¡Todo hacia el reinicio de la guerra popular del campo a la ciudad!

¡TODO HACIA EL REINICIO DE LA GUERRA POPULAR DEL CAMPO A LA CIUDAD!*

Entrevista con Gonzalo Fernández Gasco, Comandante Guerrillero del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Frente Manco Cápac del Norte, por Jorge Salazar Cabana para la revista “CARETAS”.

Lima, 05 de septiembre de 1980

J:S:C.: ¿Es éste un momento para la lucha armada?

G.F.G: Actualmente las condiciones objetivas de pobreza, analfabetismo, enfermedades, etc., originadas por la oligarquía y el imperialismo yanqui, están dadas para hacer la revolución. Estas mismas condiciones el año 65 estuvieron maduras, actualmente ellas están podridas.

Lo que faltan son las condiciones subjetivas de organización y conciencia; organización a nivel de Partido y a nivel de masas. Que haya un partido Marxista-Leninista con presencia política nacional, que sepa dirigir a las masas a través del Frente Único, en forma gradual, tanto en sus luchas económicas como políticas, para que después de agotadas estas dos formas de lucha el pueblo comprenda o tenga conciencia que no le queda otra alternativa que la tercera y definitiva lucha: la lucha armada.

Este tercer momento debe coincidir con la situación revolucionaria. La situación revolucionaria es muy distinta a las llamadas condiciones objetivas. Las condiciones objetivas son permanentes, mientras que la situación revolucionaria se presenta de tiempo en tiempo al margen de los partidos. Actualmente faltan pues las condiciones objetivas incluyendo la situación revolucionaria.

J.S.C.: ¿Qué opina sobre las acciones de Sendero Luminoso?

G.F.G.: Los periódicos de la derecha hablan de que Sendero Luminoso ha desencadenado la “insurrección armada” en el país. Por su parte los voceros de la izquierda, que es una maniobra de la derecha para desencadenar una represión generalizada. Nosotros no tenemos ningún elemento concreto para podernos hacer un juicio cabal de la situación. No sabemos que existe un manifiesto a la nación por ejemplo. La revolución no puede hacerse en secreto o con sectarismos. El pueblo debe saber hacia dónde debe marchar y qué debe hacer. La lucha armada es el paso del trabajo clandestino al trabajo abierto. Tampoco sabemos de ningún enfrentamiento, de ninguna emboscada, de ninguna guerra de guerrillas, que es lo fundamental dentro de una guerra de todo el pueblo. Lo que sabemos es que se han efectuado acciones de sabotaje y terrorismo; esas acciones son secundarias y en cierto modo coadyuvantes de la lucha armada pero de ninguna manera la lucha fundamental. Por ahí no se empieza. Considero que Sendero Luminoso es un partido inspirado principalmente en el pensamiento de José Carlos Mariátegui y del camarada Mao Tse Tung. Ellos no son partidarios del terrorismo como lucha fundamental. No obstante toda acción armada por muy equivocada que esté concita enormemente la atención del pueblo, aparte de que se necesita mucho coraje para hacerlo. Una acción revolucionaria vale más que cincuenta discursos en el parlamento. Los errores enseñan mucho más que las victorias.

J.S.C.: ¿Ha elegido Usted su forma de morir?

G.F.G.: Antes de morir en mi cama con una peste o como una cucaracha atropellada por un carro, yo preferiría morir peleando por una patria nueva y feliz, por un mundo mejor. Morir luchando con amor por algo sublime debe ser maravilloso. Así lo hicieron los mártires del 65 encabezados por nuestro gran comandante Luis Felipe de la Puente.

J.S.C.: ¿Es la revolución su religión?

G.F.G.: Si, la revolución es todo para mi.

J.S.C.: ¿Cuáles son las enseñanzas de la guerra de guerrillas del 65?

G.F.G.: El proceso guerrillero del 65 ha dejado valiosas experiencias, siendo las más importantes:

Las experiencias de carácter negativo:

- Que hubo precipitación en uno de los frentes guerrilleros, pero de ninguna manera en la Dirección Nacional que estuvo a cargo o presidida por el compañero Luis de la Puente Uceda. El no pensaba todavía lanzarse a la lucha armada. No hubo, pues, la disciplina férrea, unidad de criterios.

- Por otra parte faltó consolidar en las diferentes luchas, el Partido y el Frente Único; aunque desde el punto de vista de la lucha armada se hicieron hazañas con extraordinario heroísmo.

- La infiltración del enemigo y de los contra revolucionarios nos hizo mucho daño.

- Faltó más presencia de la clase obrera, etc.

Las experiencias de carácter positivo:

- Se ha demostrado que el enemigo es derrotable. Durante la guerra de guerrillas, el año 65, hubieron más bajas en las FF.AA. que durante la guerra con el Ecuador el año 1941, eso según un parte oficial. En cada una de las guerrillas había apenas un promedio de dieciocho hombres. En cambio, en aquel momento las FF.AA. sumaban más de cien mil hombres.

- También hemos aprendido que el principal abastecedor de armas es el propio enemigo que nos combate. De igual manera, que el campo es incontrolable. Nosotros burlamos dos cercos de aniquilamiento en el norte. No tuvimos ninguna baja.

- También hemos podido constatar que el campesino dirigido por el pensamiento de la clase obrera resulta un extraordinario guerrillero y revolucionario.

- El enemigo en el campo es relativamente débil, mientras que la revolución es relativamente fuerte, por ello una revolución en un país semi-colonial y semi-feudal como el nuestro debe empezar por el campo.

De allí que la dirección de un partido auténticamente revolucionario debe estar en el campo. La revolución no se puede dirigir a control remoto desde la ciudad, desde un escritorio.

Un cerco económico aplicado por el enemigo en el campo no procede, puesto que la economía del campesinado es de autoconsumo, produce para consumir. El enemigo no le puede privar del agua de los ríos, del combustible del monte, de los alimentos de su tierra, de la medicina natural.

En cambio un cerco económico en la ciudad es fatal porque todas las cosas le vienen de fuera. Su economía es de intercambio. La revolución aprista que triunfo el año 1932 en la ciudad de Trujillo apenas duró cuatro días, mientras que la guerra de guerrillas del 65 duró siete largos meses en pleno combate; más de medio año.
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Fuente: Instituto Luis de la Puente Úceda
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