Carlos Toledo Plata: "Es la hora de la lucha armada total"

ENTREVISTA

CARLOS TOLEDO PLATA, LÍDER DE LA GUERRILLA URBANA COLOMBIANA: "ES LA HORA DE LA LUCHA ARMADA TOTAL"

Se reanuda en Bogotá el consejo de guerra contra más de trescientos presuntos guerrilleros del M-19

MARÍA MARTÍN 05/12/1979 (El País, España)

El lunes se reanudó en Bogotá el consejo de guerra contra 219 personas acusadas de pertenecer a la organización guerrillera M-19 (Movimiento Diecinueve de Abril) y de ser responsables del robo de 7.000 armas, a comienzos de año, en la capital colombiana. Otros cien presuntos miembros del M-19 -entre ellos, uno de sus jefes máximos, Carlos Toledo- son juzgados en rebeldía. Este proceso militar masivo, el más importante de los celebrados en América Latina en muchos años, dio comienzo hace quince días y fue interrumpido la semana pasada, al comprobarse que numerosos acusados carecían de abogado defensor.

El movimiento guerrillero M-19, formado hace cinco años, está considerado la organización de lucha urbana más importante de Colombia. A raíz de su audaz robo masivo de armas el día 1 de enero, el Ejército montó una espectacular operación que todavía prosigue. En los meses recientes, las cárceles colombianas se han visto abarrotadas por más de 4.000 presos políticos.Como consecuencia de esta caza sin cuartel ha sido recuperada la casi totalidad del arsenal robado y el M-19 ha sufrido importantes pérdidas. El golpe de mano protagonizado en enero por la organización guerrillera sirvió también para que se conocieran los nombres de sus dirigentes, secretos hasta entonces. Así salió a la luz el de Carlos Toledo Plata.

Toledo Plata es hoy uno de los hombres más buscados de Colombia y uno de los más perseguidos en América Latina. Ex representante parlamentario, frisando el medio siglo, perteneció durante diez años a la Alianza Nacional Popular (Anapo), antes de optar por la lucha armada como medio para reemplazar el régimen colombiano. Carlos Toledo Plata pasó a la clandestinidad hace un año y el Gobierno de Bogotá ofrece ahora veinte millones de pesetas por informaciones sobre su paradero.

La siguiente entrevista con el líder del M-19 está realizada en algún lugar de Colombia.

Pregunta. ¿Qué le llevó a dejar su puesto político legal por la codirección de un movimiento político-militar y clandestino como es el M- l9?

Respuesta. En las elecciones de 1970, el militar Rojas Pinilla se presentó como el candidato de la oposición al bipartidismo (liberales y conservadores). Todo el mundo sabe que hubo fraude en las elecciones, por lo que Rojas Pinillas fue derrotado. Los políticos de la Anapo, que estábamos por el socialismo, insistimos para que Rojas movilizara a la gente, pero no tomó ninguna decisión e incluso la directiva del partido se dejó encarcelar. Fue en esos momentos cuando empecé a cambiar. Así, en 1972, muchos sectores de la oposición, desengañados por el fraude de las elecciones, se unieron para crear un movimiento político-militar que aglutinara ese descontento.

P. ¿Cómo pudo compaginar la doble militancia en esos años?

R. Mi actividad política en el Parlamento fue, más que nada, de denuncia, aunque aquí, en Colombia, poco puedes hacer mientras no estés dentro del grupo decisorio Yo sé que, a pesar de que mi actividad legal estaba protegida por la inmunidad, los mandos militares estaban seguros de mi pertenencia al M-19, porque, abusando mucho de mi posición política, uno se excedía y hablaba de la necesidad de la lucha armada.

Estado democrático

P. El M-19 se caracteriza por su rígida estructura militar. ¿Cree que es necesario ese tipo de estructura para lograr un cambio?

R. No sólo es necesaria, sino además indispensable. La victoria popular en Colombia será la conjunción de diferentes combates políticos, insurreccionales, de comandos urbanos y de guerrilla rural. Se necesitarán hombres capaces de asumir la dirección política y militar, en cualquier condición en que se encuentren. Y ahora estamos en la etapa de preparación; de ahí que hayamos elegido esta estructura político-militar. El ideal es un Estado socialista, pero nosotros consideramos que tiene etapas, y en este momento la lucha del pueblo colombiano debe dedicarse a la búsqueda de un Estado democrático. Y sabemos que esa democracia no se va a dar únicamente por la lucha política, sino que es necesaria la militar.

P. Sin embargo, el M- 19 ha sido duramente criticado por la izquierda...

R. La Izquierda colombiana está muy dividida, muy fragmentada. El Partido Comunista, el más fuerte de ellos, no está de acuerdo con la lucha armada en la ciudad. Ellos creen en la lucha militar como una lucha estratégica, no como una actitud permanente, táctica. Las FARC, organización armada cercana al Partido Comunista, actúan exclusivamente en el campo y, aunque tienen mucho peso, su lucha sólo se centra en ese sector. El PCC dice que la lucha armada total se hará en otra etapa, cuando se agoten todas las posibilidades legales. Es la diferencia con nosotros, que pensamos que hay que hacerlo ya, y que no tiene sentido estar peleando en el campo sin enfrentarse al enemigo en la ciudad y permanentemente.

P. Pero también les acusan de que con sus acciones haya aumentado la represión que afecta a toda la izquierda por igual.

R. Puede ser cierto, pero no la causa. Aunque no hubiera lucha militar, nos quedáramos quietos, en el momento que se agudicen las luchas gremiales, de los obreros, de los campesinos por tornarse las tierras o de los estudiantes, la represión, de todas formas, va a aumentar.

P. ¿Y cuál es ahora la consigna sobre el juicio que se ha reanudado en pocos días?

R. En general, nuestra consigna es ni rendirse, ni asilarse, ni callarse. Para los que están detenidos y van a comparecer ante el tribunal militar la. orden es que transformen el consejo de guerra en una tribuna política. Además, allí hay mucha gente que no está comprometida ni tiene nada que ver con la estructura direccional del M-19. Los hay que son simpatizantes. Yo diría que sólo el 50% son oficiales del M -19.

P. ¿Va armado?

R. En estos momentos, no. En el caso hipotético de que intentara detenerme el Ejército, no podría. Cuando no voy armado siempre llevo una pastilla de cianuro... Pero no es la mejor forma. La mejor es disparar hasta agotar la última bala.
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Fuente: El País (España), 5 de diciembre de 1979.