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Mirar al futuro


Nota del CeDeMA: "El pasado viernes, 22 de septiembre, falleció el ex-responsable militar del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y dirigente del Movimiento Todos por la Patria (MTP), Enrique Gorriarán.

En ocasión de este deceso, publicamos el presente documento, titulado 'Mirar al futuro', elaborado por Enrique Gorriarán durante su cautiverio".

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MIRAR AL FUTURO

Esta carta es el resumen de múltiples conversaciones con profesionales de distintas disciplinas, y con hombres y mujeres de variada procedencia social y política. Es decir, no contiene una reflexión personal, o surgida de la cabeza de quienes tenemos similar experiencia o trayectoria.

La envió a 5 días de que una multitudinaria movilización expulsara a un presidente cuyo último acto de gobierno fue el alevoso asesinato de 28 manifestantes. Y a tres días de que, heredando un autentico cataclismo nacional y exigido de respuestas rápidas y certeras, asuma en Dr. Adolfo Rodríguez Saá. No entorpecer es una responsabilidad de todos, pero encontrar la solución es, en primer término, el deber de quienes tienen las riendas del país. De nuestra parte apoyaremos cualquier acuerdo útil para mejorar el pasar de los descartados por el imperio del sin pudor y la codicia, y nos opondremos a la pretensión de profundizar sus padecimientos. Consideramos que atender a las cuestiones aquí apuntadas aportaría para un momento tan incierto como el presente, pero el objetivo de esta es, sobre todo, exhortar a la búsqueda de una salida estable hacia el futuro.

Espero reflejar con fidelidad un pensamiento que, por supuesto, está abierto a nuevos conceptos que ayuden para - como pueblo - recuperar un futuro alentador. Ese futuro alentador que únicamente es capaz exhibir un país donde todos puedan trabajar, tener expectativas de superarse culturalmente, y donde todos se sientan contenidos por instituciones públicas a su servicio.

DESDE LOS ESCOMBROS

Luego de la Independencia (1810) y de la guerra contra el colonialismo (1812-1822), pasando por el conflicto armado civil (1820-1852) y la conquista territorial a sangre y fuego que le sucedió (1852-1880), comenzó a gestarse, en torno a tres ejes principales y convergentes, el país que predominó hasta nuestros días.

Uno de esos ejes consistía en asegurar la Integridad Territorial, lo cual implicaba definir límites precisos y romper las resistencias al monopolio de una fuerza coercitiva central que los garantizara; otro era fortalecer la Identidad Nacional, que al tiempo de asentarse en la concreción del propósito anterior, necesitaba de planes económicos sociales y culturales comunes; y el tercero perseguía concretar una Organización Política que vigorizara a la nación legitimando a sus autoridades e instituciones, y proyectándola hacia el futuro.

Con aquellos objetivos, acompañados por una inmigración que ayudó a forjar un proyecto a partir del trabajo y la educación, a lo largo de las doce décadas transcurridas hasta nuestros días (1880-2000), se fue conformando un país al que - hasta hace poco - se le reconocía un buen nivel de alfabetismo y educación, al mismo tiempo que mostraba un promisorio incentivo a la producción, a la investigación científica, y al desarrollo técnico. Además, una baja tasa de mortalidad infantil y un alto promedio de esperanza de vida, sumados a un casi pleno empleo - fundamentalmente a partir de 1946 – con una distribución aceptable de la riqueza, presentaban una Argentina con metas humanas alentadoras.

Sin embargo, a pesar de haberse instituido la democracia como único sistema de organización política válido , un largo proceso autoritario impulsado por la complicidad de sectores civiles y militares, que comenzó arrebatando el gobierno en 1930 y culminó con la desindustrialización provocada por los genocidas que asumieron el poder en 1976, sentó las bases de la decadencia actual. En esa época se consolidaron alianzas al servicio de las elites más indolentes de la sociedad para que los corruptos de hoy continúen carcomiendo legitimas conquistas populares e inclinando la balanza en favor de una creciente injusticia que terminó transformando a nuestro país en un paraíso de la desocupación y la desesperanza.

Escuchar las quejas y observar las caras serias de las personas, son el reflejo más demostrativo de la crisis nacional. Ninguna estadística puede revelar la inconformidad de manera más descarnada. La marginación social, la ausencia de horizonte, la sensación de inseguridad, el desprecio por los valores más elementales, son las características inocultables de un régimen descompuesto, que pretende remplazar la verdad evidente de un futuro incierto por la mentira planificada que augura un destino prometedor.

El éxodo de jóvenes para hacer el servicio militar bajo bandera española es, quizás, el hecho más impactante de la permanente peregrinación de argentinos que buscan en el exterior un porvenir que en nuestro país no encuentran. Este suceso inédito, silenciado en todo lo posible, patentiza la realidad de un pueblo que va perdiendo objetivos comunes y de una Nación que se debilita.

Las interminables denuncias públicas sobre hechos de corrupción nunca castigados, muestran una novedosa técnica que ha logrado transformar a la podredumbre en un entretenimiento cotidiano; y - a pesar de la honestidad de los periodistas - diluir el rol de la investigación seria tras el show televisivo.

El ocaso de políticos de diverso signo se expresa a través de un penoso espectáculo en el que un grupo pelea con uñas y dientes por mantener sus prebendas mientras otro se prepara para ocupar sus puestos; sin mencionar siquiera la necesidad de cambiar el sistema “representativo” - de sí mismos -, por uno facilite a los indefensos votantes el control de las acciones de los elegidos, e impida la creación de insensibles rateros en serie. Y sin esta condición, los bien intencionados - que sí existen - poco podrán hacer.

No obstante la mediocridad y desaprensión descripta, donde el ausente más notable es el honor, y con independencia de lo que cualquiera pueda sostener respecto a los impulsores de cada una de las etapas históricas acontecidas, parece evidente que desde los escombros de un proyecto perimido llegó la hora de reflexionar sobre cuales deberían ser los cimientos de otro con miras a tiempos venideros.

Con ese fin, creemos preciso abordar el análisis de un mundo que ofrece oportunidades e impone condiciones, pero que no se puede ignorar; en él tendremos que encarar la reconstrucción de los pilares políticos que abran paso a reformas económico - sociales para un país mejor.

EL MUNDO

Globalización: La globalización, es la tendencia a la integración de la vida política, económica y social de las naciones, vía la regionalización. A veces es temida por que anuncia la probable desaparición de los Estados Nacionales, o por que incita la percepción de que ellos tienden, paulatinamente, a diluirse bajo su influjo. Pero pensada en el marco de una sociedad solidaria - no de la actual -, lo que algunos pueden ver como la pérdida de la identidad nacional, sería la incorporación de ella a una realidad más abarcadora y, por tanto, con mejores perspectivas.

Las Naciones no existieron siempre. Antes estuvieron las Gens, las Tribus o los Feudos. En verdad, cada vez que las sociedades se fueron haciendo más complejas se fue imponiendo una organización territorial y poblacional más amplia, y se fueron conformando nuevas culturas. Cada uno de esos cambios fue consecuencia de necesidades surgidas del desarrollo de la producción y el intercambio que, vistos desde una óptica histórica, y a pesar de retrocesos o estancamientos temporarios, contribuyeron al avance del género humano.

La tendencia Globalizadora actual no es contraria a la perspectiva de evolución de la sociedad, sino el producto del adelanto de ella hasta hoy, y la base de su crecimiento ulterior. Es el resultado de la Tercera Revolución Industrial,[1] que empezó inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, con la aparición de los Rob1ots y los Ordenadores, para perfeccionar los software y los chips[2] hasta provocar un progreso incontenible de la informática y las comunicaciones. El Internet y el Mail interrelacionan civilizaciones y personas, y ello desdibuja fronteras. Eso, en sí mismo, no es negativo.

En un mundo adverso a la exclusión, la globalización favorecería la relación y la comprensión entre los pueblos; por ende, facilitaría la integración cultural y la unión entre los seres humanos. Los descubrimientos, los avances de la ciencia y los adelantos de la tecnología, serían en bien de la humanidad, y no para que una pequeña parte de ella los utilice para dominar al resto. La globalización es una tendencia irreversible contra la cual no se puede ni se debe lidiar. Hacerlo sería impulsar un inconducente retroceso histórico. Lo ideal es buscar la forma de usarla para el bien general.

Motor Nuevo: En los países centrales, que son los que se analizan para prever las tendencias dominantes, son los administradores de los fondos de pensión y/o de inversión los que, progresivamente, regulan la entrega y deciden el destino de la mayor masa de dinero. Manejados por directores o gerentes profesionales, ya “en 1992, esos fondos reunían la mitad del capital en acciones de las empresas de mayor tamaño” de EEUU.[3] La burguesía tradicional, productora, con iniciativa propia, exhibicionista de su creatividad individual, va dejando paso a otros actores que resuelven cuanto, cuando y adonde va el dinero, es decir a los mencionados administradores de los fondos de pensión o inversión.[4] Los antiguos grandes patrones con nombre y apellido - Rockefeller, Ford, etc.-, fueron o serán remplazados en la toma de las decisiones económicas fundamentales.

Por su parte, los obreros industriales no sólo han perdido fuerza numérica por efecto de la aplicación creciente de la tecnología a la producción, sino que además, el agrandamiento de la distancia entre el trabajo manual y el intelectual les agrega otra limitación. Antes, cuando esa distancia era menor, el movimiento obrero no sólo podía derrocar a un régimen decadente sino que, al menos en teoría, podía alcanzar en poco tiempo la instrucción y experiencia necesarias para construir uno superior. Es decir podía resolver los dos problemas inherentes a una revolución, remover un sistema retrogrado y animar uno socialmente más justo y económicamente más avanzado.

Pero en las condiciones actuales, incluso si se cumpliera la idea de muchos dirigentes del primer mundo que proponen pasar las fábricas al tercero - a nosotros - y quedarse ellos con la provisión de software, los obreros volverían a ser numerosos por acá, pero ya no podrían crear un sistema económicamente más avanzado. Si bien, junto al resto de los trabajadores, continúan y continuarán siendo un factor fundamental en la lucha por la justicia social y en el sostén de un eventual régimen más equilibrado, para superar el desarrollo del sistema existente no podrán soslayar el aporte primordial de quienes dominan la ciencia y la tecnología o se preparan para ello.

Resumiendo. Los potentados individuales y los obreros fabriles tradicionales que eran el motor de la sociedad capitalista, fueron suplantados o tienden a ser suplantados por los administradores de fondos de pensión y/o de inversión (de dinero), y por los trabajadores del conocimiento o del saber; ellos son ahora quienes, principalmente, determinan el ritmo y la orientación del desarrollo.

Nos encontramos frente una situación inédita, totalmente distinta a la que existía en años recientes. Aquel sistema donde los patrones y los obreros eran al mismo tiempo las clases enfrentada y el motor del crecimiento sufrió modificaciones. Al decir de Marx y Engels, la lucha entre el proletariado y la burguesía terminó con “el hundimiento conjunto de las clases en pugna”[5]. La disputa entre la equidad y la injusticia incorpora nuevos protagonistas; y la ubicación de estos en el flamante esquema de producción determina nuevos roles a cada uno de los sectores que conforman el variado mosaico social. La marcha hacia adelante es impulsada por un motor nuevo. Y ningún proyecto político progresista se podrá construir desechando esta realidad.

Neoliberalismo: La base y la fuerza del neoliberalismo consiste, esencialmente, en el control privado de los principales resortes de la economía, tanto tecnológicos como productivos y financieros. En él, el Estado abandona el papel de contralor de los negocios de los acaparadores de la riqueza y legisla fundamentalmente para otorgar validez a las acciones de los capitalistas más poderosos. Al mismo tiempo desaparece como inversor y regulador de la economía. Consecuentemente renuncia a sus responsabilidades y deberes frente de todo el pueblo, y restringe al máximo su función de garante de los derechos fundamentales de la población más desprotegida (trabajadores, ancianos, niños, etc).

Su filosofía consiste en dominar al mundo profundizando la ignorancia de una fracción para ellos descartable de la población, y acentuando la dependencia de los pueblos subdesarrollados respecto de los llamados países centrales. Basa su poder en el control de la tecnología (vía la exclusividad de patentes, por ejemplo), en la digitación del crédito y en la división de los más débiles; la que en general incita seduciendo a dirigentes políticos con beneficios materiales. Llegado el caso, no vacila en anteponer la coerción militar a la razón.

Conclusión. La evolución de la ciencia y la tecnología no son una traba para los pueblos. Al contrario, esos logros en una sociedad fraterna implicarían la reducción de horas de trabajo manteniendo el empleo pleno; así como la globalización, en idéntico contexto, supondría el aprovechar los inventos de cualquier nación en beneficio de todos los habitantes del globo. Lo que hay que combatir no son las conquistas del talento, sino el neoliberalismo; o sea el sistema que, tras una concentración inédita de la riqueza y el poder, pretende condenar a la miseria eterna a grandes capas de la humanidad.

A partir de ese criterio, estimamos que el mundo puede avanzar en dos direcciones. O adopta una concepción humanista, y se encamina hacia una etapa en que las antiguas estrategias de competencia despiadada entre vecinos son sustituidas por uniones regionales que compartiendo los adelantos intentan coordinar cada vez más sus políticas con miras a la integración con otros bloques de países, ó tras una concepción execrable, tal como ocurre bajo la égida neoliberal, se dirige al crecimiento de la ignominia que significa prosperar aplastando al otro.

En el contexto descrito - globalización irreversible, neoliberalismo inaceptable - la disyuntiva para los pueblos de América Latina en los próximos años será la forma de incorporamos al proceso de globalización. La única opción decorosa puede surgir - a diferencia de lo que plantea EE.UU. con el ALCA[6] - de aunar esfuerzos con quienes desde una óptica solidaria intentan avanzar hacia una integración con equidad; y en un sentido más amplio, de unirnos a todos los que en el resto del mundo reclaman el mismo derecho.

ARGENTINA

Partiendo de la realidad mundial en que tendremos que actuar, pasamos a considerar tres puntos esenciales para el presente y el futuro de nuestro país: 1- La Democracia, 2- El Empleo, 3- La Educación, la Ciencia y la Tecnología.

LA DEMOCRACIA

La democracia tiene como propósito excluyente garantizar los derechos y las libertades civiles y sociales de las personas. Desde esa referencia analizaremos los dos pilares que posibilitan que esas libertades y esos derechos sean más o menos respetados: Las Instituciones del Estado y los Partidos Políticos. Así intentaremos detectar sus virtudes y sus defectos; e imaginar las correcciones necesarias para que los dos aspectos se conviertan en instrumentos políticamente aptos y socialmente eficaces.

Las Instituciones del Estado. La profundidad de la democracia se mide por el grado de incidencia popular en las decisiones del Estado, es decir, en las decisiones que afectan al conjunto de los habitantes de un país. En este sentido, como veremos, nuestra democracia es muy restrictiva. Pero a fin de percibir con claridad las causas de esa falencia y vislumbrar la forma de subsanarla, observemos la relación de la democracia con la población, desde su propia historia.

Con la ley Sáenz Peña (1912) se incorporó el voto masivo masculino que remplazó la decisión elitista que regía hasta entonces.

Los primeros gobiernos electos, Irigoyen (1916-1922), Alvear (1922-1928) y nuevamente Irigoyen (1928-1934), estuvieron condicionados por dos restricciones. La primera fue constitucional, ya que en los tres casos el ascenso al poder se produjo con la aprobación de sólo un sector de la sociedad, los hombres. La segunda fue impuesta por el autoritarismo que, con el golpe de estado de 1930, decidió el final abrupto del tercer gobierno surgido de las urnas.

Al golpe le sucedieron dos años de dictadura y un retorno a las elecciones, siempre restringidas a la decisión de varones, pero ahora agravada por el fraude. Estas determinaron las designaciones de los presidentes Agustín P. Justo (1932- 1938) primero, y Roberto M. Ortiz (1938-1944). Ortiz debió abandonar el cargo por razones de salud en 1942, por lo que asumió su vicepresidente, Ramón Castillo, quien fue depuesto por la asonada de junio de 1943.

Después de otros tres años sin vigencia del sistema constitucional, Perón fue electo por 55% de los hombres. Dos años más adelante, en 1947, se promulgaba la ley que - alentada por Evita - determinó la incorporación del voto femenino, lo que convirtió al sufragio en verdaderamente universal. Este se aplicó por vez primera en 1951, cuando Perón vuelve triunfar por una abrumadora mayoría. Pero, odiado también por las reformas sociales de su gobierno, es desalojado violentamente del poder por la conjura militar de septiembre de 1955, orquestada por la mal llamada "Revolución Libertadora”; cuyos ejecutores habían protagonizado en junio del mismo año el ignominioso bombardeo a Plaza de Mayo.

Luego de otros tres años los conspiradores convocaron a nuevos comicios que, ilegitimados por la proscripción del peronismo, llevaron a Frondizi a la primer magistratura. Suplantado por una nueva incursión uniformada, Frondizi fue remplazado por su vicepresidente Guido, quien impuesto por las fuerzas armadas y manteniendo al peronismo prohibido, citó a las elecciones ganadas por Illia en 1963. Este, derrocado en junio de 1966 por la autodenominada “Revolución Argentina” fue sustituido por Onganía, quien dio inicio al más negro de los periodos de toda nuestra historia.

Acosada por la resistencia, siete años después la dictadura dio lugar a un nuevo lapso institucional que - sin dar tregua a los crímenes, ahora instrumentados por las paraestatales Tres A - alternó a Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Perón e Isabel Perón, en sus dos años y diez meses de duración.

Con Videla, Viola, Galtieri y Bignone, continuó la práctica del Terrorismo de Estado en escala ampliada. Se multiplicaron las torturas, los asesinatos de prisioneros y de manifestantes, las desapariciones personas y los robos de niños, para que el descrédito acrecentado por la trágica aventura de Malvinas terminara por descomponer la omnipotencia militar apurando las elecciones de 1983.

Superadas las discriminaciones por sexo, los fraudes , las proscripciones y los golpes de Estado, o sea los avatares de la política nacional, recién ahora, después de cuatro gobiernos electos por primera vez en nuestra historia por el voto universal y sin partidos proscritos, la democracia representativa se nos muestra con sus virtudes y defectos a plenitud.

La virtud principal se concentra en cada tanto tiempo podemos elegir, o mostrar nuestra inconformidad negándonos a hacerlo. Y sobre todo en que esa posibilidad existe hoy para todos. Pero es insuficiente, el voto positivo es generalmente traicionado; y el voto castigo sirve para descargar la inquina, pero no para cambiar las cosas.

El defecto palpable que evidencian estas casi dos décadas de democracia es que los “representantes” tienden - cada vez más - a representar “sus propios intereses” . Ellos rompen sus compromisos electorales o se enriquecen, mientras nosotros, espectadores impotentes, debemos esperar otros cuatro años para volver a recibir sus promesas y volver ser defraudados.

Democracia Participativa: La experiencia indica que si bien el sufragio masculino y más adelante el femenino y universal, promovieron un importante avance en la participación popular, ello no resultó del todo idóneo. Es preciso que un tercer paso que instituya el control de la población sobre los actos de funcionarios públicos y gobernantes.

La vida enseña que ante determinadas circunstancias es posible que afloren flaquezas personales. Esas debilidades del hombre dieron origen al dicho popular que expresa “la ocasión hace al ladrón”. De lo que se trata es de gestar un sistema que no dé “ocasión al ladrón”, tentando los instintos humanos más reprobables. La solución a la disyuntiva actual no se arregla con remplazar ladrones por decentes, sino remplazando un sistema armado para robar por otro armado impedirlo. Esto es: sustituyendo la democracia representativa por la participativa.[7]

Veamos un ejemplo reciente. El último 20 de diciembre la represión asesinó a 28 personas. Ellas protestaban exigiendo cambios de política y de funcionarios. Situaciones similares ocurrieron cuando el Cordobazo (1969) y en otras ocasiones. Lo que proponemos es arbitrar los medios para que concretar cualquier cambio sea un derecho constitucional del pueblo. Los crímenes son el resultado de la democracia “representativa”, evitarlos haciendo valer los derechos constitucionales de la población es un designio de la democracia participativa.

Para terminar digamos que la dificultad más perceptible para impulsar la Democracia Participativa, tiene su origen en los partidos; estos, vía los “punteros”, inculcan que la gente se resigne a pedir, a depender de ellos, desalentando la participación. Por lo tanto, cualquier proyecto tendrá que encarar una revolución en las conciencias, porque no es un secreto que esa predica ha tenido éxito. Ella no será nada fácil, porque pretende cambiar nada menos un hábito cultural adquirido; cambiar la costumbre de someterse por la de participar.

Los Partidos Políticos: Pero las Instituciones del Estado constituyen sólo uno de los dos pilares de la democracia, el otro son los Partidos Políticos; que en definitiva deciden que tipo de democracia tendremos.

Sin embargo, uno de los aspectos palpables de la realidad actual es el deterioro de la confianza pública en los partidos y, naturalmente, en los políticos. La causa visible del desengaño es la predominancia de dirigentes insensibles enquistados en las estructuras partidarias que, como acabamos de ver, cuando llegan a cargos oficiales decepcionan por el incumplimiento de promesas electorales, y/o la consumación de robos descarados. Pero, sin negar la evidencia de lo dicho, es preciso analizar otro problema que es en verdad tan de fondo como el precedente.

El Partido Justicialista surgió apoyado en el empresariado nacional y el movimiento trabajador, mientras otro considerable segmento popular que incluía a numerosos integrantes del estudiantado y de las capas medias, nutrieron y sostuvieron la vigencia de la UCR. Por otro lado, los nucleamientos de Izquierda nacieron pretendiendo representar los intereses de la clase obrera.

Es decir, el otro problema de fondo consiste en que todas las expresiones políticas nacionales se fundaron y se concibieron en el marco de una estructura económica desaparecida que produjo clases sociales hoy desdibujadas, como ya vimos, por efecto de la tecnología aplicada a la producción y por el surgimiento asociaciones patronales de nuevo tipo (fondos de pensión e inversión).

En ese contexto, quienes no adaptan sus políticas y propuestas a la nueva realidad, quedan incapacitados para actuar sobre ella. Pero además, aprovechando la ausencia de presiones de bases abrumadas por dificultades diarias, muchos se pasan con armas y bagajes a las filas del neoliberalismo hegemónico. Esto último es lo que ocurre - salvando respetables excepciones personales -, con las direcciones de los dos principales partidos.

Ellas abandonaron las metas fundacionales de sus respectivas agrupaciones políticas y se alejaron de los propósitos de equidad que habían motivado a la mayoría de sus adherentes originales. Como es razonable y legitimo, ello produce un gran escepticismo y desconfianza de los afiliados o simpatizantes hacia esos liderazgos.

En ese cuadro, por uno u otro motivo, la gran mayoría de los tradicionales seguidores radicales, peronistas, intransigentes, frepasistas o marxistas, junto a profesionales, productores, intelectuales, empleados, desocupados excluidos del estudio, del trabajo, de la vivienda, de la salud, activistas barriales y estudiantiles, creyentes, sin filiación partidista, forman un gran conglomerado de insatisfechos que desean una sociedad más igualitaria, al mismo tiempo que no encuentran un espacio desde cual puedan accionar en esa dirección.

Estamos unidos tanto por los padecimientos a que nos someten como por los objetivos de justicia que buscamos; y divididos por identidades partidistas agotadas o falta de alternativa que nos contenga. Cuando alguien va al supermercado no le preguntan de que partido es, que religión profesa o a que grupo social pertenece, simplemente le cobran. Lo mismo ocurre cuando alguien pasa a engrosar las filas de la desocupación o cae victima de cualquiera de las injusticias del sistema actual.

Esa realidad, nos lleva a debatir la construcción de un referente político distinto, para un objetivo social equitativo y humanitario; cuyo ideal sea considerar a la política como un servicio, no como un medio de vida. Y a esos efectos enumeraríamos tres principios básicos:

a) El principio de la honestidad. Sabemos que en nuestra sociedad, agredida por el egoísmo, proliferan quienes usan sus conocimientos para pregonar algo justo y, en la práctica, hacer lo contrario. Por eso, sin desmerecer el valor del estudio, de la formación cultural, de la palabra, ni el de la inteligencia, cualidades que incesantemente hay que cultivar, es preciso que cualquier idea alternativa preste especial atención a la integración de quienes guían sus actos por los dictados de un corazón fraterno, y a la de quienes son respetados por que sus acciones coinciden con sus dichos. La transparencia y la honestidad son las dos cualidades excluyentes, sin las cuales no existe posibilidad alguna de motivar la acción pública para un cambio político y social.

b) El principio de la amplitud. Surge de la génesis misma del proyecto. Es el resultado de la necesidad de unirse tras un objetivo común por parte de personas independientes o provenientes de diversos partidos, con distintas creencias religiosas o sin ellas. El punto de convergencia es respetar a rajatabla que cada cual pueda reivindicar libremente su experiencia y el lugar desde donde la haya hecho. Evitar y combatir el sectarismo, pregonar la comprensión y el aprendizaje de otras prácticas y otras teorías, son objetivos permanentes e inmediatos de todos.

c) El principio de la participación. Practicar al interior de la propuesta la participación que se proclama necesaria para el país, es un criterio elemental. Esto es que - a través de procedimientos claros y sencillos a establecer - los cargos de responsabilidad deberán ser limitados en el tiempo y revocables ante negligencias o delitos. El desprendimiento y la solidaridad que se pretende impulsar para todo el pueblo, si eventualmente se llega a gobernar, hay que empezar por aplicarlo en casa. Será una forma de ver como funciona.

EL EMPLEO

Es sabido que para fomentar el desarrollo y el empleo es de gran ayuda un Estado que, revitalizado, promueva y oriente su propia inversión y la privada, a proyectos productivos y de obras públicas. Pero está probado que ello debe ser acompañado de otras acciones claves, sin las cuales todo queda, en el mejor de los casos, a mitad de camino.

En nuestro país el IVA es – desde enero de 1975– un gravamen único y generalizado, en lugar de diferenciado. Así es que un artículo de lujo como el automóvil paga el mismo porcentaje impositivo que el arroz o la leche. Es evidente que una rebaja del IVA a los artículos de la canasta familiar sería un paliativo a la acuciante situación de amplios sectores del pueblo; y que esa medida quizás ni siquiera afectaría la recaudación, ya que esta se equilibraría - al menos en gran parte - con el consecuente crecimiento del consumo.

No es menos evidente que un Estado con sentido social debe redistribuir el ingreso, vía un presupuesto encaminado a garantizar una vida respetable para toda la población. Y que el subsidio es un paliativo de emergencia y temporal que se puede y debe utilizar.

Tampoco sería sensato ignorar la importancia de confeccionar políticas adecuadas a las necesidades nacionales respecto a la deuda pública o al capital financiero. Por otro lado, definir una política monetaria, determinar una baja de aranceles para favorecer la exportación, o una suba para desalentar la competencia exterior y favorecer la producción nacional , pueden ser instrumentos necesarios; pero todos son coyunturales.

Nada sirve si no se antepone la acción para solucionar de raíz el más inmediato y prioritario de los problemas nacionales, que es la reincorporación de los marginados al trabajo, la salud, la educación y la vivienda.

El desempleo carcome las bases económicas y morales de cualquier país. Sin la eliminación de dicha lacra no se puede pensar honestamente en que mejore el humor de la sociedad, ni la integración familiar, ni que disminuya el delito, ni que se reactive de la industria y el comercio pequeño y medio. El aliento a la educación y la cultura también dependen del empleo. ¿Por que va a estudiar un joven que no tiene horizonte?.

El problema del empleo es, en nuestra opinión, el apremio fundamental de nuestro país. Y con miras a su solución proponemos fijarnos, fundamentalmente, en tres medidas que se propulsan entre sí.

Reducir Horas de Trabajo: Durante la crisis de los 30 en EEUU, una de las medidas que permitió salir de la recesión fue la reducción de horas de trabajo. La precursora del experimento fue la Kellogg“s (cereales p/ desayuno, etc). La fábrica, que contaba con 900 operarios en tres turnos de 8 horas, pasó a emplear 1200 en cuatro turnos de 6 horas, manteniendo los salarios.

Esto, además de integrar 300 personas que pasaron a comprar diversos productos para subsistir, benefició a la empresa. Las utilidades de la misma mejoraron como consecuencia de la disminución de accidentes de trabajo , la reducción del ausentismo y el aumento de la productividad, entre otros factores que hacen al costo de producción. Al generalizarse, la medida se convirtió en uno de los pilares para salir de la gran depresión. Junto al mayor empleo provocó un pujante revivir del consumo, y eso impactó a favor del comercio y la producción.[8]

No hace falta demasiada imaginación para darse cuenta lo que una disposición semejante implicaría para nuestro país. La sola obligación de cumplir las 8 horas de trabajo, que es lo legal, tendría un efecto contundente.

Si los 2.780.000 sobreocupados que trabajan, en promedio, 12 horas por día pasaran a laborar las 8 legales manteniendo los salarios, se crearían 1.390.000 puestos nuevos.[9] Esto reduciría de 2.250.000 a 860.000 la cantidad de desocupados mejorando sensiblemente la vida de esas familias; a la vez que repercutiría favorablemente en el comercio, en las perspectiva de los que producen para el mercado interno, en la disminución de la inseguridad, etc..

Sin embargo, al igual que le ocurría a Kellogg con sus pares durante la crisis de los 30, muchos empresarios argentinos cegados por una concepción conservadora, están impedidos de ver hasta su propia conveniencia, y prefieren aumentar en lugar de reducir las horas de trabajo. Y esto no sólo hace crecer la desocupación sino que disminuye la actividad comercial y productiva general. Como indica la experiencia, conspira contra las mismas empresas y destruye la convivencia social.


Nadie puede pensar seriamente en resolver el empleo y restablecer los valores en un país donde, contra toda ley y pensamiento racional, unos trabajan 12 ó 13 horas y otros ninguna. Además, la puesta en práctica de esta medida no precisa de presupuesto ni de un conflictivo proceso parlamentario , sólo de valerse de la ley y aplicarla.

Créditos para la dignidad: Por otra parte, el camino hacia el pleno empleo puede complementarse aplicando la experiencia relatada por Muhammad Yunus en su libro “Hacia un mundo sin pobreza”, consistente en un sistema de préstamos al desarrollo de micro emprendimientos individuales o de grupo.

Los créditos dirigidos a los más pobres, lógicamente, no tienen otra garantía que la palabra. A esta se agrega el respaldo, siempre de palabra, de 3 ó 4 vecinos más. Estos que son garantes y, generalmente, futuros receptores de préstamos, suman a la honestidad del beneficiario inicial, un aliento moral para que este pague sus cuotas de acuerdo al compromiso contraído.

Las prestaciones son por montos pequeños; para quien, por ejemplo, pretende hacer empanadas para vender pero no cuenta con el dinero para comprar los elementos necesarios. Y los pagos, a fin de evitar tentaciones que inciten a no abonar la cuota por ser alta, son semanales. Es decir, si se otorga un préstamo de 200 pesos en 10 meses con un interés del 10% - se cobra interés - la deuda queda en 220 pesos, y en lugar de pagar 22 pesos por mes, el deudor abona 5,50 pesos por semana.

El sistema experimentado en Bangla Desh - país de origen - resultó excelente, y el banco - Grameen - organizado por Yunus, que comenzó dando un empréstito de 42 pesos, cuenta hoy con más de 12 millones de clientes; y ya tiene sucursales en 60 países. Más del 90 % de los deudores cumple con sus cuotas, lo que implica una recuperación de lo prestado superior a la de cualquier banco tradicional, que – sabemos - presta a ricos con garantías materiales. La lista de clientes está integrada en su mayoría - 90% - por mujeres que, según Yunus y la experiencia general, son más cuidadosas que los hombres en la atención de sus hijos y sus hogares.

Cualquiera con real preocupación por ayudar a resolver un problema tan grave como la marginación social puede empezar a practicarlo, incluso personalmente. De hecho, en Argentina hay quienes lo hacen. Pero orquestado desde el Estado, el efecto sería excelente.

Calculando, arbitrariamente, destinar 500 millones[10] para dar 1 millón de préstamos de 500 pesos cada uno, se deberían capacitar 5000 personas que otorguen un promedio de 200 prestamos cada uno. Esos 5000 sacarían su sueldo de parte de los intereses, al tiempo que se destinaría la otra porción a nuevos créditos. El empleado del Banco para Pobres no precisa infraestructura especial y comienza con un cuaderno y un lápiz en una mesa de su casa. El préstamo es en base al conocimiento personal, y el “empleado - gerente” preferiblemente debe ser del lugar.

La idea, a partir de un sistema muy original y humanista, es facilitar el despertar de las potencialidades creativas de las personas para su progreso como ser humano en el marco del bien social. Además, en medio de un sistema que resalta el individualismo extremo, el planteo de Yunus rescata un valor tan debilitado como imprescindible para construir una sociedad solidaria: el valor de la palabra.

Apoyo a Pymes: Todos debemos estar un poco cansados de los opositores que pregonan el apoyo a las Pymes; y desalentados de observar que sus promesas pasan al olvido cuando se convierten en oficialistas. Pero a pesar de ese oportunismo agobiante, atender a la solución del problema es vital. La trascendencia que adquieren los micro - emprendimientos y las Pymes no es sólo por garantizar el buen pasar de sus propietarios, sino porque son quienes generan alrededor de la mitad de los puestos de trabajo en el orden nacional.

A pesar de la depresión actual, las empresas pequeñas y medias proporcionan 3 millones 600 mil empleos en los servicios, 1 millón 200 mil en la industria, 600 mil en el sector primario y unos 420 mil en la construcción.[11] Con eso datos podemos darnos una idea de la repercusión que tendría para la reactivación económica, una política que no implica recursos extraordinarios, sino reorientar racionalmente el crédito y establecer reglas impositivas que les permita aumentar sus negocios y exportaciones. La obtención de prestamos tiene hoy para las Pymes un costo superior al de las empresas poderosas, lo cual de hecho encarece sus productos y les dificulta competir, cuando no las lleva a la bancarrota.

EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Ya expresamos que el dilema de nuestro país no es sólo económico, o sólo social, o sólo político, sino que es integral. La deteriorada imagen de los partidos y de las instituciones del Estado, como la marginación consecuencia de la prolongada falta de empleo para millones de personas, exponen parcialmente esa desdicha.

Sin embargo, aunque no es fácil, esos problemas podrían ser resueltos con medidas y decisiones como las señaladas hasta ahora a lo largo de este texto, o similares. Lo que es menos apreciable y será más costoso de recuperar, es la Educación y el desarrollo Científico – Técnico; o sea la segunda condición de cualquier proyecto que pretenda llamarse revolucionario, que es la de augurar un porvenir menos dificultoso a las generaciones que nos sucedan.

Educación: Con maestras y maestros que me visitan, hablamos sobre el funcionamiento de sus escuelas en la Capital y distintas provincias. Una de ellas enseña en el primer grado, y dice que este año deberían repetir seis (6) de sus veintiún (21) alumnos. No es necesario ser un profesional de la instrucción para saber que repetir un grado no va contra el aprendizaje, sino a favor de él. Lo malo es que el alumno pase al curso siguiente sin tener la base que debe otorgarle el anterior. Sin embargo la maestra sufre presiones tales que la obligan a que los niños pasen, sin saber, al año siguiente. A ella se lo “sugiere” la directora del colegio, quien a la vez recibe la misma “sugerencia” de sus superiores del Ministerio de la Provincia de Buenos Aires.

Otra maestra de otra escuela, cuenta que en el sexto grado a su cargo, se mezclan estudiantes de 12 años con otros de 15. Estos llegaron hasta ahí sin saber prácticamente escribir e incorporando hábitos propios de su mayor edad; lo cual desvía la atención de los menores, y conspira tanto para ella que realice bien su labor educadora, como para que los alumnos reciban la enseñanza apropiada.

Por otro lado, a través de información pública corroborada en una encuesta casera que, es verdad, no abarca un muestra demasiado numerosa pero si bien calificada y seria, concluimos que el analfabetismo real de nuestro país es de alrededor del 30 %; y que un alto porcentaje de niños va a la escuela como una contención o a comer, más que a aprender.

Para no alargar digamos que no hay nadie interiorizado en el tema con quien hayamos conversado, que no describa con absoluta certeza el crecimiento de la deserción escolar, y que entre dos y tres alumnos de cada diez salen sin la preparación adecuada para continuar un estudio superior.

Así también todos coinciden en que las malas notas y el abandono del colegio tienen relación directa con situaciones familiares perturbadas y con la ausencia de estímulos presentes y futuros. ¿Como puede estudiar un alumno que ve en la miseria callejera y la inestabilidad familiar su propio porvenir? ¿Que incentivo puede tener un alumno que sabe que pasa de curso aunque no estudie? ¿ Que aliciente recibe un maestro al que se obliga a obviar la calificación verdadera del estudiante?

Es impactante el abandono de la educación que acompañó al excluyente neoliberalismo. En él, la escasa proporción de habitantes que conforma la pequeña élite dirigente digita planes acotados a su antojo para la formación de médicos, abogados, escribanos, constructores, etc.. Y semejante política selectiva, lógicamente, se contrapone a una masiva y calificada escolarización primaria o secundaria; por lo cual todo redunda en desmedro de aquel nivel de instrucción que en otros tiempos mereció el elogio unánime, también desde el exterior.

Sin detallar un proyecto educativo en el que deben intervenir los más entendidos, sí queremos resaltar su forzosa necesidad; y decir que sólo se podrá lograr en el marco de un rumbo político y social opuesto al imperante en la actualidad.

Ciencia y Tecnología: La investigadora superior del Conicet, Alcira Battle, explica que la doctora De Siervi y el doctor Méndez emigraron respectivamente a EEUU y Francia. Ambos, cuya formación llevó años, eran expertos en enfermedades de la sangre (genética de porfiria); su laboratorio era único en América Latina, y uno de los pocos del mundo que hacía esos estudios, pero este año no recibió un centavo.[12]

El químico Lino Barañao y su equipo – especialistas en biología de la reproducción - se dieron cuenta que la técnica del transplante nuclear permitía hacer copia de animales; y que eso iba a tener un gran impacto. Presentaron entonces - 1994 - un proyecto de colaboración con Inglaterra, que consistía en hacer estudios paralelos en ovejas en Escocia y vacas en Argentina. Este no obtuvo financiación, pero la idea se materializó con el nacimiento de la oveja Dolly en el viejo mundo. Ahora el proyecto de clonación de vacas continúa, pero apoyado por la Agencia de Cooperación de Japón.[13]

Fue también un investigador del Conicet quien descubrió que a través de la incorporación de un gen humano en la vaca, se logra un tipo de leche que disminuye grandemente la posibilidad de trombosis coronaria, reduciendo el peligro de sufrir infartos; a un costo muy inferior al de cualquier medicamento conocido en el mercado, y por una vía - sin duda - menos artificial. Pero la investigación fue demorada por la falta de recursos.

Podríamos ejemplificar hasta el cansancio, pero quien se interese por la materia percibe que el Estado Argentino abandona progresivamente el respaldo a la investigación científica y a la creación tecnológica. Y que esto sucede cuando, sin desmerecer la importancia de las riquezas naturales, es el conocimiento, lo que, en primer lugar, garantiza la grandeza de las naciones y el mañana de los pueblos.

Pero en nuestro caso, la negligencia no se detiene en desatender el impulso al predominio del saber,[14] sino que se extiende al no aplicar éste para potenciar las existentes aptitudes y propiedades del suelo y del clima.

En ese sentido, pocos países deben tener mejor condiciones que Argentina para la elaboración de productos transgénicos, cuya mayor requerimiento para la comercialización internacional es etiquetarlos informando claramente su composición y sus contraindicaciones. Y cuyo arte radica en aplicar los originales principios de la ingeniería genética[15] para producir alimentos en abundancia.

Y ninguno posee los vientos - 9 metros por segundo en el sur - que permitirían la obtención abundante de energía eólica, cuyo precio es menor que cualquier otra, y no afecta al medio ambiente. Además, dicha iniciativa debería incluir la construcción de molinos que actualmente – ante la paupérrima generación energética de este tipo - se importan de Alemania. Pero que antes de entrar en funciones, por la intensidad de los ráfagas sureñas, deben ser fortificados.[16]

Por otra parte la reducción del precio de la electricidad que entrañaría priorizar la energía eólica, contribuiría a un menor costo industrial y comercial, dando mayor competitividad internacional a nuestras manufacturas y menores precios locales a nuestros productos.

Reconociendo que impulsar la prosperidad científica y técnica es imprescindible para el futuro de nuestra nación y para su inserción en el mundo, es preciso saber que - más allá de pomposas declaraciones - es imperioso, como mínimo, duplicar el presupuesto actual. Lo cual sería sólo el puntapié inicial para dar comienzo a una política de acercamiento a Brasil que, contra el 0,32% de nuestro país, destina el 0, 76% del PBI a estos efectos.[17]

Por supuesto, se necesita establecer una estrategia con objetivos a mediano y largo plazo que, teniendo presente las condiciones que nos brinda la naturaleza y las prioridades que nos fijemos por ejemplo en producción y salud, pueda ser profundizada y programada con el aporte principal de científicos y técnicos. Poner el acento en ello no es denostar el pasado sino enriquecerlo para mirar al futuro.

REFLEXION FINAL

La crisis es muy profunda. Sin conocer las condiciones que impone el mundo de hoy no se puede elaborar un proyecto nacional. Sin la construcción de un gran movimiento que obtenga una victoria electoral contundente y promulgue una constitución avanzada, no se podrá despejar el terreno de partidos anacrónicos y políticos corruptos, ni poner en marcha la democracia participativa. Sin ello no se podrá caminar hacia el pleno empleo. Sin empleo no será posible la educación masiva. Sin educación masiva no se podrá desarrollar la ciencia y la tecnología. Sin el saber no habrá independencia ni progreso. Cada paso se subordina al anterior y condiciona al siguiente. La salida es integral.

Con respeto,

Enrique H. Gorriarán

Cárcel de Villa Devoto
Buenos Aires, 25 de diciembre del 2001

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[1] La primera revolución industrial nació con el descubrimiento del carbón y la construcción de la máquina a vapor desde 1800, la segunda con el hallazgo del petróleo y la invención de la luz eléctrica desde 1860.

[2] Software: conjunto de instrucciones para que una computadora lleve adelante sus tareas. Chip: semiconductor de silicio.

[3] Peter Drucker, La sociedad Poscapitalista, página 12, editorial sudamericana.

[4] Miles de millones de dólares en bonos de la Deuda Externa Argentina están en manos de fondos de pensión que manejan el dinero de “dentistas alemanes, profesores neoyorquinos o trabajadores metalúrgicos holandeses”, entre inversionistas de otros países europeos o japoneses. La ingenuidad de los dentistas alemanes respecto al peligro que corren sus ahorros ante el probable colapso financiero de nuestro país llevaron a Christian Stracke a decir: “A esta gente la están por matar y todavía no lo sabe. Está ocupada haciendo tratamientos de conducto en Francfort.” Pamela Druckerman, The Wall Street Jornal; reproducido por La Nación, Economía y Finanzas, Pagina 5, 12/12/01.

También acá los fondos invierten recursos ajenos, sin que sus dueños tengan la menor idea de su destino. Por ejemplo, millones de humildes aportantes para una magra jubilación, entregan mensualmente una masa de dinero que colocan y usufructúan los directivos de las AFJP.

[5] “Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna”. Marx y Engels, Manifiesto Comunista, Obras Escogidas, Tomo 1, Pagina 111, Editorial Progreso, Moscú.

[6] *UE . Es el más ambicioso de los proyectos en marcha. Se propone un proceso de integración económica en el marco de una política aduanera común, y de la libre circulación de mercancías, capitales y personas. Experimenta ya el funcionamiento de un Estado supranacional y pretende constituir un futuro Estado Federal.

MERCOSUR, al igual que la UE, pero sin plantearse un estado supranacional, busca la integración económica y una política aduanera común. Así también la libre circulación de mercancías, capitales y personas. No obstante la situación del MERCOSUR es difícil. Sus miembros coinciden en el reclamo contra la protección arancelaria y el subsidio a los productos del agro por parte de EEUU, pero las dificultades para acordar una postura respecto a las distintas políticas monetarias, y a los diferentes desarrollos y prioridades entre los países miembros, debilitan al bloque en la negociación.

ALCA Limita sus objetivos a leyes que garanticen la ausencia de trabas para la libre circulación de productos y capitales. No impulsa la integración económico – social, ni permite el libre tránsito de personas. Es una propuesta que sólo favorece a EEUU y Canadá, quienes controlarían absolutamente el proceso comercial y productivo de la región. Ellos ostentan una clara supremacía industrial y tecnológica, y protegen con subvenciones y reglas restrictivas a la importación sus productos agrarios y sus correspondientes manufacturas; casi los únicos rubros con los cuales podríamos competir en igualdad de condiciones.

[7] Aunque el objeto de esta no es el de proponer medidas a ejecutar, sino el de incitar que las pensemos para formularlas después, a modo de ejemplo veamos algunas ideas sobre el contenido probable de una Constitución Participativa. Esta debería: 1- Definir reglas éticas inviolables, control de gastos estricto, y salarios no superiores a dos veces el valor de la canasta familiar (la cifra es arbitraria, sólo para ejemplificar), para todos los funcionarios del Estado. Así también verificar sus bienes y estilo de vida al ingresar y dejar sus funciones. 2- Determinar medios prácticos y expeditivos de convocatoria y decisión, para que el pueblo pueda revocar los mandatos de legisladores o cualquier funcionario, por incumplimiento de promesas electorales, por enriquecimiento ilícito, por negligencia,...etc.. 3- Establecer el desafuero inmediato, el juicio obligatorio y el castigo sin excepciones y aumentado - por sus responsabilidades frente al pueblo - de cualquier funcionario público de cualquier nivel que viole las leyes. Por ejemplo hoy Jueces se auto eximen de juicio con sólo renunciar y los legisladores o miembros del Ejecutivo están protegidos mientras tengan fueros.4- Poner en vigencia la obligatoriedad del plebiscito para decidir cuestiones que afectan el futuro de los habitantes de la nación; como son, por ejemplo, la adquisición de Deuda Pública, o la integración de uniones o alianzas internacionales. 5- Establecer la obligatoriedad, sobre todo en municipios, de aprobar un porcentaje de los presupuestos previa consulta y anuencia popular, etc...

[8] “El fin del trabajo”, Jeremy Rifkin, Editorial Piados, página 50.

[9] ** Cada 2 trabajadores que dejan de emplearse por 4 horas, nacería un empleo de 8 horas . 2.780.000 / 2 = 1.390.000 nuevos empleos.

[10] El presupuesto para esto tiene de donde salir. Sólo las legislaturas provinciales y de la Capital (sin Congreso nacional) gastan 762 millones de pesos anuales, lo que implica un costo (al pueblo) de 52 mil pesos por mes por cada Diputado y Senador. Estos “representantes del pueblo” se llevan el 75 % del total de las exportaciones de las 784 PYMES que más venden al exterior (1.019 millones al año); o el 4% del total de la exportación industrial del país. Cada legislador recibe 1550 veces más dinero que los 3 millones 700 mil personas que conforman el 10% más pobre de nuestra población. Si se le suman el Senado y los Diputaos nacionales el gasto pasa de 762 a 1.147 millones de pesos. Por donde se mire, el poder legislativo constituye un robo injustificable para una cantidad de funcionarios injustificable. En EEUU hay un (1) legislador cada 187.500 habitantes; en Argentina uno (1) cada 28.561). Para financiar créditos que ayuden a terminar con la pobreza todo es cuestión de decisión política y de resistir las enormes presiones que, quien lo duda, sufriría quien lo intente. Indec y diarios diversos.

[11] Pero las desigualdades regionales crecieron en desmedro del interior. Y cualquier plan nacional debe tener presente la necesidad de corregir esa discriminación, provocada por un centralismo injusto. Por ejemplo en el sector primario nacional trabaja sólo el 10,7% de la mano de obra, mientras en Tucumán ese porcentaje aumenta al 20,6%. Por el contrario en la industria nacional trabaja el 21,9%, mientras en Tucumán se reduce al 11,2. El dato que se analice muestra el resultado de una política que condena al interior al atraso. La Nación, 14 de junio del 2001, página 4, sección 2.

[12] La Nación del 9 de mayo del 2001.

[13] Lino Barañao, investigador del Conicet, suplemento Futuro, Página 12, febrero del 2000.

[14] Japón, tras un encomiable impulso al estudio calificado y a su aplicación práctica, un país bajo la constante amenaza de catástrofes climáticas como son los ciclones, los terremotos, los maremotos, sin tierra ni petróleo, en cinco décadas pasó de la devastación por la guerra a estar entre los tres más avanzado del planeta. Mientras Argentina, colmada de riquezas naturales, con una notable fertilidad y amplitud de sus tierras, tras un negligente dormirse en los laureles de la especulación y la comodidad, en cinco décadas paso de los primeros a los últimos puestos de las estadísticas comparativas internacionales.

[15] Principios de la ingeniería aplicados a la manipulación de los genes.

[16] La segunda zona más ventosa es el norte de Europa con soplos de hasta 7 metros por segundo. Desde 1997 está cajoneado, por presiones de las petroleras, un proyecto para favorecer la producción de energía eólica.

[17] Brasil hará ascender la inversión pública a 2.500 millones en cinco años, comenzando por 600 millones de incremento en el presupuesto 2001. Mientras el gasto público Argentino, destinado al mismo fin, desde 1998 a la fecha ha disminuido en más de 100 millones. Mario Albornoz, Investigador del Conicet, Clarín 25 de noviembre del 2000, pagina 46.