EL HAMBRE ES UN CRIMEN:
¡JURAMOS VENCER A LOS CRIMINALES!
Sobradas veces hemos escuchado que los niños son los únicos privilegiados. Pero resulta lamentable que este dicho no se cumpla en nuestra Patria.
Parece ridículo que en un país tan rico como Argentina exista hambre, y que nuestros niños sufran desnutrición o malnutrición, y otras tantas situaciones adversas como no poder acceder a la educación, a la salud, a una vida digna e integral. Pero no es ridículo, sino real. Tan real como ver que los únicos privilegiados en el país son los monopolios y sus títeres que ocupan los espacios más importantes del Estado. Concretamente, las secuelas irreversibles de la desnutrición, el paco,entre otras graves problemáticas, son parte del cuadro catastrófico donde caminan miles y miles de nuestros pibes. Un dato claro así lo enmarca: del 30% de nuestra población que vive en la pobreza, la mitad no tiene más de 18 años. De esos 13 millones de la población general, 6 millones pasan hambre.
Todo gira en torno a las ganancias de unas pocas multinacionales que determinan los destinos de nuestra tierra, por ser hasta ahora dueños principales de las riquezas y de la estructura productiva de nuestro país. Para ser gráficos: el enriquecimiento de unos pocos es la contracara del hambre de nuestros pibes y su situación diaria. Por ello, no alcanza con afirmar que el hambre es un crimen, sin plantear consecuentemente que no hay otra opción que luchar decididamente contra los criminales: las multinacionales y sus socios locales, para vencerlos.
De cada cosecha, de cada fábrica, de cada yacimiento, de cada mar o río, las multinacionales saquean y sacan plata. Es sencillo ver cómo viven los que más tienen, y cómo vivimos nosotros y nuestros hijos o nietos. ¿Cómo no indignarse ante esta situación? ¿Cómo no tener bronca en un país que podría alimentar a 400 millones de personas, y que en cambio, produce para beneficiar a monopolios extranjeros como Cargill, Bunge, Aceitera General Deheza, Grupo Carrefour, Vicentín, Jumbo o Molinos Río de la Plata, entre otros? No casualmente mencionamos a estas compañías. Todas ellas, verdaderas criminales, hacen negocios con los alimentos de nuestra Patria, mientras nuestros pibes, como tantos compatriotas, sufren hambre.
Entonces, si ellos se llevan lo nuestro, ¿qué opción nos queda más que recuperarlo mediante la lucha decidida contra las multinacionales y su Gobierno? Porque los pobres de este país estamos cansados, por vivir asfixiados y desesperados a partir de la situación en nuestros hogares. Porque ya no queremos migajas, ni vueltos de los negocios de las multinacionales. Porque ya no creemos en ilusiones de “impuestos a los que más tienen” o reformas impositivas, que al fin y al cabo son migajas del banquete de los poderosos. Queremos todo, porque ese todo es la dignidad, el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo y nuestra Patria. Porque ese todo es lo que construimos cada día con nuestro sacrificio, con nuestra súper explotación, con nuestro hambre, con nuestra opresión.
Por nuestros niños, por todo nuestro pueblo, no hay otra opción que elegir decididamente en qué lugar estar. Y ese lugar es la lucha. Nadie hará lo que debemos hacer los trabajadores y trabajadoras, tanto ocupados como desocupados: ni los funcionarios, ni los burócratas sindicales, ni los vendidos; y mucho menos los empresarios y los títeres que detentan los cargos de presidente, senadores, diputados, concejales, etc. Sólo el pueblo salvará al pueblo.