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Mensaje del EPB-Macheteros en el natalicio de Don Pedro Albizu Campos

MENSAJE DEL EJÉRCITO POPULAR BORICUA, MACHETEROS

12 de septiembre de 2009

Natalicio del Maestro Don Pedro Albizu Campos

Hermanas y hermanos puertorriqueños:

LA HISTORIA SE REPITE….

Hoy conmemoramos otro natalicio del Maestro de Puerto Rico, Don Pedro Albizu Campos. Aquel que nos enseñó que se ama la Patria cuando se está dispuesto a darlo todo por ella, cuando sabemos el sacrificio que exige la lucha por la libertad y aún así aceptamos con valor, las consecuencias de esa lucha que no terminará hasta que veamos a nuestra Patria independiente y realmente soberana.

Esas enseñanzas de Don Pedro, no fueron meras palabras. Su vida toda fue una escuela de valor y sacrificio. Por eso el régimen colonial impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, arremetió con todas sus fuerzas contra la persona que estaba haciendo cambiar el agotamiento colonial de los puertorriqueños por la verticalidad y combatividad nacionalista. Lo encarcelaron y lo torturaron hasta que, como consecuencia de esas torturas, se detuvo su vida física y entró en la inmortalidad.

Cuarenta y cuatro años después de su fallecimiento, aún no se le ha hecho justicia a este enorme patriota que es uno de los grandes latinoamericanos de todos los tiempos. Aún sus carceleros y asesinos no han recibido el castigo que la historia les tiene reservado. Aún se recuerda a algunos de los conspiradores en este crimen, como próceres. Y la historia se repite…

Dentro de dos semanas se cumplen 4 años del asesinato de nuestro compañero Filiberto Ojeda Ríos, y aunque las razones políticas son más que evidentes cada día, parece que los alegados móviles de ese crimen se sostienen con el tiempo, aunque no sea por sus méritos. El silencio cómplice de las autoridades, las federales y las de Puerto Rico, así como la falta de denuncia –parece imposible creerlo- de algunos sectores de la propia lucha independentista a 4 años del asesinato del compañero machetero, puede conducir a que el pueblo acepte los hechos tal como el gobierno los ha relatado.

Filiberto Ojeda Ríos, al momento de su asesinato, representaba la expresión de resistencia del pueblo puertorriqueño a la presencia ilegal de los Estados Unidos de Norteamérica en Puerto Rico, a través de su lucha en la clandestinidad. Personificaba cada día, la resistencia del pueblo que se levanta contra el invasor. Como Don Pedro, el Comandante Filiberto Ojeda Ríos, se había convertido en la voz de la conciencia nacional y en maestro para las juventudes. Haciendo bueno el juramento que Albizu le hizo hacer a sus seguidores cuando asumió la presidencia del Partido Nacionalista, de sacrificar hasta la vida por la independencia de nuestra Patria, el comandante Ojeda Ríos, enfrenta un 23 de septiembre al Imperio. Lo enfrenta físicamente, cuando, en un complejo pero claro operativo para eliminar nuestra única expresión de resistencia nacional, fueron hasta su hogar para asesinarlo. Buscaba, evidentemente el invasor, eliminar al verdadero representante de la resistencia y de la lucha armada clandestina en el territorio puertorriqueño.

Hace año y medio, se dio a conocer el informe del Inspector General de los Estados Unidos sobre los hechos ocurridos el 23 y 24 de septiembre del 2005 en Hormigueros. Dicho Informe trató de colocar en la mente deL pueblo, por el cual luchó Filiberto Ojeda Ríos, que su muerte fue consecuencia de los propios actos de Filiberto, y que los asesinos actuaron en defensa propia, protegiendo a sus agentes del terror, que según ellos, Filiberto Ojeda Ríos “era capaz de infundir”. ésa, se ha convertido en la versión incuestionable de un trabajo criminal que contó con la colaboración del gobierno de Puerto Rico. éste fue un operativo que trató de repetir la historia de los asesinatos de dos jóvenes en el Cerro Maravilla en 1978. Unos asesinatos: el gobierno actuando supuestamente en defensa propia contra aquellos “terroristas”; una versión de los ejecutores del crimen y un pueblo recibiendo esa versión como la correcta. Aquí es donde debemos procurar que la historia no se repita. Revelemos la VERDAD. Pongamos en claro y al relieve a quienes nos mienten. Prendamos la luz a los encubridores, tal y como ocurrió hace más de 25 años con Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví.

El Informe Oficial de la Oficina del Inspector General federal, no fue un documento originado y confeccionado, únicamente, por las autoridades federales. La participación, siempre subestimada, del gobierno de Puerto Rico, es mucho mayor y de mayor relevancia, de lo que se pretende establecer. La participación de la Policía de Puerto Rico en el grupo de trabajo especial al servicio de los federales por varios meses antes del asesinato, el despliegue policíaco con múltiples perímetros para evitar la expresión espontánea del pueblo, el Departamento de Justicia, mediante sus fiscales y el personal del Instituto de Ciencias Forenses, conforman un igualmente peligroso frente, que aún hoy sostienen, con su silencio, la impunidad y el encubrimiento de ese crimen. El primer elemento que sobresale, es el personal escogido para realizar la investigación en la escena del crimen. Este grupo de lacayos al servicio de los asesinos, que nunca vieron el cadáver del Comandante Filiberto Ojeda Ríos, a excepción de las fotos tomadas por los propios asesinos, rindieron un informe donde, increíblemente, señalan que los asesinos no alteraron la escena del crimen, encubriendo así, el primer punto elemental del Plan que los trajo a eliminar a Filiberto Ojeda Ríos. En segundo lugar, al analizar la trayectoria de los disparos, colocan a un tirador a plena y en continua vista de la víctima: Filiberto. El tal “Brian”, es el más burdo pretexto que se inventaron y que al día de hoy, ha quedado como el único ejecutor, tratando de descartar el conjunto de agentes asesinos que desde otros lugares también dispararon, con la intención de asesinar, y, que sabiendo que la víctima se hallaba desangrándose, se han limitado a decir que por “protección” de sus agentes, lo dejaron morir a la vista de todos.

Recientemente, la Comisión de Derechos Civiles que investiga los hechos, cuestionó a esos lacayos si “marronearon” la escena. Lo obvio del inmoral trabajo de esas marionetas, al servicio de los Federales, es la respuesta a quienes, con un mínimo de sentido común, estudian lo acontecido. No sólo colocan al asesino, el tal “Brian”, al ojo continuo de quien sería su víctima, en un talud expuesto, sino que esta desinformación es el inicio del encubrimiento oficial, utilizando a los lacayos del gobierno de Puerto Rico en esa función encubridora. Esa versión fue recogida en su totalidad, en el Informe de la Oficina del Inspector General y en el informe del Departamento de Justicia de Puerto Rico. ésa es una de las excusas por las que el Departamento de Justicia, continuando el encubrimiento, alega que no puede radicar cargo alguno contra los asesinos de Filiberto Ojeda Ríos. Lo obvio del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos, se construye desde la planificación misma hasta el encubrimiento, en el más desgraciado de los casos: la participación de puertorriqueños, por cuya dignidad siempre luchó Filiberto Ojeda Ríos, en el operativo preparado para asesinarlo.

La evidente alteración de la escena del crimen por los asesinos, y el trabajo indigno de algunos de los empleados del Departamento de Justicia, hoy son la reflexión que el pueblo indignado por este crimen, debe empezar a tomar como su norte. No hay duda, que la lucha por la que, también hicieron su sacrificio, Betances, Ruiz Belvis, Albizu, Corretjer y otros y otras, exige que comencemos a cuestionar fuertemente esa acción de participación, de planificación y posterior encubrimiento del vil asesinato del compañero Filiberto Ojeda Ríos. Tenemos la evidencia que prueba lo que se expresa aquí, con la esperanza de que estos peones de los asesinos confiesen los hechos para no quedar en la historia como parte de aquellos apátridas que decidieron ser lacayos incondicionales de los asesinos. Si no lo hacen, ése será el estigma que les acompañará a ellos y a sus familiares por el resto de sus vidas. Digan la VERDAD todos los puertorriqueños que estuvieron involucrados en la planificación y encubrimiento. Sean valientes, por ustedes mismos y por los suyos. No carguen con la conciencia manchada de sangre injustamente derramada. No sigan siendo cómplices, digan esa VERDAD que más temprano que tarde SE CONOCERÁ, desde sus nombres hasta el porqué se prestaron para el acto más inmoral, indecoroso y terrible de un ciudadano que es el de la TRAICIÓN a la PATRIA.

Los independentistas no podemos convertirnos en “los indignos sucesores de la memoria” como llamara Don Pedro a los independentistas que no estaban a la altura de los héroes de Lares y no cumplían con su deber. Por eso continuaremos exigiendo que se sepa la verdad de lo que le hicieron a Don Pedro y que sus asesinos reciban el repudio que merecen ya que no pueden recibir otro castigo por haber ya fallecido. Seguiremos, también, denunciando la complicidad de las agencias federales, las de Puerto Rico así como la participación conciente del ex gobernador y ex presidente del Partido Popular Democrático, Acevedo Vilá, en el asesinato del Comandante Filiberto Ojeda Ríos. Continuaremos realizando todo tipo de manifestaciones y acciones conducentes a lograr este objetivo y a que se haga justicia.

ALBIZU VIVE
VIVA EL COMANDANTE FILIBERTO OJEDA RÍOS
VIVA EJÉRCITO POPULAR BORICUA – LOS MACHETEROS