Federico Britton, el eslabón no perdido

Al pueblo trabajador
A los pobres de la ciudad, del campo y las comarcas
A la juventud y la mujer panameña

Podríamos decir de Fredy que dedicó casi cada aliento de su vida a la causa de los oprimidos. Estudioso del marxismo leninismo, siempre preocupado por el análisis, la reflexión política, la formación de cuadros, las tareas de organización, la lucha decidida, esa suma cotidiana de esfuerzos que permitirán en el momento indicado lograr las metas estratégicas.

Libramos una lucha desigual y el era consciente de ello, pero nunca perdió la fe y la confianza en el porvenir, él quien con solo un puñado de combatientes valiosos, no dudó en empuñar las armas para resistir la represión salvaje de los militares golpistas, apoyados por el Comando Sur, que cobró la vida de su hermano, Floyd, y de otros patriotas y revolucionarios panameños.

El revés sufrido en el terreno militar no mermó sus convicciones ni lo amilanó. No era esa clase de persona. Comprendió cabalmente que la principal causa de ese resultado fue el aislamiento de las masas. Por ello, desde su retorno del duro exilio consagró todas sus capacidades para forjar un gran movimiento de masas, mientras estructuraba el partido clasista.

Ese estratega y revolucionario íntegro, ese militante probado en numerosas jornadas de lucha como la gesta de Enero de 1964, ese comandante genuino, fue sin embargo, un hombre humilde y sencillo. Estuvo al alcance de todo aquel que buscara un consejo político o personal o el intercambio fraternal de ideas.

Era un hombre maduro, pero siempre fue joven, jovial y conversador. Sabía hablarle a la juventud de igual, compartiendo con esa paciencia que lo identificaba sus conocimientos y sus experiencias desde las lides estudiantiles de forma didáctica.

Era tolerante frente a los errores involuntarios o los que se cometen en coyunturas por falta de cálculos o situaciones impredecibles. Pero era exigente frente al sentido de militancia, de responsabilidad, de disciplina. Criticaba con dureza el liberalismo, la crítica alegre y la falta de lealtad a los principios revolucionarios. Procuraba debatir cada línea política hasta el cansancio, pero una vez se adoptaban los compromisos y tareas reclamaba con fuerza su cumplimiento. Era celoso de la unidad del partido, defendió el centralismo democrático y la crítica y autocrítica francas y se aseguraba de evitar filtraciones. Por ello era riguroso frente a temas como la seguridad y la compartimentación las cuales logró reforzar desde la época de la clandestinidad.

Fue inflexible frente a la traición y al oportunismo. Sabía considerar y apreciar las opiniones o visiones contrarias, trataba con respeto al adversario político y defendía con vehemencia sus puntos de vista, tanto en el plano nacional como internacional, pues siempre fue un creyente en el internacionalismo proletario y lo practicó.

La enfermedad lo devoró rápidamente, contrario incluso a los peores pronósticos y a la fortaleza física que lo caracterizaba.

En esos días, orientaba respecto a la creación del instrumento político electoral. Consideraba que había llegado el momento, a partir de la acumulación de fuerzas lograda en distintos frentes a lo largo de los últimos años, especialmente el obrero, de proponer una alternativa de esta naturaleza. No se traba de una aventura ilusoria, sino de la concreción de un elemento táctico para coadyuvar al logro de los objetivos estratégicos.

Incluso previó la posibilidad que en esa etapa no se logrará la inscripción y, por ende, no se diera la participación electoral. Sabía que las fuerzas y cuadros empeñados en esta gigantesca tarea, especialmente de FRENADESO, confrontarían un desgaste y cierto descuido en las tareas de cada organización. Reconocía la debilidad organizativa y la multiplicidad de compromisos de los principales cuadros. Pero consideró esta la tarea principal, a la que había que consagrarse. Por ello, hasta el último segundo de su vida siguió con entusiasmo las tareas de inscripción y pese que a esa altura, en el primer año del proceso, el instrumento político solo lograba 22 mil inscritos, para él era ya una ganancia.

En su honor, al año siguiente, los militantes comprometidos en esta tarea lograron inscribir más de 60 mil adherentes y para el primer aniversario de su fallecimiento se lograba la cuota necesaria.

No ocuparemos estas líneas para abordar lo acontecido en la campaña en si, aunque él reconoció que nos enfrentaríamos a fuerzas burguesas con grandes recursos económicos, con cuadros de los partidos tradicionales curtidos en décadas de campaña electoral, con medios de comunicación manipuladores, con nuestras propias debilidades e inexperiencias, pero que si era importante lograr algunos cargos y mantener el partido, lo más importante eran las enseñanzas y el saldo organizativo que nos dejara esta experiencia y eso no debe descuidarse.

Hoy, las tesis que Fredy nos lega como su testamento político mantienen plena vigencia. Todavía en materia electoral existe un vacío que debe ser llenado por lo que hay que acometer la fase de reinscripción del instrumento político electoral como una vía para la acumulación de fuerza social organizada a nivel territorial, proyectar cuadros, posiciones, elevar los niveles de conciencia, construir poder popular y avanzar hacia la creación de las condiciones para una Asamblea Constituyente Originaria con plenos poderes haciendo valer el poder soberano del pueblo.

No faltarán quienes por acomodos personales, para justificar oportunismos, traiciones, componendas o sembrar divisiones, intenten falsear su obra y utilizar su nombre. Siempre ha ocurrido con los revolucionarios de la talla de Fredy. Pero la historia, los pueblos y sus organizaciones se encargan de poner las cosas en su lugar.

A un año del Gobierno empresarial de Varela y del Pacto de Gobernabilidad, y a tres años de la desaparición física del comandante Federico Britton, las orientaciones emanadas de este conductor revolucionario cobran plena vigencia. Nuestro mejor homenaje, acatar y cumplir estas directrices.

Nadie como él, con sus ideas, ha influido e influye en el movimiento popular y en las fuerzas de izquierda de las últimas décadas. El fue el eslabón que logró conectar a los revolucionarios de nuestro tiempo con las legendarias generaciones del pasado.

A él, todo el honor y toda la gloria.

Comandante Federico Britton ¡Presente!
Liberación o Muerte ¡Venceremos!

Panamá, 28 de junio de 2015.

MLN_29
MOVIMIENTODE LIBERACION NACIONAL29 DE NOVIEMBRE