del pueblo. Generalmente solo se acuerdan del pueblo y se acercan a él, en los periodos electorales, para que deleguen en ellos su responsabilidad política, para pedirles el voto que les ayude a gobernar al pueblo, sin el pueblo. El resto del periodo legislativo, se esconden en sus curules y oficinas, alejados del pueblo, no aprovechan el cargo para tener una relación directa e incidir por lo menos, en la solución de sus problemas. Mucho menos hacen algo para la educación y organización del pueblo.

Los ciudadanos no nacen con claridad política y menos con una visión de clases, son víctimas de un sistema, que le obliga a asumir una cultura y una forma de vida, contraria a sus intereses y que le impone la ideología de la minoría social que ostenta el poder.

En tanto la sociedad esté dividida en clases sociales, en tanto existan explotados y explotadores, la opción de decidir, para los explotados, es formal. La libertad de actuar en el marco de este juego político sin claridad de las contradicciones de clase, de las causas de sus problemas, le da un carácter formal.

8. Es necesario impulsar la educación política de los oprimidos, invitándoles a que asuman el protagonismo político que les corresponde y se organicen para la acción política permanente. Las masas tienen que adquirir el suficiente grado de organización y cultura política, que les permita tomar en sus manos su destino. Ese grado de organización por el enfrentamiento contra el neoliberalismo, tiene que adquirir un carácter nacional e internacional. Nadie puede salvar al pueblo. Es el pueblo el que tiene que asumir su propio protagonismo. La historia de la humanidad así lo confirma.

Coadyuvemos a construir un ascendente poder del pueblo, que logre un ejercicio real de la soberanía popular a lo largo de la lucha democrática revolucionaria y socialista.

Para esto es necesario construir una nueva cultura política en donde sea una realidad, mandar obedeciendo, representar sin suplantar, educar y aprender, proponer y no imponer, incluir y no excluir y decidir por consenso lo esencial y no solo lo secundario.

9. En este juego “democrático” las victorias electorales, se deben a unos cuantos intereses económicos. No importa que partido o individuo gane, entre una pequeña y controlada gama de opciones, la influencia está asegurada.

10. Es necesario generar paralela y previamente a la toma del poder, en la democracia formal, formas de organización y participación masiva de todo el pueblo, verdaderamente democráticas. Formas que en un principio, son de lucha contra el poder establecido, pero que una vez asumido el poder, son capaces de convertirse en gestoras del nuevo poder político y económico. Formas que permitan la elección y la revocación de los funcionarios públicos en cualquier momento, cuando así lo decidan los electores de cada nivel, o lugar en sus respectivos ámbitos.

Ningún partido por muy comunista que se proclame, por muy salvador que se crea puede sustituir al pueblo en la gestión y administración del poder popular. Sólo los capitalistas pueden delegar y necesitan que se delegue -por ser una clase social minoritaria- la acción política en los partidos políticos.