El computador de la perfidia

EL COMPUTADOR DE LA PERFIDIA

Envanecido por al apoyo criminal del gobierno de los Estados Unidos y haciendo alarde de su nueva condición de primer vende patria latinoamericano, el Presidente de Colombia Álvaro Uribe, recorre el continente con un computador pirata vociferando contra la insurgencia, fustigando y amenazando gobiernos, mostrándole los dientes a patriotas y revolucionarios del hemisferio y sobre todo, creyéndose con fueros especiales o con patentes de corso para violar soberanías territoriales y políticas.

Es el libreto que sus amos republicanos del norte le pidieron interpretar como estratagema desesperada para salvarlo del escándalo de la narco para política que le exige renunciar a la presidencia de la república, desmovilizarse del paramilitarismo y someterse a la justicia. En ese mismo empeño se enmarca la extradición a los Estados Unidos de los testigos principales de la narco para política para dejar sin piso las acusaciones, obstruir la justicia y garantizar al mismo tiempo su propia impunidad y la de su podrida bancada parlamentaria.

Por eso actúa como calco de McCarthy, acusando y descalificando entre espumarajos a presidentes, a ministros, a líderes políticos y sociales, a organizaciones bolivarianas, sugiriendo su apoyo al “terrorismo”, calificativo mediático con el que pretende demonizar el anhelo de emancipación de los pueblos. Es tan mentiroso y tan venenoso como el propio McCarthy que hizo ejecutar en la década del 50 a los esposos Rosemberg acusándolos de entregar secretos de la bomba atómica a los rusos y que llegó acusar a los militares y al Departamento de Estado de tener nexos con el comunismo. No estamos en la época de la guerra fría de McCarthy, sino en la era de Bolívar.

Uribe está actuando sobredimensionado, y es hora de poner en su sitio al desvergonzado muñeco de ventriloquía de la Casa Blanca. Que ningún gobierno, ningún pueblo, ningún revolucionario se sienta chantajeado por un computador chimbo, que no es el de Raúl Reyes sino el del jefe de la policía de Colombia, el general Naranjo, reconocido compinche del narcotraficante, alias jabón. Ese computador fue trasplantado, llenado con burdos montajes de la inteligencia colombiana, y llevado a la escena de la flagrante violación de la soberanía de un país para convertirlo en elemento de la diplomacia de la tensión y del chantaje y en arma espuria de la geopolítica de Washington.

Así muestren el garrote de la cuarta flota, ningún gobierno, ningún patriota latinocaribeño debe bajar la cabeza… el sólo pestañear en estas circunstancias es abrirle espacio a la aplanadora imperialista sedienta de petróleo, de riquezas naturales y de ganancias y más ganancias. La América toda debe reaccionar desbordando su solidaridad con los pueblos de la Colombia de Bolívar, que son los de Venezuela, Ecuador y la actual Colombia.

¿Vamos a dejarnos imponer la monserga uribista de que luchar contra un régimen oprobioso es terrorismo? El alzamiento armado es un derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo como medio legítimo para librarse de la opresión. El carácter político de las FARC lo determina meridianamente su objetivo estratégico, que es la toma del poder para el pueblo. Ahora se han inventado una nueva cortina de humo que han pretendido rotular como FARC-política… Claro que las FARC hacen alta política al luchar por la instauración de un nuevo estado y un nuevo gobierno para garantizarle al pueblo la mayor suma de felicidad posible. Esa es su razón de ser. Y apuntando a ese objetivo lanzan en 1984 la Unión Patriótica como alternativa política, opción que fue exterminada a tiros por la intransigencia del Estado santanderista de Colombia. 5.000 de sus dirigentes y militantes fueron asesinados. En el pasado reciente un ministro de Estado, el señor Rudolf Hommes, refiriéndose a la plataforma democrática de las FARC, manifestó que si ése era el propósito de la insurgencia, estaría dispuesto a rubricar dicha plataforma. En esencia ese mismo documento es hoy la Plataforma Bolivariana que estamos proponiendo como base de discusión a las fuerzas del cambio para el diseño colectivo de la bandera programática que nos habrá de conducir a la Nueva Colombia.

El verdadero terrorista es Álvaro Uribe Vélez. Intentó y sigue intentando matar al Presidente Hugo Chávez de Venezuela. El DAS, que es la CIA en Colombia, infiltró con ese propósito en Caracas a más 100 paramilitares; y el jefe del DAS es el señor Uribe. El DAS está preparando varios grupos de sicarios para enviarlos al Ecuador a asesinar al Presidente Rafael Correa en coordinación con un general (r) ecuatoriano, de apellido Aguas; y el jefe del DAS es el señor Uribe. El gobierno terrorista de Uribe está erigido sobre miles de fosas comunes y cuerpos descuartizados, sobre el desplazamiento forzoso de 4 millones de colombianos y el despojo de tierras, sobre la arbitrariedad de las redadas fascistas que llevaron a la cárcel a más de 150 mil ciudadanos bajo la acusación de apoyar a las guerrillas… Eso es terrorismo de Estado. Es terrorista un gobierno que para darle curso a la locura de la guerra que quiere Washington, niega la inversión social y mantiene en la pobreza al 70% de los colombianos.

No sería presidente el señor Uribe sin el apoyo de la Casa Blanca. En acuerdo con los republicanos extraditó hacia los Estados Unidos, para ponerse a salvo de la justicia, a 14 jefes paramilitares que se disponían a involucrar a su hermano Santiago, al ejército, a ganaderos y empresarios en los horrores del paramilitarismo. Por eso esfumaron los discos duros de los computadores de algunos de los extraditados. Aquí no hubo la previsión de la cadena de custodia ni se llamó a los malabaristas circenses de la Interpol. Uribe se la jugó a la desaparición de todas las pruebas. Así era Santander, que de niño acostumbraba a tragarse sus propias deposiciones para no dejar ningún rastro.

La salud pública exige una nueva institucionalidad para Colombia. Nadie puede soportar dos años más los efluvios nauseabundos del Capitolio Nacional y del Palacio de Nariño. Debe abrirse paso un gobierno provisional que convoque a nuevas elecciones de Presidente y de Congreso.

Ese es el verdadero problema de Uribe y no podrá taparlo ni con mil cortinas de humo. Tampoco podrá acallar las voces antiimperialistas y antifascistas de Nuestra América.

Iván Márquez, integrante del Secretariado de las FARC-EP

Montañas de Colombia, junio 5 de 2008