En solidaridad con las víctimas de La Escombrera

La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, julio 29 de 2015

La Operación Orión fue una infamia que significó la perpetración de graves crímenes de lesa humanidad por las fuerzas del Estado. Durante varios días un operativo conjunto de las fuerzas militares y de policía del régimen, con el concurso de sus paramilitares, el cual comandaron el ex general del ejército Mario Montoya, el ex general de la policía Leonardo Gallego, y el paramilitar Don Berna, siguiendo órdenes del entonces Presidente de la República de Colombia Álvaro Uribe Vélez, ocasionó en la humilde Comuna 13 de Medellín una orgía de sangre y muerte. La juventud de un barrio popular de nuestro martirizado país, fue convertida en el enemigo interno a eliminar por un Estado tomado en esos días por el paramilitarismo. Con la excusa de combatir a milicias insurgentes, utilizando helicópteros artillados que disparaban contra la barriada, más de 1000 personas, como asegura Don Berna, fueron asesinadas y posteriormente desaparecidas, mediante terribles acciones de "limpieza social". Muchas de ellas fueron llevadas a Supía en camiones del ejército y arrojadas al río Cauca.

A pesar de que la institucionalidad supo desde el primer día dónde fueron enterrados los cuerpos de las víctimas, y su paradero era un secreto a voces, 13 años se han necesitado para que estos emergieran de entre los escombros de la impunidad. No más silencio, no más ocultamiento: los colombianos y colombianas de la Comuna 13 merecen el reconocimiento y la solidaridad de todo nuestro pueblo, y se debe evitar que sus victimarios pretendan ahora, por efecto de la propaganda, convertirse en sus redentores.

En medio de la inexcusable demora de las autoridades, nos congratulamos de que el Estado haya decidido por fin apersonarse de estos compatriotas asesinados y desaparecidos, entregando sus cuerpos a sus familiares, para que les den una sepultura digna; algo que sin duda no habría sido posible si no fuera por la presión de las comunidades y el impulso a la verdad y a la lucha contra la impunidad que están propiciando las Conversaciones de Paz de La Habana.

Con seguridad los familiares de las víctimas y el pueblo colombiano en general, esperan que los autores reconozcan sus responsabilidades por estos hechos, que reparen a las víctimas y que se adopten por el Estado medidas eficaces para evitar la repetición, incluidas aquellas necesarias para acabar con la impunidad, de tal manera que se alcance a los máximos responsables que están más allá de los criminales que ejecutaron los hechos.

La sociedad colombiana debe movilizarse para exigir el fin de la connivencia entre el Estado y el paramilitarismo. Para ello resulta urgente llevar adelante las medidas de esclarecimiento y desmonte de tal fenómeno; asunto que hace parte principal de la Agenda de las Conversaciones de Paz en La Habana.

Las víctimas de la Operación Orión son héroes anónimos de la patria nueva que va surgiendo desde la esperanza de paz que envuelve a las mayorías, y su sacrificio que no será estéril ha de servir de abono a la justicia social y la reconciliación. La escombrera de Medellín debe consagrarse como lugar de Memoria y compromiso absoluto de ¡NUNCA MÁS!

DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC EP