Carta del Frente Democrático Revolucionario a la OEA

CARTA DEL FRENTE DEMOCRÁTICO REVOLUCIONARIO A LA OEA

San Salvador, 17 de septiembre de 1980

Señor Secretario General de la
Organización de los Estados Americanos (OEA)
Presente:

El Frente Democrático Revolucionario (FDR), organismo representativo de los intereses del pueblo salvadoreño, ha realizado en esta fecha una toma simultánea del local de ese organismo en San Salvador, para denunciar ante los pueblos de América y del mundo la ignominiosa situación que nuestro pueblo padece, como resultado de la imposición de un gobierno que pretende perpetuar el control político del país en beneficio de intereses de una minoría económicamente privilegiada y de los beneficios económicos y de la influencia política que nuestro país -como otros- representa para los intereses de los Estados Unidos de América.

Después de la colonización española, nuestro pueblo ha soportado 159 años de vida falazmente llamada independencia, durante los cuales nuestra población ha visto pisoteada su soberanía ante los intereses y beneficios norteamericanos, así como de la élite criolla que sustituyó a los españoles en el poder. La expropiación que de las tierras indígenas, propicias para el café, hicieron los criollos, inició más de un siglo de dominio oligárquico durante el cual los intereses de esa minoría fueron abarcando otros sectores económicos, tanto en el rubro agrícola, como industrial, bancario, comercial y de servicios, hasta llegar a tener control total de la economía y de la política del país. Este control aún no se ha extinguido, a pesar de las opiniones que en sentido contrario expresa la Junta de Gobierno, puesto que su proyecto no consiste más que en reformar lo mínimo para dejar sin afectar lo máximo que se pueda.

El carácter demagógico de la Junta se evidencia desde todo punto de vista. Desde su llegada al poder, la violación de los derechos humanos se ha incrementado considerablemente: los cateos están a la orden del día, el número de desaparecidos políticos y de asesinatos ha tomado caracteres de alarma que colocan a este gobierno entre los más represivos a nivel mundial. La represión ha llegado a tomar niveles de guerra, que han desembocado en bombardeos de poblaciones y en asesinatos masivos de población, comparables con los exterminios nazis de hace casi medio siglo.

La Junta de Gobierno ha amparado la acción de grupos paramilitares que se dedican a asesinar masivamente a nuestro pueblo, tanto en zonas urbanas como rurales así como también han eliminado a sectores identificados con el pueblo, como es el caso de muchos profesionales, y el caso más conocido -y tan atroz como todos- como es el asesinato del Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero. La barbarie de esos grupos ha llegado a niveles insospechados, como es el ataque al pueblo durante las exequias de Mons. Romero, ante los ojos de dignatarios eclesiásticos de diferentes partes del mundo.

Esta violación constante de los derechos humanos ha provocado el desmembramiento mismo de la Junta en diferentes ocasiones. Dos miembros de ella, así corno prácticamente la totalidad del gabinete de gobierno defeccionaron de su cargo en diciembre pasado, y de entonces hasta la fecha, múltiples defecciones en los gabinetes posteriores han sido la respuesta ante la incapacidad en la que estos funcionarios se encontraban para detener la masacre, tal como ellos mismos denunciaron en el momento de sus respectivas renuncias.

Las contradicciones al interior de la misma Junta continúan. Desde enero pasado ella es el resultado de la alianza entre la Democracia Cristiana y el Ejército, quien por decenios no ha sido más que el garante de los intereses de la oligarquía criolla. En estos momentos, la mayor parte de miembros de la Democracia Cristiana han abandonado ese organismo al evidenciarse el carácter represivo y anti-popular de la misma. Aun estando en el poder, muchos miembros progresistas de ese partido fueron eliminados físicamente por medio de acciones gangsteriles, acelerando la erosión del partido y la constitución --por parte de los elementos progresistas- de un nuevo movimiento que está acompañando al pueblo en su lucha, en el interior de este Frente Democrático Revolucionario.

Las recientes contradicciones a nivel militar dentro de la Junta, señalan nuevamente su fragilidad, la cual nada más puede ser superada por la influencia norteamericana, que toma caracteres imperiales al imponer sus intereses a la voluntad de todo un pueblo.

La demagogia de la Junta se evidencia también en las supuestas reformas que ella dice impulsar. La reforma agraria -piedra fundamental en cualquier proceso de cambio- no ha afectado a la mayoría de propiedades cafetaleras, dejando así prácticamente intacto el pilar fundamental de la oligarquía cafetalera. Por otra parte, es la primera reforma agraria en el mundo que, en vez de ir acompañada de fiesta popular, lo fue de un decreto de Estado de Sitio que dura ya casi siete meses, amparándose en el cual se ha masacrado y oprimido al pueblo como pocas veces se había hecho antes, aun en las épocas de las peores tiranías militares.

La “democratización” de la Junta de Gobierno ha tenido otras manifestaciones: la intervención militar de la Universidad Nacional, con la posterior destrucción de su patrimonio; la emisión del decreto 296 por medio del cual se niega el derecho de huelga a los empleados públicos; la eliminación de la personería jurídica a organismos sindicales, etc.

El menoscabo de la imagen internacional de este gobierno obedece a toda esta situación, además de su incapacidad para gobernar, que se manifiesta en una evidente bancarrota económica y ante la mediocridad de un plan de gobierno que no han sido capaces de implementar.

Ante el cierre de toda forma de canal de expresión democrático, el pueblo salvadoreño ha organizado su respuesta. El Frente Democrático Revolucionario es la única alternativa válida en la que el pueblo puede confiar para dirigir un proceso de cambios verdaderamente de contenido popular, y no alienado por personas que se autonombren representantes suyos, mientras que su verdadero fin es el de evitar el verdadero y libre acceso del pueblo al poder.

En el Frente Democrático Revolucionario se combinan una gran cantidad de fuerzas democráticas y revolucionarias, que con un supremo esfuerzo unitario pretendemos reducir lo más posible el costo social y el derramamiento de sangre en la liberación de nuestro pueblo. Estamos decididos a luchar, para que todos los sectores del pueblo podamos tener a corto plazo acceso a la paz tan ansiada, a nuestra liberación de hegemonía elitesca nacional e internacional y a obtener la libre determinación de nuestros destinos.

En la obtención de estos objetivos enfrentaremos con decisión, y hasta las últimas consecuencias, toda oposición de la oligarquía y sus representantes, así como toda intervención extranjera en los asuntos internos de nuestro país.

Con la acción realizada en este día, el pueblo salvadoreño y el Frente Democrático Revolucionario (FDR), exigimos:

1. Que interceda ante el gobierno salvadoreño por la solución de las demandas y exigencias siguientes:
a. Libertad a todos los presos y desaparecidos políticos, entre los cuales se encuentran dirigentes de organizaciones populares, dirigentes sindicales y muchos inocentes del pueblo trabajador. Adjuntamos lista de varios presos y desaparecidos.
b. Levantamiento del Estado de Sitio, bajo el cual vivimos desde hace seis meses y a su amparo el gobierno pretende legitimar la feroz represión que desata en contra de nuestro pueblo. Esto tiene su nombre: Abierta violación a los derechos humanos.
c. Derogatoria de los decretos 49 y 296 emitidos por la Junta de Gobierno, por medio de los cuales respectivamente se nos ha impuesto el estado de emergencia y a los empleados públicos se les niega luchar por sus derechos laborales.
d. Derogatoria del decreto, por medio del cual la Junta de Gobierno salvadoreña priva de su personería jurídica al Sindicato de Trabajadores de Empresa Comisión Ejecutiva del Río Lempa (STECEL).
e. Respeto a la autonomía universitaria, devolviendo la Universidad de El Salvador a sus legítimas autoridades, institución que se encuentra militarizada por el gobierno desde el 26 de junio de este año.
f. Reintegro a sus labores de todos los trabajadores despedidos de los centros de trabajo, después del 13 de agosto pasado. La cantidad de despedidos asciende ya a varias centenas.

2. Que se retome el caso de la violación de los derechos humanos en El Salvador incluyéndolo en la agenda de próxima asamblea general de este organismo y que permita la presencia y participación de una delegación oficial del FDR.

3. Que se solicite públicamente a la Junta de Gobierno
de El Salvador la instalación de una delegación permanente de la institución que Ud. dirige para que observe el estado de violación de los derechos humanos en nuestro país

4. Que se garantice la integridad física y moral de los ocupantes de esta sede diplomática.

5. Que no exista cerco militar en los alrededores de esta sede diplomática.

6. Que se garantice protección diplomática en las negociaciones a la comisión negociadora del Frente Democrático Revolucionario (FDR). Para efectuar las negociaciones entre nuestros delegados y el o los delegados que Ud. nombre, le proponemos los siguientes lugares:

La Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, ubicada en la Avenida España No. 928; en el Socorro Jurídico del Arzobispado de San Salvador ubicado en el colegio Externado de San José y en la Embajada de México en San Salvador. Para comunicarse con nosotros puede hablar a los teléfonos: 22-6646; y en espera de respuesta satisfactoria a nuestra solicitud, lo saludamos y le deseamos éxitos en el ejercicio de sus funciones.

Por un gobierno democrático revolucionario en El Salvador,

San Salvador, El Salvador, Centro América, 1 de septiembre de 1980.

Comité Ejecutivo del Frente Democrático Revolucionario (FDR)