Ni una Chiquita Brands más en Colombia

NI UNA CHIQUITA BRANDS MÁS EN COLOMBIA

Por: Quiroz (Frente Internacional)

Con el paso del tiempo, el establecimiento a la cabeza del Jefe de la Narcorepublica, Uribe Vélez, profundiza la grave crisis social humanitaria y política que vive el país.

El destape que dio inicio con el escándalo de la “Parapolítica”, apenas comienza, pues al Régimen del Estado comunitario, siempre que se menciona la palabra paramilitar y Parapolítica, saltan como un resorte y hablan del movimiento insurgente, remarcando que quienes no comulgan con las atrocidades del paramilitarismo, son o hacen parte del movimiento guerrillero, que heroicamente resiste y lucha contra el estado Mafioso; para la muestra un botón el nuevo “Plan Victoria” lanzado por el Gobierno del ParaUribismo y sus esbirros del pentágono desde su inicio arrancó con muchas derrotas, producto de la lucha y combate sostenido por nuestro pueblo. Asistimos hoy al salto de la criminalizacion de la protesta al delito de opinión de un gobierno que promueve el Terrorismo de Estado, y que carga bajo sus hombros los años más funestos de horror e impunidad en la historia de nuestra patria.

El paramilitarismo como estrategia de Estado, ha permitido, a las Oligarquías Terratenientes, grandes empresarios, ganaderos, y otros sectores de poder que son unas cuantas familias en resumen, mantenerse en el con los suficientes privilegios, para efectuar recambios y diseñar planes, como los de mantener por fuera del ventilador político, en el que se encuentra Uribe, en este momento, tarea difícil de cumplir por cierto.

En nuestra patria ensangrentada, por el Plan Imperialista y sus lacayos, es difícil o casi imposible borrar de la memoria , cuatro décadas de horror y barbarie, bajo la sombra de la impunidad. Las denuncias, son permanentes desde los sectores sociales y populares, que persisten y han persistido con gran dignidad.

Miles de dirigentes asesinados, sindicalistas Asociaciones campesinas y estudiantiles perseguidas, cientos de luchadores encarcelados y judicializados sin pruebas en las llamadas capturas masivas como parte de la llamada Política de seguridad Democrática; hacen oparte del famoso “Estado Comunitario”.

El Terrorismo de las multinacionales, al fin se destapa ante la opinión pública, nacional e internacional, pues para nadie es un secreto, como las empresas trasnacionales sobre todo Gringas, se han prestado y han jugado su papel dentro del plan macabro de aniquilar a un movimiento popular e insurgente que viene en ascenso.

El reciente despate dentro de los que existen y los que vendrán, fijan este testimonio manchado con sangre, como el terror vivido durante la supuesta pacificación del Urabá Antioqueño, que cobro la vida de cerca de cuatro mil trabajadores.

Varias han sido las multinacionales comprometidas en el auspicio de la guerra, y las mayores violaciones de derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad contra el pueblo, ejemplos como los de Coca-cola, la Occidental, la Drummond, y el caso más reciente el de la trasnacional Bananera Chiquita Brands, que se vio fuertemente comprometida, no solo en el financiamiento de las bandas paramilitares, sino que la relación pasaba por permitir la entrada y almacenar los armamentos de estas bandas criminales que han azotado al país y son los directos responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos contra cientos de colombianos inermes que han tenido que soportar en carne propia la barbarie paraestatal.

Pero igual responsabilidad tienen los organismos multilaterales -FMI, BM, OMC-, que han aprovechado su condición de instrumentos internacionales de los gobiernos de las grandes potencias para imponer políticas y acuerdos antinacionales que han permitido destruir una buena parte de la producción agrícola nacional, del acumulado industrial agroalimentario, hacer avanzar a las multinacionales en el control sobre porciones cada vez más importantes del sistema nacional agroalimentario y posibilitar, mediante los TRIPS, AMI y el Acuerdo General de Servicios el control sobre nuestro germoplasma y biodiversidad y la destrucción y consecuente mercantilización monopólica de la producción campesina, indígena, de afrodescendientes y artesanos.

Las escenas de barbarie que se vivieron en esta rica región son inenarrables. Los 1,7 millones de dólares que dio la multinacional estadounidense no sólo sirvieron para apoyar este baño de sangre, sino que resultaron vitales para que el paramilitarismo, con su política de terror, iniciara la expansión hacia el resto del país.

La Chiquita Brands procede de la United Fruit Company, multinacional involucrada en masacre de las bananeras en 1928; donde fueron asesinados cientos de trabajadores por encontrarse en el desarrollo de la justa huelga, en reclamación por sur derechos, y con una posición nacional de defensa de la soberanía.

Grandes dirigentes revolucionarios como Raúl E. Mahecha y Alberto Castrillón, dieron testimonio de la masacre cometida contra los trabajadores que se encontraban en la plaza de Cienaga, departamento del Magdalena.

De no ser por el poder de la imaginación traducido en las caricaturas de Rendón, las denuncias de Gaitán, la escultura de Arenas Betancourt, las novelas de Álvaro Cepeda y de Gabo, los abundantes recuentos de los historiadores y, sobre todo, el recuerdo de los sobrevivientes, pudo pasar lo que ha ocurrido con otros hechos luctuosos de la historia reciente del país que se hunden en el manto del olvido y la impunidad.

Cabe una inmensa culpa a los monopolios nacionales, el Estado oligárquico colombiano y a los sucesivos gobiernos, que han ayudado abundantemente a implementar el hambre mediante sus violentas políticas de expulsión de millones de pequeños propietarios rurales con el fin de concentrar la tierra en manos de terratenientes, políticos tradicionales, gamonales, paramilitares y narcotraficantes dejando sin una buena parte de la producción agropecuaria al país, aumentando así sensiblemente el precio de los alimentos y la importación masiva de ellos e incorporando a la producción agroindustrial ilegalmente decenas de miles de hectáreas de tierras comunales. Con la llamada apertura económica permitieron el arrasamiento de la producción de bienes básicos, reforzaron la economía agro exportadora y un modelo de cultivo basados en la explotación de bienes aromáticos, frutas tropicales, flores, azúcar y aceite de palma, que no permite asegurar la soberanía alimentaría, fomentaron el desempleo masivo y el subempleo, la monopolización de la propiedad sobre todos los medios de producción agroalimentarios y una política macroeconómica que ha favorecido ampliamente a multinacionales y monopolios nacionales, los cuales hoy controlan la inmensa mayoría de nuestra producción y comercio nacional e internacional.

Resulta paradójico, que la fiscalia y otros organismos desconozcan estas denuncias, con claras pruebas del compromiso y participación de la trasnacionales en la guerra del terror contra las grandes mayorías de colombianos.

Esta expresión de impunidad, como todo el manto que cubre nuestro suelo patrio, hace parte del plan orquestado, y reafirmado a principios de marzo por Mister Tánger, y que reavivo el carácter de lucha Antiimperialista de nuestro pueblo, demostrado en la céntricas calles de Bogota.

El Jefe del Narcoparamilitarismo y su gobierno, hoy se encuentran sumidos en una profunda crisis y por tanto gozan de la más Alta ilegitimidad, es importante trabajar por la profundización de la crisis del Régimen.

Al pueblo solo lo salva el Pueblo, ante la grave crisis por la que atraviesa nuestra patria, el deber de todo colombiano es levantarse en el desarrollo de todas las formas de Lucha, contra el Estado apatrida y antinacional. Es imprescindible hoy caminar hacia la consolidación del bloque nacional de oposición al régimen, retomando la Lucha contra el TLC, el Plan Colombia y los planes de saqueo y dominación Imperialista.

Ganar en la unidad y la integralidad de la lucha al calor y movilización del Pueblo se convertirán en los rumbos seguros que nuestro país debe tomar hacia la democratización, la Paz con Justicia Social y la Dignidad Nacional.

Por tanto,y con tan macabros antecedentes los colombianos, patriotas y revolucionarios nos comprometemos siempre en la defensa de la vida, la Soberania y dignidad de la Patria: ¡Ni una Chiquita mas en nuestra patria!

Vendrán los cambios al calor de la Lucha y la Movilización Popular

Elenos, de la Resistencia al Poder Popular