Carta del soldado Carlos Urquiza Cabrera

Colección
Archivo digital
Tipo
Documento
País
Organización
Fecha
1958-10-18
Categoría
Comunicado
RADIO REBELDE:

Octubre 18 de 1958

Como una compensación moral en el ánimo conturbado por los detalles del bárbaro y cobarde asesinato de prisioneros heridos rebeldes al sur de Camagüey, por las fuerzas del sanguinario Coronel Leopoldo Pérez Coujil, la Comandancia General del Ejército Rebelde ha recibido una emocionante carta de un soldado de Camagüey, que en hermoso gesto patriótico abandonó las fuerzas de la Tiranía y se pasó con su arma y su experiencia militar a las filas rebeldes.

La matanza de heridos prisioneros, ocurrió el 28 de septiembre, pues bien, tres días después, el primero de Octubre, este humilde soldado abandonó las fuerzas del Ejército de la Dictadura para combatir en defensa de su Pueblo. Abandonó un ejército donde se paga un sueldo, para formar filas en un ejército donde nadie cobra por combatir; abandonó un ejército donde todo se lo dan, para combatir junto a un ejército donde el soldado lo da todo por un ideal; trajo su arma, porque esa arma que él llevaba es un arma del Pueblo, la pagó el Pueblo con el sudor de su frente para defender la República, para disfrutar sus Leyes, para defender sus Libertades, no para oprimirlo, pisotear su derecho, asesinar sus hijos y defender la infame Tiranía.

Ya van sumando muchos los soldados de la Dictadura que se están pasando con sus armas al ejército Rebelde para combatir junto a nosotros. Así, día a día, no irán quedando junto al Tirano más que los esbirros, los pusilánimes y los cobardes. Este soldado, de Camagüey, que ingresó en nuestras filas tres días después de la masacre de los prisioneros heridos, ha escrito sus sentimientos patrióticos y revolucionarios en una carta conceptuosa y que revela una gran dignidad humana y una conciencia muy clara de su Deber como Soldado.

Viene a combatir junto a nosotros, ofrece sus conocimientos y su experiencia; no se expresa con rencor de sus antiguos compañeros de armas, pero no vacila en su firme determinación, pues es bien claro para él que el Soldado debe estar con el Pueblo y no contra el Pueblo. Y no cabe alternativa posible.
Como este soldado, se expresan todos los militares que han ingresado en nuestro Ejército.

Hay Hombres con suficiente personalidad y entereza para no dejarse engañar ni arrastrar como borregos a la causa del Mal.

Para un soldado del Ejército no es ningún secreto la inmoralidad y corrupción que corroe los institutos armados. Conoce los crímenes que se cometen en los cuarteles, los negocios de los jefes, los márgenes escandalosos que perciben por la explotación del juego y la prostitución; sabe toda la desvergüenza y el impudor que entraña asesinar a tantos compatriotas por defender la odiosa Dictadura.

Para eso no vale la pena dar la vida; para eso no vale la pena dejar huérfanos a sus hijos y desamparadas sus esposas y sumidos en eterno luto a sus padres y hermanos.

Esto lo están empezando a comprender miles de soldados que ingresaron al Ejército cuando no había guerra fratricida y los militares no estaban al servicio de la opresión y el crimen.

Dice así la carta del soldado Carlos Urquiza Cabrera, perteneciente al Escuadrón 26 de la Guardia Rural, Regimiento 2 Agramonte, Guáimaro, Camagüey:

Al Comandante Jefe Dr. Fidel Castro Ruz, Cuartel General de las Fuerzas Revolucionarias, Sierra Maestra, CUBA.

SEÑOR

Tengo el honor de dirigir a Ud. las presentes líneas, para, entre otros, hacer llegar hasta Ud. mi más cálido y afectuoso saludo, brindándole mi más decidida cooperación en el Movimiento “26 de Julio”, para libertar a Cuba, nuestra Patria querida, del yugo opresor.

Al mismo tiempo aprovecho la oportunidad para hacerle presente que soy un hombre que me encontraba en el Ejército hasta el día primero del actual en que decidí unirme a las fuerzas que Ud. se digna en comandar; desde mucho antes hubiera podido [hacer hacerlo], pero por razones de haber venido padeciendo mis hijos y esposa de enfermedades, no lo había podido realizar, pero pienso que nunca es tarde para ofrecer a Ud. mi sacrificio personal en beneficio del Pueblo y de la Democracia.

Comandante en Jefe, quiero sepa [que] yo ingresé al ejército el día 14 de Febrero de 1948, esto es, cuando en Cuba existía un ejército disciplinado y leal al gobierno debidamente constituido y elegido por la mayoría del Pueblo de Cuba, cosa ésta que hoy no existe.

Hoy me encuentro bajo las órdenes del Teniente Concepción Rivero, bajo cuyo mando estoy sirviendo; pero sobre mi persona puede obtener referencias por mediación del Teniente Machado, que opera en la zona de Cauto el Paso, ya que con él mismo fueron dos sobrinos míos que a esta fecha deben de estar en esa. Nómbranse éstos: Gerardo Urquiza Guerrero y Gerardo Echenique Urquiza. Además, sepa que soy primo hermano del Capitán Ciro Frías Cabrera, muy identificado con Ud., del cual, según tengo entendido, murió en un combate en el mes de Marzo pasado, así como del hermano de éste, que fué vilmente asesinado al principio de la contienda en el Macho, donde tenía Ciro una tienda de víveres, por el solo hecho de ser hermano de Ciro. También le diré que el día que me fuí traje conmigo a un sobrino mío, hermano del antes mencionado Gerardo Echenique, nombrado éste Fernando Echenique Urquiza, dispuesto a defender la causa del Movimiento “26 de Julio”.

De mí puedo decirle que soy experto tirador de fusil y certero en ametralladora y distinguido en revólver, aparte de conocer todas las armas automáticas.

No puedo relatarle tantos miembros de mi familia porque sería interminable la lista de hermanos, sobrinos, primos y parientes que se encuentran precisamente junto a Ud. en ese lugar, sirviendo una causa noble y justa como verdaderos cubanos.

Solo me resta decirle que me tiene a sus órdenes y espero de Ud. única y exclusivamente su reconocimiento oficial como un miembro más en sus filas del Movimiento Revolucionario “26 de Julio”.

De Ud. respetuosamente,

POR UNA CUBA LIBRE

Carlos Urquiza Cabrera (Mérito Militar)

NUESTRA RESPUESTA AL SOLDADO URQUIZA CABRERA

La Revolución lo recibe con los brazos abiertos. El soldado que abandona las comodidades del cuartel y el sueldo que le paga la Tiranía para venir a soportar la vida dura y sacrificada del Rebelde, merece el reconocimiento especial de su Patria. Aquí experimentará Ud. la satisfacción infinita de defender una causa justa; aquí tendrá Ud. por compañeros a Hombres que no manchan su Honor con el robo ni el crimen; aquí tendrá Ud. el reconocimiento y el cariño de su Pueblo. Mañana lo respetarán sus conciudadanos; mañana, cuando vuelva al seno de su Hogar, sus hijos se sentirán orgullosos; mañana, cuando la patria sea libre, se contará entre los que ayudaron a forjar su hermoso porvenir y si cae, el pueblo nunca lo olvidará, porque los Valientes que mueren defendiendo la Justicia, viven siempre en el corazón de sus compatriotas y en la Historia inmortal de su tierra.