Filiberto Ojeda Ríos
Ejército Popular Boricua-Macheteros
Ya los equipos y la fanaticada se preparan para los próximos cuatro años del “emotivo” deporte nacional, que no es otra cosa que la gran tragedia humana llamada “proceso electoral de la democracia colonial”. Es el proceso que tiene su raíz en los engaños, las mentiras, las manipulaciones, la politiquería, las ilusiones y desilusiones, en fin, de la promoción y aprovechamiento de la ignorancia y de la enajenación que tan bien programada está en la inconsciencia o en el oportunismo de una buena parte de nuestro pueblo.
Hemos visto, sobre todas las cosas, la división: entre los sectores y castas sociales que manejan a nuestro pueblo a su antojo para rendir un servicio (pagado) a los amos de la metrópoli. A los que han promovido y saben aprovecharse de tanto infortunio ideológico, cuyos colores son el azul y el rojo, colores que en sus proyectos nada tienen que ver con la fidelidad que el azul supuestamente representa, pues ésta no se le ofrece al pueblo, sino que se le exige para bien de su privilegiada casta; ni con el rojo, que nada tiene que ver con el sacrificio o con la sangre derramada por mártires que piensan en la patria, en la libertad y en la verdadera justicia, sino que representa el oportunismo de quienes se apropian de nuestra condición humana, pretendiendo reducirnos al nivel de siervos domados por la exaltación de valores degenerados y desmoralizantes.
En todo ese proceso, el periódico Claridad ha tratado de aportar, como mejor ha entendido, a la comprensión ideológica de esta lamentable realidad que tanto daño nos hace a todos, abriendo sus páginas,
particularmente durante los últimos meses, a la ya vital y necesaria lucha de las ideas, ésa que en Cuba ha sido fundamental, para ver si logramos encontrar el camino que nos permita ver una luz al final de un tenebroso túnel. Sin lugar a dudas, el germen del sectarismo no es cónsono con esa lucha de ideas. Y en mayor o menor grado, el independentismo ha caído en la trampa del sectarismo, en uno que otro momento.
Los últimos editoriales publicados en Claridad, sin embargo, parecen abrir una renovada puerta en torno a esa lucha de ideas.
Su razón es muy acertada pues, definitivamente, tal y como expresa Claridad, “cualquier acción que tome el movimiento independentista debe contribuir a adelantar su razón de ser, lograr la independencia de Puerto Rico”. Naturalmente, nosotros no quisiéramos confundir las posiciones individuales de muchos compañeros, aunque éstas tengan mucho peso, con las posiciones de las organizaciones. Pensamos que el movimiento tiene un carácter colectivo, cuantitativo y cualitativamente representativo. Las opiniones individuales, de por sí muy importantes, constituyen parte de un proceso o movimiento en formación, por la naturaleza del debate. Pero no son representativas del “movimiento” en su totalidad. Y, sobre todo, esas posturas individuales no pueden ser representativas del “movimiento” cuando las mismas emanan de la naturaleza emotiva de quienes las expresan y que, por regla general, son ofensivas y carentes de contenido. No obstante, no las subestimamos ni las desvalorizamos. Por el contrario, nos ofrecen la posibilidad de todos conocernos mejor, en todos los sentidos de la palabra. Los epítetos, tales como “traidores”, “el que presta el voto presta a su mujer”, “no son independentistas”, etc., nos permiten conocer mejor la caracterización que unos y otros en ocasiones podemos verbalizar, sabiendo que estas expresiones en nada contribuyen a forjar un camino de exclusiva orientación patriótica. Es muy claro que la arrogancia, los egos y todas aquellas manifestaciones del subjetivismo emotivo e imponente, han caracterizado durante numerosas décadas el discurso político de numerosos líderes independentistas. Los resultados de esas conductas están a la vista.
Claridad, en su editorial del 4 al 10 de noviembre, ha planteado que siempre ha estado abierto a todas las tendencias, de manera indiscriminada. Nos alegra saber que ha sido así, aunque nosotros no nos hayamos beneficiado de esas excelentes tendencias unitarias. Igualmente, aprovecho esta oportunidad para colocarnos junto a ustedes en el llamado a que los debates que se lleven a cabo sean cordiales y desapasionados y sobre todo, ventilados internamente. Es la única forma mediante la cual la objetividad no se pierde: eliminando los personalismos, los ataques marginales de lo que es nuestro objetivo, pero sin perder de vista que la conducta patriótica, moral y revolucionaria es parte integral de nuestro proceso. Aun cuando la línea estratégica y táctica de Los Macheteros es la de rechazar y denunciar las elecciones en Puerto Rico por su naturaleza colonial, no quisiera terminar estas notas dirigidas hacia nuestro pueblo independentista sin expresar lo siguiente:
Primero, se ha dicho, repetidamente, que Los Macheteros no creemos en los procesos electorales. Eso no es cierto.
Expresiones de tal naturaleza tienden a confundir a nuestro pueblo y a presentar a Los Macheteros como una organización antidemocrática, de tendencias arbitrarias y quizás autocráticas. Es lo que se podría inferir, pero es una gran falsedad. Nosotros creemos en el verdadero proceso electoral que sea regido por estrictas normas de carácter democrático. A esos efectos, estaremos plenamente insertados en el proceso electoral cuando se lleve a cabo en una patria libre y soberana, pero jamás mientras seamos colonia. Además, no creemos en la interpretación de la palabra “democracia” que nos han atosigado, tergiversando la esencia y verdadero contenido de la misma. Lo que se ha dado a conocer por “democracia” no es otra cosa que la legalización de la apropiación por los sectores económicamente poderosos mediante el robo, el saqueo, las invasiones de territorios, de todo lo que les pueda proveer mayores riquezas y posibilidades de control de la humanidad. Para ello han necesitado un sistema que les permita legalizar sus crímenes y bandidaje en el mundo entero y que tenga, de manera convincente, la apariencia de contar con el apoyo de toda la población. Ésa es su llamada “democracia”. La historia está repleta de ejemplos demostrativos de esta inexpugnable verdad. Es un sistema en el cual los dueños de los gigantescos monopolios económicos, particularmente los dueños de las materias primas de importancia estratégica intentan legitimar sus criminales intenciones mediante la legalización de las mismas. El método: el invento de una muy mal llamada “democracia”, planificada, creada y dirigida por ellos. Es lo mismo que en Puerto Rico hemos llamado “la colonia por consentimiento”, legitimada a través del proceso electoral colonial bajo el manto de “sistema democrático”.
Lo segundo es que, al ver el triste papel desempeñado por los compañeros del Partido Independentista Puertorriqueño en este proceso electoral, al ver a cerca de un centenar de jóvenes que habían llenado sus espíritus de esperanza manteniéndose aún al frente de su Comité Nacional y ser víctimas de las turbas de algunos miembros del Partido Nuevo Progresista, tenemos que admitir que nos fue muy doloroso. Independientemente de los resultados, independientemente de que jamás hemos estado ni estaremos a favor de la participación electoral en la colonia, los resultados finales no han dejado de causarnos cierta tristeza y malestar. En el fondo, nos sentimos en la obligación de condenar todo tipo de insulto, burla, palabras ofensivas proferidas, al igual que las tendencias de “aprovechamiento” lanzadas al ruedo político por los que deseaban lo peor para el PIP sin siquiera evaluar sosegadamente el estado de la situación en general y, sobre todo, también conocer la paja en el ojo propio. Criticamos, igualmente, las expresiones proferidas y decisiones tomadas por algunos dirigentes de dicha organización al interpretar las razones del descalabro electoral.
El momento ahora es de profunda reflexión orientada hacia la armonización de todos los independentistas y no en el inmediato quehacer oportunista para pescar sobre río revuelto. La coyuntura actual, si sabemos actuar correcta y unitariamente, muy bien puede ofrecer una nueva posibilidad para un reagrupamiento sano y decoroso. No es con ofensas, ni con ofensivas para “sustituir al partido electoral tradicional”, que lograremos convertirnos en un verdadero movimiento libertador en nuestra patria. No es lanzándonos como buitres a nutrirnos de los “despojos” de lo que algunos pretenden hacer creer que es un descalabro total, sino de la verdadera reflexión, el respeto, el análisis serio y profundo y, sobre todo, la eliminación de esa trágica arrogancia que tanto daño ha hecho a los puertorriqueños y que tiene que ser superada por actitudes de verdadera madurez y hermandad.
Para finalizar, en este editorial ya citado se hace el planteamiento de que las páginas de Claridad siempre estarán abiertas para debates en los que la cordialidad y la pasión estén regidas por la objetividad y el respeto mutuo. Coincidimos y aplaudimos plenamente esta intención, a la vez que manifestamos que habremos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para garantizar que “nuestro” semanario se fortalezca y mejore el ambiente patriótico que le ofrece al pueblo independentista su mejor oportunidad en años para su fortalecimiento, unidad y reagrupación patriótica.
*El autor es Responsable General del Ejército Popular Boricua-Macheteros.