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Municipio de Acapulco, Guerrero, a 11 de junio de 2007

Al pueblo de México:
Al pueblo de Guerrero:
Compañeros:


Importantes acontecimientos se están presentando a lo largo y ancho del país. En Guerrero somos, para el gobierno, testigos incómodos de su rotundo y lógico fracaso en lo que respecta a su supuesta lucha en contra del narcotráfico. Es importante hacerle saber a toda la sociedad del país que Felipe Calderón ya perdió la guerra en contra de lo que él llama “el crimen organizado”. No se dejen engañar. La desbandada de asesinatos que se presentan a diario en prácticamente todas las regiones de Guerrero y en otros Estados del país así lo confirma. Nosotros que vivimos en Guerrero hemos visto que nada de lo que ha hecho ese rabioso neo-cristero llamado Felipe Calderón ha servido para nada. El “crimen organizado” sólo está burlándose de sus socios de los diferentes gobiernos municipales, estatales y federal.

En cientos de comunidades campesinas de Guerrero el narco sigue sembrando, cuidando y cosechando su amapola y mariguana sin ningún problema importante. Lo único que ha logrado la campaña “anticrimen” de Calderón ha sido ir reacomodando y fortaleciendo las estructuras que supuestamente está combatiendo. ¿Por qué? Porque ese reacomodo del crimen organizado tiene como consecuencia paralela el fortalecimiento militar de sus estructuras, de sus células. Las instituciones de “violencia legal” les están dando el entrenamiento y fogueo necesarios. Calderón, tan ignorante como es de las costumbres de la gente, sólo ha logrado meter al Estado en un gran círculo vicioso que terminará por mostrarlo como lo que en realidad es: una estructura gangrenada por el mismo narco. El Estado mexicano vanamente se enfrenta hoy a la “metástasis del narco” en su propio cuerpo.

Hace poco altos jefes policíacos y militares presumían que los Zetas habían sido “eliminados”. Ahora dicen que ya hasta operan en el Distrito Federal y que hay que encender focos amarillos de alerta. Otra prueba de que el narco no ha sido diezmado por esa absurda e inútil campaña militar del gobierno es el turismo consumidor de narcóticos. Nosotros lo sabemos porque llegan a muchas comunidades de nuestras regiones cientos de turistas nacionales y extranjeros que a la par que visitan las playas más famosas de nuestro Estado, también buscan lo que para ellos es una necesidad apremiante: los productos de la amapola y la marihuana… Por eso el gobierno bendice y glorifica el turismo en general. Gracias esa “industria sin chimeneas” bajo control completamente privado, tienen lugar los antros y tugurios, las apuestas, el inmenso consumo de drogas y bebidas embriagantes, la prostitución de mujeres nacionales y extranjeras, la pedofilia, la venta de los recursos naturales públicos, etcétera. Como el gobierno no quiere ni puede crear escuelas ni universidades; como no quiere ni puede crear institutos de investigación ni una verdadera industria nacional, entonces fomenta el negocio del turismo, fachada genial de los paraísos de evasión fiscal, lavado de dinero y de los negocios negros.

La necedad de imponer la presa La Parota también responde a esa necesidad enfermiza de darles a los ricos y turistas el agua que pertenece a las comunidades campesinas de Guerrero. Si el agua la despilfarran los ricos y turistas, que lo paguen los pobres campesinos. Si el preciado líquido se pierde por la mala administración y el pésimo suministro de los funcionarios del gobierno de Acapulco, que lo paguen los campesinos pobres. Si hace falta agua potable que no se considere la expropiación de las plantas de “agua purificada” de la Pepsi Cola o de la Coca Cola, sino las propiedades comunales de los campesinos pobres. Esa es la “política social” de los ricos, llamados capitalistas. Por eso el CCRP-CJ28J se solidariza también con el CECOP y con quienes luchan en todo el país por la defensa de sus recursos naturales.

Compañeros, en el país no ha caído uno solo de los cabecillas del crimen organizado, lo cual demuestra la complicidad existente entre narco y gobierno, la ya indesmentible existencia del narco-paramilitar-gobierno mexicano. En la relación de los Estados mexicano, colombiano y estadounidense para diseñar un Plan México basado en el Plan Colombia, las enseñanzas serán ricas y mutuas, pues todos esos Estados son viejos protectores y promotores del narco y el paramilitarismo. Las pruebas están a la mano: en Colombia con los funcionarios y congresistas ligados escandalosamente con los narcoparamilitares; en Estados Unidos con la existencia de la mayor cantidad de consumidores de narcóticos del mundo y, por otro lado, con la libertad concedida por la Casa Blanca a favor del terrorista cubano radicado en Miami, Luis Posada Carriles; y en México con los nulos resultados en contra del narco y de los paramilitares que han manchado de sangre la Patria durante muchas décadas. Pero además en México tenemos que a quien se detiene, desaparece, encarcela clandestinamente y tortura es precisamente a quienes sí están luchando por cambiar las cosas de manera radical, de raíz, a quienes sí luchan por un país sin miseria, sin injusticia, sin drogas, sin prostitución de ningún tipo, sin políticos y gobernantes corruptos ni mentirosos que ofrecen vochos, computadoras, changarros, acabar con las “ratas de dos patas”, generar empleo y hacer uso de una “mano firme” que se ha convertido en una mano hipócrita que le sube el precio a las tortillas, a la leche, a la luz, a la gasolina y a todos los productos de primera necesidad para los pobres; una mano sinvergüenza que le quiere reducir su pensión a sus propios trabajadores y a los maestros; una mano criminal que asesina niños y mujeres y hombres indefensos en los anticonstitucionales retenes militares. Con nombre y apellido, una mano asesina como la de Felipe Calderón Hinojosa. O una mano cómplice como la de Zeferino Torreblanca que le ha conseguido a su hermano, Alberto Torreblanca, auténtica “rata de dos patas”, jugosos contratos para la construcción de obras de millones de pesos. En México, a quien lucha en contra de todos esos asesinos y cómplices descarados se les secuestra, tortura y desaparece como a los dos militantes (Raymundo Rivera Bravo y Edmundo Reyes Amaya) del PDPR-EPR que fueron capturados por el gobierno el 25 de mayo en la ciudad de Oaxaca.

Por consiguiente, el CCRP-CJ28J se adhiere al llamado del PDPR-EPR en cuanto a la exigencia de presentación con vida de sus integrantes y declaramos además que todos los esfuerzos sinceros por la unidad revolucionaria serán bienvenidos y nos comprometemos a trabajar por ella, pero no dejaremos de hacer hincapié en que la unidad no fructificará con simples llamados; la unidad revolucionaria se concretará cuando dichos llamados estén respaldados en una práctica política que corresponda verificablemente a ese espíritu unificador, de tal modo que la calumnia y la sentencia a muerte en contra de quienes no se logra subordinar ni convencer por falta de capacidad política, así como el considerar que la memoria histórica es una simple baratija que puede hacerse a un lado a cambio de afianzar viejos amiguismos u otros lazos que nada tienen que ver con la práctica política revolucionaria.

¡Contra la globalización neoliberal!
¡La construcción del socialismo!

Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio, CCRP-CJ28J

Municipio de Acapulco, Guerrero, a 11 de junio de 2007.