Carta de Fidel Castro a capitán del Ejército

Colección
Archivo digital
Tipo
Documento
País
Organización
Fecha
1958-11-13
Categoría
Comunicado
Sierra Maestra 11/13/58.

Sr. Capitán R. E.S.M.

Estimado compatriota: En marcha hacia el encuentro con varios oficiales que con sus unidades han abrazado nuestra justa causa me alcanza un mensajero urgente del Dr. [René] Vallejo, quien a su vez lo recibió del Sr. Miguel Mesa, expresando la esperanza de que usted y otros militares honorables de esa zona se unan al pueblo en su lucha heroica por su libertad y sus derechos, y que las condiciones morales y humanas de usted y muchos compañeros suyos le dan derecho a ocupar un lugar heroico en la revolución, me detengo un minuto para hacerle estas rápidas líneas.

Por todos los indicios e informes que obran en mi poder la lucha se acerca a un final. Ustedes, los militares más próximos a nosotros, que son testigos excepcionales de la verdad que el Estado Mayor de la Dictadura trata de ocultar al propio Ejército, son los que dando un paso al frente pueden decidir la contienda, ahorrado Dios sabe cuántas vidas de compañeros suyos y nuestros.

Hay infinidad de militares descontentos, pero les resulta sumamente difícil agruparse para realizar una acción decisiva. Por otro lado, si logran vertebrar una pieza determinada y se lanzan a una acción en los cuarteles, conduciría inevitablemente a un choque entre militares que debe evitarse. Por eso el camino más efectivo, más seguro y menos sangriento es que los oficiales, clases y soldados descontentos se trasladen al territorio libre a confraternizar con nosotros y pedirles desde aquí a sus compañeros que cese la guerra, resistiéndose a seguir defendiendo un régimen criminal y odioso.

Los militares honorables, que son muchos, no deben por ningún concepto seguir cargando el peso que un grupito reducido de hombres despiadados y sin escrúpulos están lanzando sobre ellos. Es justo que salven ante la historia de su patria su honor y su derecho a seguir contando con estimación de sus conciudadanos.

Los militares no deben venir a combatir, porque no creemos ni queremos que deba promoverse esa lucha. La inmensa mayoría de los soldados, clases y oficiales del Ejército son hombres capaces de reaccionar patrióticamente y es posible que muy pronto el Ejército en masa se una a la revolución. De ahí el valor extraordinario que tienen los primeros militares que den el ejemplo.

No puedo darle datos concretos sobre las unidades que se sublevaron porque recibí un mensaje en clave del Comandante Quevedo, por radio, informándome que serán dos tenientes [Rodolfo Villamil y Ubineo León, en Charco Redondo] y dos pelotones completos con sus armas y parque, estando en espera de otras unidades.

Tanto el Comandante Quevedo, como los capitanes Durán [Batista] y [Victorino] Gómez Oquendo, que fueron prisioneros nuestros y han podido comprender toda la justicia de esta causa, el espíritu fraternal de los revolucionarios con los militares, unido al olvido del Estado Mayor, que trató además de difamarlos calumniosamente tratando de hacer caer injustamente sobre ellos la culpa de las derrotas, cuando en realidad fueron abandonados a su suerte y combatieron con extraordinario valor en circunstancias totalmente adversas, están hoy entregados de lleno a despertar en sus compañeros de armas el sentido del deber de todo militar con su pueblo y con su patria, convencidos además de que el Ejército no debe seguir comprometiéndose con los errores de la Dictadura.

He propuesto también el canje del Coronel Carrasco Artiles por el Comandante Borbonet, pero hasta este momento no hemos recibido respuesta.

Tenemos el propósito de organizar la Columna Militar de la Revolución. No se tratará pues de rebeldes, sino de militares, que como tales lucharán también contra la tiranía, pero de la forma más efectiva, sin combatir con las armas, sino invitando al Ejército a unirse a ellos. Esta es la idea sobre la que está girando nuestro plan en relación a los militares. Cuando una gran parte del Ejército piense así, no habrá que disparar un tiro más, pues la camarilla que oprime al país no esperaría un minuto más para escapar del poder.

Si usted se decide reúna a todos los hombres de su unidad en los que pueda confiar y estoy seguro de que será una mayoría (bastará con que usted les hablase con emoción y decisión) y póngase en marcha hacia acá con el portador de esta carta que le servirá de vanguardia, y camine hasta encontrarse conmigo.

Que traigan sus armas y todo el parque posible. Conserve esta carta que le sirva de salvoconducto.

En el trayecto trate de hacer contacto con el compañero Crescencio Pérez que es Comandante de la zona para que le brinde facilidades y orientación hacia el lugar donde yo me encuentre. Todos sus hombres deben traer sus armas hasta encontrarse conmigo y de acuerdo con los demás militares decidir los próximos pasos.

Con la esperanza de que usted pueda contarse entre los que van a prestarle a la patria en este minuto tan señalado servicio, le expreso mi más ferviente deseo de poderle dar muy pronto un abrazo fraternal.

Te felicito por las proezas que estás realizando. Abrazos

Fidel Castro Ruz [firma]
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Fuente: CASTRO, Fidel. La contraofensiva estratégica. La Habana, 2010.