Declaración Conjunta con motivo del 1° de Mayo

¡Proletarios de todos los países, uníos!

DECLARACIÓN CONJUNTA CON MOTIVO DEL 1º DE MAYO

En este 1º de Mayo, llenos de optimismo revolucionario, saludamos al proletariado internacional, última clase de la historia, quien tiene la tarea histórica de emanciparse de sus opresores al mismo tiempo que libera al conjunto de las clases oprimidas y explotadas; saludamos al proletariado revolucionario, vanguardia que mediante su partido tiene la irrenunciable tarea de conquistar el poder político en cada país y conducir a la humanidad hacia el amanecer rojo del resplandeciente y dorado comunismo.

Saludamos también a las masas revolucionarias de cada país, a los miles de combatientes de los destacamentos de este ejército guerrillero internacional; saludamos a los militantes, cuadros y dirigentes comunistas que día a día bregan, combaten y resisten poniéndose a la cabeza de las masas avanzadas.

Honramos también, la memoria de los caídos, de aquellos que conscientes en la necesidad de regar con sangre las ideas no temieron sacrificarse para que ellas florecieran en el pueblo; honramos a los comunistas que pagaron con sus vidas la cuota de sangre para hacer fértil la tierra en la que la siembra roja hará inevitable una cosecha revolucionaria.

1. Situación internacional:

1.1 La colusión interimperialista es circunstancial y relativa, la pugna absoluta

Se agudizan las contradicciones interimperialistas

El imperialismo yanqui, continúa siendo superpotencia hegemónica única, y como tal extiende sus tentáculos a todo el orbe, de forma cada vez más militarizada, sin respetar la propia institucionalidad jurídica internacional que ha levantado, sembrando guerras, aplicando genocidio, todo para asegurar su descompuesta y decadente condición dominante. En este afán, el imperialismo estadounidense quiere engullir a Rusia, la cual, debilitada y sin poder reponerse trata de resistir y conservar sus posiciones en lo que considera su propio patio trasero.

EEUU necesita incrementar su dominio político y militar sobre el planeta para sostener su desfalleciente economía. Esto último no es óbice para que las demás potencias imperialistas sueñen con reemplazarlo y convertirse en los próximos gendarmes del orden mundial. Alemania, Francia, Japón o Inglaterra sueñan con constituirse en superpotencias y ser cualquiera de ellos el próximo Estado imperialista hegemonista a nivel mundial.

Por su parte Rusia, pesar de su caída económica con el desplome de la URSS socialimperialista, ha mantenido su condición de superpotencia atómica y con Putin a la cabeza ha venido haciendo vanos intentos por recuperar la posición que en algún momento alcanzó con Jruschov y sucesores en la URSS usurpada y convertida en socialimperialista tal como en los delirantes sueños de la Rusia zarista.

Rusia no se ha recuperado, Putin a la cabeza de los monopolistas rusos intenta conservar las zonas de influencia que aún les queda, para ello ha intentado levantar la imagen de un país con un destino manifiesto en la zona, cuestión que no es nueva. Lenin en su lucha contra la monarquía zarista acusaba “el chovinismo gran ruso y paneslavista”, denunciando también que Rusia se había transformado en una cárcel de naciones. El caso de Ucrania es un ejemplo de la disputa interimperialista, EEUU ha ganado terreno en una zona reclamada tradicionalmente por Rusia. En último término es una agresión contra el proletariado, las masas y nación ucranianas por parte de los imperialistas y sus lacayos en el país.

A propósito de la intervención rusa en Ucrania nuevamente se escucha la monserga de que Rusia quiere de regreso la URSS, pero es necesario hacer una profunda distinción. Lo que cayó en la URSS en 1991 no fue el socialismo, sino el socialimperialismo, cayó un régimen de carácter socialfascista y fue reemplazado por otro de la misma catadura. El socialimperialismo soviético se sacó la máscara y al fin dejó ver su rostro de imperialismo descompuesto que había sido comandado por el podrido revisionismo restaurador del capitalismo. Esta URSS no tiene nada que ver con la URSS de Lenin y Stalin, la que derrotó al nazifascismo y construyó el auténtico socialismo hasta 1956.

El socialimperialismo chino viene desarrollando su aparato militar y sueña con fortalecerse desafiando a Japón y al propio imperialismo yanqui, o bien en medio de colusión con ellos compartir el reparto de los países oprimidos. Que la pugna sea absoluta lo demuestra como también China se colude con Rusia para actuar en Síria, Irán o Venezuela. Colusión y pugna, principal pugna, entre los distintos imperialismos. Sin embargo ni Rusia ni China alcanzan la capacidad militar estadounidense.

Las contradicciones del imperialismo yanqui con Francia e Inglaterra, o la contención que practica sobre China indica lo que ya advirtiera Lenin como característica del imperialismo en sus primeros tiempos, rasgo que hoy lo encontramos varias veces más agudizado; al respecto señala en 1916: “Es indudable, por consiguiente, el hecho de que el paso del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital financiero, se halla relacionado con la exacerbación de la lucha por el reparto del mundo.”

Lenin expuso con exactitud científica la tendencia de desarrollo del imperialismo y la base material de la contradicción interimperialista y de la contradicción principal entre imperialismo y naciones oprimidas. Escribía Lenin lo siguiente: “Cuanto más adelantado se halla el desarrollo del capitalismo, cuanto con mayor agudeza se siente la insuficiencia de materias primas, cuanto más dura es la competencia y la caza de las fuentes de materias primas en todo el mundo, tanto más encarnizada es la lucha por la adquisición de colonias.”

Barak Obama es prueba viviente de que el imperialismo solo siembra disturbio y cosechará fracasos hasta su ruina total. El oportunismo y el revisionismo intentaron sembrar la ilusión de un presidente norteamericano de nuevo tipo, que traerían la paz al mundo además de una nueva era de prosperidad. No debía caber la menor duda que Obama es más de lo mismo, tal como a los Bush o cualquier otro, son hijos del mismo estercolero; todos ellos siguen cumpliendo las mismas tareas: reimpulsar una economía imperialista que se debate en su crisis última y final; llevar adelante la contrarrevolución golpeando al movimiento obrero y popular de todos los países y principalmente acabar con las luchas armadas de liberación nacional y las guerras populares.

Hoy, cuando los preparativos de una tercera guerra mundial imperialista se muestra más patente, resultan proféticas las palabras de Lenin dichas hace 100 años respecto a las tareas imperialistas: “La lucha por los mercados y por el saqueo de países ajenos, el afán de reprimir el movimiento revolucionario del proletariado y de la democracia en el orden interno, y el afán de engañar, dividir y aniquilar a los proletarios de todos los países, lanzando a los esclavos asalariados de una nación contra los esclavos asalariados de otra, en beneficio de la burguesía: ese es el único contenido real y significación de la guerra.”

1.2. El sistema imperialista en su crisis última

Ya en el Manifiesto Comunista se explicó la naturaleza de las crisis capitalistas; hoy cuando el sistema capitalista se ha transformado en sistema imperialista, contra los “sesudos” pronósticos de las burguesías monopolistas, este sistema sigue produciendo crisis cada vez más profundas.

En este sentido el imperialismo yanqui (principalmente) hace 6 años desenvuelve una crisis económica de forma ininterrumpida. En incontables ocasiones los necios del imperialismo han decretado el fin de la crisis y el comienzo de la recuperación. Sin embargo lo único con que nos hemos encontrado es la profundización de esta crisis, tal que ya no queda otra cosa que la guerra interimperialista o bien el brutal saqueo a las semicolonias.

Una importante tesis del Presidente Mao Tsetung sostiene que el imperialismo es un tigre de papel, parece poderoso pero realmente es el pueblo el poderoso. Pero además, sostuvo que el imperialismo sería barrido de la faz de la tierra en los próximo cincuenta a cien años, esto en medio de guerras de agresión y guerras revolucionarias.

Este año se cumplen 100 años desde el inicio de la primera guerra imperialista. Son cien años de la primera gran guerra imperialista mundial, guerra que está caracterizada por el termino del reparto del mundo, guerra por el saqueo de los mercados y fuentes de materias primas, guerra por la explotación a destajo de trabajo gratuito en colonias y semicolonias, guerra por mantención del atrasado sistema feudal y semifeudal, y del capitalismo burocrático en dichos países. No olvidar, sin embargo que también el gran Lenin constató que con la guerra maduran las condiciones para la revolución.

2. Las guerras de agresión: manifestación de las contradicciones entre imperialismo y naciones oprimidas

Tenemos un mundo dividido entre superpotencias imperialistas, potencias, y países oprimidos. Opresión imperialista por dondequiera a los países coloniales y semicoloniales, esto es, hoy, las naciones oprimidas.

En América Latina, Asia o África, el imperialismo desenvuelve guerras de agresión. África es un triste ejemplo de esta situación. Tanto Francia como Inglaterra o Alemania, han aumentado su intervención. Incluso en Centroáfrica se planea una intervención conjunta. China viene ampliando su radio comercial y no pretende quedarse atrás en este nuevo reparto.

Las guerras de agresión y los genocidios no han parado en las semicolonias; el imperialismo cada vez más militarizado muestra más la falsedad de su promesa de “paz y prosperidad para el mundo”. No puede concretarla porque sería ir contra su propia naturaleza bestial. El saqueo y reparto de las colonias y semicolonias tensa la situación internacional. Los distintos imperialistas, para capear las crisis presionan y pugnan entre sí por un nuevo reparto del mundo.

La opresión imperialista a los países oprimidos coloniales y semicoloniales se ha hecho más aguda. Las invasiones basadas en las propias leyes imperialistas tienen en la más absoluta bancarrota a la ONU y al contrario adquiere más peso la acción militar directa cínicamente conceptualizada como “defensa activa”.

Las exigencias del FMI, del BM, OMC son cada vez mayores para con los pueblos y naciones oprimidas. Estas exigencias constituyen el programa monopolista para salvar tanto al capitalismo burocrático en los respectivos países semicoloniales así como también y, principalmente, salvar la desfalleciente economía imperialista. Incluso esta crisis debe exigir a las propias masas de los países imperialistas más y más medidas de austeridad. ¿Dónde quedó el milagro griego, que fue del despegue español, qué ocurrió con la prometedora Irlanda o el señero Portugal?

Los comunistas estamos advertidos del modus operandi del imperialismo yanqui, pero también de los otros imperialismos. Se coluden entre sí temporariamente para hacer la guerra a un tercero, pero lo permanente es la pugna, la disputa interimperialista y ésta también se manifiesta en las disputas que se desenvuelven en las naciones imperialistas, sin olvidar que lo principal en ellas es la contradicción entre imperialismo y naciones oprimidas. Ejemplo de ello fueron la guerra de Georgia contra Osetia del Norte, la guerra de Chechenia, la guerra de Afganistán en los 80 y ahora, la guerra de Irak-Irán, las guerras de Bosnia y de Kosovo; ejemplo también es la situación en África y sus “guerras civiles” incitadas por uno u otro imperialismo y ejecutadas por uno u otro señor de la guerra.

3. ¡La rebelión se justifica!

Hoy estamos presenciando cómo las guerras de agresión se vuelven contra los propios agresores. En todas partes el imperialismo siembra disturbios y cosecha fracasos. Esto, porque aun cuando su promesa de estabilidad y felicidad busca ilusionar a sectores del pueblo, tarde o temprano estos terminan por darse cuenta de la estafa, del engaño. El imperialismo es experto en mentir, engañar, estafar, falsear con el objetivo de mantener su posición hegemónica y asegurar las ganancias monopolistas. No conoce límites en el cumplimiento de sus ambiciones y no escatima gastos para emprender todo tipo de acciones a lo largo y ancho del planeta, causando dolor y pesar en los pueblos y naciones oprimidas del mundo. Sin embargo, sobre el imperialismo ya en 1948 advertía el presidente Mao Tsetung: “Este enemigo tiene una base frágil, se desintegra internamente, está separado del pueblo y sumergido en inextricables crisis económicas; por tanto, puede ser derrotado. Sería un error muy grave sobreestimar la fuerza del enemigo y subestimar la de la revolución.”

Pero la opresión imperialista, sus guerras de agresión y su afán hegemonista van provocando resistencia y combate. En pocas palabras nos reafirmamos en que la opresión engendra rebelión. Esta situación agudiza la lucha de clases y va colocando a la orden del día el problema de la violencia revolucionaria como necesaria, justa, legítima e inaplazable respuesta. Junto a esto último, es de cardinal importancia la dirección de dicha rebelión, la necesidad de resolver los problemas que entraña una guerra justa, y estos problemas hacen la diferencia sustancial entre la victoria de la revolución o su derrota temporaria.

Resolver estos problemas es imposible sin un centro revolucionario que dirija esta guerra revolucionaria de masas; sin un partido comunista, un partido marxista-leninista-maoísta militarizado que dirija esta guerra como guerra popular, sin todo esto, nada tendrá el pueblo y cualquier victoria será imposible. Sin un partido comunista, sin un ejército revolucionario, sin un frente único revolucionario, sin estos tres instrumentos fundamentales nada tendrán el proletariado y el pueblo. Sin emprender la lucha armada, sin establecer bases de apoyo revolucionarias, nada tendrá el proletariado y el pueblo. Nada.

El imperialismo históricamente ha utilizado a las masas y los sentimientos nacionales de éstas para maniobrar en sus pugnas interimperialistas o bien para remover gobiernos que no les resulten afines y serviles. De estas guerras nada bueno ha obtenido la clase y el pueblo. Los movimientos de liberación nacional conducidos por la burguesía o la pequeña burguesía no tienen perspectiva, entre otras razones por el carácter vacilante de estas clases. Al contrario, los movimientos de liberación nacional toda vez que han estado encabezados por el proletariado y su partido han alcanzado importantes victorias que se han proyectado en el tiempo, en particular, como fuerza motriz de la revolución proletaria mundial.

Sólo la revolución democrática nacional dirigida por el proletariado y su partido resolverá los problemas fundamentales de cada país que conforma las naciones oprimidas; sólo mediante la guerra popular se destruirán los viejos Estados y las relaciones imperialistas y semifeudales que amparan y se alcanzará la victoria de dicha revolución; solo con violencia revolucionaria será destruido el capitalismo burocrático en las naciones oprimidas; sólo con violencia revolucionaria encarnada en guerra popular se establecerá nuevo poder en camino a formar repúblicas populares de nueva democracia; sólo con violencia revolucionaria, con guerra popular, se podrá pasar en avance ininterrumpido al socialismo y de ahí mediante revoluciones culturales proletarias al comunismo. Indudablemente el avance de la guerra popular en los distintos países será desigual y según sus respectivas particularidades. En los países imperialistas y capitalistas la revolución será socialista; el centro de la guerra popular mundial son las naciones oprimidas de Asia, África y América Latina: los países oprimidos que son base de la revolución mundial.

Las protestas se han multiplicado por todos los continentes. En las potencias imperialistas las protestas se han intensificado estos últimos años. La lucha contra las medidas de ajuste económico exigidas por ejemplo en Europa por los gobiernos, la Unión Europea y el propio Banco Central Europeo, han provocado masivas protestas contra las unilaterales medidas de “austeridad”. Ante la creciente protesta los reaccionarios han desatado la represión, medidas políticas de corte fascista y leyes anti-populares. Es la lucha entre revolución y contrarrevolución.

Las guerras de resistencia se multiplican, sin embargo ahí donde no existen partidos comunistas, estas guerras son utilizadas por una u otra potencia imperialista en su pugna por repartirse y reordenar el mapa mundial. Estas guerras expresan la creciente disposición de las masas a utilizar la violencia revolucionaria y comprensión de que solo por esta vía es posible liberarse. Tarea nuestra es pugnar por conducir a las masas, hacia el inicio de la guerra popular. Al valorar la situación nos reafirmamos en que la revolución es tendencia histórica y política principal.
4. Nuestra perspectiva: iniciar y desarrollar guerras populares

Como nos enseña el presidente Gonzalo enarbolamos y nos reafirmamos en la omnipotencia de la guerra popular. Las guerras populares son medulares en la situación internacional, en Perú, Turquía, Filipinas e India constituyen nuestros bastiones, nuestras avanzadas revolucionarias, principalmente Perú pues ha definido y aplicado lo más avanzado, esto es, el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo-leninismo. Estos procesos han durado largos años, atravesando sendos baños de sangres que la reacción a desatado, sus direcciones han sido golpeadas no pocas veces objeto del aniquilamiento selectivo por el enemigo. Sin embargo, las vueltas y revueltas, los retrocesos, los recodos y los golpes asestados por la contrarrevolución abierta son incomparablemente insignificantes al lado de las capitulaciones, traiciones y cambios de línea como se ha pasado en Perú con la LOD capitulacionista y vivido en Nepal de la mano del prachandismo.

Pero estos reveses forman parte del avance general que se viene experimentando, avance inscrito dentro de los próximos 50 a 100 años en que será barrido el imperialismo de la faz de la tierra, dentro de la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial. Por más fuertes que sean las ofensivas contrarrevolucionarias desatadas por la reacción y el imperialismo (principalmente el yanqui), por más traiciones que el revisionismo (burguesía infiltrada en las filas proletarias) logre o intente, la revolución es la tendencia política e historia principal.

Nos encontramos en una nueva gran ola de la revolución proletaria mundial. Las revoluciones en cada país, han venido sorteando todo tipo de dificultades, los partidos comunistas que impulsan las revoluciones, las organizaciones que bregan por constituir o reconstituir, forman todos los destacamentos del ejército rojo internacional.

Estamos en la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial. Las perspectivas no pueden ser más brillantes. El porvenir es luminoso para los pobres y oprimidos del mundo. Desde 1871, pasando por todo el Siglo XX, hasta lo que va transcurrido del presente, se ha generado una gloriosa historia del movimiento comunista y revolucionario mundial. Los más importantes avances vistos desde la Comuna de París, hito histórico y político trascendental en el cual comenzó la defensiva estratégica mencionada, nos señalan la importancia de la violencia revolucionaria, pero también nos advierte sobre un peligroso enemigo.

5. El oportunismo, el reformismo y el revisionismo:
pertinaces aliados del imperialismo, enemigos a muerte del pueblo

La Revolución de Octubre, dirigida por los bolcheviques tras largos años de infinito sacrificio, lucha y preparación, es fruto de la violencia revolucionaria; indudablemente que sin una justa y correcta dirección pueden producirse derrotas como ocurrió en Alemania en 1918, en Hungría en 1919, más tarde en las insurrecciones de Cantón en 1926, el levantamiento en El Salvador en 1933, el levantamiento de Ránquil en Chile en 1934, el levantamiento de 1935 en Brasil, o la lucha armada en Telengana-India en 1947. Todas estas experiencias nos reafirman en la violencia revolucionaria. Pero también nos enseñan la caducidad de las elecciones y el uso del parlamento como táctica empleada por los partidos comunistas.

En este sentido, no podemos ser indulgentes con los errores pues ellos también expresan problemas de línea, en especial aquellos que representan el peligro del revisionismo y de las líneas oportunistas de derecha, capituladoras, tal como lo testimonió Grecia, España, Italia, Francia, Yugoslavia, Indonesia, Tailandia, Birmania inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Esto, por mencionar algunas de las luchas armadas o levantamientos e insurrecciones armadas dirigidas por comunistas a lo largo de los últimos 150 años. Es tarea de los comunistas extraer profundas lecciones de los fracasos y errores; una de estas lecciones es el revisionismo (en especial al interior del propio partido) como peligro principal, y que por lo tanto lo debemos combatir indesligablemente del combate contra el imperialismo y toda la reacción.

Ya lo denunciaba Lenin, que el revisionismo es un peligro ante el cual no se debe dar tregua en ningún instante. Tras sucesivas batallas ideológicas el marxismo-leninismo-maoísmo se ha forjado en medio de la lucha contra las distintas corrientes revisionistas y oportunistas en el seno del movimiento obrero y comunista internacional. Ejemplo notable de ello ocurrió en 1963, con la Carta de los 25 puntos, en la cual el CC del Partido Comunista de China con el Presidente Mao a la cabeza denunciaba a Jruschov y la dirección del PCUS por el abandono de los principios marxista-leninistas (tal como se suscribía en la época) y advertía del peligro del revisionismo y la necesidad de combatirlo implacablemente. Ya antes en 1960 la Declaración de Moscú advertía que el revisionismo es el peligro principal en el MCI.

Nuestra herramienta para combatir el oportunismo y el revisionismo es la lucha de dos líneas tanto en los propios partidos y organizaciones comunistas así como también en el seno del movimiento comunista internacional. Tanto más cuando en la actualidad los revisionistas han adoptado como etiqueta el maoísmo, pero siguen practicando el revisionismo. Indudablemente todo esto también se expresa en las propias filas revolucionarias como desviaciones de “izquierda” y de derecha, de las cuales debemos cuidarnos. Para ello debemos aprender a manejar correctamente la lucha de dos líneas, la crítica y autocrítica, y la forja ideológica; además debemos desarrollar permanentemente la formación teórica y la educación política.

En periodos como los actuales, adquieren notable vigencia las palabras de Lenin escritas en 1916: “La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera liberal-nacionalista, y no para encubrirlas.”

6. El MCI y la necesidad de reconstituir la Internacional Comunista

La revolución proletaria mundial, necesita de su vanguardia proletaria, necesita para conquistar el poder de partidos distintos y opuestos a los partidos burgueses, estos son los partidos comunistas, fuerzas-núcleos indispensables para el triunfo de la revolución. Así mismo necesitamos no sólo constituir o reconstituir partidos comunistas militarizados, sino que también necesitamos reconstituir la Internacional Comunista que fundara Lenin en 1919. En esta perspectiva, reiteramos la importancia de la lucha de dos líneas para mantener la unidad del movimiento y el de los propios partidos en cada país en niveles cada vez más altos.

A 150 años de fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores: enarbolar y defender la bandera roja del Comunismo!

En 1864 fue fundada la I Internacional, creada en medio de tenaz lucha contra las corrientes oportunistas del periodo, logró establecer los fundamentos políticos e ideológicos del movimiento revolucionario que finalmente terminaron por imponerse en la gran mayoría de los partidos socialistas europeos de aquel entonces. Un breve pero ejemplar balance lo encontramos en las Base de Unidad Partidaria del Partido Comunista del Perú:

“La Asociación Internacional de los Trabajadores o I Internacional fue fundada por Marx y Engels en 1864 y en dura lucha y aplastamiento de las posiciones anarquistas de Bakunin, establece que es una sola la doctrina del proletariado: el marxismo. Lenin dice el papel que cumplió la I Internacional es el poner las bases ideológicas de la doctrina del proletariado. La Internacional se dividió y se imputó a Marx y Engels el haber escindido, ellos respondieron que si esa división no se hubiera producido, la Internacional de todas maneras hubiera muerto asesinada por la unidad poniendo de lado los principios.” (PCP, 1987)

Ya antes, el Presidente Mao Tsetung constató la capacidad de prenunciar de los fundadores de la Internacional, y así lo hizo ver en 1957: “Marx y Engels, no obstante ser dos personas solamente, ya en su tiempo declararon que el capitalismo sería derribado en el mundo entero.”

Los avances hechos en el movimiento obrero revolucionario por la I y la II Internacional (fundada en 1889 esta última) fueron sintetizados, aplicados y desarrollados consecuentemente por Lenin, la Revolución de Octubre es viva plasmación de ellos. Y como el oportunismo hubiera también llevado la II Internacional a la bancarrota Lenin ha fundado la III Internacional, la memorable Internacional Comunista.

Por último, no nos queda más que concluir la siguiente declaración con lo sostenido por Marx y Engels en 1879:
“Al ser fundada la Internacional, formulamos con toda claridad su grito de guerra: la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos.”

¡VIVA EL 1º DE MAYO ROJO Y COMBATIVO!
¡ABAJO EL IMPERIALISMO YANQUI! ¡YANQUIS, GO HOME!
¡ABAJO LA GUERRA IMPERIALISTA! ¡VIVA LA GUERRA POPULAR!
¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!

1º de Mayo de 2014

Partido Comunista del Brasil – Fracción Roja
Partido Comunista del Ecuador – Sol Rojo
Frente Revolucionaria del Pueblo (Marxista-leninista-maoísta) de Bolivia
Fracción Roja del Partido Comunista de Chile
Asociación Nueva Democracia Perú (Alemania)
Organización Maoísta por la Reconstitución del Partido Comunista de Colombia