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Ante la intervención militar a la Residencia del embajador de Japón

"Año del 30 aniversario de la inmortalización del CHE"

AL PUEBLO PERUANO, A LA OPINION PUBLICA INTERNACIONAL, A TODOS LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS, A LOS MEDIOS DE COMUNICACION:

Los militantes del MRTA presos en Canto Grande, ante la intervención militar a la Residencia del embajador del Japón sucedida el 22 de Abril, queremos expresar lo siguiente:

1. La toma de la residencia por el Comando Edgar Sánchez de nuestra Organización el 17 de diciembre, fue una medida extrema, cuyo objetivo principal era la liberación de nuestros cc.presos cuyas vidas se ven amenazadas por el injusto e inhumano régimen carcelario, cuestionado nacional e internacionalmente por instituciones y organismos de Derechos Humanos.

2. Desde el inicio de los acontecimientos y a lo largo de los 126 días nuestro Comando a pesar de la particular y difícil situación, brindó a los detenidos un trato digno y respetuoso facilitándole la comunicación con sus familiares, su atención alimentaria, médica y espiritual.

Sin embargo el gobierno en actitud negativa nos suspendió desde un inicio en forma arbitraria el derecho que nos asiste de ser visitados por nuestros familiares.

3. Como fué de conocimiento público nuestra organización mostró plena disposición para una salida política, pacífica, negociada, voluntad que mantuvo hasta el último momento. Desmintió a su vez las versiones que señalaban la intención de ejecutar retenidos para acelerar las negociaciones, por el contrario nuestro Comandante Cerpa, para tranquilizar a los familiares y al pueblo que estaban a la espectativa de los acontecimientos se comprometió a proteger y velar por sus vidas e incluso a costa de las propias vidas del Comando Edgar Sanchez. El compromiso se cumplió a cabalidad como lo ha demostrado los hechos del 22 de abril.

4. Nuestra organización asumió con madurez e integridad las negociaciones con el gobierno. Expreso su plena confianza a la Comisión de Garantes. Nuestra voluntad por una salida pacífica se mantuvo a pesar del hostigamiento y las maniobras intimidatorias de parte del personal policial. La intervención militar era una opción por parte del gobierno, la cual no descartamos, deviniendo en el nefasto 22 de abril, cuyas consecuencias son del conocimiento público.

5. Una vez más el gobierno faltó a su palabra y le dió la espalda al pueblo peruano y a la comunidad internacional que apostó por una salida pacífica y sin costos humanos. El abrupto asalto a la residencia lo consideramos un acto por demás criminal, cuya responsabilidad no sólo alcanza al presidente Fujimori y a sus cuestionados mandos de las fuerzas armadas, sino incluye al gobierno japonés, frente a lo cual nuestra organización se reserva el derecho a exigir y responder sobre su injerencia en asuntos internos, en cualquier momento.

6. La Comisión de Garantes le debe una explicación al pueblo peruano y al mundo entero. Sus iniciales declaraciones después de los hechos son insuficientes, su participación está en tela de juicio, muy en particular la del capellan castrense y Arzovispo Juan Luis Cipriani, que actuó en representación de la Santa Sede, si ha obrado bajo los nobles principios del cristianismo, debe tener la conciencia tranquila, si no ha de cargar con las cruces de los hermanos caídos en esta insensata salida militar.

7. Este lamentable suceso abre una nueva herida, tan igual como en el repase del que fueron objeto nuestros compañeros en Los Molinos, Jauja, como la de los estudiantes asesinados en la Cantuta, tan igual como las ya abiertas por el hambre y la explotación a que son objeto la mayoria de nuestro pueblo. Heridas que imposibilitaran por un largo período las posibilidades de un diálogo nacional, que nos aproxime al establecimiento de una paz con justicia social.

8. Expresamos nuestras condolencias a los familiares de los militares, así como del magistrado, víctimas de la intervención militar. A su vez les decimos que el MRTA, nunca apostó por la muerte innecesaria, por el contrario, por la vida de los rehenes. Hemos querido que las cosas no acabaran de ésta manera, pero en esta confrontación no sólo cuenta nuestra voluntad, sino también, la del gobierno que optó por una salida militar, abandonando las conversaciones y priorizando la intervención militar, como medio de superar la profunda crisis política en que se debatía. En particular forma, nuestro profundo pesar y solidaridad con los familiares, amigos y vecinos de nuestros combatientes caídos, que entregaron lo mejor de ellos en defensa de su pueblo, que el 22 de abril ofrendaron sus vidas dando muestras de integridad moral combativa y revolucionaria buscando liberarnos de estas cárceles que se han convertido en campo de exterminio. El pueblo sabrá guardarlos en su memoria ya que fueron y siempre serán ejemplo digno para las generaciones de todos los tiempos.

9. Denunciamos a su vez las maniobas que realizaron efectivos policiales de la dirección de Operaciones Especiales de la policía Nacional S.U.A.T, en el penal. No descartamos su decisión para agredirnos, responsabilizamos al Gobierno y al Director del Penal
Andrés Bernardo Pineda Coronel de la policía Nacional de cualquier hecho que atente en contra de nuestras vidas.

Finalmente los Tupacamaristas presos en Canto Grande, somos concientes de la responsabilidad que nos compete en estos difíciles tiempos y expresmos a nuestro pueblo la reafirmación de la continuidad de la lucha emprendida por alcanzar niveles de justicia y el establecimiento de una sociedad donde todos los peruanos podamos realizarnos plenamente. Al mismo tiempo decimos que lo acaecido es una VICTORIA POLITICA, de todo nuestro pueblo, que no hemos podido coronarla en su plenitud, sin embargo hemos hecho pedagogía, hemos dado una lección al mundo sobre los justos y nobles ideales que encierra nuestra lucha, en la cual estamos comprometidos todos.

¡HASTA LA VICTORIA FINAL!
¡COMPAÑERO EVARISTO, HEROE, MARTIR DE LA REVOLUCION PERUANA, EJEMPLO GLORIOSO, VIVIRAS POR SIEMPRE EN LAS LUCHAS DE NUESTRO PUEBLO ...!
¡PATRIA O MUERTE... VENCEREMOS!

Canto Grande, 23 de abril de 1997