Circular Nº 1 al militante

CIRCULAR Nº 1 AL MILITANTE

Compañero:

Esta circular va dirigida a ti que estás rindiendo todos tus esfuerzos por la redención cubana. Léela varias veces. Analiza con cuidado todos los aspectos en ella planteados. De que sea bien interpretada y seguida por todos nosotros va a depender mucho el éxito del movimiento.

I. Militante y simpatizante

Lo primero que debe definirse es qué condiciones reúne un militante del 26 de Julio porque la enorme simpatía del movimiento ha hecho que se pierda en ocasiones la línea divisoria entre el militante y el simpatizante. Y es necesario porque debemos aprender a situarnos en relación con todo el mundo exterior que nos rodea para aprovechar mejor nuestras energías y canalizar de manera más eficaz las simpatías que tiene el Movimiento 26 de Julio.

Militante es aquel que está atenido a la disciplina de la organización, pertenece a un organismo de la misma, y está dispuesto a los mayores sacrificios por conseguir los objetivos revolucionarios, es decir, que sintiendo profundamente los ideales revolucionarios ha jurado Libertad o Muerte con tal de conseguirlos. En tanto que simpatizante es quien sabemos asiste la razón, o gran parte de ella; pero que por una causa u otra no pertenece a un organismo del movimiento, ni ha jurado Libertad o Muerte pero coopera con la revolución a través del 26 de Julio sin estar atenido a su disciplina.

Esta circular va dirigida a los militantes del movimiento.

II. Su responsabilidad

El 26 de Julio tiene ya una enorme responsabilidad con el pueblo, de ahí que la responsabilidad de cada militante haya aumentado enormemente, y aumentará más en la medida que nuestra fuerza sea más poderosa. Aumentará en los próximos meses y más aún cuando la tiranía sea derrocada por el peso de nuestra acción.

La responsabilidad de los dirigentes nacionales, provinciales y municipales es pues inmensa también. Precisamente por esa razón nos estamos dirigiendo a ti, militante del 26 de Julio, para enfocar conjuntamente la situación y los acontecimientos. Éstos sólo podremos conducirlos en beneficio de Cuba si logramos crear una militancia revolucionaria firmemente disciplinada en los ideales democráticos. Tal es nuestra primera preocupación. Tal debe ser, por lo tanto, la actitud mental con que analices esta carta y tal queremos que sea la primera orientación que tengas presente.

III. Relaciones con otras organizaciones

Todos confrontamos a diario el problema tan llevado y traído de la unidad oposicionista. El movimiento siempre ha estado presto a cualquier fórmula de unidad que contemple al pueblo como punto básico de una estrategia de lucha. Es necesario sin embargo contestarse más concretamente qué fórmula de unidad queremos.

Nadie lo ha detallado con tanta precisión como el 26 de Julio, y a este respecto cada militante debe remitirse al Manifiesto de la Sierra Maestra [de junio de 1957] aparecido en periódicos y revistas y el artículo: "Nuestra fórmula de unidad", que aparece en Revolución.

Ahí está la posición definitiva del movimiento en relación con otras organizaciones oposicionistas. En estos documentos se concreta nuestra postura de la siguiente forma:

a) Respetaremos cualquier fórmula de unidad que tenga a las instituciones cívicas como eje. Ellas deben asumir la responsabilidad principal de esta unidad y del futuro gobierno provisional.

b) Estamos dispuestos a trabajar conjuntamente con cualquier sector revolucionario sobre la base de producir un hecho específico que se considere útil al proceso. Estamos en disposición de cooperar en cualquier esfuerzo que se vaya a hacer siempre sobre la base de hechos específicos a realizar.

c) Llamamos a los trabajadores de todas las militancias y de ninguna militancia a integrar comités de huelgas por centro de trabajo o sectores de industria con un objetivo definido: preparar la huelga. Llamamos a los comerciantes, industriales, profesionales etc., de todas las militancias y de ninguna militancia para trabajar en el Movimiento de Resistencia Cívica. La militancia obrera del movimiento debe esperar instrucciones específicas para pasar a integrar los comités de huelga.

IV. La gran pregunta que se nos hace

Todo militante del 26 de Julio se ve hoy precisado a contestar la siguiente pregunta: ¿Qué persigue el movimiento? Hace dos años la cosa quedaba reducida a un grupo numeroso de cubanos; pero ya se ha hecho una cuestión nacional. Incluso internacionalmente se han hecho esta pregunta no pocos comentaristas de la situación cubana.

Sería absurdo que nos planteemos responderle detalladamente en una circular de orden interno; pero es imprescindible tener una idea común de cómo reaccionar frente a ella. Además, la misma, como toda cuestión teórica fundamental nos lleva directamente a lo que debe hacer cada cual y las cosas se hacen mejor cuando sabemos para qué las hacemos. A ello llegaremos, pero tenemos que partir de un análisis de lo que hemos hecho y logrado, pues sólo así podremos saber lo que en realidad persigue el Movimiento 26 de Julio.

a) Antes del 30 de noviembre y el desembarco del Granma éramos un sector numeroso de cubanos que se planteaban iniciar la revolución para de esta forma propiciar la caída de Batista y penetrar en todas las capas de la población organizadamente. Aunque siempre contamos con la simpatía general no es hasta que la Sierra Maestra, por una parte, y el sabotaje y la agitación, por la otra, se proyectan sobre el escenario nacional que empiezan a dibujarse los cuadros de una organización capaz de canalizar todos los esfuerzos dispersos y que comienzan a crearse las condiciones necesarias para el completo desarrollo de la revolución. A la vuelta de ocho meses somos la oposición al régimen. Ha sido tal la fuerza de la acción del 26 de Julio, que hoy se presenta en la realidad cubana como el único instrumento capaz de conquistar la libertad. Y no es que debamos considerarnos los únicos, sí quienes tenemos la enorme responsabilidad histórica de orientar la acción revolucionaria como una estrategia adecuada a canalizar todos los impulsos y esfuerzos sinceros.

¿Cumpliríamos nuestro cometido si nuestra acción y tanta sangre derramada hubiera servido sólo para convertimos en el Anti-Batista? No, el minuto nos exige algo más que agitar y sabotear, estamos comprometidos a determinar la caída de la tiranía. Tal cosa sólo puede lograrse con una organización cada día más firmemente disciplinada en sus propósitos finales y en una estrategia adecuada al fin inmediato del paro general y la insurrección armada.

Y, ¿a qué aspira esa organización revolucionaria que es el 26 de Julio tras la caída del tirano? A poner al pueblo cubano en acción tras un programa de saneamiento político, reivindicaciones económicas y justicia social que hagan posible la democracia. A crear del pueblo cubano una fuerza organizada y disciplinada, capaz de asegurarse él mismo sus derechos y su democracia. En fin, a consolidar el instrumento revolucionario de la nación cubana, que es y aspira a seguir siendo el movimiento.

b) La razón única de nuestra grave crisis histórica ha estado precisamente en que siempre nos faltó un instrumento revolucionario capaz de que una vez liquidado el obstáculo inmediato, primero la colonia, y luego el machadato, pudiera enfrentarse decisivamente con los acontecimientos . . . En resumen, dos son los objetivos que persigue de manera inmediata el 26 de Julio:

a) Derrocar a Batista por la acción del pueblo, que no es lo mismo que simplemente derrocarlo.

b) Consolidar el instrumento revolucionario que asegure el cumplimiento del programa de la revolución también por la acción del pueblo, que no es lo mismo que simplemente crear un nuevo partido.

V. Nuestro trabajo práctico con vista a ese noble objetivo inmediato

a) Para lograr lo primero hemos de poner en práctica un plan que, dadas las condiciones existentes, ha de llevarnos al paro general.

A través de los responsables y comités se le hace llegar a cada militante su función específica en el mismo.

b) Para lo segundo hemos de hacer lo que sigue:

1o. Precisar los puntos generales de nuestro programa, que ya han sido expuestos varias veces.

2o. Disciplinar a todos los cuadros militantes y dirigentes.

3o. Tener estudiado cómo vamos a reaccionar frente a cada acontecimiento.

Cada militante debe permanecer disciplinado firmemente en el cumplimiento de sus funciones. Hoy más que nunca debe cuidar de las instrucciones. Cada organismo ha de tener planificado lo que debe hacer con relación a ellas.

Los síntomas del resquebrajamiento final del régimen están a la vista. Su sentencia de muerte está dictada. Sabremos aprovechar en beneficio de Cuba el formidable movimiento del pueblo que nace de la rebeldía de nuestra juventud. Una vez más se le presenta al país la gran oportunidad. Todos los valores de la vieja política están liquidados. ¿Seremos capaces de cumplir el rol que el destino coloca en nuestras manos? Para que así sea necesitamos organización, disciplina.

Los militantes del 26 de Julio comprenderán esta verdad. Los dirigentes municipales, provinciales y nacionales la deben sentir más aún. Todos marchamos hacia la victoria que no será otra cosa que concluir el ciclo iniciado por Agramonte, Martí en la colonia, hacer la gran nación con que todos hemos soñado.

¡Libertad o Muerte!

Dirección Nacional

¡No habrá zafra con Batista!
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Fuente: Aldabonazo: en la clandestinidad revolucionaria cubana, 1952-58.