Declaración Política del XVII Congreso del Partido Comunista de Colombia (ML)

Declaración Política
XVII Congreso del Partido Comunista de Colombia (Marxista-Leninista)

LOS PUEBLOS NO SE RINDEN ANTE LA CRISIS CAPITALISTA, LUCHAN PARA QUE LA PAGUEN LOS RICOS

La lucha del pueblo colombiano en 2011 concluyó con el gran triunfo del estudiantado universitario en formidable y multitudinaria acción durante el segundo semestre, incluyendo estudiantes de universidades privadas y el SENA, lanzó la huelga general, conquistando amplia solidaridad de la comunidad educativa y el pueblo por su justeza. En noviembre, la juventud obligó al presidente Santos y su bancada parlamentaria, a retirar su proyecto de reforma universitaria radicado en el Congreso de la República que buscaba incrementar la privatización de la educación superior e incluía otras perlas neoliberales impuestas en el TLC con los imperialistas yanquis.

Las fuerzas amantes de los cambios democráticos y revolucionarios también han estado ligadas a las acciones del proletariado de la industria minero-energética, para enfrentar a Pacific Rubiales y otras multinacionales petroleras auspiciadas por la Agencia Nacional de Hidrocarburos y Ecopetrol, compitiendo en utilidades con las extractoras de carbón y minerales. Los sindicalistas anti patronales y antiimperialistas liderados por comunistas y otros revolucionarios, superaron algunos efectos del neoliberalismo con la tercerización laboral y las Cooperativas de Trabajo Asociado, obstaculizadoras de la sindicalización.

El campesinado pobre y medio ha protestado contra incumplimientos y abusos del gobierno muy entrelazado con la lucha insurgente, causas de desvelos para Álvaro Uribe y ahora para el gobierno de Juan M. Santos, que no logra quitarle la base social a las guerrillas. El páramo de Santurbán fue defendido de la depredación de las multinacionales del oro, movilizándose con persistencia en la defensa del medio ambiente y el agua de Santander.

El magisterio, los transportadores, los damnificados de las inundaciones, las víctimas del terrorismo de Estado y sectores de la capa media urbana, han expresado su inconformidad con paros y protestas.

Amplias masas dieron la espalda a los partidos oligárquicos en las elecciones regionales de octubre pasado. Ellos bajaron sus resultados como lo indica el crecimiento de la abstención y el voto en blanco, a pesar de la intervención de Santos y las maniobras con “candidatos independientes” y “movimientos ciudadanos” sin personería legal.

A pesar de duros golpes a sus dirigentes, el accionar de las organizaciones insurgentes ha sido notable y exitoso, refutando las teorías del gobierno de Santos sobre el post conflicto. Las guerrillas animan la oposición al régimen, al golpear sin tregua, a un ejército incapaz de “consolidar” su presencia por los fracasos de la “seguridad democrática” de Uribe-Santos, por la corrupción en sus filas, las limitaciones para impulsar reformas y las derrotas asestadas por las FARC, el ELN y nuestro EPL que se fortalece contando con la guía del Partido Comunista de Colombia (m-l), acumulando fuerzas para la toma del poder por la vía armada revolucionaria, lo orienta en la lucha por la unidad de acción del movimiento insurgente, argumentando y defendiendo la fraternidad para tratar las diferencias en su seno, rechazando las acciones militares por dejar daños irreparables y dar ventaja a oligarcas e imperialistas.

Sin descanso, la corriente progresista, democrática, de izquierda y revolucionaria, vigoriza la preparación y convocatoria de un Paro Cívico Nacional canalizador de la creciente conflictividad, estimulada por la crisis económica mundial y el mal gobierno, sirviendo para lograr éxitos de la alianza obrero-campesina-popular contra el régimen y el gobierno. Esta dura realidad abre espacio a los debates políticos y acciones masivas, acumula fuerzas para las luchas por la liberación social y nacional, por el poder popular y el socialismo, aprovecha los resultados inmediatos para desatar fuerzas en 2012.

Es necesario persistir en la unidad de acción del movimiento político amplio de masas, pues el Polo Democrático Alternativo –PDA- afectado por prácticas parlamentaristas y electoralistas no se ligó impetuosamente a las luchas populares y no tuvo la fortaleza para soportar el embate divisionista de la oligarquía, en su objetivo de sacar al Polo de sus posibilidades de avanzar hacia la izquierda, contando con el apoyo de corrientes socialdemócratas y otros oportunistas, en buena parte ya fuera del Polo.

Esa crisis del PDA expresada en un gran debilitamiento como proyecto de izquierda, no frena la búsqueda de la unidad de acción y orgánica de amplios sectores del pueblo interesados en las ideas de izquierda y la revolución.
Surgen nuevos espacios unitarios y las corrientes políticas revolucionarias, de izquierda y democráticas, constructoras del Movimiento de Oposición al Régimen, están potenciando un salto de calidad en el necesario agrupamiento de fuerzas no resuelto por el Polo.
Inglaterra, Francia y Alemania han visto grandes protestas y huelgas de obreros y trabajadores; al igual que España, Italia y Grecia donde propiciaron la caída de sus gobiernos y hoy siguen combatiendo el autoritarismo de corte fascista. Varios levantamientos por la libertad para el pueblo y la soberanía nacional en la llamada “primavera árabe” van superando las pretensiones de los imperialistas yanquis y sus aliados de la OTAN, de utilizarlos en su beneficio, como lo hacen al maniobrar con el retiro parcial de tropas de Irak, las luchas internas en Palestina y el papel del gobierno de Israel para justificar las agresiones yanquis y sionistas contra Irán y Pakistán que, junto a Afganistán, son piezas geoestratégicas claves en los futuros choques entre Estados Unidos, China, Rusia, Japón y las potencias de la Unión Europea, con más rivalidades por mercados, debido a la crisis galopante disparadora del peligro de una nueva guerra mundial.

Los triunfos populares en Ecuador y la República Bolivariana de Venezuela, corroboran la existencia de un eslabón débil de la cadena imperialista en esta equina suramericana, completado por Colombia.

Cuba sigue firme en su lucha antiimperialista y en el impulso de propuestas democráticas, como la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América “ALBA”- del Presidente Hugo Chávez, pregonero de la idea de “Socialismo del Siglo XXI”, dinamizando el debate sobre la revolución y el socialismo como alternativa al capitalismo, debate en el cual defendemos el socialismo científico de Marx, Engels, Lenin y Stalin.

Son crecientes las dificultades del imperialismo en todo el planeta, en especial de los yanquis gobernados por el falso demócrata Barak Obama. Los imperialistas, sus socios menores y lacayos, protegen las decisiones económicas con medidas represivas, volviendo más antidemocráticos los regímenes políticos; se ratifican pactos agresivos como la OTAN, y los yanquis ejecutan acciones militares brutales como la de Libia, pretextando luchar contra las dictaduras, el “terrorismo” y el tráfico de estupefacientes.

La actual crisis económica, estalló en 2007 con las fraudulentas hipotecas “subprime” y no ha sido superada. La recesión en E.U.A sigue galopando, China va frenando su crecimiento y Europa no gira solo en torno a Grecia erróneamente ubicada como causa de los descalabros en la zona euro. Italia y España son grandes problemas y Europa se mueve en la cuerda floja por la amenaza de inestabilidad en Alemania.

Las frecuentes cumbres de presidentes y primeros ministros o jefes de gobierno, han ido desplazando las del Fondo Monetario Internacional, porque es un gran problema político resolver los agrietamientos y fracasos del neoliberalismo, como teoría para librar de la crisis al sistema capitalista.

Aún así, continúan las ofensivas con esas políticas y palos de ciego, causando graves daños a los pueblos a quienes pretenden imponer el pago de la crisis y ellos responden con rebeldía que se extiende. Estas dificultades propias de la irreversible crisis general del capitalismo globalizado, son avivadas y aprovechadas con la lucha popular en Europa, nuestra América y el Caribe. Incluso, Estados Unidos y otros lugares del mundo ven surgir “movimientos de indignados” con el régimen, así como las fuerzas de izquierda y partidos revolucionarios encuentran terreno abonado, para aumentar sus filas e influencia de masas.

En Colombia el “acuerdo de unidad nacional” para “la prosperidad democrática” es un disfraz utilizado por el presidente Santos desde agosto de 2010, es una partija burocrática para sumar más del 90% del Congreso, donde ha direccionado leyes para incrementar el terrorismo de Estado contra las luchas sociales, el presidencialismo autoritario y la reducción del gasto social. Ese acuerdo no armoniza los intereses de todas las fracciones del capital, cuando están pujando por beneficios directos del Estado; los roces ya han puesto en riesgo la aprobación de leyes y afrontan choques por la aplicación de lo aprobado. Mucho menos esa falsa unidad nacional puede acoger a la mayoría del pueblo.

Para impulsar el fascismo desde arriba, Santos intensifica la demagogia populista y ahora se dirige al campesinado con la engañosa “ley de víctimas” diseñada para burlar el derecho a la reparación-no repetición y la “ley de tierras” o falsa “revolución agraria”, como negación de la restitución a los arruinados por la violencia oficial, pues se propone la legalización del despojo.

Esto hace parte del audaz cambio de método e imagen de Juan Manuel Santos frente a su antecesor Uribe Vélez, disimulando su autoritarismo presidencialista con la demagogia, la utilización de aventureros políticos disfrazados de izquierda, sindicalistas vende obreros firmándole acuerdos y oportunistas socialdemócratas –como su Vicepresidente Angelino Garzón- dándole éxitos temporales en los intentos de cooptar o neutralizar masas de las capas medias del campo y la ciudad.

Otro recurso habilidoso para librarse de la crisis política generada en ocho años del fascista reelecto, es el destape judicial de las relaciones del gobierno del ex presidente Uribe con la corrupción y el terrorismo de Estado, con las criminales provocaciones fascistas, así como de su vínculo paramilitar con prolongación en la “parapolítica”. En todo ello se cuidan para dejar a Santos al margen, aunque él fue un ministro estrella de Uribe en la cartera de defensa.

El cambio en la forma de Santos relacionarse con los gobiernos de Caracas y Quito es pragmatismo que da aplausos a Santos, al mejorar el comercio y diferenciarlo de Uribe para pescar incautos. Santos no apoya la integración bolivariana del Presidente de Venezuela y presiona por apoyo contrainsurgente en las fronteras, para cumplirle al Comando Sur del ejército imperialista.

Las cifras económicas favorecen a un reducido grupo de monopolistas colombianos y, sobre todo, al capital transnacional bien remunerado con los altos intereses y una industria minero-energética de saqueo sin topes, para burlar impuestos sin dar empleo, mientras destruye el medio ambiente extendiendo la miseria, el desempleo y las enfermedades.

El crecimiento del 2011 generó titulares y voces de euforia en la oligarquía, olvidando realidades estructurales del país como el atraso industrial, un agro sin generar autosuficiencia alimentaria, la dependencia agravada por las prolongadas dificultades económicas estadounidenses y del mundo capitalista en crisis irreversible, así como el efecto transitorio del ingreso de capitales.

También está el gran costo de recuperar la infraestructura productiva y vial, ampliamente afectada por los efectos de las grandes inundaciones.

Estas realidades de la vida en Colombia, están agudizadas con la firma del TLC con los gringos y otros imperialistas; la reducción de los aportes yanquis a la guerra; los resultados político-electorales en países fronterizos; el conflicto con las lesiones a megaproyectos y otros negocios entregados por Uribe al narco paramilitarismo, desplazando o negando oportunidades a viejos conglomerados burgueses.

Santos no tendrá suerte diferente a Uribe al oponerse al canje humanitario, enfrentarse al movimiento de Derechos Humanos y pedir a los gobiernos respaldo a su militarismo, mientras dice “tener la llave de la paz” y simultáneamente amaga diálogos con la insurgencia, poniendo alambradas y crea condiciones para negociar con los paramilitares (o bacrim).

El movimiento de oposición tiende a crecer, el rechazo a Santos aumenta con acciones masivas convocadas desde la diversidad del movimiento social y la pluralidad de partidos y movimientos políticos representantes de intereses de clase, contrapuestos a los encarnados por el gobierno.

La construcción de la unidad popular avanza por diversos caminos y al calor de la lucha contra el régimen en el plano político y de masas, como lo demuestran la convergencia opositora de la Coordinadora de Movimientos Sociales y Políticos de Colombia, Comosocol, expresión incipiente de alianza obrero-campesina-popular, y la formación de movimientos políticos unitarios nacionales y regionales, que confrontan posiciones anti unitarias, la conciliación de clases y propuestas de la socialdemocracia y gentes confundidas con la demagogia del gobierno, sugiriendo pactos con Santos a nombre de aislar al fascista Álvaro Uribe.

Siguen en Colombia válidos esfuerzos por un gobierno táctico antiimperialista, ligados a la lucha por el poder popular con el triunfo la revolución democrática, antiimperialista en marcha al socialismo. Se acumulan adherentes a los cambios que generaría la convocatoria de una Asamblea Constituyente al servicio del pueblo, demandando mayores energías para superar debilidades del trabajo de masas revolucionario y desenmascarar a los defensores de la conciliación de clases.

El frente antifascista y antiimperialista en América Latina es una necesidad, allá nos lleva el trabajo consciente por la solidaridad con las luchas por la soberanía nacional y la liberación social, el apoyo a gobiernos y liderazgos democráticos y revolucionarios, así como el impulso a la conformación de Partidos Revolucionarios de Clase, en consonancia con la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas.

El XVII Congreso de los marxistas-leninistas de Colombia insiste en el llamado fraternal y unitario a todas las organizaciones y personas amantes del cambio a continuar combatiendo con todas las energías y combinando todas las formas de lucha para alcanzar la soberanía nacional, la democracia para el pueblo y una sociedad sin explotados y explotadores.

¡Viva la lucha obrera y popular!
¡Fuera el Imperialismo yanqui! ¡Abajo la oligarquía!
¡Viva la revolución democrática, antiimperialista en marcha al socialismo!
¡Combatiendo Unidos Venceremos!

XVII Congreso del Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)

Colombia, diciembre de 2011