La tregua va a partir del 20 de diciembre

LA TREGUA VA A PARTIR DEL 20 DE DICIEMBRE

Hemos recibido con satisfacción las reacciones constructivas de la gran opinión pública en torno a nuestra decisión de cesar hostilidades de manera unilateral e indefinida con vigilancia nacional e internacional como gesto de desescalamiento del conflicto. Medimos la reacción inmediata del Presidente Santos como una manera de irse acercando al tema, no obstante su aparente cuestionamiento a una medida eminentemente altruista y necesaria que nadie sensato podría rechazar, menos condenar. Cabe anotar que nuestra decisión no es el regalo de una rosa llena de espinas, sino un gesto colmado de humanidad en respuesta al clamor generalizado de las víctimas del conflicto y la expectativa nacional.

Con la manifestación del Frente Amplio por la Paz de aceptación de la verificación, la tregua va a partir del 20 de diciembre. Invitamos al doctor Santos a que encuentre en nuestra determinación la valoración sin esguinces que hacemos de la vida humana y la concordia. Si hemos combatido por mas de cincuenta años, lo hemos hecho cargados de razones, que creemos pueden ser atendidas y resueltas en la cita que hemos venido atendiendo con representantes de su gobierno, de la sociedad y las víctimas, en la isla de Martí. En las últimas horas, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, informó al mundo que tras el fracaso del bloqueo a Cuba en los campos comercial, económico y financiero, procedía a normalizar las relaciones diplomáticas a pesar de décadas de discrepancias; con el agregado de la liberación recíproca de prisioneros. Solo medidas propias de un mundo civilizado tienen vigencia para solucionar conflictos nunca resueltos. Lo dio a entender Obama a su manera.

Tomamos este ejemplo de decisión y determinación creadora, que aún celebra con euforia y patriotismo el pueblo de Cuba, para llamar la atención de su conciencia, Presidente Santos, para que encuentre en los avances logrados en la mesa de diálogo de La Habana, razones suficientes para deponer las armas que tras tantos años de violencia solo amenazan derramar más sangre de iguales. Ya es hora de entender que un soldado de Colombia no es distinto a un guerrillero de cualquier lugar del mapa de la patria. Sírvase entonces, señor Presidente, acoger sin reticencias la cesación de fuegos y hostilidades ofrecida; no se interponga al anhelo de un pueblo que quiere conocer a su país sin el estruendo de las bombas y las ametralladoras. Si el país más poderoso del mundo no logró doblegar el alma cubana, la segunda fuerza militar del continente, aunque dotada con tecnología militar de punta, tampoco podrá vencer la rebeldía de quienes empuñamos las armas contra un régimen injusto. Los colombianos sólo tenemos un camino: la solución política del conflicto, el diálogo civilizado para convenir cambios estructurales, que al ampliar la democracia y propiciar el buen vivir, nos permitan inaugurar una larga era de paz y convivencia.

Le pedimos, señor Presidente, que se empine, mire al horizonte, y descubra el nuevo mañana. Lo invitamos a que crea en usted mismo; algo que sin duda es necesario para culminar el proceso ya iniciado. Marchemos todos juntos hacia el porvenir acompañados de tirios y troyanos, con amigos y adversarios, con verdes, azules, rojos y amarillos, los pueblos indígenas, las comunidades afro, las iglesias, y las banderas blancas de la patria, con las mujeres, con la población LGTBI, con las amas de casa, los trabajadores y trabajadoras, sindicatos, empresarios, docentes y estudiantes, soldados, campesinos, comerciantes; con los ciudadanos del común, todos a la vez, para rechazar la muerte y conquistar la vida en igualdad, democracia y justicia en el sentido más amplio y completo de su significado. Que el paso que hemos dado con el anuncio registrado el 17 de diciembre no se manche con sangre. No hay orgullo institucional que lo justifique, ni razón de Estado que valga lo suficiente como para no permitir que nuestras armas se silencien.

Diciembre 19 de 2014.

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP