Nuestra posición

NUESTRA POSICIÓN

El conjunto de documentos discutidos en comisiones y aprobados en plenarias en la Conferencia Unitaria del PSR-ML-MIR-EM en junio de 1980 se recogieron en forma de folleto y fueron publicados con el nombre de NUESTRA POSICION en julio de 1981.

Casi un centenar de compañeros obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, dirigentes barriales, de la autogestión y sobrevivientes del MIR histórico, aportaron vivencias y experiencias en la búsqueda no sólo de una teoría que respondiera a las exigencias de la revolución peruana, que estuviera alejada de los modelos dominantes como el maoísmo, el trotskysmo, el pro sovietismo, que en la práctica devinieron en propuestas reformistas, sino que se construyeran las bases para una organización que rompiera con el inmovilismo, el legalismo, el parlamentarismo y fuera consecuente con lo que decía renovando los métodos de acción política.

En este folleto se pretende una respuesta global a esas inquietudes. Pero para el presente trabajo como es obvio se ha realizado una selección y sólo se consignan algunos de estos documentos que fueron escritos hace una década.
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6. Estrategia

6.1. Nuestra estrategia revolucionaria

La estrategia revolucionaria es el conjunto de definiciones y posiciones teóricas, históricas, económicas y políticas que orientan al Partido en su acción revolucionaria surgidas del análisis científico de la realidad.

Para el PSR-ML y el MIR-EM como destacamento de vanguardia, la estrategia revolucionaria desarrolla el conjunto de pasos orientados ala realidad victoriosa de la guerra revolucionaria. La guerra revolucionaria que conducirá el Partido Revolucionario, es la síntesis superior de todas las formas de lucha por el poder y el momento supremo de la lucha política por la destrucción del Estado burgués, y la construcción del socialismo.

Nuestra estrategia revolucionaria sistematiza un conjunto de norm as para la acumulación de fuerzas, entendida como el fortalecimiento político militar del partido y las organizaciones obreras y Populares, la elevación del nivel político ideológico y militar de tos cuadros y la definici6n precisa de un proyecto de poder.

El desarrollo de la lucha revolucionaria atraviesa por distintas etapas, las que necesariamente deben ser consideradas dentro de la formulación de la misma. Estas etapas están dadas por las diferentes correlaciones de fuerzas que se establecen entre nosotros y el enemigo, pudiendo ser más o menos prolongadas.

La primera etapa corresponde a la defensa estratégica. Se parte del hecho de que nosotros somos débiles y el enemigo fuerte. Encontramos por un lado la violenta ofensiva del imperialismo contra las masas populares, cuya más refinada expresión es el fascismo; encontramos por otra parte un estado de desorganización política de las masas, su bajo nivel de conciencia; la ausencia de una organización de vanguardia que oriente y dé perspectivas al movimiento popular.

La orientación general de esta primera etapa es la acumulación de fuerzas. Durante la primera etapa nuestros objetivos están orientados a la construcción de la vanguardia revolucionaria: una organización clandestina de cuadros revolucionarios probados, que funcione en base al centralismo democrático y se encuentre enraizada en las masas explotadas, con una teoría y práctica marxistas, aplicada y desarrollada creadoramente sobre nuestra realidad, capaz de llevar adelante las diversas formas de lucha revolucionaria.

En segundo lugar, la acumulación de fuerzas se realizará a través de la educación, organización y movilización revolucionaria de las masas explotadas y el enmascaramiento del imperialismo y sus regímenes lacayos. A nivel del frente de masas, la creación del Frente que integra a los diversos sectores explotados sobre la base de la alianza obrero-campesina y bajo conducción proletaria, es el objetivo central.

En el terreno militar, el Partido Revolucionario debe haber creado los núcleos partidarios centrales en torno al cual se ha de ir creando el Ejército Revolucionario, integrando a diversos sectores de las masas. Durante esta fase debemos dar inicio a la guerra del pueblo bajo la forma de guerra de guerrillas.

Con la experiencia adquirida por los diversos grupos revolucionarios, y sobre la base de un Programa, Línea Política y Práctica revolucionarias se iniciará el proceso de reagrupamiento de las fuerzas de izquierda.

La segunda etapa corresponde al equilibrio estratégico. Este es un equilibrio relativo de las fuerzas en lucha, puesto que mientras las clases dominantes aún se mantienen, las fuerzas populares crecen asediando la fortaleza burguesa.

Durante esta etapa se polarizan las fuerzas. El imperialismo la burguesía intermediaria y demás sectores lacayos de un lado y el proletariado, el campesinado y demás sectores populares de otro. Se busca aislar al máximo al enemigo neutralizando a sus posibles aliados; esta neutralización no se hará evidentemente, a costa de recortar o incumplir el programa revolucionario pues ello no sería otra cosa que la pérdida de posiciones por otra parte de los sectores revolucionarios.

La lucha armada, la guerra del pueblo, continúa en su desarrollo y pasa a ser la guerra de movimientos de fuerza predominantes, la guerra se generaliza. La lucha armada misma es un factor de polarización de fuerzas y agudizador de contradicciones. Si bien las masas populares se integran paulatinamente a la lucha y se ha pasado ya de una lucha de vanguardia a una lucha de masas, no todas participan directamente en la acción armada es por ello que la iniciación y desarrollo de cada fase está vinculada al desarrollo de la masa y es a su vez un elemento que impulsará el desarrollo de la misma.

La última y decisiva eta pa corresponde la ofensiva estratégica. La correlación de fuerzas ha variado en favor de los sectores populares. Viene el asalto al poder. Las masas se integran activamente a la lucha revolucionaria, bajo la conducción de la vanguardia.

La guerra del pueblo asume la guerra de posiciones como forma principal se da un proceso de consolidación estratégica.

Con la destrucción del aparato político militar del enemigo se abre el paso a la toma del poder por el movimiento popular.

Si bien el enemigo inmediato, principal, es el aparato burocrático-militar, qued a abierta la posibilidad de la intervención directa del imperialismo o el subimperialismo, es decir la penetración de fuerzas militares de países imperialistas o de ejércitos lacayos a combatir a las fuerzas revolucionarias, esto dará a nuestra lucha un objetivo de Liberación Nacional más evidente. La penetración o participación del imperialismo en la orquestación de la contrarrevolución es permanente (CIA, OEA, Misiones militares, etc.). Lo que se trata en este caso es de contingentes militares abiertamente.

Por su propia dinámica y por el carácter del enemigo al que combatimos, la lucha revolucionaria en nuestro país tendrá que integrarse activamente con la lucha revolucionaria de los otros países del continente.

6.2. Objetivos

Objetivo fundamental de nuestra estrategia revolucionaria es la captura del poder y la construcción del socialismo en nuestra patria, por ende contribuir a la derrota del imperialismo.

6.2.1. Objetivos Generales

a. La construcción del Partido Revolucionario que dote de conducción política y militar a las masas, a través de todas las formas de lucha, hacia la captura del poder.
b. La construcción del Frente de Liberación Nacional y Social.
c. La construcción del ejército revolucionario como estructura regular, y las milicias populares como estructura de masas, bajo conducción del partido. La lucha guerrillera será la forma inicial de lucha armada a través de la cual este ejército se irá forjando. Irá incorporando cada vez a más amplias masas a la lucha por la liberación nacional y social, pasando por las etapas propias de la guerra revolucionaria, hasta convertirse en un fuerte y poderoso ejército.
d. Alcanzar la unidad de los revolucionarios.
e. Impulsar la guerra revolucionaria a nivel continental bajo los principios del internacionalismo revolucionario.

6.2.2. Objetivos Específicos

a. Quiebra y destrucción de los aparatos represivos de las clases dominantes.
b. Quiebra de los asientos fundamentales de poder económico imperialista y del gran capital monopólico recuperándolos para los fines de la revolución y el socialismo.
c. Liquidación del sistema de dominación ideológica y cultural de las clases dominantes.
d. Construcción de una retaguardia estratégica, política, logística y de agitación y propaganda internacional para la revolución peruana y latinoamericana.

6.3. Carácter general político y militar de nuestra estrategia revolucionaria

La lucha por la captura del poder es siempre una lucha política, y en el Perú la fuerza que se requiere para la captura del poder político es una fuerza de carácter militar en sus diferentes normas.

Por ello, concebimos lo militar en dos dimensiones:
a. Como inherente a nuestra concepción política, parte constituyente de ella, porque la lucha política por el poder tiene su forma superior en la lucha militar.
b. Como práctica instrumental y subordinada a la conducción política del partido revolucionario.

6.4. La guerra revolucionaria

La Guerra Revolucionaria, la Guerra del Pueblo, es la forma superior y decisiva de lucha revolucionaria, es la expresión más alta de la violencia de las masas conducidas por el partido revolucionario para la toma del poder. En tanto que el Estado es una maquinaria de opresión de clase, cuyo pilar represivo más importante es el ejército, es necesario destruir este estado mediante la violencia revolucionaria, oponiéndole un ejército revolucionario, que concentre la potencialidad revolucionaria de las masas y destruya al ejército reaccionario en el terreno de la lucha.

La Guerra Revolucionaria es una Guerra del Pueblo. La lucha armada no será una lucha de vanguardia, aislada de las masas, sino que las masas participarán activamente en ella y de muy diversas formas, aún cuando no se integran de manera generalizadora a la lucha armada sino en sus fases más desarrolladas.

La nuestra no será una guerra de decisiones rápidas, será una guerra prolongada. Tendrá un carácter prolongado, puesto que nuestro enemigo, aún cuando marcha a su derrumbe final es todavía poderoso (más peligroso aún ante la inminencia de su derrota). La Guerra no es un proceso lineal de avance hacia la toma del poder. Tiene avances y retrocesos en cada una de sus etapas de desarrollo. Nosotros estamos en el sentido de la historia, el imperialismo tratará desesperadamente de mantenerse, la victoria será nuestra.

La guerra revolucionaria se dará tanto en el campo como en la ciudad, de manera simultánea y combinada, articulando todas las formas de lucha armada y de organización popular militar en un proceso único de acuerdo al desarrollo de las diferentes etapas de la misma.

El Ejército Popular Revolucionario será, por su composición y sus objetivos un Ejército del Pueblo: su vanguardia combatiente. La lucha guerrillera será la forma inicial de lucha armada a través de la cual este ejército se irá forjando. Irá incorporando cada vez a más amplias masas a la lucha por la Liberación Nacional y Social pasando por las etapas propias de la Guerra Revolucionaria, hasta convertirse en un fuerte y poderoso ejército.

6.5. El partido en nuestra estrategia revolucionaria

El partido revolucionario es el sujeto político práctico de la revolución, vanguardia de conducción del conjunto del pueblo oprimido y explotado, que hace avanzar en su unidad Ideológica. El Partido impulsa su unidad de acción y unidad orgánica hacia su consolidación como clase social revolucionaria, como sujeto histórico de la revolución, elevando sus luchas hacia formas superiores, en el marco de un programa revolucionario.

Nuestra organización es un destacamento de vanguardia en la construcción del Partido Revolucionario. Por ello, se define como partido de cuadros integrales, estrechamente ligado al movimiento de masas, (clandestino) y de combate en su estructura que utiliza creativamente las formas de luchas abiertas y cerradas; legales, semilegales e ilegales y clandestinas, es el eje dialéctico de construcción del ejército revolucionario y las milicias populares, elementos fundamentales de la elevación de las formas de lucha de las masas y su conducción a través de la guerra revolucionaria a la captura del poder.

En consecuencia, los principios fundamentales sobre los que descansa nuestra organización son: el centralismo democrático su carácter de clase, su forja en la lucha, su carácter integral y profesional de los cuadros, su misi6n de intelectual colectivo, y su carácter político-militar.

La combinación de estos principios se plasma en el arte de la organización que se da en la practica y que permite adecuar esta práctica política a la línea política, por lo tanto, debe tener capacidad de adecuación orgánica permanente. Tal como afirmamos en nuestras “Tesis Políticas”, el partido no es un fin en sí mismo, sino un instrumento de la revolución.

Concebimos la construcción del partido revolucionario como de la una tarea urgente e imprescindible y como un proceso complejo de implantación de una vanguardia de conducción en la clase Obrera y el pueblo, que no necesariamente debe estar concluido en el momento de la captura del poder.

El partido revolucionario en el Perú deberá integrar en doctrina, en sus posiciones políticas, en su programa y en sus formas organizativas y de lucha las raíces históricas y particularidades de nuestro pueblo.

Creemos que la unidad de los revolucionarios es un aspecto fundamental de nuestra estrategia revolucionaria y de construcción de partido; a ella, están destinadas dos niveles de nuestra política de alianzas.

El primero, el eje estratégico, que constituye un nivel de relación cerrada con aquellas organizaciones con las que compartimos aspectos sustanciales sobre, el carácter de la revolución, la naturaleza político-militar del partido revolucionario, sobre el trabajo militar y con las cuales se establecen coordinaciones orgánicas para el desarrollo de las posiciones obrera políticas tácticas y para realizar una efectiva división del trabajo revolucionario. El eje estratégico se desarrolla en la perspectiva de la centralización partidaria, sobre la base de un programa en permanente desarrollo.

Nuestra estrategia revolucionaria privilegia el eje estratégico como forma de acumulación de fuerzas en la perspectiva de avanzar en la construcción del partido revolucionario. En la actual etapa hay avances logrados que el PSR-ML y el MIR-EM alientan en su desarrollo.

El segundo de ellos es la construcción de la coordinación revolucionaria, que supone la conformación de una organización que permita golpear juntos el Estado burgués, agrupando a diferentes núcleos de vanguardia de la clase obrera, campesinado y el pueblo, sobre la base de un programa y en la perspectiva de acumular fuerzas, fortalecer las organizaciones del pueblo, arrancar conquistas democráticas y populares, difundir los principios socialistas, desenmascarar a los enemigos del pueblo y llegar los partidos a las organizaciones más combativas de los trabajadores.

6.7 Estrategia Internacional

Nuestra estrategia revolucionaria recoge la concepción internacionalista del comandante Ernesto Che Guevara que partiendo de la caracterización de la lucha de clases en América Latina, como una guerra de clases donde el imperialismo y las burguesías intermediarias se encuentran mayoritariamente en una fase ofensiva coordinada de tipo contrarrevolucionario nuestra. misión histórica consiste en alcanzar la centralización de las organizaciones revolucionarias del continente a través lucha político militar en todas sus formas orientada a golpear al enemigo de clase allí donde se encuentre.

La lucha revolucionaria sandinista, en Nicaragua, ha permitido lograr el más alto nivel de participación internacionalista su continental y ha creado las condiciones para la formación de mayores contingentes revolucionarios, así como de más estables y estrechas coordinaciones entre las organizaciones revolucionarias latinoamericanas.

Esta situación aumenta la vigencia del carácter continental de la lucha, señalado ya en nuestras Tesis Políticas y define uno de los aspectos centrales de nuestra estrategia internacional. De la misma manera, mantiene en vigencia la contradicción principal de nuestra época, que opera entre el gran capital monopólico internacional imperialista y los pueblos oprimidos y explotados por el imperialismo.

De lo anterior se desprende que nuestros aliados en el plano internacional son los movimientos revolucionarios de Liberación Nacional, antiimperialistas y anticoloniales, la clase de los países altamente industrializados y los países socialistas. Dada la agudización actual de los conflictos del Movimiento comunista internacional, el PSR-ML y el MIR-EM hacen suya la invocación del camarada Ho Chi Minh en el sentido de que dichos conflictos no obstaculicen el desarrollo de las luchas de los movimientos de liberación nacional.

Situación Política y Perspectivas

1.- Marco General

Internacional

A. La llegada de los republicanos al poder en los Estados Unidos, acaudillados por R. Reagan modifica el panorama internacional con respecto a lo que significó la administración Carter. Particularmente, el endurecimiento evidenciado torna más difíciles las empresas de los pueblos que están luchando por su liberación nacional y social.

B. La presencia republicana que aspira a recuperar el prestigio deteriorado de los EE.UU., así como la recuperación plena de su hegemonía en el plano mundial, se afirma en una estrategia agresiva y guerrerista que no vacilará en intervenir directamente y/o utilizar a los gobiernos dependientes, subordinados a su control, para impedir que nuevos pueblos rompan la cadena capitalista y accedan a la libertad y la justicia populares.

C. Esta imposición te la política republicana extiende su influencia ominosa en América Latina. El objetivo es desactivar el polvorín centroamericano y el área caribeña. El imperialismo yanqui conducido por los republicanos jamás permitirá una nueva Nicaragua. Impedir la liberación de El Salvador pasa a constituirse en una te las principales preocupaciones para el imperialismo. La victoria del pueblo salvadoreño aceleraría extremadamente las condiciones para que Centroamérica se libere.

D. Una estrategia de victoria para la actual administración norteamericana supone, necesariamente, el aislamiento de Cuba y la estrangulación de la joven revolución nicaragüense, baluartes indiscutibles que desempeñarían un rol histórico decisivo en el triunfo de la revolución salvadoreña, centroamericana y en general latinoamericana. El complemento de esta estrategia es el ingreso de contingentes militares norteamericanos y de las FF.AA. reaccionarias en El Salvador que lo harán abierta o subrepticiamente.

E. El diseño se ha puesto en práctica y Ecuador, Colombia y Venezuela han sido d e los primer os en alinear se y cumplimentar la orden del amo imperialista al suspender y/o romper relaciones con Cuba. Simultáneamente, se intensifica la propaganda de los sectores más reaccionarios internacionalmente que azuzan una campaña en el sentido que Cuba y Nicaragua están exportando sus revoluciones, con el propósito de permear a la opinión pública mundial y justificar la intervenci6n de los yanquis.

F. Agreguemos a este cuadro las continuas amenazas que contra Cuba profieren tanto R. Reagan como Alxander Haig; asimismo, la negativa del gobierno norteamericano de proporcionar asistencia económica y técnica a Nicaragua.

G. Se cierne la vietnamización de Centroamérica y es probable que en el curso de los años siguientes, en el devenir de esta década más precisamente, no sólo esta región, sino gran parte de América Latina, se encuentre en un proceso de guerra abierta por la conquista del poder; acontecimiento que dependerá fundamentalmente del grado de fuerzas y desarrollo de las vanguardias revolucionarias latinoamericanas.

H. El Cono Sur latinoamericano constituye las antípodas del área central. Se consolidan las dictaduras militares e incluso en actos de cinismo supremo convocan al pueblo para que refrende sus antipopulares e inhumanas políticas, pretendiendo así institucionalizar el terror, el hambre, la miseria. Las organizaciones de vanguardia así como las masas han sufrido derrotas de consecuencias que, en el caso argentino y uruguayo, han significado la liquidación física de miles de cuadros políticos y sindicales, dejando sin conducción al movimiento obrero y popular. Sin embargo, en estos últimos años es notorio que la fase más profunda de la contrarrevolución ha pasado y se ha producido una reanimación del movimiento obrero y popular que, a largo plazo, las dimensiones de su potencialidad y la experiencia adquirida serán decisivos para el enfrentamiento final.

I. Los gorilas han establecido un área de influencia que viabiliza coordinaciones de carácter policial, militar, paramilitar no formalizados. Siendo Argentina la que se erige exportan do el terror en América Latina.

J. Se ha configurado un bloque que tiene por base el nuevo modelo económico que se encuentra dirigido al mercado externo. Se pretende la consolidación de un sistema de dominación más orgánico. El Perú se encuentra cada vez más cercano a las dictaduras del cono sur.

Nacional

A. Las características de la situación nacional están perfilando un periodo histórico donde las tareas tácticas guardan cada vez una relación más estrecha con las estratégicas.

B. La coalición Acción Popular-Partido Popular Cristiano (AP-PPC) a pocos meses de su llegada al gobierno inició un acelerado proceso de desgaste. El conjunto de contradicciones que se incuban en las clases dominantes y la imposibilidad de una reducción favorable, prefigura en el mediano plazo los síntomas para el advenimiento de una crisis política.

C. La burguesía atraviesa un dilema crucial; sus partidos, viejos partidos como AP y el APRA han sido conmocionados en la fase electoral en curso y el descenso creciente que sufren no las convierte, en perspectiva, en alternativa de gobierno, menos aún de poder. El PPC, es coherente programaticamente pero con reducida clientela y tampoco aparece como fuerza civil de recambio.

D. El nuevo patrón te acumulación capitalista dependiente es por esencia antidemocrático y apunta a la liquidación del empresariado vinculado al circuito interno.

E. Fundamentalmente, estas medidas económicas flagelan despiadadamente al sector obrero y popular que sufre despidos masivos, incremento de los precios, reducción de salarios, etc. arrojando de esta manera a miles de personas al hambre, la miseria, la prostitución y la delincuencia.

F. Los partidos gobernantes, con el asentimiento del imperialismo y las clases dominantes, han iniciado una progresiva restricción de los mecanismos de la democracia burguesa, evidenciando que incluso sus marcos estrechos hacen difícil el control y el sometimiento del proletariado y masas populares Nuevas disposiciones legales pretenden aherrojar al pueblo, a la izquierda e impedir su movilización.

G. Las elecciones municipales y el paro nacional del 15 de enero, son dos indicadores de la reanimación del movimiento obrero y popular que, sin embargo, no se expresa de manera sostenida. Diversas luchas dispersas, muchas de ellas de importancia como: petroleros, Sol Gas, mineros molineros, BAYER, Siderperú, etc., etc., no logran una articulación unitaria.

H. Un nuevo elemento de gran dinamismo surge con mayor fuerza y es la lucha de los departamentos del interior por la descentralización contra la postergación de los pueblos. Combates como los de Chimbote, los anunciados en Lambayeque, Puno y Cusco tienden a convertirse en una constante y a generalizarse en la medida que es la inmensa mayoría de las localidades del interior que se encuentran relegadas y cuyas reivindicaciones se convierten en excelentes instrumentos de movilización.

I. La ausencia de un claro proyecto revolucionario ha teñido fuertemente de reformista a la izquierda. Esta línea se ha impuesto en Izquierda Unida (IU) y tiene su expresión más particular en el PC(U) y UNIR El sector de la izquierda revolucionaria se encuentra sin iniciativa y pugnando, con muchas limitaciones para dar una salida coherente, revolucionaria al entrampamiento generalizado.

J. IU, no obstante haberse impuesto en noviembre como la fuerza opositora más vigorosa entró al poco tiempo en una vertiginosa fase de descenso, vacilaciones y total ausencia de iniciativa. Contiene una clara desviación reformista y en estos momentos no hace sentir su presencia apareciendo borrosa y tímida.

K. La UDP, paralizada como frente da la impresión que estuviera siendo deglutida por ella misma. Se ha mostrado incapaz de resolver las tareas y necesidades del período. A su interior la lucha por restituirle su carácter de convocatoria de masas persiste, enfrentándose dos proyectos orgánicos Frente Político Revolucionario, o hacer de la UDP un partido revolucionario de masas que obviamente se encuentran sustentados en concepciones disímiles de cómo abrir el camino de la revolución.

L. Este cuadro escueto donde las clases aparecen definitivamente polarizadas y donde la perspectiva del capital para su subsistencia es, incuestionablemente el de una salida autoritaria; se siente en la izquierda así como en el movimiento obrero y popular, la ausencia de una dirección revolucionaria, la carencia de una estrategia de poder y de un destacamento de van guardia. Mientras no coadyuvemos a la forja de una alternativa revolucionaria el capitalismo y la burguesía nos impondrán siempre, por la vía de la fuerza o el legalismo, su opresión y super-explotación. No queda duda, entonces que la tarea prioritaria del período es la construcción de esa dirección revolucionaria histórica que efectivice el proyecto de la revolución peruana.

La Comisión Política

2. Situación Política Nacional

Introducción

A. Nos reafirmamos en la tesis presentada en el documento sobre situación del Período de la lucha de clases (Setiembre 1980).

La crisis económica continúa desarrollándose. Lo que interesa destacar en el análisis de los recientes meses es la clarificación del modelo económico que el régimen AP propugna. Para simplificar y ejemplificar basta señalar que los referentes mas cercanos de dicho plan los tenemos en Argentina y Chile. La aplicación de este modelo económico en un país como el nuestro, asolado por la crisis, tiene un alto costo social que augura una gran represión imposible de compaginar con el juego de la democracia liberal.

B. En cuanto a los plazos, el proyecto Ulloa prevé un año de desembalse (l981), un año de contenci6n (I982) y comienzo de la recuperación (para el conjunto de la burguesía y ciertos sectores del pueblo) en 1983. Finalmente, retornamos al nivel de 1973 en 1985. Hasta aquí lo proyectado. A pesar de conocer que se desarrolla una fuerte crisis económica mundial que ya hace sentir sus efectos en nuestro país lo real es que, sustancialmente (aún cuando varíe la programación arriba anotada), el sector monopólico representado por Ulloa puede lograr sus propósitos si la respuesta y resistencia popular quedan en el nivel de lo demostrado frente al primer desembalse de enero pasado.

C. Lo que interesa destacar aquí, en función del análisis de las tendencias políticas y la alternativa a levantar en el presente período es el tiempo político que la aplicación del mencionado plan nos señala como claros parámetros para organizarnos, prepararnos en todo sentido y estar en condiciones de enfrentar la arremetida burguesa.

D. Algunas organizaciones y analistas desde el Diario han levantado la tesis que sostiene el término de la crisis económica en el país y la existencia de un período de recuperación. Por nuestra parte constatamos que estas tesis, más que apoyarse en estudios y proyecciones económicas serias, que aporten elementos de juicio a un debate abierto abren las puertas a su propia confusión política y al llamado fuera de oportunidad a alianzas con el APRA (Villanueva), rechazo a la “violencia” y actitudes reformistas electoreras. Opinamos que no están en cuestión los hechos irrebatibles de cierto desahogo financiero y mayores márgenes de maniobra económica de parte del régimen pero, mas allá de esto, verificamos que el país no vive un proceso de recuperación global que encuadre a las amplias masas merced a la utilización de grandes excedentes, producto de un ciclo de expansión capitalista; ni es nuestra situación ni es esa la tendencia probable dada la política económica implementada y la situación de crisis económica mundial.

E. En la medida que la política económica de Ulloa responde y beneficia directamente al gran capital internacional y sus intermediarios nativos y que, de otra parte cada la crisis económica que vivimos los empresarios medios y pequeños son alejados crecientemente de los beneficios de la explotación gran burguesa y no están representados sino muy indirectamente sus intereses en el Plan Ulloa, se acentúa la tendencia hada la disputa interburguesa. Debemos medir en toda su importancia este hecho, pugnando por aumentar esta brecha y dividir y aislar al enemigo principal. Es previsible que estos sectores burgueses medios y pequeños (o fracciones de estos) busquen en el actual marco democrático representativo, representad6n política más clara en partidos burgueses o pequeños burgueses, además de utilizar los gremios patronales. Es y será éste un complejo proceso que debemos advertir y seguir con atención y sin ilusiones. No olvidemos lo que sus actitudes reaccionarias nos recuerdan constantemente: es mayor su miedo a la movilización de masas.

F. El conflicto con el Ecuador ha constituido la tabla de salvación del gobierno belaundista desdibujó la creciente oposición popular contra el equipó económico y su paquetazo; diluyó el impacto causado por los desmanes contra la soberanía e interés nacional perpetrados por el Ministro de Energía y Minas y su entreguista Ley de Petró1eo; así como restó importancia, a los ojos de la opinión pública, a las crecientes contradicciones interburguesas a propósito de h reducción del CERTEX, la libre importación etc. En una palabra, detuvo momentáneamente el desgaste del belaundismo y le permitió ganar puntos, que aprovechó para lanzar nuevas alzas.

Tendencias de la lucha de clases y proyecto político alternativo

El desarrollo de la situación política está configurando un cuadro donde los principales protagonistas en pugna burguesía y su régimen-proletariado y masas populares se encuentran en una situación que demanda, en ambos casos, ganar en posiciones de fuerza. La contradicción generada por la imposición del modelo económico burgués y la resistencia de los trabajadores a someterse a este nuevo patrón de acumulación en el presente periodo político, crea un conflicto de dimensiones más vastas.

Las clases dominantes se encuentran atravesadas de profundos problemas donde la democracia burguesa como forma de dominación evidencia sus limitaciones, vislumbrándose una tendencia a su agotamiento que marcha a su vez aparejada con la ausencia de alternativa o de recambio entre los partidos de la burguesía.

Si a esta constatación agregamos la crisis económica internacional irresuelta, el ascenso del movimiento de masas, la presencia de la izquierda como principal fuerza opositora y con peso nacional que se incrementa, las divergencias en la burguesía, etc., tendremos, para el campo enemigo, un panorama surcado de dificultades.

Este hecho convierte a la izquierda y masas laboriosas en peligrosas para el sistema. El objetivo de la derecha en este periodo apunta a la domesticación o la liquidación de la izquierda, así como la derrota del movimiento obrero y popular para imponer totalmente el proyecto burgués que actualmente viene desarrollándose aceleradamente y de esa manera salvaguardar la estabilidad del orden capitalista.

La izquierda, sin embargo, no ha logrado todavía, a pesar de sus avances, el necesario fortalecimiento y cohesión que le permita incidir de manera decisiva en el panorama de la situación política nacional.

En ausencia de un proyecto de poder y de un plan estratégico de captura del Estado es el régimen AP-PPC quien empieza a utilizarnos de mejor forma: declaraciones exigidas contra el “terrorismo”, imagen de izquierda tolerada, molesta pero necesaria oposición, prueba de ’salud democrática”, pueblo identificado con representantes parlamentarios de partidos reformistas, utilizados para sólo apoyar al gobierno y fortalecer su imagen nacional patriótica a propósito del conflicto con el Ecuador. etc., etc. En una palabra, o revertimos la situación o nos encontraremos donde la burguesía quiere: inmovilizados y obligados a luchar sólo en el Parlamento y demás instituciones del estado.

Claramente se perfilan dos alternativas en desarrollo: la reformista y la revolucionaria La primera ha encontrado terreno abonable y está aprovechando el actual marco político a costa de maniatar al movimiento obrero y popular con el claro propósito de mantener la situación de estabilidad y llegar con posibilidades de victoria en las elecciones de 1985. Para esta táctica reformista la acumulación de fuerzas pasa por el plano legal y por la oposición velada o abierta a cualquier lucha popular que por su envergadura puede alterar el cauce de la actual situación.

La revolucionaria que se encuentra sin iniciativa y en un duro proceso de articulación de un proyecto global, de perfil estratégico donde las elecciones de 1983 y 1985 (si es que se realizan) sean tareas subordinadas a un proyecto revolucionario de poder.

Lo constatable es que asistimos a un momento trascendente para la izquierda y las masas. Del fortalecimiento y claridad de nuestro partido y otras fuerzas revolucionarias depende que abramos en este periodo el camino de la revolución, de la guerra revolucionaria por el poder. Esta perspectiva histórica, así como un posible contraste por la implantación violenta de un gobierno dictatorial militar o civico-militar, nos platea la aceleración del trabajo pues el factor tiempo juega contra nosotros en varios niveles.

Con Respecto a lo Organizativo

Sólo para empezar con acciones iniciales de lucha superior ¿qué Partido de la IU está orgánicamente preparado, con adecuada infraestructura, cuadros con nivel y experiencia, funcionamiento clandestino y conspirativo y línea político militar que se aplique?

Los hechos demuestran que ninguno. Nos decimos partidos bolcheviques pero nuestro funcionamiento y organización no corresponden a una práctica revolucionaria. Esta es una realidad que tenemos que cambiar, y cambiar con premura urgentemente.

Adecuarnos, orgánica, organizativamente atañe al conjunto de la izquierda, a lU, pero, fundamentalmente, es tarea que deben tomar e impulsar en lo político-militar las organizaciones revolucionarias que conforman la corriente M-L. Nuestra propia experiencia de confluencia y las enormes necesidades que impone el desenlace por venir, prestan un elemento más que abona en la urgencia de conjugar capacidades orgánicas de los partidos M-L para potenciar su fuerza política y convertirnos así en las fuerzas núcleo, del proyecto alternativo, es decir en su base de diresd6n revolucionaria.

En este contexto debemos impulsar en lo político-orgánico lo que corresponde a nuestro interés general, la batalla para abrir un nuevo periodo. En tal sentido establezcamos las prioridades que lo prueben: recursos, hombres y teoría deben concurrir y confluenciar para hacer conferencias obreras, estudiantiles, barriales campesinas unitarias, para llegar al desarrollo de un sólo partido con las fuerzas M-L. La unidad concreta, será nuestro objetivo. Que nuestro crecimiento y fortalecimiento, absolutamente necesario, se encuadre, se anime y sirva a este superior objetivo. Que a esta línea unitaria sirvan el mejorar nuestros métodos y estilos de trabajo en el proceso de unidad. Comprendemos cada vez más que desarrollar y fortalecernos para la acción político-militar solos, reduce la capacidad y amplitud de acción de nuestras organizaciones.

Por otro lado, en lo que atañe a la organización de las masas, el panorama demanda igualmente el máximo de esfuerzos para corregir el desfase existente. Avanzar hacia la Central Unica de Trabajadores es otra de las necesidades imperativas para el fortalecimiento del campo popular en la perspectiva de un proyecto de poder.

Esta tarea confronta dificultades por el comportamiento burocrático de la dirección de la CGTP, y también por la desviación hegemonista y burocrática del sector de la izquierda que impone candidatos y ‘línea” en los gremios, en proporción directa a los recursos, manipuleo y negociaciones de que dispone, el objetivo en definitiva es “controlar” los gremios sin saber para qué.

Estos errores y la ausencia de un plan coherentemente organizado dentro de un proyecto revolucionario debilitan la lucha contra el reformismo y debilitan a la izquierda en su conjunto.

El factor conciencia y métodos de acción revolucionaria

El panorama hasta aquí descrito muestra un movimiento de masas en ascenso con flujos y reflujos que no escapa de los marcos economicistas y/o regionalistas (frentes de defensa) desorganizado y disperso (para las necesidades de las luchas de hoy) y carente de dirección política. Un elemento habría que agregar para avizorar las perspectivas del combate en curso: el factor conciencia. Pasado el momento de la polarización de clases contra la dictadura militar, de la conciencia de masas antidictatorial y limitadamente anticapitalista; nuevamente la lucha de las masas desgastan al régimen AP-PPC, polarizando el enfrentamiento. Una vez más la conciencia que anima esta polarización no es todavía anticapitalista se trata de una conciencia democrática nacionalista, limitadamente antiimperialista. Refleja una actitud de cambio por la IZQUIERDA; históricamente están optando por una fuerza que implica un cambio radical en el sistema de vida, el vislumbrar como salida el socialismo en sus términos más generales (aunque mayoritariamente no sean aún totalmente conscientes).

¿Qué está a la base de esta situación?

Indiscutiblemente, la ausencia de dirección política revolucionaria y de implementación de sus órganos de trabajo: Frente político de masas, brigadas de autodefensa. Central Unica Frentes de Defensa articulados nacionalmente y unidos por un proyecto político mínimo de oposición al régimen, entre los principales. Se expresa aquí el evidente retraso en la conformación de la alianza obrero-campesina como núcleo de base social y de dirección política. No es ajeno a este hecho el reflujo de sectores claves del proletariado (metalúrgicos, metal mecánico) y del campesinado pobre y la desarticulación de las luchas urbano-campesinas.

En esta situación es claro que no produciremos movilización social y política con sólo desearlo y en base a comunicados y volantes. Es así mismo real que no generaremos conciencia socialista en las amplias masas en base a la propaganda oral o escrita. Se requiere, necesariamente, la incorporación de nuevos métodos de acción revolucionaria; la incorporación, entendida como un proceso, de la violencia organizada en la lucha de las masas.

Proyecto político a desarrollar

El conjunto de factores arriba señalado tiene, indudablemente, un cauce que es el nuevo modelo de acumulación capitalista. Sin embargo, el aspecto económico no es exclusivamente determinante, se requiere situar en el plano político la Probabilidad del desencadenamiento de la crisis económica. El elemento subjetivo, consciente, en términos de dirección revolucionaria es tunda mental para que sea capaz de, sobre la existencia y desarrollo de los factores objetivos como la crisis económica y la previsible crisis política en los próximos años, incida para golpear a la burguesía y debilitarla aún más así como para incrementar las fuerzas en el sector popular mejorando su correlación.

Esto presupone considerar que la plasmación de tal situación de aguda crisis en los 2 ó 3 años no se producirá de manera lineal, por simple acumulación de las contradicciones producto del ascenso de las masas y de las discordias interburguesas. Esta es una visión esquemática de la realidad nacional que puede llevarnos al planteamiento del “vacío de poder” a corto plazo y proponer una salida espontaneísta, de corte “insurreccionalista” con posibilidades de llegar al poder aliados a sectores de la oficialidad y de la burguesía. tesis, por cierto, errónea y cercana al putch.

E1 apoyo del imperialismo y la larguísima experiencia política que la burguesía posee, así como los ingentes recursos de que dispone, no sólo coloca en evidente ventaja a las clases dominantes, sino que por lo general tienen salidas para la resolución inmediata de sus crisis, sobre todo si la oposición es una izquierda y un movimiento de masas desarticulado.

Este hecho exige, más que nunca, la existencia del factor subjetivo actuando sobre las leyes objetivas, es decir la existencia de una dirección revolucionaria, de un destacamento de vanguardia que desarrolle en la práctica un Proyecto Revolucionario en lo ideológico, político, orgánico y militar que desde ahora dificulte y/o frustre el proyecto de la burguesía que es el reforzamiento de su dominación.

Se abre así un proceso continuo de la vanguardia al calor del enfrentamiento efectivamente político y no sólo gremial. O sea que debe golpear a la burguesía en sus núcleos estratégicos de asentamiento para su debilitamiento.

Estamos en la antesala del recrudecimiento de los factores objetivos que signaron al periodo pre-revolucionario. Nuestra impotencia como izquierda nos llevó a su desaprovechamiento y a que las clases dominantes impusieran su opción electoral. Esta perspectiva nos indica que aparte de la construcción del destacamento de vanguardia se requiere en este periodo iniciar la acumulación de la fuerza militar como instrumentos inherentes en la lucha por el poder.

La conquista del poder no la concebimos en estos dos o tres años. No creemos que en este lapso haya posibilidad para la instauración de un gobierno provisional, de un gobierno democrático revolucionario.

Por otro lado, no vemos la necesidad inmediata de expresar una fórmula de gobierno. Por mucho que la izquierda y las masas avancen y la exacerbación de las contradicciones generen un clima de total deterioro del régimen y de ingobernabilidad el conflicto será resuelto por la imposición violenta de las FF.AA Esta es la tendencia básica. De cómo lleguemos en correlación de fuerzas a este momento político para el enfrentamiento dependerán las características del nuevo periodo y la posibilidad concreta de abrir el camino de la revolución.

Nuestro objetivo en estos dos años es la preparación de las condiciones para el desencadenamiento de la guerra revolucionaria en la perspectiva de la toma del poder. Si antes te la captura del poder, según el curso que tome la lucha de clases (que obviamente no podemos adivinar) se crea la posibilidad de un gobierno de transición con todas las fuerzas que consecuentemente cristalizaron este hecho será la vida misma, los diversos factores actuantes, los que determinarán el contenido de este gobierno.

Lo reducido del tiempo exige de manera perentoria el cumplimiento de algunas tareas que son parte precisamente de la creación de esas condiciones.

A. La Reestructuración del Partido

Es obvio que el funcionamiento de la dirección y del partido en su conjunto no se encuentra aún preparado para emprender tareas de esta envergadura El primer paso debe ser la modificación de nuestras instancias y de la vida partidaria encauzando al Partido para desarrollar los niveles mas necesarios para enfrentar exitosamente las nuevas tareas. (No nos explayamos sobre este punto en la medida que hay un conjunto de resoluciones que desarrollan este aspecto desde un punto de vista más práctico).

B. Nuevos métodos de Acción Revolucionaria

El desarrollo del actual período exige la utilización de nuevos métodos de acción revolucionaria, más concretamente, la progresiva incorporación de la violencia organizada en la lucha de las masas.

El proletariado y demás sectores populares han desarrollado una importante experiencia de combate; sobre todo, durante la dictadura militar de Morales Bermúdez con demostraciones de violencia. Esta tendencia no fue posteriormente recogida por la izquierda para su sistematización y aplicación organizada. La coyuntura electoral terminó por diluir esta posibilidad.

Actualmente que nos encontramos en una fase donde el régimen empieza a perder su legitimación ante las masas, el cierre sistemático de libertades burguesas ante la presión del movimiento popular y sobre este hecho a su vez anuncia nuevos “rebalses” que activarán la combatividad popular así como el incremento de la represión, se perfilan más nítidamente las condiciones para el uso de la violencia revolucionaria.

No existiendo aún las exigencias políticas para la propaganda armada, las acciones estarán básicamente enmarcadas en la autodefensa y ligada a la lucha concreta de las masas.

Las acciones deben estar inscritas dentro de lo que han significado sus experiencias espontáneas y embrionarias de violencia es decir “no inventamos” las formas de lucha sino que nuestra tarea es racionalizarlas, generalizarlas y ponerlas en práctica en la actividad misma de las masas.

Que la aplicación de estas formas de lucha guarda estrecha relación con el nivel de desarrollo alcanzado por las masas en sus enfrentamientos contra la burguesía. De lo que se trata actualmente es d e generar el estado de ánimo y la capacidad de las masas para que acepten y adopten esas formas de lucha como propias y se convierta en una práctica habitual en sus combates contra el enemigo.

Estas acciones vinculadas a las masas persiguen también el objetivo de proporcionar confianza en sus propias fuerzas; demostrar que los aparatos represivos de la burguesía son vulnerables, que es posible con nuestros recursos defendernos burlar y hasta vencer la estrategia y táctica represiva.

La violencia es un problema básicamente político, cuya aplicación de manera sistemática y de acuerdo a su profundidad, alterará los marcos del enfrentamiento con la burguesía así como también producirá remezones en la izquierda.

El desarrollo de acciones directas reordenará el funcionamiento de la UDP colocándola al servicio del proyecto revolucionario. Ello ocurrirá en tanto afianzemos una línea unitaria con el MIR-C y desarrollemos esta vertiente de operativos de violencia de masas y tipo comandos que rompan los marcos de la institucionalidad burguesa.

Es indudable que la incorporación de la violencia abrirá nuevos caminos en la lucha de las masas y de la izquierda, que coadyuvará al desarrollo de su conciencia y organización.

En consecuencia con el desarrollo e incremento progresivo de la violencia en la lucha de las masas, ubicamos correctamente el proceso de acumulación de fuerzas en el período. El fortalecimiento del movimiento obrero y popular así como de nuestro partido dependerá de la puesta en práctica de estos niveles de violencia.

La realización de la violencia organizada es parte importante de nuestra concepción de partido de cuadros político-militar, y en perspectiva estratégica, se inscribe en la definición de guerra prolongada, urbano-rural combinando todas las; formas de lucha en la construcción del Ejército Popular Revolucionario.

Por lo tanto, de acuerdo al nivel que nos encontramos planteamos:

1. Avanzar en el perfilamiento de nuestra línea militar y del proyecto revolucionario de poder.
2. Concretar efectivos niveles de unidad con el MIR (c).
3. Iniciar de manera planificada d proceso de formación y preparación teórico-práctica de la militancia en aspectos técnicos y de seguridad.
4. Impulsar d trabajo técnico en las masas: las brigadas de autodefensa, las rondas campesinas, reforzamiento de los piquetes de huelga, protección y defensa de las movilizaciones, etc.
5. Planificar d trabajo en sectores especiales.

C. Nuestra Política de Alianzas

El esquema de política de alianzas contiene tres líneas de acción paralelas que combina diversas orientaciones tácticas de acumulación de tuerzas y supone un tratamiento diferenciado a las clases sociales de acuerdo a nuestros objetivos revolucionarios.

1. Acciones de Amplia Cobertura

En este campo, es preciso tomar la iniciativa sobre aspectos puntuales de la vida nacional, convocando a la nación en su conjunto detrás de esas iniciativas.
Debemos privilegiar problemas como los Derechos Humanos, la defensa de nuestros recursos naturales, de la democracia la solidaridad internacional contra el intervencionismo del imperialismo; y otros que sean susceptibles de amplia convocatoria.

Las formas organizativas que puedan tomar estas acciones serán muy variadas, pero en cualquier caso, estarán circunscritas a problemas específicos que permitan estos niveles de trabajo común.

En el actual período, la socialdemocracia, el social cristianismo, el populismo y otras corrientes políticas pueden coincidir con la izquierda y llevar adelante esas acciones.

2 Frente Único

Esta segunda línea de acción está definida por constituir la forma orgánica de unidad más amplia del campo de la izquierda y del movimiento popular y será dirigida por un programa táctico con perspectiva estratégica, basado en la convergencia popular con dirección de la clase obrera.

Los problemas específicos del Frente Unico son, junto con aquellos propuestos para la primera línea de acción, fa defensa de los niveles de vida populares la lucha contra el desempleo por la libertad sindical y el derecho a la huelga, la solidaridad con los pueblos en lucha y las revoluciones triunfantes y por otros puntos que tengan amplia capacidad de convocatoria en el movimiento popular y que lo conviertan en cabeza de oposición al régimen burgués.

La forma organizativa debe ser sobre la base de partidos de izquierda con la participación de organizaciones de masas y en torno a un programa táctico que permita acumular fuerzas de carácter estratégico, es decir, que a partir de la acción concreta del Frente Unico desarrolle las condiciones para el fortalecimiento orgánico y político del movimiento popular y la unidad de la izquierda, así tomo avance el desarrollo de la lucha de clases hacia la generaci6n de una situaci6n revolucionaria.

En esta línea hay dos escalones paralelos que debemos desarrollar:

La UDP debe ser actualmente el Frente Unico pero está desactivado por sus contradicciones internas. La propuesta de VR de convertir a la UDP en partido revolucionario de masas y las iniciativas Prácticas que viene tomando de manera unilateral y al margen del CEN, agrava la situación. La finalidad es arrinconar a las otras organizaciones con un supuesto desborde de algunas bases que obviamente VR controla que estarían porque la UDP sea un Partido.

En la actual situación se requiere la hegemonía de una fuerza para que nuevamente la UDP retome el espacio ganado y amplíe su influencia. Esto podrá lograrse sólo concretando la unidad del PSR-ML-MIR-EM con el MIR (c) y la incorporación de la violencia organizada . Cualquier otra med id a es idealismo; espontaneísmo. Lo concreto es que el proyecto UDP como instancia legal y convocatoria de masas se encuentra en peligro.

La IU debería ser en perspectiva el Frente Unico, pero está igualmente desactivada por sus contradicciones internas o contiene en su seno la mas amplia representación política de la izquierda y la más vasta capacidad de convocatoria.

En ese sentido el espectro social que abarque IU debe comprender desde la alianza obrero-campesina, hasta la pequeña burguesía radical y reformista o patriótico-progresista. Para diferenciarse y asumir con mayor claridad la representación auténticamente popular no deben ingresar a IU fracciones burguesas. La representación política te ras fuerzas sociales en IU podría comprender (es éste un elemento variable que depende de actitudes políticas específicas) a 105 partidos M-L. PSR, Frenatraca, grupo Kausachum. Y en consecuencia no al APRA (Villanueva) u otros partidos burgueses o pequeño burgueses de conducta inconsecuente en la defensa de la democracia.

IU debe ser siempre para las masas la IZQUIERDA, lo contrario de la derecha la oposición a la burguesía, aún cuando se manifieste como socialismo intuitivo.
Izquierda Unida debe tratar de arrastrar bajo su accionar a amplios sectores sociales, pero claramente ubicados detrás de la izquierda, bajo su iniciativa y conducción, aunque el objetivo primario debe ser convocar y cohesiones al movimiento popular.

Es igualmente importante señalar que IU debe tener como columna vertebral a la UDP, en los términos arriba señalados y con un plan de acción común fortalecer a IU como Frente único.

3. El Eje Estratégico

Esta tercera línea de acción se define por integrar a los partidos que de manera general tienen coincidencias en lo programático, que pueden plasmarse en un proyecto de poder. Los problemas específicos del eje estratégico tienen que ver con la lucha armada, con la construcción del partido revolucionario, los aspectos de logística e infraestructura y la coordinación internacional, la implementación de una estrategia económica y una priorización regionalizada y territorial de acción revolucionaria.

Los avances en este terreno supone necesariamente la cristalización de un polo revolucionario que sistematice, ordene, dirija y desarrolle su hegemonía desde el punto de vista programático y de acción revolucionaria en este proceso unitario de mayor envergadura. Este polo revolucionarlo será constituido por la convergencia del PSR-ML-MIR-EM con el MIR (C).

PRIMERA CONFERENCIA NACIONAL CONJUNTA

Junio de 1980