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Repúbica Mexicana, 16 de junio de 2009

AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES, POLÍTICAS Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!


Nuestra Patria, México, se acerca a pasos agigantados a una crisis total del régimen oprobioso, basta con una mirada a todos sus confines para constatar que los logros alcanzados en la época que gobernó el General Lázaro Cárdenas del Río, se han ido perdiendo hasta llegar al momento que hoy nos encontramos.

Nuestra Constitución Política, la más avanzada en 1917, ha sido trastocada de tal forma que hoy no sólo limita las garantías individuales, además legaliza la más descarnada expoliación y explotación a obreros, campesinos, indígenas, profesionistas y sectores populares con las recurrentes reformas a los artículos constitucionales, entre ellos el 3°, 27 y 123 por citar algunos. Traspasa a manos privadas la totalidad de los sectores primarios y secundarios e incrementa la terciarización de la economía en aras de un supuesto progreso para alcanzar no sólo la “modernidad” sino la ¡postmodernidad!, para establecer amparado por la Constitución el capitalismo más depredador y bárbaro en su fase imperialista con sus políticas neoliberales.

El Estado tal y como había sido concebido por los ideólogos del capitalismo ha dejado de enmascararse, ha roto su propio pacto y se presenta como lo que es, la oligarquía en el poder con su gobierno administrador de sus intereses, que con tal de proteger y acrecentar la riqueza de los oligarcas se desnuda y hace uso de su violencia “legítima” para instrumentar el Terrorismo de Estado con toda impunidad, legalizándola aún en contra de Tratados Internacionales que se hicieron indispensables después de la segunda guerra mundial para contener su propia ambición depredadora como sistema.

Las palabras y los términos que utilizan han sido también despojados de su significado real para esconder sus intereses detrás de los sofismas que imponen a través de intelectuales orgánicos del sistema y los medios de comunicación que sí han revolucionado pero, están al servicio del mismo y así a la miseria le llaman “pobreza extrema”; a la hambruna, pobreza alimentaria; al obrero, empleado; al patrón, empleador; a la limosna, altruismo, institucionalizan el subempleo con la denominación de paros técnicos;… reproduciéndose este fenómeno en todas las áreas de las ciencias sociales y de humanidades, para no ofender a las “buenas conciencias”.

Basta revisar los diarios nacionales, que a pesar de la censura impuesta por el Estado y la autocensura por conservar unos el trabajo de toda una vida y otros sus mezquinos intereses, no pueden dejar de traslucir situaciones tales como las represiones en contra de los maestros que luchan por la democracia en su sindicato, por aumento salarial, por mejorar sus condiciones de trabajo, por el rescate de una educación pública, humanista y contra la privatización de la misma en el país; de obreros mineros, metalúrgicos de la industria automotriz, de todo tipo de la industria maquiladora, anulando derechos y conquistas laborales y sindicales; la represión, tortura, violación y asesinatos de campesinos despojados de sus tierras de labranza a través del despojo legalizado que significa el Fanar; el encarcelamiento de luchadores sociales, el secuestro, encarcelamiento y hostigamiento de sus familiares convirtiéndolos en rehenes; el acoso, el arraigo y la intervención a los teléfonos de toda persona que disienta con la política hegemónica de los hombres del poder y el dinero...

Por más que se ha querido ocultar la realidad, ésta rompe todo cerco mediático y de censura, aflorando la miseria física y humana, la hambruna, el analfabetismo, la emigración del campo a la ciudad que han creado ciudades perdidas carentes de los servicios más elementales; la emigración hacia Estados Unidos en donde son maltratados, denigrados y hasta asesinados nuestros hermanos; la carencia de atención eficiente a la salud, al deporte y ya no digamos el inexistente acceso a la cultura universal por el pueblo, ésta sólo está al alcance de una elite debido también a la privatización de la misma.

En el ámbito económico y político la descomposición del régimen es más que evidente con la ausencia de principios éticos y morales que beneficien a la colectividad humana y a la naturaleza y que uniforma a los partidos políticos electorales.

Cada día la sociedad pierde el estatus de vida que tenía: en­­­ la pequeña burguesía, sus hijos ya no asistirán más a escuelas particulares y tendrán que privarse de las vacaciones veraniegas o dejarán de asistir a sus clases de natación o música, venderán el automóvil, más aún, muchos perderán el hogar que a base de dobles jornadas han adquirido o están adquiriendo; los pobres, proletarios arrojados a las filas del lumpen proletario habrán de continuar apretándose el cinturón privándose hasta de lo poco que comían, del huevo cuyo precio ya es estratosférico ($22.00 el kilo), de verduras y fruta sólo a veces de la que venden en los tianguis (más que madura, casi podrida) y los miserables continuarán en los grandes basureros pepenando lo que puedan, sobreexplotados por líderes venales destinados a la muerte por inanición y enfermedades curables.

No obstante y debido precisamente a esa precarización provocada por la oligarquía, la sociedad, el pueblo en su conjunto cada día toma conciencia de la necesidad ineludible de cambios radicales y ya se organiza como puede, como entiende, como considera y de acuerdo a su circunstancia y medios a su alcance.

Pero, se enfrenta a una libertad acotada en todos los ámbitos, desde la libertad de expresión que tanto defienden los monopolios de los medios de comunicación que coludidos con los gobiernos defienden al Estado por medio de la pseudoconcreción como un arma por demás ideológica de la cual se sirven para mediatizar y enajenar a la población sumiéndola en el consumismo y el individualismo acendrado a través de su premisa de “laisser faire et laisser passer”, es decir, dejar hacer y dejar pasar, mientras no se toquen los intereses personales o de grupos de poder oligárquicos.

Se enfrenta a la criminalización de la protesta social que acota la libertad de organización, de manifestación, de la libre expresión reduciendo y obligando a la participación en las contiendas electoreras que no electorales, que se traduce en la corporativización, en un vaciamiento de propuestas inútiles de parte de los partidos políticos domesticados, presentando por doquier rostros hipócritas y discursos demagógicos, porque pasando la “contienda” todo queda en el olvido y en los montones de basura de propaganda electorera, contaminando aún más el medio ambiente.

Parte de la crisis progresiva que consume al país se refleja cada día con el correr de las campañas electorales intermedias, en las que prevalece la demagogia, la propaganda gris y negra manifiestas en ataques personales, el denigrarse unos a otros, la difamación y las calumnias en ausencia de las propuestas y los planes de trabajo que beneficien no sólo a los más necesitados sino a la población en general, llamándole “guerra sucia” desnaturalizando otro término más, trastocando el sentido que tiene: Guerra sucia, la que ejerce el Estado en contra de los luchadores sociales, al encarcelarlos, desaparecerlos y asesinarlos por disentir con los gobiernos en turno. Esto como resultado de la ausencia de la democracia que ostenta el Estado, del rompimiento de los pactos y componendas, pero no nos engañemos, en resumen esas son contradicciones que entre ellos resuelven de una sola manera: ¡con el fascismo!

Desde que iniciamos la lucha revolucionaria por la vía armada, nos habíamos pronunciado en contra de la farsa electoral, debido a la ausencia de una democracia real participativa pues sólo ganaba el partido en el poder, el PRI, -no lo olvidemos-, y los otros partidos, entre ellos el PAN no eran más que una comparsa legitimadora del poder.

Sin embargo, nuestra posición al respecto cambió cuando se abrió la incipiente posibilidad de un cambio con la candidatura del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y lo que se aglutinó en torno a su propuesta política, hicimos un llamado a la ciudadanía para que si votaba defendiera su voto de manera consecuente, el resultado fue un conato de levantamiento popular al constatar una vez más la manipulación de los votos y la derrota política del Ingeniero mediante el fraude electoral orquestado por el gobierno de Miguel de la Madrid. A la vez, no negamos la existencia de un creciente y organizado abstencionismo político que llamamos también a ser congruentes y a desarrollar cualitativamente esta forma de lucha, masas y cuadros políticos que en los hechos fueron quienes asumieron la resistencia contra el fraude electoral.

En el año 2000, mantuvimos la misma posición política al demandamos a los sufragantes que defendieran dignamente su voto y advertimos las consecuencias negativas del voto útil o de castigo que hasta intelectuales de izquierda otorgaron al candidato de derecha del Partido de Acción Nacional, el analfabeto funcional Vicente Fox, a cambio de sacar al PRI de Los Pinos, cara ha costado esa equivocación, sobre todo a nuestro pueblo, porque nunca existió transición democrática, lo que devino fue una profunda involución democrática. Constatamos una vez más que el abstencionismo político como forma de lucha seguía manteniéndose y creciendo a pesar de recursos e inversión electoral que coaccionaban de diferentes maneras para obligar a votar, “por quien fuera”, convirtiéndose para gobierno, partidos y candidatos el enemigo número uno a vencer.

Desde los tiempos de la hegemonía priista hasta la supuesta apertura y pluralidad democrática, la característica política invariablemente ha sido la misma, los candidatos a puestos de elección popular son electos por una minoría de la minoría.

Actualmente, entre los analistas progresistas y de izquierda hay quienes se pronuncian por anular el voto como una forma de repudio al sistema político mexicano, al sistema electoral imperante, a la ausencia de democracia y al gobierno ilegítimo de Calderón. Entre ellos hay quienes se aferran a que sólo existe una opción, la vía pacífica, aún a costa de continuar validando un gobierno ilegítimo, instituciones electorales a modo que no validan, ni representan democracia alguna para el pueblo.

Entendemos su posición y la respetamos aunque no podemos dejar de insistir en recordarles lo que ya han mencionado: a ojos del pueblo no existe partido electoral alguno que garantice el cambio que nuestra Patria necesita debido a que omiten propositivamente los principios que dicen ostentar; que la mayoría de quienes están postulados no resisten una investigación real e imparcial sobre su declaración de bienes; que la mayoría de políticos de oficio son saltimbanquis enquistados desde los sexenios priístas, mismos que de la Cámara de diputados o de senadores, una vez que llegaron como nominales pasan a ser plurinominales o viceversa de suplentes a titulares; tránsfugas de un partido a otro, que han conformado camarillas y cotos de poder y sobre todo que también la mayoría no cuenta con solvencia moral ni son representantes reales elegidos democráticamente, salvo algunas excepciones.

Estos analistas eluden por convicción o autocensura que sí existe otra vía para transformar de raíz nuestro país: la vía armada revolucionaria, cuyas expresiones son ya manifiestas más no dadas a conocer en diversos estados de la República mexicana.

La vía armada revolucionaria históricamente ha sido la única que en México ha logrado cambios reales y favorables para nuestro pueblo a pesar de la violencia impuesta. Que entre los telones de esos cambios, en el ámbito político-lectoral los beneficiados son algunos cuantos los autodenominados “clase política” al ensanchar sin sustento real sus cotos de poder y atesorar dinero para sus familias y adeptos. Toda apertura democrática, sea pequeña o grande, todo avance progresista en la sociedad ha sido parida por las luchas populares independientes y revolucionarias.

Hoy, ante la realidad siempre cambiante y la polémica de asistir a votar o no votar en las urnas se definen varias tendencias, existe el voto cautivo de los partidos mayoritarios lo que han dado en llamar el voto duro; el voto otorgado de forma convencida a candidatos determinados; el voto clientelar; el voto blanco que enmascara y favorecerá al PRI y al PAN; y el voto nulo por tachar toda la papeleta, por escribir un nombre simbólico o por escribir el nombre de Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, el fantasma del abstencionismo político persiste y hoy adquiere nuevas formas de expresión, que puede ser bajo el voto nulo o de plano por el rechazo abierto y consciente de los procesos electorales remozados y costosísimos, porque en ellos ese 60% o más del padrón electoral no se ve representado por ningún partido o personaje político. El abstencionismo político cobra razón de ser, alarma a los políticos de oficio y a las camarillas de parásitos que viven del erario público porque desenmascara la democracia oligárquica, pero su mayor espanto es que muchos de los abstencionistas y los que están por el voto nulo son en su mayoría jóvenes que no ven como alternativa a ningún partido político y la condena política al régimen neoliberal representado hoy por el gobierno calderonista y el PAN-PRI.

Como la realidad del país es compleja, para todos aquellos que de manera conciente y noble están por la anulación del voto como la expresión política abierta de rechazo y condena al sistema, en esta ocasión, los llamamos a mantener con firmeza la opción de la anulación del voto; convocamos a la ciudadanía mexicana que aún es partícipe por diferentes circunstancias en los procesos electorales para que anule su voto como un repudio y rechazo a la falsa democracia existente y escriban sin temor vivas en apoyo a la nueva revolución que reclama el pueblo y de la cual somos parte, escribiendo el nombre completo de nuestro partido, Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), expresiones como éstas reflejarán el repudio al régimen y serían votos de aprobación a lucha armada revolucionaria, a la revolución que tanto temen los oligarcas, sus administradores en el gobierno y los políticos afines al régimen.

A los abstencionistas organizados y no organizados, deben seguir fortaleciendo esta forma de lucha, como el aporte que ha representado siempre al proceso de transformación sociopolítico del país, sumen esfuerzos conscientes para esta revolución que se está desarrollando en todos los rincones del país.

Hoy tenemos un sueño, (parafraseando a Luther King) y es que intelectuales, analistas, académicos de izquierda, organizaciones populares y políticas trasladen a un plano secundario sus diferencias, pequeños o mezquinos intereses para unirse en torno a un proyecto que aún dentro del marco institucional que domina podría significar un cambio que detenga la criminalización de la pobreza y la protesta popular, que detenga la violencia institucionalizada del gobierno de Felipe Calderón contra el pueblo, expresada en las aprehensiones, encarcelamientos y penas injustas contra cualquier ciudadano, tomando de rehenes a familiares y amistades de luchadores sociales, hostigando, persiguiendo, asesinando y desapareciendo a luchadores sociales, crímenes de lesa humanidad como el cometido contra nuestros compañeros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Cruz Sánchez, así como la muchos más.

Un proyecto que hoy por hoy para muchos puede ser el que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, conocemos que una gran parte de esta base política demanda congruencia política para quienes están al frente de esta forma de organizarse y luchar, aunque es un proyecto personal está enfocado a la superación de algunos de los problemas más urgentes a pesar de que no todos los que participan tengan la misma congruencia y los mismos fines, sabido es también que muchos de estos ciudadanos a la vez que participan en esta forma de lucha ven con buenos ojos la vía armada revolucionaria.

Tomemos en cuenta que aunque son elecciones intermedias es una buena coyuntura política para revertir los fines perversos de autolegitimarse por medio de una elección más, manifestemos cada quien desde nuestra forma de lucha nuestro repudio al régimen neoliberal, al PAN, al PRI y al grupo de politicastros que tienen secuestrado al país que junto con la ultraderecha ya ensayan y preparan desde ahora otro fraude escandaloso para el 2012.

Ante una realidad compleja y cambiante la transformación del país solo será posible con la combinación de todas las formas de lucha y con la unidad del pueblo y sus organizaciones, unidad que se forja en la lucha diaria por las demandas económicas, políticas y sociales que reclama nuestro pueblo.

¡VOTA POR EL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO-EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO!

¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLITICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAIS!
¡POR LA PRESENTACION DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS!

¡POR LA REVOLUCION SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!

COMISION DE PRENSA Y PROPAGANDA
DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

AÑO 45
República Mexicana, a 16 de junio de 2009