Fundamentos Irrenunciables... Para Recordar en Abril

Fundamentos Irrenunciables.. Para Recordar en Abril

Dirección Nacional del MIR (dnmirchile@hotmail.com)

“La lucha de clases, es siempre una guerra encubierta”
(Miguel Enríquez)

Nuestro reconocimiento al Marxismo-Leninismo en su esencia, como teoría revolucionaria, nos permite entender, que en la historia no hay azares o errores, hay definiciones y decisiones que se realizan desde una posición parcial y comprometida de acuerdo al interés de clase que las motive.

Como así mismo nos orienta, desde esta perspectiva, la lectura de la realidad y de las circunstancias materiales, objetivas de hoy, y de las formas de conciencia que relacionan.

Es de ella, que reconocemos que la lucha de clases hoy, se da en un capitalismo- imperialista a lógica actual, por cierto, pero que mantiene sus elementos esenciales; que son explotación y enajenación.

No nos mueve otro interés, entonces, que conducir hacia un cambio revolucionario que termine con esto en su sostenimiento fundamental.

En este sentido, sin dogmatismos, ni revisionismos, sino desde una perspectiva heurística, es decir, en su capacidad creadora, y menos aún argumentos antojadizos o personales, percibimos, con mucha preocupación y alerta los intentos de unificación u organización en torno a las ideas del Mirismo, que advertimos como planteamientos que ponen en riesgo lo estratégico de nuestra lucha, quizá por un predominio de criterios tácticos, pero marcadamente idealista.

Lo declarado anteriormente lo sintetizamos desde algunos lineamientos que evidencian nuestro temor:

1- Hemos sostenido históricamente que nuestra actividad se define sólo desde el interés de clase – del proletariado-, En esa dirección, el objetivo, que nos define y justifica, se conduce a terminar con la explotación y enajenación.

Lo anterior, no se reduce solamente a un mejoramiento de la calidad de vida de los oprimidos, que en nuestra historia actual, son la consecuencia de la relación contradictoria capital-trabajo –explotación-.

Por lo tanto, los intereses no se desenvuelven en este plano reduccionista, coyuntural, ni limitado; es uno y se sigue denominando Revolución.

Ello, no es una idea, es una realidad que se lee gracias a la claridad que nos otorga nuestra teoría revolucionaria, que no es un conjunto de libros, sino, una acumulación de práctica transformadora, que de no reconocerla, seríamos negadores de la historia, de nuestra propia historia.

2- Para lo anterior, ha quedado comprobado tanto desde la realidad, como desde la teoría que le leyó, que es necesaria una vanguardia político-militar –única posible- que participe conduciendo y propiciando la Revolución desde los procesos sociales, en sus contradicciones objetivas -circunstancias materiales que están, y dialécticamente como totalidad-.

Este ser actual, se denomina, imperialismo, fase superior del capitalismo y es nuestro enemigo fundamental.

Funciona con una lógica militar que le es inmanente, sólo con ella, se posibilita su desenvolvimiento anárquico. Por lo tanto, las cualidades y características de una vanguardia, propiamente, no dependen de la racionalidad o reflexión, sino desde la propia realidad.

Tanto el socialismo -como paso necesario de la historia- y la conducción que hacia él debe darse, con el apoyo de una organización revolucionaria, debe ser entendido materialistamente y no sólo desde la idea o imaginación, sueños o buenas intenciones.

3- Desde la plataforma mencionada, se distinguen dos aspectos esenciales que se diferencian radicalmente entre sí. Uno de ellos, es la movilidad táctica que requiere la vanguardia en sus decisiones y actividad, que necesariamente debe venir informada desde la realidad; pero muy distinto es que, con una historia escrita a sangre desde nuestras fuerzas, nos pongamos a repensar la vanguardia político-militar como tal.

De ahí, que unido a lo anterior, todo revolucionario debe tener dos objetivos actuales; Fortalecer la vanguardia y poner toda su formación y compromiso para hacer con ella una Revolución.

Ello es un imperativo práctico.

4- Si coincidimos en la importancia de una teoría revolucionaria, en la
necesidad de una revolución y por lo tanto, de una fuerza revolucionaria que la conduzca; lo que menos aproxima, y por cierto, es contrario a nuestro interés de clase -y por ende de nuestra estrategia-, es apartarse de esta plataforma irrenunciable.

Lo advertimos tristemente, en la ingenuidad de muchos compañeros que han hecho suya la táctica burguesa de la organización amplia, atomizada, reivindicativa, “democrática” social, electoral.

Alertamos que representa un interés distinto al nuestro y que conduce, representando el objetivo del enemigo, a alejarse de la toma del poder, entendiéndolo aquí, y sin entrar a las reflexiones profundas, al proceso que posibilita el cambio real de correlación de fuerza en el tránsito socialista necesario.

5- Porque nuestra Vanguardia debe saberse inserta en un devenir que tiene pasado, presente y futuro; una responsabilidad histórica; un capital humano-revolucionario y que ha dado la vida para que esto no se altere en su dirección comprometida.

Como muchos son los ejemplos y basta recordar aquí, a nuestro propio Secretario General Miguel Enríquez, quien sabía, que sus decisiones, discursos y vida, sería la fuerza del futuro. En ese sentir, sólo con una ética, lealtad y transparencia revolucionaria se puede construir junto al pueblo, que debe saber y entendernos en un solo sentido.

Gracias a esta comunicación popular, es que el pueblo nos respeta y nos mantiene como una vanguardia legítima.

6- Nuestro pueblo y nuestros compañeros, deben tener la más plena confianza que se puede discrepar y dialogar, inclusive es necesario e imprescindible.

En ese espíritu haremos lo posible para mantener la unidad y las alianzas. Pero jamás renunciaremos a lo esencial que hemos expuesto en esta declaración.

Por lo tanto, cualquier consideración al proceso revolucionario, que seguimos manteniendo como nuestro principio básico, y que diga relación a aspectos tácticos, no alterará nuestra significación de vanguardia, ni nuestro accionar político-militar ni ético revolucionario.

Nunca una táctica debe poner en riesgo lo estratégico.

Es sólo, desde esta definición, que nos planteamos todo tipo de alianzas y unidad, con coherencia y consecuencia.


7- Reconocemos la realidad como una totalidad dialéctica, por lo cual, no
negamos los diversos y necesarios procesos, tampoco las distintas
consideraciones que de él se tengan, pero no implica que modifiquemos la esencia de nuestra Vanguardia.

Los pasos y avances deben estar claros para que nuestra actividad, político militar, pueda realmente cumplir con el rol que históricamente se le demanda. Así como los demás, el suyo.

Hacemos un llamado a todo Mirista a reflexionar desde el interés de clase, y por cierto desde la esencia del MIR, en la responsabilidad histórica -que también acumula pasado- de no abandonar ninguno de los elementos señalados.

La historia sólo absuelve desde la práctica, siempre que exista la consecuencia.


¡UN SALUDO FRATERNAL Y REVOLUCIONARIO!

DIRECCIÓN NACIONAL DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA, MIR, DE CHILE

ABRIL DE 2005