República Mexicana, 7 de abril de 2003

Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo


“Se pelea cuando se dice la verdad… Se pelea cuando se atrae los ánimos hostiles por la demostración de la unidad donde sospechan el desorden, de la cordura donde sospechan la impaciencia, de la cordialidad donde sospechan la enemistad, de la virtud donde se propalaba que no había más que vicio y crimen. Se pelea, sobre todo, cuando los que han estando limpiando las armas y aprendiendo el paso en los ejercicios parciales e invisibles, en organizaciones aisladas y calladas, se ponen, a la vez, en pie, con un solo ánimo y un solo fin, cada uno con su estandarte y con su emblema, y todos, a la luz en marcha que se sienta y que se vea, detrás de la bandera de la patria.”
José Martí.

¡Nuestro más profundo respeto a la resistencia del pueblo iraquí!

A los explotados e inconformes:

El 8 de abril del 2003, se cumplen tres años de nuestra primera aparición pública, la cual tuvo lugar en el poblado de San Francisco Tlalnepantla, delegación Xochimilco, en el Distrito Federal.

Han pasado los años y subsiste en el país lo que denunciamos en aquella aparición que hicimos en el año 2000: en el campo las tierras están abandonadas por falta de inversión y la obligada emigración de campesinos para trabajar en las ricas tierras mexicanas de los grandes latifundistas nacionales y extranjeros, o de plano en los latifundios de los Estados Unidos y Canadá. Cuando bien le va, el campesino pobre debe conformarse con la limitada producción de “autoconsumo”, que a duras penas le sirve para el modesto sostenimiento alimenticio de su familia. Los precios de hambre con que los grandes acaparadores pagan los productos del campo no sirven en modo alguno para hacer rentables los ciclos agrícolas. Además, los campesinos mexicanos se ven cada vez más obligados a trabajar sus pequeñas parcelas con los engendros transgénicos, es decir, con pseudosemillas que sólo sirven para una cosecha, y que, por lo tanto, posteriormente deben volver a adquirir a empresas relacionadas con compañías trasnacionales como Bayer. De este modo han venido adueñándose de las semillas que, por lo menos a los campesinos del continente americano, les llevó 10,000 años producirlas —que es la edad promedio que se calcula tiene la agricultura en América. Nos referimos a semillas como el maíz y el frijol, pero que no son las únicas que están siendo patentizadas por las trasnacionales. Este robo a los campesinos de todo el mundo se ha venido realizando por medios legaloides e injustos que tienen su origen, en lo que respecta a México, en el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica, el TLC.

Es por lo anterior que algunos hermanos campesinos han decidido sembrar mariguana o amapola, o que se “alquilan” para la pizca o talla de goma, en los grandes sembradíos que tienen importantes políticos locales, estatales y federales en diversos estados de la república. Sólo así, estos campesinos logran tener ingresos que son equivalentes a varias veces el jornal, por ejemplo, de un cortador de caña que se parte el lomo todo el día. Este “norte chiquito” —como también lo denunciamos hace tres años— es bien conocido por el ejército federal, el cual sigue presumiendo que combate al narcotráfico porque acumula la eliminación de las siembras pequeñas de los campesinos pobres y “sacrifica” de vez en vez a algún cabecilla ya decadente de los grandes grupos de narcotraficantes, sus socios. Sin embargo, sigue conservando los más grandes sembradíos de droga, los que hasta gozan de mecanismos de riego artificial. Esto que decimos se comprueba en cientos de los lugares más pobres de la ciudad de México donde llegan, más o menos una vez al mes, autos de militares a surtir de mariguana y cocaína a los traficantes de droga locales. Y muchos de los “contactos” originales se realizan a través de policías judiciales, estatales y federales.

Por si lo anterior fuera poco, la reciente llegada “casual” del priísta Florencio Salazar Adame, excoordinador del Plan Puebla-Panamá, a la Secretaría de la Reforma Agraria, persigue el fin, encubierto con el nombre de “progreso regional”, de culminar efectivamente el despojo de las tierras campesinas más ricas del país (incluidas las de los indígenas) y su entrega a los grandes capitalistas nacionales y extranjeros. Esto es, el gobierno mexicano pretende realizar con los campesinos del país el mismo despojo de recursos naturales que se busca en Irak, por parte de los Estados Unidos, pero todavía sin el uso de “bombas inteligentes”. El gobierno mexicano se encuentra operando la fase PFP… Por lo demás, el Acuerdo Nacional para el Campo está destinado al fracaso, pues sólo considera a las organizaciones corporativistas del gobierno y de los partidos políticos más importantes —sería mejor decir: los partidos más adinerados del país.

En la ciudad más importante del país la cosa no es diferente. Todos los días y a todas horas vemos deambular por las calles a cientos de mujeres y hombres con su Aviso Oportuno o sus papeles bajo el brazo, buscan el trabajo que la política económica gubernamental es incapaz de generar. El gobierno federal hace alarde de su ChambaTel y su ChambaNet, pero cualquier desempleado sabe que en esos medios se ofertan la menor cantidad de empleos y muchos de los salarios más miserables del mercado laboral. Es, por lo tanto, una vergüenza que el señor Fox se vanaglorie de que “9 de cada 10” desempleados que utilizan dichos medios de oferta laboral logren contratarse. Para lo único que sí hay trabajo es para ser policía, agente judicial, militar o paramilitar (pefepo), muchos de los cuales, por cierto, obtienen ingresos superiores a los de cualquier maestro normalista. Y qué decir de la despiadada competencia que se hacen recíprocamente los vendedores ambulantes y semiambulantes. Por otra parte, mientras los granaderos reciben más y más premios por recogerle a la señora de las pepitas su puestecito, Carlos Slim recibe generosas licencias del gobierno del D. F. para atiborrar el “centro histórico” con sus flamantes negocios. ¡Es que Slim sí tiene con qué invertir! No cabe duda que las malbaratadas empresas como TelMex, otrora nacionales, quebradas a fuerza de la corrupción del propio gobierno, en manos privadas se han convertido en algo que los metafísicos llaman bendición. Y algunos funcionarios estúpidos le llaman la “extraordinaria visión empresarial” de Carlos Slim…

Por otro lado, en un momento dado fuimos acusados de “desprestigiar” con nuestras acciones la santísima política. Hubo críticas de gente honesta, pero las más correspondieron en aquel entonces, y siguen correspondiendo hoy, a los corifeos del gobierno. Fue entonces que las FARP decidimos darle tiempo al tiempo, para que las cosas cayeran por su propio peso, a la vez que continuamos trabajando junto con los sectores que jamás han sido tomados en cuenta por los partidos políticos clásicos, o que ya conociéndolos ahora están hartos de sus mentiras y su deshonestidad.

Y hoy ha quedado claro que quienes en verdad han “deslegitimado” la política son precisamente esos partidos políticos. Partidos cuyos militantes se hacen fraudes electorales entre sí; partidos donde se promueve preferentemente, para ocupar los puestos de dirección y de elección popular, a los familiares de los líderes; partidos donde se recluta a los demócratas de ocasión de los partidos adversarios, y se da la espalda a sus militantes fundadores; partidos cuyos gobernantes legitimaron en su momento la represión contra los estudiantes universitarios; partidos que no fueron consecuentes con la defensa de la lucha indígena; en fin, partidos que gobiernan igual que el PRI.

Esos partidos triunfalistas, que hoy se jactan de que sus gobiernos no propiciaron el caos al asumir las riendas del municipio o delegación, del estado o del país, son los que han deslegitimado la política. Nadie más. Y la han deslegitimado porque ni uno solo de esos partidos ha realizado cambio significativo alguno. Por el contrario, en el mejor de los casos, las cosas las han mantenido igual que años atrás. En todo caso, su “éxito” ha consistido solamente en saber gobernar como el PRI, “administrando” el caos.

¿Qué beneficio, pues, se puede esperar de organizaciones políticas que no reparan en gastar miles de millones de pesos en propaganda televisiva sin ningún contenido realmente serio? En lugar de solucionar el problema de desempleo que padecen miles de mujeres y hombres del campo y de la ciudad, dichos partidos políticos proponen la pena de muerte para los delincuentes, entre los que posiblemente se encuentren, en el futuro, esos mismos jóvenes sin ninguna esperanza de salir de su actual estado de cosas y a los que hoy les piden su voto. En lugar de que sus gobiernos dejen de dividir comunidades indígenas y de consentir a ganaderos y terratenientes, y de atizar así la guerra contrainsurgente en Chiapas, esos partidos proponen gobernar con las “enagüas” bien puestas, como si los males del país y del mundo fuesen únicamente un asunto de género sexual, mientras irónicamente hemos visto que las mujeres policía de la ciudad de México también exigen su mordida a los llamados microbuseros, y que decenas de mercenarias estadounidenses, con las “enagüas” bien puestas, andan matando niños, mujeres y hombres en Irak. En lugar de solucionar el grave problema del nulo poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, esos partidos políticos les cantan una vil propuesta para rascarse el corazón y encontrar un supuesto color azul.

A más de dos años del gobierno del señor Fox ha quedado más claro que éste es más parecido a Porfirio Díaz que al rico terrateniente coahuilense Francisco I. Madero, y no al contrario, como pretendían hacérnoslo creer muchos de los más renombrados intelectuales presupuestívoros (así los llamaba Madero). Como Fox, el dictador Díaz se ganó el apoyo de los campesinos en la decisiva batalla de Tecoac, en 1876, en contra de las tropas del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, después de hacerles un conjunto de promesas veleidosas, entre las que se encontraba la de hacerles justicia, una vez llegado al gobierno, con una Reforma Agraria que les devolviera las tierras que los hacendados les habían ido arrebatando impunemente. Y como Fox, el dictador Díaz no cumplió sus promesas.

En particular, a los campesinos que no dejan de exigir que se les dé respuesta concreta a sus demandas, nada se les ha resuelto favorablemente. Al encontrarse estos campesinos en las profundidades de las montañas, a las cuales la “sociedad civil” ni ningún medio informativo llega nunca, a menos que se trate de alguna región de Chiapas o que haya una escandalosa tragedia, o son ignorados por completo o reprimidos violentamente por las fuerzas locales, estatales y federales, legales e ilegales. Esos campesinos sólo han conseguido el que se les acuse de ser “subversivos”, y que con ese pretexto se les siga asesinando. Esto lo sabe perfectamente el gobierno del cambio, porque el modus operandi de los asesinos corresponde siempre al de sus fuerzas represivas de élite. Así, al campesino más pobre y exigente sólo se le ha respondido con el cerco militar. Paradojas de la historia, Madero criticaba acremente al dictador Díaz porque en Cananea: “la única medida que tomó el gobierno, fue la de mandar tropas para que no permitieran que los hambrientos obreros fueran a cometer algún desorden. ¡Está bien que mueran de hambre, pero que se mueran en orden, en silencio, sin protestar, sin intentar organizarse para la defensa de sus derechos!”.

Irak, como teatro de operaciones, en tiempo y espacio, está más cerca de lo que se cree. En todo México, el poderoso capitalista, nacional o trasnacional, acompañado de sus brazos “legal” y armado, no está haciendo otra cosa más que arrebatarle al pobre sus recursos: su agua, su tierra, sus granos, su madera, su trabajo, su aire…

El señor Vicente Fox, oportunista como siempre, pretende oxigenar su oscura gestión con una posición “pacifista” y “humanista”, con respecto a la guerra imperialista que el gobierno de los grandes magnates norteamericanos ha iniciado en Irak. Pero de los Acuerdos de San Andrés de Los Pobres no dice una sola palabra… La liberación de los presos zapatistas está detenida… Las amnistías estatales y la federal para los muchos presos políticos del país se encuentran a la deriva… Las desapariciones forzadas continúan en todo el país, así como la tortura y lo que en Querétaro se conoce como madrizas… Las violaciones a los derechos humanos de los luchadores sociales y de los periodistas han crecido significativamente… El castigo efectivo a los culpables de las masacres durante la llamada “guerra sucia” no ha llegado ni llegará… A la masacre de Aguas Blancas se sumó, recientemente, el cobarde asesinato de uno de sus sobrevivientes… El Charco sigue impune… La atracción, por parte de la PGR, del asunto de las mujeres asesinadas en Chihuahua no se realizó… Las órdenes de aprehensión en contra de los ejidatarios de San Salvador Atenco se mantienen firmes…

La invasión norteamericana a Irak sólo les vino a dar una gran cachetada a esos gobernantes que incluso se envanecían por ser llamados “amigos” por el señor Bush, y a los intelectuales sietemesinos que hoy concluyen que la guerra de Estados Unidos es ¡imperialista! A inicios de la década pasada gritaban de alegría ante la caída del bloque socialista: la guerra fría ha terminado, ha llegado el fin de las ideologías, etcétera, etcétera. Hoy esos mismos intelectuales hacen notar la falta del “contrapeso” del bloque socialista. Y hoy, a los yanquis, la savia cursi de esos intelectuales, no sólo no les importa nada, sino que incluso debe causarles mucha gracia. Chomsky siempre ha tenido razón: los Estados Unidos siempre han estado a favor de la Democracia, mientras ésta no funcione.

¿Por qué se sorprenden de los métodos de guerra imperialistas? ¿Por qué a esos intelectuales que nunca han visto más allá de sus cubículos y de la cuadrada pantalla de sus computadoras con InterNet, les sorprende el perverso manejo informativo que los militares gringos históricamente han hecho durante todas sus agresiones armadas a los más diversos pueblos indefensos? Hace 100 años, Lenin planteó lo hoy demostrado y presentado en tiempo real por la televisión árabe desde Irak: el imperialismo es la fase superior del capitalismo. Y hace 100 años la censura informativa en Estados Unidos se ejercía sin ningún rubor. Cuando en julio de 1919, Lenin accedió a dar respuesta a 5 preguntas de la agencia estadounidense United Press, con la condición de que las respuestas fueran íntegramente difundidas en 100 periódicos de Estados Unidos, la respuesta a la última pregunta: “¿Qué más desearía poner en conocimiento de la opinión pública norteamericana?”, fue simple y sencillamente censurada en ese país. Al respecto de esa última pregunta, Lenin había respondido, entre otras cosas: “El gigantesco progreso de la técnica, en general, y de las vías de comunicación, en particular, y el colosal crecimiento del capital y de los bancos han hecho que el capitalismo madure y se pase. El capitalismo se ha sobrevivido. Ha llegado a ser el freno más reaccionario del desarrollo humano. Se ha convertido en el poder omnímodo de un puñado de millonarios, que empujan a los pueblos al matadero para resolver el problema de a qué grupo de aves de rapiña, el alemán o el anglo-francés, deben ir a parar el botín imperialista, el poder sobre las colonias, las ‘esferas de influencia’ financiera o los ‘mandatos de administraciòn’, etc.”.

Sin embargo, la gran enseñanza, siempre ignorada en la historia oficial, es la de que los anónimos que pertenecen al pueblo son quienes en los hechos, sin peroratas absurdas, ponen los ejemplos más heroicos de los que es capaz la humanidad. Contra los pueblos no se puede ir, y ahí están los yanquis temerosos y cobardes ante el pueblo iraquí, y ante los internacionalistas de siempre, esos que no tienen nacionalidad…

¿Ahora sí nos creerán? Si el imperialismo norteamericano, y más específicamente, el pequeño grupo de magnates que gobiernan los destinos de cada vez más y más millones de seres humanos, necesita los recursos, finalmente económicos, de cualquier parte del mundo, para sostener su supremacía mundial, no dudará en conseguirlos a costa de lo que sea, a sangre y fuego si es necesario, y sin importar que quienes defiendan esos recursos sean o no comunistas, sean o no musulmanes, sean o no terroristas, sean o no genuinos demócratas, sean o no pacifistas, sean o no intelectuales, sean o no escudos humanos, sean o no guerrilleros con toda la legitimidad de su parte…

La tirada está hecha, y si lo que hace 100 años, con el advenimiento del triunfo comunista en lo que fue la URSS pudo contener, aunque sólo parcialmente, al imperio del gran capital, por medio de lo que fue el movimiento obrero internacional, quizá ahora eso que se ha dado por llamar la globalización de la lucha popular pueda, con más fuerza, y con los métodos más diversos, detener, ahora sí definitivamente, al imperialismo…

Finalmente, las FARP siempre hemos insistido en que nuestra lucha armada ha revestido ante todo un carácter defensivo. Que, en este sentido, nuestra lucha es totalmente justa. Más aún cuando llevamos décadas de vivir bajo la metralla federal. Porque, por ejemplo, Guerrero no es únicamente la hermosa playa de Acapulco. Guerrero es —por supuesto, junto con Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Puebla y otros estados, en los que también tenemos presencia— un lugar muy pobre ocupado militarmente por el ejército federal. Y mientras más se ignore esta verdad, más terrible será el levantamiento insurgente en todo el país. Las FARP tenemos todo el derecho de defendernos de un ejército de ocupación, como es el ejército federal, que se apoya, además, en las más diversas fuerzas represivas del Estado mexicano. Si lo que denunciamos no aparece en la televisión, es porque los nefandos Reality Shows lo acaparan todo.

Ante la evidencia de que el pueblo iraquí, después de haber sido previamente desarmado por la ONU, hoy se defiende solo, completamente solo, y frente al hecho de que la “valiente solidaridad” de los gobiernos “democráticos” acierta sólo a proponer, no el fin de la invasión norteamericana, sino la “futura reconstrucción” de Irak, hoy las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo ratificamos que continuaremos con más convicción y con más fuerza que nunca nuestro proceder revolucionario, hasta la victoria.

¡Viva la resistencia del pueblo iraquí!
¡Viva Zapata!
¡Viva Cabañas!
¡Viva Marx!
¡Viva Lenin!
¡Contra el neoliberalismo!
¡La patria es primero!
¡Contra la opresión!
¡La unidad de todo el pueblo!
¡Con las FARP!
¡Hasta la victoria!
¡Por la nueva revolución!
¡Venceremos!

República Mexicana a 7 de abril de 2003