Comunicado 2

COMUNICADO 2


Al pueblo de México:
A los pueblos del mundo:
Hermanas, hermanos:

Nuestro corazón, necio como es, se empeña hoy en recordar a Lucio Cabañas Barrientos, inmortal luchador social y guerrillero.

Los desaparecidos aparecen hoy en boca de quienes durante años los enterraron en el silencio, en la complicidad, en la impunidad. Echeverría y López Portillo se dicen preocupados e inocentes.

Hoy se menciona a los desaparecidos políticos como un espectro del pasado, que el país debe exorcizar para demostrar que, ahora sí, vivimos la democracia.

El gobierno foxista inflinge, con la fiscalía especial para los desaparecidos de los 70s, una ofensa más a los familiares que llevan años exigiendo la presentación con vida, castigo a los culpables y una investigación seria.

A partir de los 60s y durante los 70s, en México y América Latina se combatió el descontento social con la doctrina contraisurgente de seguridad nacional, difundida por Estados Unidos de América, que considera a los múltiples movi-mientos sociales y de liberación que se dieron en América Latina como fenómenos exportados por el campo socialista, principalmente de Cuba y la entonces URSS, y no como producto de la terrible desigualdad, miseria y opresión existente al interior de los países.

En el marco de la guerra fría, Estados Unidos adoctrinó y entrenó a miles de militares y políticos latinoamericanos. Cientos de mexicanos fueron preparados como represores en las diversas sedes de la Escuela de las Américas. Algunos están en la cárcel procesados por narcotráfico, como los generales Acosta Chaparro y Quiroz Hermosillo. Otros gozan de total impunidad, como Nazar Haro y otros están en el gobierno del cambio, como Macedo de la Concha.

Lo principal de la doctrina contraisurgente no era, ni es, atacar las causas económicas, sociales y políticas que producen descontento y levantamientos populares, sino acabar con los inconformes. Estados Unidos y los gobiernos latinoamericanos han compartido las "razones de Estado" para torturar, asesinar, desaparecer, encarcelar, exiliar, reprimir.

Se utiliza el terror como argumento disuasivo: "No te atrevas a soñar, ni se te ocurra exigir tus derechos. Ni pienses en construir una sociedad justa, equitativa, democrática. Ni sueñes con el poder popular pues ya ves lo que les pasa a quienes sueñan. Puedes desaparecer, morir o, en el mejor de los casos, podrirte en una cárcel, acusado de crímenes fabricados".

Argumento que por cierto hoy retoman algunos analistas para declarar la inviabilidad de la lucha armada popular. "Lo ocurrido en los 70s demuestra que no es posible". Así que aguanta o expresa tu descontento a través de algún partido autorizado por el IFE, al fin que ahora todos son de oposición, hasta el PAN y el PRI.

La concepción contraisurgente que argumenta la "seguridad nacional" para garantizar la seguridad del Estado nunca fue, ni es, la desviación de unos cuantos malos servidores públicos o de algunos malos militares ni de grupos enquistados en el poder.

Es una política de fuerza, el ejercicio del poder para imponernos un modelo económico completamente contrario a los intereses de la mayoría. El terror para disuadir la potencial revuelta de los de abajo.

La violencia institucional generó la violencia defensiva de algunos sectores, del pueblo. Se les respondió desde el poder, al margen de la Constitución, con la llamada "guerra sucia".

Durante los gobiernos de Diaz Ordaz, Echeverría y López Portillo se dieron la mayoría de casos de la guerra sucia. Con De la Madrid, Salinas y Zedillo ésta fue más selectiva pero no por ello menos atroz. El gobierno foxista sigue los mismos pasos.

Digna Ochoa fue el primer crimen de Estado para garantizar la impunidad del ejército que en Guerrero protege al narcotráfico y la desvastadora tala, de lo que antes eran bosques.

Necesitamos conocer plenamente esa parte de nuestra historia contemporánea.

Pero no como algo que ya pasó, sino como un motivo más para unir nuestras voces y exigir que ya no sea, que no siga la guerra silenciosa del poder contra los luchadores sociales. Sea cual sea su forma de lucha.

Necesitamos rescatar a los centenares de luchadores sociales que hoy están desaparecidos o son presos políticos o de conciencia. ¿Dónde están los desaparecidos? ¿Por qué no los presentan vivos? Y los asesinados ¿por qué no dicen dónde escondieron sus restos?

A partir de los 60s hubo una guerra que no ha cesado y que incluye crímenes de guerra y de lesa humanidad. Es el terrorismo de Estado como práctica y uso de la fuerza mientras en los foros internacionales dice respetar y hasta defender los derechos humanos.

Hoy el gobierno de Fox anuncia, con bombo publicitario, la investigación de las desapariciones políticas de los 70s y 80s. Nos dan, oficialmente, la información que conocíamos, la que por años denunciaron las víctimas, los familiares y las ONGs defensoras de los derechos humanos.

Desde la información de que no se trata de perseguir fantasmas, el gobierno pretende dar impunidad oficial a los verdaderos culpables. Ocultar que fue una política de Estado, atribuyendo la guerra sucia a algunos malos elementos que se excedieron en sus funciones. Cerrar el capítulo de los desaparecidos. Darle carpetazo a la guerra sucia y oficializar la impunidad.

Una investigación seria sobre los desaparecidos sólo puede conducir a su presentación, al esclarecimiento de los hechos y al castigo de los culpables de ordenar, impulsar, proteger o ejecutar la guerra sucia.

Como el crecimiento económico del siete por ciento, las soluciones de quince minutos y tantos otros ofrecimientos de campaña, el esclarecimiento de lo que pasó con los desaparecidos no es una promesa hecha con intenciones de cumplirla.

Es, mas bien, un recurso de mercadotecnia publicitaria para legitimarse cuando el bono de confianza se ha depreciado. Nos sumamos a la exigencia de presentación con vida de los desaparecidos de los 60s, los 70s y los 80s. Demandamos la presentación con vida de los desaparecidos durante los 90s, como Benito Bahena Maldonado, detenido en el parque Papagayo de Acapulco en 1997.

Exigimos castigo para quienes ordenaron la tortura como método de investigación, como Mariano Herrán Salvati, quien en octubre de 1999 detuvo en San Luis Potosí y torturó salvajemente, con golpes y toques eléctricos, a Gloria Arenas Agis, actualmente presa en el penal Neza Bordo.

La guerra secreta que desde el poder se libra contra el pueblo mexicano no terminó en los 70s. Sigue y es. Entre más callada, mejor para el poder.

Guerra secreta que ejecutan inteligencia militar, inteligencia de la Secretaría de Marina, el Cisen, la PFP, la PGR y otros órganos de inteligencia del Estado, tan o mas numerosos hoy que en los 70s y que impulsan la infiltración, el asesinato, desaparición, encarcelamiento y la acción de escuadrones de la muerte y paramilitares.

El gobierno se jacta de que ahora ya no desaparece a los luchadores sociales. Es una verdad a medias. Ahora los asesina, como a Digna Ochoa, los tortura y encarcela o presiona intentando coptarlos.

Hoy, como antes, necesitamos organizarnos para construir el poder popular, desde abajo, desde las comunidades, los sindicatos, las escuelas.

Hoy como nunca debemos impulsar todas las formas de lucha, construyendo el poder popular en los pueblos, las colonias, los centros de trabajo.

Reactivemos y reconstruyamos el movimiento de masas y las redes de ONGs, necesarias para resistir el embate de la globalización neoliberal.

Impulsemos la lucha guerrillera, respuesta legítima de los pueblos contra el saqueo y la represión. Como un elemento más de la lucha por la transformación revolucionaria de nuestro país.

Hoy que una parte, afortunadamente solo una parte, de la izquierda se ha institucionalizado y renunció a la lucha com-bativa de masas suplantándola por la concertacesión y las negociaciones en lo oscurito.

Hoy que la política gerencial desarticula a los sindicatos e intenta dividir en sectores la lucha popular, es necesario que entre todos construyamos la fuerza capaz de oponerse a la rapiña y al lucro desmedido.

Rescatemos nuestra tradición de lucha para construir un México donde quepamos todos, donde se priorice el interés social y que, al garantizar lo necesario para vivir con dignidad, aleje al pueblo del hurto y la rapiña, como soñaron Mo-relos, Villa, Zapata, Lucio, Genaro y tantos otros.

Rindamos homenaje a Lucio Cabañas Barrientos, exigiendo la presentación con vida de todos los desaparecidos, la liberación de los presos políticos, de conciencia y por motivos sociales, así como castigo a los responsables de la guerra sucia de ayer y hoy.

Seamos tercos. Demandemos cambios reales y no discursos repetitivos donde el cambio sea de forma y no de fondo. No le pidamos peras al olmo, no demandemos que la derecha realice cambios que, desde luego, no va a realizar pues sirve, incondicionalmente al capital transnacional.

Seamos tercos. No compremos este cambio hacia la derecha, gatopardiano, neoliberal, represor, continuista, donde lo único nuevo son las botas de charol y el concierto de Elton Jhon.

La sangre germina. Digna, vives en nuestra lucha.

Los desaparecidos y los encarcelados son semillas que se multiplican en nuestros sueños. Por eso somos los mismos, aunque seamos otros.

¡Resistiremos y seremos millones!
¡Globalicemos la solidaridad y la fraternidad entre los pueblos!

Comité de Resistencia Popular de Oriente.
Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MR-LCB).

Puebla, diciembre 2001