Entrevista a Joaquín Villalobos (El País, 28 de marzo de 1982)

Entrevista: Clima de guerra en la elecciones de El salvador

JOAQUÍN VILLALOBOS: "SI LA JUNTA CÍVICO-MILITAR OFRECE UN CAMINO DE PAZ, LO TOMAREMOS"

Enrique Muller / El País (Madrid) / 28 de marzo de 1982

Joaquín Villalobos, de 31 años, es el más joven de los cinco miembros de la Comandancia General del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador, órgano que dirige la actividad guerrillera en este país centroamericano, y cuya plataforma política es el Frente Democrático Revolucionario (FDR). Abandonó sus estudios de Economía en 1972 y un año después se incorporó al Ejército Revolución del Pueblo (ERP, una de las principales formaciones que integran el FMLN) alcanzando en 1977 el grado de comandante en jefe. Afirma que la guerrilla no cierra la puerta a una negociación.

Pregunta. Desde octubre de 1979 han muerto 30.000 salvadoreños. ¿Vale la pena seguir luchando en estas condicioness para heredar un país de muertos?

Respuesta. No hemos sido nosotros quienes hemos deseado esa cantidad de víctimas. Desde abril de 1980, el FMLN-FDR está exigiendo un Gobierno de la más amplia representatividad. Hemos aceptado incluso que sectores del Ejército participen en esta solución.

P. Pero esto, al parecer, no ha sido expresado en forma clara. Ante todo, han hecho hincapié en la insurrección armada...

R. Quizá las propuestas no fueron tan claras cómo lo son ahora. Pero las puertas para un entendimiento han estado siempre abiertas.

P. Otra posibilidad, al parecer, no queda. A pesar de golpes militares espectaculares, como el ataque a la base aérea de Ilopango, sigue existiendo un empate militar...

R. No existe un empate en nuestros avances, a pesar de que los envíos masivos de armamento a la Junta de Gobierno han creado quizá la ilusión de igualdad.

P. Los guerrilleros, en Ilopango, destruyeron una parte importante de la Fuerza Aérea. Sin embargo, una semana más tarde, Estados Unidos había reemplazado los helicópteros y aviones destruidos, incluso con aparatos más modernos. ¿Se puede seguir pensando aún en una victoria?

R. Yo creo que sí. Porque Estados Unidos puede enviar helicópteros y aviones, pero moral no pueden enviarle al Ejército. Nuestro ataque ha ridiculizado a las Fuerzas Armadas.

P. ¿Es suficiente eso?

R. Sí, hemos provocado inseguridad y desorden dentro del Ejército. Según nuestras informaciones, dos oficiales y más de veinticinco soldados se encuentran prisioneros, sospechosos de haber colaborado con nosotros en el ataque a Ilopango.

P. ¿Creen realmente que están en condiciones de ganar la guerra?

R. Sí.

P. ¿Qué le hace suponer que el pueblo está dispuesto ahora a un levantamiento?

R. Primero, porque después de un año de guerra nosotros no hemos podido ser derrotados. Por el contrario, ellos han podido ver cómo el Ejército se ha desgastado, ha perdido moral y sufre tensiones internas, como el desplazamiento del general Jaime Abdul Gutiérrez. Nosotros, por el contrario, permanecemos a pocos kilómetros de la capital, en nuestras posiciones; por ejemplo, Guazapa, donde a pesar del bombardeo continuo no nos han desplazado. La población ha visto esto.

P. ¿Y segundo ... ?

R. A través de nuestras tres estaciones de radio hemos roto el cerco informativo y podemos informar sobre el desarrollo de la guerra.

P. A pesar de las diferencias palpables que existen en el interior del FMLN, el hecho de que haya tres emisoras ¿no es una señal de diferencias?

R. Siempre ha habido problemas con la unidad. Frente a nuestros avances políticos y militares, esas diferencias tienen muy poca importancia. Tenemos tres emisoras para demostrar así nuestra capacidad de multiplicar estos instrumentos.

P. ¿O porque cada fracción quiere ganar más influencia política ... ?

R. Eso también es normal. El movimiento revolucionario no tiene que ser necesariamente monolítico, es correcto que las diferentes corrientes busquen, precisamente en la cuestión de la toma de poder participar en la unidad.

P. En la carta que mandaron al presidente Reagan mencionan una oferta de paz. ¿Qué ofrecen?

R. Queremos evitar cometer los errores del pasado y garantizar la seriedad de la oferta, en lugar de utilizarla como propaganda.

P. ¿Cuáles son los puntos de negociación del FMLN-FDR?

R. Hay dos puntos principales: la formación de un Gobierno y la solución del conflicto militar.

P. Eso es evidente. Pero ¿cómo empezar a hablar? Majano dice que no se puede hablar con Napoleón Duarte, Jaime Abdul Gutiérrez y Guillermo García.

R. Estamos dispuestos a hablar con cualquiera. Yo no haría una lista. Si la Junta ofrece un camino de paz, lo tomaremos.

P. ¿Usted se sentaría a una mesa a discutir con el general Guillermo García, cuando es responsable del secuestro de su padre y hermano?

R. Hemos luchado diez años y se ha derramado mucha sangre. Si tal encuentro pudiera permitir una solución, lo haría.

P. Guillermo Manuel Ungo ha dicho que no quiere dialogar con títeres, sino directamente con Washington.

R. Para llegar a negociaciones tenemos que hacer primero avances militares. Esto lo entienden hasta nuestros enemigos. Por eso, ellos mismos insisten que la solución política son las elecciones del 28 de marzo, mientras que nosotros queremos demostrar lo contrario.

P. Queda el problema del Ejército. ¿Qué hacer con las dos fuerzas armadas: Ejército y guerrilla?

R. Nosotros no somos el único poder armado en el país. Tendremos que construir un nuevo ejército, que pueda garantizar la paz. Ya hay sectores del Ejército que están a nuestro lado.

P. Los que Adolfo Majano llama oficiales honestos. Pero ¿qué va a hacer con la Guardia Nacional y con la policía política, que han hecho el trabajo sucio?

R. Precisamente esto será un punto a negociar.

P. En organizaciones internacionales como la OEA se sigue diciendo que la solución son las elecciones...

R. La resolución de la OEA no significa necesariamente el apoyo a estas elecciones, sino el exigir una solución política. No creo que los países de América Latina vean estas elecciones como solución.

P. Pero el FMLN-FDR nunca ha intentado exigir una participación en estas elecciones. ¿Por qué no hacerlo, quizá, con la presencia de observadores internacionales?

R. Ustedes han hablado de los 30.000 muertos de esta guerra. En una situación tal no se pueden hacer elecciones. No estamos contra las elecciones, pero sí contra unas elecciones en estas condiciones. Aun cuando algunos países son partidarios de una negociación, en Washington sólo se escuchan declaraciones de guerra. Recientemente, incluso, llegaron a Honduras sesenta nuevos asesores militares: los refugiados en las zonas fronterizas son desplazados. Se habla a menudo de los marines...

P. ¿Y si ellos intervienen?

R. Es el riesgo que tenemos que correr, la otra alternativa seria, abandonar todo lo que hemos construido en estos años de lucha.

P. Incluso con los marines. ¿La guerra seguirá ... ?

R. Seguiremos luchando, pero será el comienzo de una nueva guerra. Así como la ofensiva de enero de 1980 fue el comienzo de nuestra victoria, tal intervención será el comienzo de una victoria para toda América Latina. Si a nosotros nos toca jugar ese papel., estamos dispuestos a hacerlo.

P. El endurecimiento de Estados Unidos se debe a que ustedes han recibido ayuda de fuera...

R. El pueblo y el movimiento revolucionario de El Salvador tienen el derecho a hacerse de los medios e instrumentos donde y cuando sea necesario.

P. ¿Entonces han recibido efectivamente ayuda de Cuba?

R. Cuando nosotros recibimos una ayuda no significa necesariamente que nos volvamos el instrumento de una determinada posición política. Hemos comprado también armas en Estados Unidos, y la colecta Armas para El Salvador, hecha por el diario berlinés Tageszeitung, logró juntar en quince meses más de 2,5 millones de marcos (unos 110 millones de pesetas).

P. El comandante nicaragüense Tomás Borge dijo una vez que una agresión a El Salvador sería también una agresión a Nicaragua. ¿Es posible que Nicaragua luche al lado de ustedes?

R. Eso hay que preguntárselo a los nicaragüenses. Pero estamos seguros de que toda América Latina sabrá responder a una invasión de ese tipo.

P. ¿Ello significaría una internacionalización del conflicto?

R. Así es. Tal intervención sería también una agresión en contra de los Gobiernos democráticos del continente, contra países como Panamá, que han proclamado principios tales como autodeterminación e independencia. La, internacionalización no será sólo militar; también será política.

P. ¿Quién más intervendría militarmente? ¿Honduras o Guatemala?

R. El Ejército de Guatemala está bajo una permanente presión de los revolucionarios de ese país. En Honduras sólo una parte del Ejército trabaja conjuntamente con los americanos y soldados salvadoreños. Hay allí diferencias internas.

P. ¿Los grupos revolucionarios, a pesar de sus diferencias, son marxistas, o hay otra definición ideológica?

R.- Nuestro movimiento ha sido desde un comienzo muy independiente, pero la inspiración para los revolucionarios viene, naturalmente, de las revoluciones que se han hecho. Por eso nuestra inspiración marxista.

P. ¿No se corre el peligro, en este campo, de ser utilizados por la Unión Soviética? Ellos se interesan más en mejorar su comercio con la dictadura argentina que en los revolucionarios que hoy mueren en Centroamérica...

R. Estados Unidos debe tener claro que tendrá que aceptar nuevas relaciones en el continente que no serán de su agrado, pero esto no implica una nueva dependencia con la URSS.