De minas y otras falacias

DE MINAS Y OTRAS FALACIAS

Por: Frente Urbano y Rural Jacobo Arenas.
Calles y Montañas del Eje Cafetero

La insurgencia surge debido a la violencia política, social, económica, cultural, étnica ejecutada por las clases dirigentes en alianza con los grandes sectores económicos hacia la población menos favorecida. Ricos y poderosos que intentan imponer sus intereses particulares sobre el sufrimiento de la mayoría de la población, reduciendo la democracia a un sofisma de distracción, más no a una participación del pueblo en la construcción del devenir del país.

Es por estas causas que nacen ciudadanxs que en búsqueda de dignidad, entregan sus vidas combinando todas las formas de lucha. Ya no sólo ven como el estado dispara guerra y miseria contra el pueblo, sino que nos levantamos regresándoles la violencia que han propagado por tantos años, abusando de su perverso poder. Indignación que se transforma en propuestas concretas para la construcción de un nuevo país que garantice la defensa de los derechos humanos como responsabilidad del estado; una política agraria integral, la libre autodeterminación de los pueblos; políticas frente a la explotación y conservación de los recursos naturales; revisión a los tratados económicos internacionales y el no pago de la “deuda externa”; garantías salariales y condiciones justas laborales; reforma a la justicia; lucha contra el narcotráfico, la corrupción y el paramilitarismo; reformas a las fuerzas armadas nacionales, del mismo modo a la estructura política, social y económica que sean necesarias. Todo ello con un propósito: una vida mejor para que cada unx de los colombianxs gocemos de paz, pan, tierra, justicia y dignidad.

Sin embargo, día a día vemos en los grandes medios de desinformación atrocidades que siempre las adjudican a nuestra organización, campañas que buscan aislarnos de la población, dejando una falsa imagen de lo que somos y por lo que luchamos.

Con frecuencia poderosos medios de desinformación hablan de población civil victima de minas antipersona puestas por las FARC-EP, lo que no se escucha es que es una organización dedicada a la causa de los pobres, con escasos recursos económicos pero con una convicción férrea, que ha superado operativos militares de arrasamiento como el Plan Laso en Marquetalia, la Operación Sonora en la cordillera Central, la operación Casa Verde, operación Destructor 1 y Destructor 2, Plan Patriota, y actualmente el Plan Colombia en el que han invertido 3.000 millones de dólares en una lucha anti-subversiva.

Las FARC-EP tenemos como característica aceptar nuestros errores, dificultades y aciertos, como humanistas nos duelen muchos hechos que intentamos evitar en recomendaciones dirigidas a la población civil, que se hacen necesarias en el panorama de nuestro país, que atraviesa un conflicto social y armado.

Como organización político-militar ponemos minas en zonas de combate, aprovechando al máximo cada munición, no es real que pongamos explosivos cerca de la población, de entrada es por el pueblo por quien luchamos y es por esto que recomendamos:

- Que la población civil no debe permitir que cuarteles, ya sean militares o de policía se refugien dentro de la población, claro ejemplo son cuarteles de policía que se encuentran en el centro urbano y al lado de hospitales, como es el caso de Pereira.

- La población civil debe mantenerse retirada de áreas de combate, no servir de guía a entidades de la fuerza pública en zonas rurales, de igual modo debe evitar ir acompañados de militares, ya sea en vehículos propios o en militares.

- La población civil debe abstenerse de brindar colaboración a la fuerza pública, ya sea delatando nuestrxs combatientes urbanos o rurales.

Proponemos a toda la población que sueña con un país soberano, en paz y con justicia social a unir esfuerzos por una salida política al conflicto interno que desangra cada día más a nuestro país, esa ha sido y seguirá siendo nuestra bandera y en esa vía hemos dado suficientes muestras de seriedad y decisión, con liberaciones unilaterales, y recientemente el nombramiento de Pablo Catatumbo, Carlos Antonio Lozada y Fabián Ramírez como delegados para diálogos con el gobierno como se anuncia en la última carta epistolar dirigida a Colombianos y Colombianas por la Paz, como infinidad de hechos que podríamos anunciar de parte nuestra, algo distinto han sido las acciones gubernamentales que reiteran guerra y traiciones.

La invitación es a entender que nuestro reto histórico ¡no es la guerra civil! Por el contrario soñamos y trabajamos por la paz, que solo será posible cuando las razones que causaron la guerra sean aniquiladas.