¡Abajo Uribe! ...¡Al Paro Nacional de Septiembre 14!

¡Abajo Uribe! ...¡Al Paro Nacional de Septiembre 14!

Colombia, junio 30 de 2005

A tres años de mal gobierno, la primera mitad del 2005 es amarga realidad para los colombianos que jamás han creído en Uribe y esperanza frustrada para gran parte de quienes equivocadamente votaron por él. Este fascista ha perdido base social para su proyecto de Estado Comunitario, diseñado para imponerlo desde arriba y privilegiando el uso del terrorismo de Estado, hoy fortalecido con la "seguridad democrática" y el Plan Patriotas.

La legalización de las cuantiosas fortunas y la santificación de los crímenes de los narcoparamiliares con la ley de "justicia y paz", son parte de los inmensos peligros del esfuerzo derechista para mejorar las debilitadas fuerzas del presidente candidato.

En efecto, el ambiente político y social está más polarizado y puede tornarse "explosivo". La confrontación social, política y militar es atizada especialmente por la injerencia imperialista yanqui, la crítica situación económica del pueblo y los pasos reeleccionistas de Uribe. Inevitablemente, en medio de la polarización, se pondrá más al orden del día la combinación de todas las formas de organización y la lucha popular, incluida la lucha armada revolucionaria, a pesar de los infundados deseos de franjas políticas que se oponen al régimen impulsando solamente la participación electoral y la lucha social masiva.

En la legislatura que concluyó la bancada del gobierno aprobó normas que deterioran más el ya bajísimo nivel de vida de tantos millones de pobres, extendiendo el malestar popular por el gran contraste entre su triste situación y las alegrías de un puñado de monopolistas y multinacionales que ven crecer sus ganancias con las reducciones salariales consignadas en la reforma laboral y de pensiones, así como con las exoneraciones de impuestos y la corrupción sin escrúpulos practicadas por los magnates nacionales y extranjeros.

El gobierno autoritario pierde terreno diplomático en nuestro continente, Europa y el mundo. Para negar la existencia del conflicto armado Uribe, por su debilidad y delirio fascista, dicta una cartilla de lenguaje con la perversa idea de la "amenaza terrorista", un intento con tan mala suerte como la del despliegue para justificar las conversaciones con sus amigos paramilitares y la ley de "justicia y paz". Actos de gobierno abiertamente criticados, no sólo por el pueblo y luchadores colombianos, también por prestigiosos juristas, intelectuales y medios de comunicación del mundo, incluyendo las refutaciones de autoridades de la ONU, a pesar de la vergonzosa bendición que le otorgan los jerarcas católicos del Episcopado.

Uribe Vélez y su clase tienen una vecindad latinoamericana cada vez más distante de las políticas al servicio de los planes imperialistas de Bush, hoy afectados por los fracasos en Irak y la resistencia norteamericana a los recortes sociales, así como por las derrotas de algunos proyectos de la Europa Unida.

En América Latina y el Caribe se desarrolla una corriente de ascenso de las luchas antiimperialistas. Las gestas populares en Bolivia durante el mes de junio lo confirman, llaman a aprender de ellas, elevan la moral de los luchadores por la democracia y la revolución social al derrocar al presidente Mesa, improvisado sustituto imperialista del recién derrocado títere Sánchez de Lozada.

Los bolivianos nos recuerdan los éxitos populares que concluyeron tumbando al presidente traidor Lucio Gutiérrez en Ecuador, la heroica resistencia del pueblo haitiano a la invasión yanqui, los esfuerzos de integración y la lucha antiimperialista de los pueblos y gobiernos de Cuba y Venezuela que impulsan proyectos alternativos como el ALBA atrayendo fracciones democráticas del continente para enfrentar la marcha del TLC-ALCA.

En Colombia la clase de los dueños del capital y la tierra está afectada por contradicciones internas que se incrementan en diferentes ámbitos, explicando la proliferación de varias candidaturas presidenciales que se mantendrán hasta la primera vuelta. Hay choques con las políticas yanquis de "libre comercio" que defiende Uribe lo enfrentan con franjas burguesas con inversiones en el agro, las confecciones, petroquímica, comunicaciones, entre otras actividades capitalistas amenazadas por la agudización de la crisis. Incomparablemente peor es la situación de los pobres del campo y los pequeños y medianos productores de la ciudad, inmediatos damnificados de la inundación del mercado interno con alimentos y demás mercancías gringas que afectarían la economía del país.

También una larvada e inusitada crisis militar salió a flote en abril pasado con la destitución de 4 generales de la cúpula del ejército y aún no está superada; se ahonda con los golpes de la guerrilla que dejan numerosas bajas al ejército y ponen al desnudo la ineficacia del guerrerismo y el militarismo. Esa crisis tiene claros rasgos de choques ínter burgueses por el poder político, incluyendo roces con aspectos del dictado militar imperialista del Comando Sur del Pentágono, como ocurre con los comandos conjuntos permanentes.

Siguen las disputas en la cúspide liberal, el congreso de junio distancia más del pueblo a la oligarquía de ese partido que, abusivamente, muestra sus opiniones y acuerdos como conclusiones de todos los delegados al evento, cuando buena parte de ellos salió desilusionada de ese partido integrante de la socialdemócrata Internacional Socialista, IS. Esas disensiones, igual que las existentes al interior del rancio partido conservador, expresan la necesidad política burguesa de salir al paso a la decadencia de Álvaro Uribe, pero cuidándose de no afectar la gobernabilidad del Estado opresor. En ese afán, políticos como los ex presidentes César Gaviria y Pastrana, y el camaleón Serpa, maniobran disfrazándose de antineoliberales y "socialistas" tomando algunas banderas de la oposición para atraer votos y opacar el liderazgo popular, democrático y de izquierda, real impulsor del cambio.

Uribe hace maniobras poco novedosas y de corto alcance porque cosechan nuevos enemigos e inconformidades y la crisis económica le deja poco espacio. Sigue con el populismo asistencialista en los consejos comunales, mantiene la clientelista "meritocracia" para emplear en el Estado y finge ser demócrata con la ley de "garantías electorales" que, con unos miles de millones de pesos para partidos políticos y la veeduría internacional, pretende minimizar el papel de los paramilitares legalizados para intimidar y perseguir la oposición, manteniendo la fuerte penalización de la protesta social y otras negaciones de la libertad política. La ley de "garantías" no merma el uso ventajista y corrupto de las finanzas públicas para su reelección. A la demagogia de Uribe con la ley "de garantías" le ayuda el eco de destacados líderes socialdemócratas, tan notables como vacilantes en la lucha contra el fascismo, plegados al gobierno mientras la oposición parlamentaria rechazaba esa ley.

En el campo popular opuesto al régimen se desarrolla un febril y a veces imperceptible esfuerzo unitario, político y organizativo, al fragor de las batallas, bregando por consolidar el movimiento de oposición al régimen y proyectarlo como opción de gobierno. Pensando cómo sacar más provecho de la derrota del referendo y de los reveces electorales que en el 2003 sufrieron destacados candidatos uribistas en capitales como Bogotá.

La Gran Coalición Democrática sigue convocando acciones masivas, como lo remarca el actual e importante llamado a preparar el Paro Nacional del 14 de Septiembre. Con esta acción, la oposición al régimen seguirá con la iniciativa política e la independencia que la pongan a salvo de quedar a la cola de las fracciones oligárquicas que posan de opositoras para ser el recambio de Uribe y mantener el modelo con otro presidente.

En junio, el congreso del Partido Comunista Colombiano fue tribuna para impulsar la unidad, mientras que numerosísimos asistentes al congreso del Polo Democrático Independiente, PDI (también filial de la "IS"), aclamaron con entusiasmo la presencia momentánea y el saludo unitario del Senador Carlos Gaviria Díaz, candidato presidencial de la coalición de izquierda, Alternativa Democrática, AD, que incluye al Frente Social y Político. Agitados ánimos de los pedeistas reclamaron a sus jefes la vinculación al esfuerzo unitario de la izquierda, coincidiendo con las saludables aproximaciones fraternales y de lucha de sus bases con las de AD en diferentes localidades y frentes sociales de trabajo.

En verdad, crece el ambiente favorable a la unidad popular, avanza en medio de un inevitable e inaplazable debate con las posturas conciliadoras con el fascismo y las críticas a los esquemas y la inflexibilidad que reducen o dificultan una acumulación de fuerzas ambiciosa y contundente, que independientemente de la voluntad de sus defensores, alejan al movimiento de superiores logros estratégicos o lo exponen a derrotas tácticas. Sin esa lucha ideológica no se avanzaría en el diseño de los acuerdos unitarios AD-PDI para presentarse como opción de gobierno alternativo al debate electoral que en el 2006 definirá Congreso y Presidente, y así complementar la respuesta política interpretando el rechazo popular al modelo de dominación y la reelección del actual portaestandarte, Álvaro Uribe.

Algo muy significativo en los acuerdos de los demócratas y la izquierda es el repunte político de las ideas y prácticas que dan el papel predominante a la organización, la unidad y la lucha obrera y popular con exigencias y propuestas alternativas al modelo neoliberal y el fascismo que, sin visiones electoralistas o reformistas, tienen el objetivo de luchar por el gobierno, que estimula la acción directa de masas por el cambio. Así se favorece el desarrollo de las organizaciones democráticas y revolucionarias (políticas, sociales y militares) beneficiando el trabajo para lograr que "los de arriba no puedan gobernar como antes y los de abajo no estén dispuestos a dejarse gobernar como antes".

Con estas razones y objetivos, llamamos a promover con decisión el Paro Nacional del 14 de Septiembre y la campaña presidencial del ex magistrado Carlos Gaviria Díaz.

¡Combatiendo Unidos Venceremos!

¡Viva el Ejército Popular de Liberación, EPL!

Comité Ejecutivo Central
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)

Cuarenta años de lucha por el Poder Popular y el Socialismo
1965-2005