El trabajo político con los intelectuales

¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Proletarios, naciones oprimidas y pueblos del mundo, uníos!

EL TRABAJO POLÍTICO CON LOS INTELECTUALES

Octubre del 2006.

En la prolongada y encarnizada revolución democrática nacional, y en la ardua tarea de forjar una nueva patria peruana, el Partido Comunista del Perú, debe saber movilizar políticamente a los intelectuales, para que participen en la revolución, por que solamente de esta manera estará en condiciones, de organizar una fuerza poderosa para la guerra revolucionaria en su conjunto; organizar a los millones de masas explotadas, oprimidas y empobrecidas entre los trabajadores, obreros, campesinos y estudiantes; desarrollar el movimiento cultural revolucionario y extender la movilización ideológica y política entre las grandes masas populares del pueblo peruano.

En los tiempos actuales del imperialismo, y siendo nuestro país, un país atrasado y colonia del imperialismo norteamericano, semicolonia de las demás potencias imperialistas, y un país semifeudal, donde la feudalidad se expresa con características de gamonalismo, latifundio y servidumbre, sin la participación de los intelectuales en la lucha contra el imperialismo yanqui, el feudalismo y el revisionismo de todo tipo, es imposible alcanzar la victoria.

En la actual revolución agraria, en los últimos diez años del periodo de 1980 a 1999, hemos sufrido un repliegue en relación al apoyo y la participación de los intelectuales en la revolución peruana; esto se debió a que, en cuanto al trabajo con los intelectuales surgió una desviación de ultra izquierdismo, de golpes, de ataques, de maltratos, de marginar, y todo esto fue responsabilidad del propio Gonzalo, por que no supo corregir ni poner orden a tantos hechos negativos y perjudiciales. Esta desviación política, fue por la incomprensión de la revolución democrática burguesa de nuevo tipo, en un país atrasado semicolonia y semifeudal en aquel momento, y por la incomprensión de que la guerra popular en el Perú tiene dos períodos bien definidos y tiene que ser prolongada.

Hoy nuestro Partido, haciendo un esfuerzo necesario y obligatorio, está desarrollando el trabajo político con los intelectuales, sacando lección de los métodos incorrectos, acogiéndolos, orientándolos y organizándolos hacia la revolución.

Los intelectuales, comprendiendo su papel, sobre la necesidad de la nación y del pueblo peruano, están asumiendo voluntariamente su tarea, en la lucha por el triunfo completó de la revolución.

El Partido, el ejército, el frente unido y la revolución en su conjunto necesitan de su participación, y desde dónde están, impulsarán los trabajos en el movimiento cultural y en el movimiento de masas, ampliando así, el trabajo revolucionario por la unidad, por la formación ideológica y política de los estudiantes, de los jóvenes, de los trabajadores y del pueblo en general, de tal forma que se irán logrando una amplia unidad de pensamiento para una desarrollada unidad de acción proletaria, revolucionaria antiimperialista y anti feudal.

El revisionismo, como cáncer ideológico anticomunista, como avanzada del imperialismo en las filas del movimiento proletario, está difundiendo su veneno contrarrevolucionario y están empeñándose en ganar y confundirlos a los intelectuales, estudiantes y masas en general, tanto en el campo y ciudad; pero, el Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta, dirigiendo la revolución democrática nacional, asumiendo su papel de vanguardia está jalonando por el justo y correcto camino de la rebelión armada, a la clase, al pueblo peruano contra el imperialismo yanqui, contra la feudalidad y contra la nueva línea oportunista de derecha, revisionista y capitulacionista, encabezado por Gonzalo y su llamada “Dirección Central”. En estas circunstancias, los intelectuales están tomando posición por la revolución, y junto a las amplias masas populares y estudiantes están rechazando y desenmascarando a los traidores y renegados de la revolución, por que el pueblo peruano, así como no necesita nada del imperialismo, también no necesitan nada del revisionismo, y esto, ya es un éxito en la lucha contra los enemigos de la nación y del pueblo peruano.

Hoy, los cuadros de nuestro Partido, superando serias y cruentas dificultades, ya están capacitados para dirigirlos y educarlos a los intelectuales en la ideología, en la política, en el arte militar de la revolución peruana, por la verdadera y concreta emancipación de la nación y el pueblo del Perú.

Realmente ya hemos superado los momentos difíciles y las actitudes indiferentes y erróneas frente a los intelectuales. Todo ello se debía, a que la misma “dirección central” difundía políticas dogmáticas en relación a los intelectuales; además los cuadros de procedencia campesina no comprendían la importancia de los intelectuales para la causa revolucionaria.

Hoy, debemos tener una clara diferencia entre los intelectuales de los países del tercer mundo y de los países imperialistas; también diferenciar correctamente entre los intelectuales que sirven a la clase terrateniente y a la burguesía que es una minoría, y a aquellos que sirven a la clase obrera y al campesinado y es una mayoría. Muchos cuadros no comprendían estas diferencias.

En este momento, el imperialismo yanqui, la reacción peruana mediante la educación peruana elitizada, no abandonarán su política de ganar, embaucar y chantajistamente utilizar a los intelectuales en contra de la revolución. De igual forma, el Partido también tiene la obligación de ganarlos, pero con la verdad, con justicia y por una necesidad popular revolucionaria, con razón, ventaja y sin sobre pasarnos.

Los tiempos difíciles de la guerra agraria radical, de 1980 hasta 1999, fueron una enseñanza para formar una firme armazón del Partido, y así estar mejor preparados para la guerra agraria democrática actual y posteriormente para una guerra de resistencia nacional antiimperialista y anti feudal.

En la revolución peruana, los intelectuales tienen que aplicar su fervor revolucionario; su incorporación es voluntaria, franca y sincera, dispuestos a luchar contra el imperialismo yanqui, contra las fuerzas armadas y la policía nacional del Perú, columna vertebral de este sistema reaccionario; contra el revisionismo y todos los enemigos del pueblo y la nación peruana.

Los intelectuales, deben comprender que hacer la revolución es una tarea difícil, compleja pero finalmente victoriosa, tienen que ser leales y capaces de soportar las privaciones y aprender a trabajar esforzadamente, por que demanda desenvolver constantes esfuerzos por los sagrados intereses populares y nacionales. Orientarlos a que deben templarse en la guerra, en el trabajo desinteresado y servir al ejército popular y al pueblo peruano de todo corazón. Los intelectuales, por su abnegada labor pueden ser militantes del Partido y otros, pueden ser combatientes del ejército revolucionario, como también ser miembros del frente unido revolucionario y con algunos que no desean ingresar a ninguno, es preciso establecer buenas relaciones y guiarlos en el trabajo cotidiano.

Por temor a la infiltración, es erróneo no permitir la incorporación de los intelectuales. La reacción y los Partidos políticos burgueses organizarán infiltraciones, pero el Partido tiene que estar muy vigilante. Tener mucho cuidado con los elementos pocos leales y susceptibles al oportunismo, la vida cómoda y el mercenarismo. El Partido, tiene que actuar con resolución y firmeza frente a la infiltración, y expulsarlos desenmascarándolos, demostrando con hechos y pruebas objetivas su accionar delictivo. De los intelectuales relativamente leales, no podemos desconfiar pensando que son infiltrados, por el contrario, elevar más su educación y orientarlos ideológica, política y militarmente. Además, debemos mantener una estricta vigilancia ante las acusaciones falsas contra los intelectuales, estudiantes y masas inocentes, hecha por los contrarrevolucionarios.

Es necesario asignar trabajos apropiados a los intelectuales; en la práctica irán demostrando ser leales y útiles al pueblo, a la causa revolucionaria y al proletariado internacional, el quid del asunto, es que en el curso prolongado de los trabajos, irán superando sus deficiencias y se irán identificando con las amplias masas populares, como también fundiéndose con la militancia del Partido, y con los combatientes del ejército revolucionario. Para alcanzar estos objetivos, es urgente realizar, un efectivo trabajo de convencimiento ideológico y político con los cuadros y combatientes del ejército, que se oponen a la participación de los intelectuales en la revolución peruana y deben estudiar con mayor intensidad para elevar su nivel cultural.

Estos principios, sobre el trabajo con los intelectuales, son básicamente válidos para desarrollar los trabajos en las zonas dominadas por el enemigo, tanto en las zonas rurales y en las ciudades de la nación peruana.

Cuando admitimos intelectuales para el trabajo en las zonas dominadas por el enemigo, debemos prestar atención a su grado de lealtad, y debemos verificar y controlarlos periódicamente. Es urgente y necesario establecer vínculos apropiados, con los intelectuales no militantes que simpatizan con el Partido y la revolución, tanto en las zonas dominadas por el enemigo, como en las zonas rurales y las ciudades.

Todos los camaradas del Partido Comunista del Perú, deben comprender que una política correcta con respecto a los intelectuales, es una de las condiciones importantes para la victoria de la revolución. Es del todo inadmisible la repetición de los inadecuados métodos de dogmatismo, ultra izquierdismo en relación al trabajo político con los intelectuales.

El proletariado peruano, no puede formar sus propios intelectuales sin la ayuda y la participación de los intelectuales. El Partido, espera que los cuadros dirigentes en los diversos niveles y todos los militantes, den seriedad al trabajo ideológico y político con los intelectuales.

La intelectualidad, debe revolucionariamente comprender y poner en práctica, la política proletaria sobre el nacionalismo, sobre el patriotismo, sobre la lucha antiimperialista y antifeudal, sobre la lucha contra el revisionismo contemporáneo, sobre el heroísmo revolucionario y sobre el internacionalismo proletario.

La nación peruana, el pueblo peruano y la revolución peruana, necesitan de intelectuales revolucionarios, que bajo la dirección de su Partido Comunista del Perú, marxista-leninista-maoísta, participen en diversos grados en la guerra popular democrática prolongada, y sirvan a la emancipación de nuestro país de la explotación y opresión del imperialismo principalmente yanqui y la feudalidad aburguesada que desenvuelve el capitalismo burocrático, que en la práctica, es el capital financiero de las oligarquías de las potencias imperialistas y principalmente del norteamericano, responsables del hambre y la miseria, que sufren los millones de pobres, que sufren las amplias masas populares y todas las clases oprimidas y constreñidas de la nación peruana.

En conclusión, los intelectuales no solamente deben estar en condiciones de saber interpretar, la realidad objetiva y el carácter de la sociedad peruana contemporánea; aunque interpretar la realidad es muy importante, pero en realidad, es la mitad menos importante, por que, de lo que se trata, no es el de saber interpretarlo, sino el de saber transformarlo participando directamente en la revolución de nueva democracia, solamente así, los intelectuales de nuestro país pueden ser marxistas y pueden ser revolucionarios, de lo contrario, son revolucionarios de palabra, incluso otros son contrarrevolucionarios y defensores del sistema imperialista, y del caduco sistema de grandes burgueses y grandes terratenientes del Estado peruano.

PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ
MARXISTA - LENINISTA - MAOÍSTA

COMITÉ DE DIRECCIÓN