No somos terroristas, no somos criminales. Somos hijos del pueblo pobre. El EPP es el pueblo armado y uniformado que levanta su voz por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a vivir con hambre.
Ante el fracaso de sus grandes ofensivas, el enemigo últimamente se ha sumido en una inactividad a las que denomina tareas de inteligencia. Los siempre bravucones enemigos que prometen eliminar al EPP en pocos meses se han tragado sus lenguas. Viven en silencio rumiando sus frustraciones producto de sus continuos fracasos.
Lo que queremos es que los enemigos vengan con sus grandes ataques contrarrevolucionarios. Al menos así pueden ver de que más allá de sus narices existen paraguayos que viven en la miseria y el olvido. Aunque creemos que la desmoralización en que están sumidos no les permitirá. Sus combatientes más veteranos ya no quieren ir a las zonas guerrilleras. Hoy envían a reclutas muy jóvenes, casi niños. Cada paso que den lleva consigo el peligro. Así es la tierra de los guerrilleros epepistas. Hasta los árboles y las piedras están en lucha. Atentos, vigilantes. Cada día que pasa nuestras necesidades son menos y más fáciles de conseguir. Cada día estamos más aclimatados a la guerra y nos acostumbramos a vivir con lo que el pueblo en lucha nos ofrece generosamente. Ya somos veteranos de cien batallas y estamos para muchas más. Nuestros niños no pronuncian como primera palabra mamá, sino Viva el EPP.
En nuestra lucha guerrillera es cuestión de vida o muerte no ofrecer blancos al enemigo. Sólo unos completos cretinos pueden enjuiciar las tácticas guerrilleras con criterios convencionales. La esencia misma de la lucha guerrillera es hacerse invisible, no dar batallas campales ni frontales. Cuando atacamos sus partes débiles gritan: ¡cobardes, cobardes! No es cobardía señores. Es táctica guerrillera.
Cuando el pueblo pobre pide pan, tierra, salario justo y educación, los ricos nunca escuchan, pero sí se preocupan y piden paz cuando que hay guerrilla. No hay paz cuando las tripas chillan. No hay paz cuando no hay salario digno. De hecho, ni tierra en la que cultivar. Sin justicia social no habrá paz. Que quede claro a los hambreadores del pueblo. Que la paz será para todos o para nadie. Mientras un patriota epepista respire, los responsables del hambre y sufrimiento del pueblo pobre no tendrán paz.
Las modernas armas recuperadas del enemigo por las fuerzas especiales epepistas “Comando Teniente Coco Bernal”, en la emboscada del 27 de agosto del 2016 en Arroyito, Concepción, que fueron compradas por dinero del pueblo, ya están en donde siempre debieron estar. Ya no apuntan hacia el pueblo, pues están en manos epepistas, que defienden al pueblo pobre.
A los policías y militares les decimos que no necesitan pelear a muerte. Sólo queremos sus armas. Si se rinden y nos entregan sus armas les garantizamos que respetaremos sus vidas.
A los jueces, fiscales, guardia cárceles y directores de penales les advertimos que son los responsables de la integridad física de nuestros camaradas prisioneros. Por todos los abusos y atropellos cometidos contra nuestros compañeros y compañeras prisioneros políticos, más temprano que tarde, la justicia revolucionaria caerá sobre ustedes con todo su peso. El cargo que ocupan ni la temporal protección del gobierno no les da blindaje ante las fuerzas guerrilleras epepistas.
Un fraternal saludo a todos nuestros camaradas prisioneros políticos del narco gobierno. El respeto y aprecio de siempre al comandante Alcides Oviedo, a la comandante Carmen Villalba, ejemplos de la lucha revolucionaria en nuestro país.
¡Viva nuestros queridos camaradas caídos en combate!
¡Viva la lucha del pueblo pobre!
¡Viva el EPP!
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Fuente: Transcripción de video publicado por La Nación (Paraguay): https://www.youtube.com/watch?v=vL5fR0fKx7s