Aportes al Primer Congreso Regional de la Red de Universidades por la Paz

APORTES AL PRIMER CONGRESO REGIONAL DE LA RED DE UNIVERSIDADES POR LA PAZ

Con alegría y entusiasmo saludamos a Todas y todos los asistentes al primer congreso regional de la Red de Universidades por la paz, hoy que en el horizonte se avizoran hechos esperanzadores que nos acercan al país que todos los colombianos queremos. Un país que por la vía del dialogo, le da salida al conflicto político, social y armado que padecemos desde hace medio siglo y que se apresta a resolver los problemas estructurales para que los colombianos tengamos pleno desarrollo.

De manera especial saludamos el proceso que se adelanta entre Las FARC y el Gobierno del Presidente Santos en la búsqueda de saldar el conflicto y delinear el camino para la paz del país. De la misma manera la apertura y disposición de Gobierno y Ejército de Liberación Nacional expresada en distintos pronunciamientos sobre el interés en adelantar un proceso de dialogo alterno.

Los propósitos que encaramos como sociedad nos ubican en la urgencia de parar y terminar el conflicto de manera definitiva y por otro lado la construcción de una paz duradera y estable que garantice la no repetición del horroroso episodio vivido por los colombianos en los últimos 50 años.

La creación de un ambiente propicio para la paz

Crear un ambiente de paz es colocar de manera expresa a la opinión en favor de esta búsqueda, que significa una opinión publica dispuesta, movilizada y apoyando un proceso de solución política y negociación, partidaria de un proceso de paz.

En un país donde los medios de comunicación han estado de manera incondicional con el establecimiento y de manera particular apoyando la opción de la guerra, es muy difícil construir opinión pública a favor de un proceso de paz, esta ha sido una de las dificultades para que las partes puedan abrirse a este proceso.

Iniciar un proceso de paz cuando la opinión es indiferente y contraria no es no es lo más indicado. Ante esta realidad, nos corresponde a todos los colombianos convencidos en la urgencia de terminar este conflicto y caminar por las sendas de la paz, en especial a las universidades a propósito de este congreso, a las organizaciones políticas y sociales, a las personalidades, a la iglesia, a los opinadores, a los artistas, en fin todos, debemos ayudar a crear la opinión favorable a la paz, contrarrestando las voces de quienes atizan la guerra.

Un ambiente de paz debe expresar también un ambiente de alegría, de jolgorio, de fiesta, por eso habrá muchos conciertos y marchas culturales por la paz.



La complejidad del proceso de paz.

Alcanzar la paz después de medio siglo de conflicto armado y sus niveles de degradación no es obra sencilla, es un proceso complejo que ha generado profundas heridas y que resolverlo y asumir este asunto de sanarlas, nos exige estudiar y comprender esta realidad en su profunda dimensión para afrontarlo.

La complejidad de este proceso pasa por reconocer que cada conflicto tiene sus particularidades, no existen conflictos iguales, ni fórmulas mágicas. Que debemos tener en cuenta otras experiencias en el mundo, pero que no podemos trasladar sus esquemas.

Se requiere adoptar un espíritu positivo pero realista, tanto para el cierre del conflicto, como para emprender el camino hacia la paz, por tal razón no podemos condicionar ni permitir condicionamientos de plazos que se convierten en camisa de fuerza, más si estos tienen propósitos electorales. Lo que no quiere decir un proceso sin límites en el tiempo, se debe partir de la complejidad del proceso y la responsabilidad y seriedad de las partes para asumir la agenda definida. Hay que introducirle flexibilidad al proceso reconociendo el valor de la negociación sin que ello signifique renuncias de tipo ético o de principios.

Así mismo dentro de este espíritu realista se debe entender que si bien la insurgencia tenemos claro que no aspiramos a una revolución por decreto, el establecimiento y la oligarquía deben entender que la paz tiene unos costos y que estos, de una u otra manera nos corresponden a todos, en especial les corresponde asumirlo a ellos, en retribución a tantos años de desgracia del pueblo colombiano. Es decir que el principio rector es no ser maximalistas, si se quiere que el proceso llegue a buen término, pero vale la oportunidad para introducir cambios importantes en el país.

El cierre del conflicto

La justeza del movimiento insurgente no es un invento de los alzados en armas, es la respuesta del pueblo ante el carácter genocida del régimen, a quién además sigue enfrentando con la lucha política y social.

El cierre del conflicto significa la cesación de las acciones militares y las hostilidades de manera definitiva de las partes. Y las garantías de no repetición. Este propósito requiere que el régimen actual cambie su estrategia terrorista y permita que el pueblo y la sociedad en su conjunto defina sobre su destino, dar las garantías para que el pueblo se exprese, se organice, que construya su dinámica política, sin que vea afectada su integridad, garantías de respeto a la vida y los derechos humanos y a la dignidad de los colombianos mediante el ejercicio decente de la política, significa también el deslinde del Estado y sus Instituciones de las dinámicas mafiosas heredadas del narcotráfico que tanto daño le han hecho al país. Definitivamente si queremos avanzar en la democratización del país el pueblo y la sociedad tiene que participar en política y crear instituciones políticas.

Este es tal vez uno de los puntos más importantes en el tratamiento del conflicto colombiano y debe suponer de cambios reales que garanticen que no volverán a suceder hechos tan lamentables como lo de la muerte de Guadalupe Salcedo, Jorge Eliecer Gaitán, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaramillo Ossa, José Antequera, Pardo leal, Manuel Cepeda y cientos de dirigentes y militantes de la UP, A luchar, Frente popular y el Movimiento Social.

¿Será posible los cambios que garanticen un comportamiento digno del régimen con sus opositores? Es un interrogante que siempre rondara este proceso, hasta no ver hechos que demuestren lo contrario.

En este aspecto deja mucho que decir la estirpe del presidente Santos, sus hechos no dan confianza, no podemos olvidar el bombardeo al vecino país del Ecuador violando su soberanía para asesinar al comandante Raúl Reyes y lo más reciente, el asesinato del Comandante Alfonso Cano, de manera cínica el Presidente admite que se habían entablado conversaciones exploratorias y que ordeno su eliminación, no habló de captura, ni neutralización, con regocijo fascista hablo de eliminarlo. “Me dijeron que lo tenían rodeado (a ‘Alfonso Cano’) y me dije: las reglas son las reglas, y tomé la decisión de eliminarlo y así se hizo”, (el espectador 24 sep. 2012).

Con esta costumbre de eliminación del contradictor muy difícilmente podremos llegar a una solución real del conflicto, es un tema que se debe abordar con realismo pero también con prudencia si no queremos que el conflicto no tenga solución.

Resolver el problema de las victimas

Otro aspecto fundamental para el cierre del conflicto y de las posibilidades de reconciliación nacional de los colombianos, es la resolución del problema de las víctimas del conflicto.

No podemos olvidar que este conflicto es herencia de un conflicto anterior, que no tuvo un tratamiento real ni cumplimiento por parte del Estado, de los acuerdos, en parte somos herederos de las víctimas de aquel conflicto que concluyo con un pacto excluyente del frente nacional, evitar que se reproduzca esta experiencia nos exige resolver de manera integral y digna el problema de las víctimas.

El ELN ha ratificado en diferentes oportunidades su disposición a la Verdad Justicia y Reparación. Es desde esta perspectiva que podemos abordar de fondo el problema de las víctimas, pero no podemos ser ingenuos y en aras de radicalismos ideológicos de las partes convertir esto en otro doloroso episodio, es necesaria la verdad de todos, de manera que las victimas puedan hacer su duelo y perdonar.

Este proceso de diálogos entre Gobierno e insurgencia debe garantizar la estructuración de un instrumento que aporte en la construcción de la verdad histórica, un instrumento especial con los recursos científicos y técnicos de identificación para la búsqueda de los desaparecidos, instrumentos importantes para cerrar este capítulo del conflicto.

Así mismo debemos entender la justicia desde los parámetros de la justicia transicional, que tanto se debate hoy en diferentes escenarios, no solo para la insurgencia sino para todos los actores de este conflicto.

La reparación integral debe ser uno de los primeros propósitos de este proceso, que alivie la crisis humanitaria y dolor causado por el conflicto y aprovechado por los despojadores de tierras.

Cese bilateral del fuego

Ante un conflicto armado tan prolongado, una opinión publica en proceso de concientización de la necesidad de la opción política como alternativa a la guerra, un sector de ultraderecha atizando por la guerra y un Gobierno e Insurgencia prevenidos por la misma realidad del conflicto, Un alto al fuego y de las hostilidades puede ser el punto de partida practico para lograr una solución negociada. Una forma de mostrar la voluntad de aliviar la intensidad del conflicto y comprometerse con el proceso, es una forma de mostrar la disposición de negociación, por eso el ELN ha reivindicado la urgencia de un cese al fuego y de las hostilidades bilateral y de manera inmediata la disposición de un acuerdo humanitario que humanice el conflicto mientras lo resolvemos de manera definitiva, en esta dirección mantiene su estricta definición y orientación a toda la fuerza de acogernos y respetar los designios del DIH.

La participación de la sociedad. Un proceso realista hacia las transformaciones necesarias

Como todos los colombianos aspiramos a la terminación del conflicto y a darnos la posibilidad de un país en paz, justo, democrático, incluyente y soberano.

Así lo expresábamos en ocasión anterior, compartimos con el movimiento social y popular que la agenda de transformaciones por la paz debe asumirse desde el campo popular, partiendo del reconocimiento de la existencia de un conflicto de origen político, económico, social y cultural.

En este sentido, terminado el conflicto, la única manera de no reeditarlo es avanzando en las trasformaciones democráticas que necesita la nación, en la idea de emprender entre todos los colombianos la construcción de un proyecto compartido e incluyente de país.

El movimiento social y popular en sus luchas históricas ha venido construyendo esta agenda de transformaciones democráticas urgentes, que como razones fundamentales del conflicto se deben atender en un proceso de paz, agenda expresada en la gran dinámica de movilización social que se viene dando. Por la salud, educación, pensiones, ambiente, recursos naturales, tierra y territorio, las victimas en su lucha por la verdad y la reparación, por lo derechos y la soberanía….

Es claro para el ELN que un proceso de paz debe contemplar la participación activa de la sociedad, por lo que es importante en eventos de esta naturaleza aportar en la construcción de los instrumentos de participación, para que esta visión no se convierta en retórica. En experiencias pasadas, de intentos de diálogos entre los Gobiernos de turno y el ELN se lograron diseños importantes y desarrollaron procesos interesantes que como experiencia son válidos y bien vale la pena recuperarlos como acumulado de la participación de la sociedad en los proceso de paz.

Como primera medida es importante la confluencia de las distintas iniciativas sociales y populares que vienen luchando des hace varios años por la paz en un gran movimiento. Vale la pena en esta confluencia reflexionar sobre el acumulado en este ejercicio, que si bien no ha sido de gran eficacia su aporte es de gran valía.

Entendemos como ustedes, que la participación de la sociedad debe expresarse de manera activa, en la movilización, en la lucha, de manera creativa con arte, música y poesía, que en esta construcción colectiva se articulen sentimientos, ideas, pensamiento, actores y recursos en función de este gran propósito.

El congreso de paz programado por el movimiento social y popular unido a las distintas iniciativas de paz, debe ratificar el apoyo a los pasos dados por gobierno e insurgencia y definir de manera unitaria la forma de articulación de este gran torrente social en el proceso de paz.

Como no somos ajenos a la iniciativa desarrollada en el periodo pasado de la casa de paz, bien vale la oportunidad ya que muchos de ustedes participaron en este proceso, hacer una reflexión al respecto que nos permita aprovechar lo positivo de esta experiencia.

Adenda: El día 18 de septiembre a las 5:45 de la mañana muere el compañero Vicente Saúl Balcarcel, preso político del Ejército de Liberación Nacional - ELN en el Hospital San Blas de Bogotá, tras permanecer 12 días sin recibir atención médica adecuada y habérsele diagnosticado tardíamente un cáncer de colon. Son estos lamentables hechos que nos llaman a seguir luchando por la dignidad de los colombianos y el derecho de los presos a tener un trato humano y digno.

Movimiento de Presos Políticos por la Paz – ELN