Discurso inaugural de la VIII Conferencia Nacional del M-19

DISCURSO INAUGURAL DE LA VIII CONFERENCIA NACIONAL DEL M-19

"ACABAR CON EL MITO DE LOS HOMBRES PERFECTOS"

Jaime Bateman Cayón

Los compañeros de la Fuerza Militar, los compañeros de las organizaciones urbanas, los compañeros del trabajo político en campos y ciudades de nuestra organización: Con nosotros se encuentran compañeros de otras organizaciones guerrilleras, especialmente del Ejército de Liberación Nacional; lamentablemente los compañeros de otras organizaciones no pudieron asistir

Esta es compañeros la Octava Conferencia Nacional del Movimiento 19 de Abril, M 19. Después de tres años nuestra organización vuelve a reunirse en condiciones totalmente diferentes a las que hicimos la Conferencia en el año 79, porque era una cruel represión contra nuestra organización. Nos levantamos de las cenizas y hoy somos esto que está aquí, más nuestro prestigio, más nuestra voluntad de vencer.

El M 19 se ha forjado es aquí, en las dificultades, en los problemas. Cualquiera de ustedes guerrilleros, sabe cómo se ha ido forjando esto. Cualquiera de ustedes sabe que aquí no hay un solo elemento que no tenga un primo, un hermano, un abuelo, muerto en la lucha por la libertad de la patria. Cada uno tenemos nuestra propia historia; la verdadera historia que se está escribiendo en este país se está escribiendo aquí, donde obreros, campesinos, intelectuales, no están dispuestos a arrodillarse al sistema.

En esa época compañeros, hace más de tres años, nosotros dijimos: ¡adelante!, siempre que quede uno del M 19, quedará la esperanza de la lucha. Siempre que quede uno dispuesto a levantar esas banderas que son las banderas de la dignidad de nuestro pueblo, no seremos derrotados ¡nunca!. Porque la verdad está de nuestro lado, porque nuestra voluntad es la de favorecer a la inmensa mayoría de la población. No son, compañeros, no son fáciles los esfuerzos que hemos hecho; desde la VII Conferencia a esta Conferencia nos han derrotado mil veces y mil veces hemos surgido en los combates y ahora somos más que antes y ahora tenemos mejor voluntad de lucha y sabemos que vamos a triunfar. Cuando todo el mundo creía que estábamos enterrados en las mazmorras del sistema, cuando todo el mundo creía que nos habíamos asilado, cuando todo el mundo creía que nos habíamos ido a pasar nuevos rumbos surgimos de las cenizas y nos tomamos la Embajada de la República Dominicana.
Sólo la lucha, compañeros, sólo la lucha ha mantenido esta voluntad de triunfo. No hay otro camino, no hay otro camino y eso lo hemos ido aprendiendo aquí: poco a poco, hemos ido dando un ejemplo de dignidad, un ejemplo de valentía, un ejemplo de heroísmo. Por eso no es cualquier acto esta reunión: es el balance de los tres más difíciles años por los que ha pasado nuestra patria. Tenemos que recordarlo siempre, compañeros, porque cada uno de nosotros en lo futuro, tenemos que convertirnos en un general de la revolución, porque nosotros no aspiramos a continuar siendo una guerrilla; tenemos que aspirar a ser un ejército y tiene que ser un ejército de millones de personas, un ejército donde participe la inmensa mayoría de nuestra población.

Por eso siempre hemos sido enemigos de aquellos compañeros que pretenden seguir siendo guerrilleros toda la vida, que pretenden seguir siendo chiquitos toda la vida. Ahí está una de las grandes revoluciones que nosotros hemos hecho en este país: es acabar con los mitos, es acabar con los hombres perfectos, es acabar con los hombres que nunca cometen errores. Si nosotros queremos que esta revolución sea del pueblo, si nosotros queremos que esta revolución sea de montoneras, compañeros, tenemos que ir donde el pueblo, tenemos que darle el arma al pueblo, tenemos que ofrecerle nuestra voluntad y enseñarles que el camino de la revolución, que el camino de la liberación, sólo se consigue en la lucha

Todos son testigos, compañeros, de las propuestas de paz del M 19 al país, todos son testigos de que el M 19 no tiene una voluntad guerrerista. Hemos sido los abanderados de las soluciones en este país: hemos demostrado hasta la saciedad que los guerreristas, que los amantes de la guerra son la oligarquía, el imperialismo, son el utilitarismo. Nadie nos podrá acusar de estar azuzando la muerte, el asesinato, la tortura. Ya el país, compañeros, millones de personas están esperando a que el M 19 deje de ser una esperanza y se convierta en una realidad. No podemos perder el tiempo, compañeros.

Hoy 7 de agosto, fecha memorable en nuestra patria, hoy 7 de agosto se está posesionando el nuevo gobernante en Colombia, el señor Belisario Betancur. Hoy se acaba uno de los Gobiernos más reaccionarios, más militarista, más torturador, más asesino, de la historia colombiana. Gracias a nuestra lucha, gracias a nuestro combate, gracias a nuestras propuestas, el liberalismo, compañeros, como proyecto político en este país ha sido golpeado en el corazón, porque es un partido entregado a la oligarquía, porque sus dirigentes han entregado las mejores banderas que en otra hora fueran orgullo y símbolo de nuestro pueblo. Hoy asume un conservador. Para el M 19 no hay prejuicios que en otras épocas hicieron que colombianos se mataran unos contra otros. El M 19 es el abanderado de una política para el pueblo, no de una política partidista; el M 19 es abanderado de una política nacionalista, que resuelva los problemas de la nación, no de la oligarquía; que resuelva los problemas de la inmensa mayoría de nuestro pueblo.

Por eso nos odian, por eso quieren vernos muertos, compañeros; por eso el señor Mindefen-sa dice que nosotros somos bandidos, como Jesucristo; por eso nos humillan, o quieren o pretenden humillar¬nos; por eso nos persiguen; por eso tenemos cientos de presos, compañeros, ¡cientos de presos! Por eso la lista de los muertos no alcanza en los cuadernos; porque estamos al frente, porque tenemos ésta (arma) levantada, porque nadie nos viene a nosotros con cuentos de rendición, ni de amnistías a medias. ¡El M 19 no se rendirá nunca! El M 19 no se dejará humillar nunca.

Muchos compañeros se han decepcionado, muchos se han entregado. Todos sabemos las debilidades que se presentan en el combate, todos sabemos las dificultades que se presentan en el combate. En estas dos últimas elecciones hemos tenido 400 detenidos, hemos tenido más de 40 muertos pero nosotros lo hemos dicho una y mil veces: esta revolución se escribirá con sangre, porque la oligarquía, compañeros, no dejará nunca que sus intereses pasen a otras manos. Ellos se defenderán con las uñas; para eso tiene ese Ejército poderoso, con aviones, con helicópteros, con barcos, con espías, con B 2, con F 2, con DAS; cientos de miles de hombres. Y nosotros tenemos que estar orgullosos de haber combatido y de haber triunfado, porque ellos no han podido cumplir con su estrategia que es la de destruir esta guerrilla. Las operaciones de septiembre, octubre y noviembre fueron el éxito mayor alcanzado por guerrilla en nuestro país: 17 mil hombres, compañeros, se lanzaron contra nosotros. No se lanzaron a jugar, se lanzaron a destruirnos, y nosotros tenemos que sentir un inmenso orgullo de haber enfren¬tado ese Ejército, porque los estamos enfrentando...

Es la moral, compañeros, nosotros nunca podemos liquidar este Ejército —además porque ése no es nuestro objetivo—, pero su voluntad de lucha cada día es menor y cuando nosotros dejamos de combatir, cuando dejamos de luchar, sube la moral de ellos y baja la nuestra. La única estrategia viable, compañeros, con armas o sin armas, será siempre la lucha, no hay otra.

Hoy en el mundo, los pueblos por todas partes resurgen a la lucha: pueblos enteros se están liberando. El imperialismo norteamericano está llegando a su final, no será ni en cinco, ni en diez, ni en veinte años, porque es un imperio, pero ese imperio está herido, compañeros, y está herido porque Vietnam ganó, y El Salvador, compañeros, ese pueblo tan pequeño, en 20 mil kilómetros 2,5 millones de personas, están librando una lucha jamás conocida por la humanidad... Son monstruos esos guerrilleros que nos están dando ejemplo a nosotros, y que lo aceptamos como es, porque es un pueblo pequeño luchando contra ese monstruo que es el imperialismo norteamericano. Las revoluciones, compañeros, se están haciendo en el mundo y nosotros no nos vamos a quedar atrás; aquéllos que no tengan voluntad, aquéllos que no crean que es posible tienen que irse a vender empanadas, compañeros.

Estamos hechos para las dificultades, estamos hechos para los problemas y si se van a triplicar los problemas los recibiremos con mucho gusto. En Colombia, compañeros, el M 19 es una alternativa de poder. Esto significa que millones de personas piensan que nosotros podemos dirigir este país. No es mamando gallo: ¡vamos a dirigir este país! Cada uno de nosotros tiene que estar pensando en eso todos los días: a qué hora le tocará asumir la dirección del Estado, a qué hora cada campesino de éstos tiene que dirigir millones de personas. Eso será lo único que no podrá destruir nunca a nuestra organización. Porque tampoco se trata de supervivir. Eso es reaccionario, compañeros, eso ayuda es al enemigo. Los que hablan de una guerra prolongada para toda la vida... La revolución hay que hacerla ahora y tenemos que hacerla con la gente, y tenemos que estar dispuestos a aceptar a la gente.

A veces el mismo pueblo se siente discriminado por nuestra organización y puede que tenga razón, por las dificultades inmensas que hay en cuanto a la clandestinidad y a la persecución feroz que hace el enemigo contra nosotros. No hay un miembro del M 19 de primera y otros de segunda; no hay miembros del M 19 armados y unos desarmados; todos son iguales y el enemigo lo asimila de esa forma; igual nos tortura a los dirigentes sindicales nuestros, igual nos tortura a los dirigentes campesinos nuestros y ustedes lo saben muy bien: aquí no hay avecitas puras, todo el que está con el M 19 es subversivo, todo el que está con el M 19 está catalogado por el enemigo como un bandido y nosotros debemos asumir esa responsabilidad con todas sus consecuencias. Que nos digan bandidos... ¿Quién se ofende? ¿A Jesucristo no lo llamaron bandido? ¿A Bolívar no lo llamaron bandido? ¿A Galán no lo llamaron bandido? a Guadalupe Salcedo, compañeros, guerrillero de los Llanos Orientales, ¿qué era para ésos que están mandando hoy en el país, si no era un bandido? Los guerrilleros de la violencia, ¿no eran bandoleros? A nosotros no nos asustan esos epítetos, al contrario, entendemos que lo estamos haciendo bien: entre más nos critiquen, entre más nos persigan, entre más nos fusilen, entre más nos torturen, más razón tenemos. Así se mide la política en este país

Eso no significa que hayamos hecho todo bien, eso no significa que seamos los portadores de la verdad revolucionaria en nuestro país, eso no significa que hayamos acertado en nuestra política. Hemos cometido demasiados errores; ese será un tema de esta reunión.

La voluntad de unidad, la voluntad de hacer un solo frente contra el enemigo, no es una labor fácil en nuestro país; la voluntad de tener de nuestro lado a las otras organizaciones guerrilleras no es fácil en este país. Son demasiados años de frustraciones, demasiados años de errores, pero es nuestra organización la que está llamada, compañeros, a dar el ejemplo, porque ya no basta la carreta, ya no basta estar hablando, echando discursos. Los hechos, compañeros. Los hechos. Por eso nosotros insistimos cuando nos encontramos con los guerrilleros de las FARC, del ELN, del EPL, que tenemos que recibirlos como lo que son: nuestros hermanos. Es gente igual que nosotros, es pueblo igual que nosotros y tenemos nosotros que dar el ejemplo. No importa, no importa, compañeros, que contra nosotros se usen las malas palabras, se utilice el sectarismo y se nos persiga aún más. No importa. No hay que confundir la lucha: una cosa son nuestros amigos y otra cosa son nuestros enemigos, ustedes saben muy bien las críticas que nos hacen a nosotros las otras organiza-ciones guerrilleras. Eso no importa; el ejemplo, compa, el ejemplo permanente; hagamos a un lado eso y echemos hacia adelante; el ejemplo, compa, arrastrará, porque son gente bien intencionada, son gente revolucionaria y estarán con nosotros en la lucha.

Aquí en este campamento hay gente del Ejército de Liberación Nacional; para nosotros es muy positivo, para nosotros eso es una demostración de que sí es posible y los recibimos con el cariño, con la admiración con que debemos recibir a otros revolucionarios. No está lejos compañeros, el día en que podamos estar reunidos, cientos de columnas del M 19, las FARC, del ELN. No está lejos.

Pero no nos enredemos compañeros, no nos enredemos en las discusiones en que nos quieren meter. Nosotros con los amigos discutimos, pero en la casa, con un tinto y ojalá con un aguardiente, como hermanos. Con el enemigo discutimos a plomo porque no nos dan otra y el que nos diga que no es así que nos lo diga en nuestra cara.

Porque hemos hecho lo imposible para evitar en este país la guerra civil, hemos llegado al colmo de las propuestas de paz, hemos estado dispuestos a que no haya una sangría en nuestro país y miren las respuestas, cuáles son: los helicópteros artillados, los tanques de yo no sé que jodienda, anfibios para meterlos a esta selva, 200, 300 tanques, compañeros, dizque para meterlos aquí en la selva del Putumayo y del Caquetá... Queremos ver los anfibios aquí... ya conocemos el helicóptero.

La oligarquía, compañeros, se está rearmando; se está rearmando significa que se está modernizando para matarnos; no es para joder la vida: es para matarnos. Esa es la medida con que inicia su actividad el nuevo Gobierno. Para nosotros ése es un síntoma negativo, como son negativas las medidas iniciales que toma el Gobierno; siguen pensando que nos van a enredar con las famosas amnistías, siguen pensando que nosotros somos pendejos, siguen pensando en ver una línea larga de guerrilleros entregando armas.

¡No vamos a entregar armas, compañeros! Así no vamos a discutir nunca, porque nosotros no estamos derrotados. No vamos a entregar escopetas, como dicen algunos compañeros: “Entreguemos diez escopeticas para que crean...”. No señor, el que entregue una escopeta se está rindiendo y nosotros no estamos derrotamos y yo no sé ustedes qué piensan... Quien se sienta con los cojones para entregar un arma aquí, compañeros, ¡que levante el arma! Nadie está dispuesto, porque las hemos conseguido con un esfuerzo inmenso, no vamos a negociar armas. Vamos a negociar la libertad que el pueblo necesita, y si no la negociamos, la conseguiremos como tiene que ser. No esperemos de la oligarquía sino eso, plomo, cárcel, tortura. No esperemos nada diferente.

Esta es la VIII Conferencia, compañeros. Estas reuniones son para evaluar, para trazar nuevos rumbos, para ver dónde nos equivocamos, dónde acertamos. Vamos a cuidar esta reunión, compañeros, aquí está lo mejor del M 19. Vamos a mantener un espíritu de disciplina altísimo, vamos a mantener una vigilancia estricta. Este campamento no puede ser violado por el enemigo, tenemos una responsabilidad muy grande con mucha gente que está aquí en este campamento, la responsabilidad número uno la tienen los guerrilleros del Frente Sur. Los compañeros que han venido de afuera son nuestros hermanos, seguramente gente que no está acostumbrada al monte, pero tenemos que ayudarlos, tenemos que colaborarles, tenemos que enseñarles, porque tarde o temprano su camino será éste. Mañana comenza-remos las deliberaciones. Hoy está reunido el congreso del pueblo igual que está reunido allá el congreso de la oligarquía. El 7 de agosto de 1982 será recordado como el día en que una organización decretó una vez más la lucha revolucionaria en este país.

¡Viva el M 19! ¡Viva la lucha revolucionaria! ¡Viva la unidad revolucionaria! ¡Con el pueblo, con las armas, al poder!

Combatientes caídos en el Caquetá: ¡presentes! Combatientes caídos en el Valle: ¡presentes!
Combatientes caídos en el Putumayo: ¡presentes! Combatientes urbanos caídos en las ciudades de Colombia: ¡presentes! Presos políticos del M 19: ¡presente! Presos políticos de todas las organizaciones revolucionarias: ¡presente! Bolívar: ¡presente!

¡Bolívar, tu espada en pie de lucha, ayer, hoy y siempre!

¡Con el pueblo, con las armas, al poder!

7 de agosto de 1982.