Entrevista a Joaquín Villalobos (Proceso, 27-03-1982)

LA DECISIÓN DEL FMLN: BUSCAR LA SOLUCIÓN POLÍTICA, SIN DEJAR LA GUERRA

Enrique Miller

SAN SALVADOR – “Estamos dispuestos a hablar con cualquiera. Yo no haría una lista. Si la junta ofrece un camino de paz, lo tomaremos”, afirma en una entrevista Joaquín Villalobos, comandante en jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo de El Salvador, y uno de los cinco miembros de la dirección del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional.

Villalobos provocó un verdadero escándalo en la izquierda latinoamericana, en 1974, cuando al parecer ejecutó personalmente al poeta Roque Dalton, tras de acusarlo de ser agente de la CIA. Esa ejecución generó durante años hondas divergencias en el seno de la izquierda salvadoreña. Hoy subsisten diferencias, pero son “mínimas”, enfatiza el dirigente del ERP, quien recalca que “el movimiento revolucionario no tiene que ser necesariamente monolítico”.

En cuanto a la ideología del FMLN, Villalobos explica: “Nuestro movimiento ha sido desde un comienzo muy independiente, pero la inspiración para los revolucionarios viene naturalmente de las revoluciones que se han hecho Por eso nuestra inspiración es marxista”.

El texto de la entrevista es el siguiente:

P. Desde octubre de 1979, han muerto 30,000 salvadoreños ¿Vale la pena seguir luchando en estas condiciones para heredar un país de muertos?
R. No hemos sido nosotros quienes hemos deseado esa cantidad de víctimas. Desde abril de 1980, el FMLN-FDR está exigiendo un gobierno de la más amplia representatividad. Hemos mencionado, incluso, que sectores del Ejército participen en esta solución.

P. Pero esto, al parecer, no ha sido expresado en forma clara. Ante todo, han hecho hincapié en la insurrección armada.
R. Quizás las propuestas no fueron tan claras como lo son ahora. Pero las puertas para un entendimiento han estado siempre abiertas.

P. Otra posibilidad al parecer no queda. A pesar de golpes militares espectaculares, como el ataque a Ilopango, sigue existiendo un empate militar.
R. No existe un empate. Precisamente nuestros avances, a pesar de masivos envíos de armamento a la junta de gobierno, quizás han creado la ilusión de igualdad.

P. Pero ningún bando puede vencer al otro militarmente. Precisamente, hace pocos días, el FMLN, después de importantes acciones, se retiró de Usulután y otros frentes.
R. Para los revolucionarios, la guerra no es sólo una cuestión militar. El lado político juega también un papel importante.

P. ¿Y cómo es eso?
R. Los primeros seis meses después de la ofensiva de enero del año pasado fueron muy difíciles para nosotros: de resistencia y de desarrollo de nuestras fuerzas. Pero a partir de junio hemos conducido la guerra desde nuestras retaguardias, ocasionando fuertes golpes a las tropas del gobierno.

P. Quiere decir, entonces ¿más guerra?
R. Sí, pero con una importancia política En Usulután, por ejemplo, nunca pensamos ocupar los cuarteles. Se trata de preparar a las masas urbanas para la lucha decisiva. Nosotros no podemos luchar sólo con nuestro poder militar. La llave para el éxito es la participación popular.

P. Los guerrilleros, en Ilopango, destruyeron una parte importante de la fuerza aérea. Sin embargo, una semana más tarde, Estados Unidos ya había reemplazado los helicópteros y aviones destruidos, inclusive con aparatos más modernos ¿Se puede seguir pensando aún en una victoria?
R. Yo creo que sí, porque Estados Unidos puede enviar helicópteros y aviones, pero moral no pueden enviarle al ejército. Nuestro ataque ha ridiculizado a las fuerzas armadas. Ha dado fuerzas a las masas y desmoralizado al ejército.

P. ¿Es suficiente eso?
R. Sí Hemos provocado inseguridad y desorden al interior de las fuerzas armadas. Según nuestras informaciones, dos oficiales y más de 25 soldados se encuentran prisioneros, sospechosos de haber colaborado con nosotros en el ataque al Ilopango.

P. En el último año, los guerrilleros abandonaron la ciudad y ocuparon las montañas ¿Vuelven ahora a los centros urbanos?
R. Tuvimos que reconstruir nuestra retaguardia militar. Entonces, el gobierno tuvo éxito al debilitar los movimientos de masas en las ciudades. Fuimos obligados a retirarnos al campo. Pero a partir de diciembre de 1981, hemos vuelto a atacar los centros urbanos. Estamos convencidos de que la guerra ha entrado en una fase decisiva.

P. ¿Creen, realmente, que están en condiciones de ganar la guerra?
R. Sí.

P. Exactamente lo mismo intentaron en enero de 1980, sin éxito.
R. El levantamiento de enero de 1980 fue el comienzo de nuestra victoria.

P. ¿Cómo así, cuando militarmente no fue precisamente un éxito?
R. Cuando realizamos la acción de enero, el enemigo había ganado mucho terreno. La población estaba siendo aterrorizada, lo que nos puso en desventaja para un levantamiento insurreccional. Hemos aprendido, y por eso nuestras crecientes y bien estudiadas acciones militares. Junto a nuestra convicción de que podemos vencer militarmente, también hemos comprendido que se puede tomar en consideración la posibilidad de una solución, a través de negociaciones, para terminar con el derramamiento de sangre.

P. Quizás un punto de vista forzado, ya que durante 1980 no hubo ningún levantamiento popular como en Nicaragua.
R. No los hubo porque no teníamos el suficiente poder militar, para apoyar acciones civiles, como las huelgas. El ejército podía reprimir a los huelguistas a su antojo, sin que nosotros pudiéramos ofrecer una alternativa.

P. Pero ¿qué lo hace suponer que el pueblo está dispuesto ahora a un levantamiento?
R. Primero, porque después de un año de guerra nosotros no hemos podido ser derrotados. Por el contrario, ellos han podido ver cómo el ejército se ha desgastado, ha perdido moral y sufre tensiones internas, como el desplazamiento del general Abdul Gutiérrez. Nosotros, por el contrario, permanecemos a pocos kilómetros de la capital, en nuestras posiciones, por ejemplo Guazapa, donde a pesar del bombardeo continuo no nos han desplazado. La población ha visto esto.

P. Y ¿segundo?
R. A través de nuestras tres estaciones de radio, hemos roto el cerco informativo y podemos informar sobre el desarrollo de la guerra. Finalmente, la represión del ejército ha hecho pensar a la población que debe haber una definición.

P. Pero esta represión ha hecho también que muchos salvadoreños crucen la frontera.
R. Lo que no significa que ellos estén en contra nuestra. La mayoría lo ha hecho cuando nosotros no podíamos ofrecerles una alternativa verdadera. Ahora, por el contrario, muchos menos huirán y muchos más se incorporarán a la lucha.

P ¿A pesar de las diferencias palpables que existen al interior del FMLN? ¿El hecho de que haya tres emisoras, no es una señal de diferencias?
R. Siempre ha habido problemas con la Unidad. Frente a nuestros avances políticos y militares, esas diferencias tienen muy poca importancia. Tenemos tres emisoras para demostrar, así, nuestra capacidad para multiplicar estos instrumentos.

P. ¿O porque cada fracción quiere ganar más influencia política?
R. Eso también es normal. El movimiento revolucionario no tiene que ser necesariamente monolítico. Es correcto que las diferentes corrientes busquen precisamente, en la cuestión de la toma de poder, participar en la unidad.

P. Si la unidad no es monolítica ¿cuáles son las diferencias?
R. Siempre hubo diferencias tácticas, pero hoy han sido reducidas al mínimo. Porque ahora, sobre todo, a causa de la tensión internacional, muy reflejadas en El Salvador, hemos llegado a un acuerdo estratégico.

P. ¿Cuál sería este acuerdo?
R. Hemos decidido buscar una solución política al conflicto, una solución por negociaciones Y esto, a pesar de una cierta inflexibilidad de ciertos sectores. Este acuerdo es de gran importancia.

P. En la carta que mandaron al presidente Reagan, mencionan “una generosa oferta de paz” ¿Qué ofrecen?
R. Queremos evitar cometer los errores del pasado y garantizar la seriedad de la oferta, en lugar de utilizarla como propaganda.

P. Por lo tanto ¿los ofrecimientos anteriores, no fueron serios?
R. Creíamos que hablar de una solución pacífica era suficiente para encontrarla. Hoy, hemos visto que tenemos que ofrecer puntos de negociación claros y hacer compromisos concretos.

P. ¿Cuáles son los puntos de negociación del FMLN-FDR?
R. Hay dos puntos principales: la formación de un gobierno y la solución del conflicto militar.

P. Eso es evidente. Pero cómo empezar a hablar. Majano dice que no se puede hablar con Duarte, Gutiérrez y García.
R. Estamos dispuestos a hablar con cualquiera. Yo no haría una lista. Si la junta ofrece un camino de paz, lo tomaremos.

P ¿Usted se sentaría a una mesa a discutir con el general García, cuando es responsable del secuestro de su padre y hermano? (Celebrada esta entrevista, antes fueron puestos en libertad).
R. Hemos luchado diez años y se ha derramado mucha sangre. Si tal encuentro pudiera permitir una solución, lo haría.

P. Ungo ha dicho que no quiere dialogar con “títeres”, sino directamente con Washington.
R. Para llegar a negociaciones tenemos que hacer primero avances militares. Esto lo entienden hasta nuestros enemigos. Por eso, ellos insisten en que la solución política son las elecciones del 28 de marzo, mientras que nosotros queremos demostrar lo contrario. Esta prueba tenemos que aportarla en la lucha. Luego veremos con quién podemos dialogar.

P. Queda el problema del ejército ¿Qué hacer con las dos fuerzas armadas: ejército y guerrilla?
R. Nosotros no somos el único poder armado en el país. Tendremos que construir un nuevo ejército, que pueda garantizar la paz. Ya hay sectores del ejército que están a nuestro lado.

P. Los que Majano llama “oficiales honestos” Pero, ¿qué va a hacer con la Guardia Nacional y la policía, que han hecho el trabajo sucio?
R. Precisamente éste será un punto por negociar.

P. En organizaciones internacionales como la OEA se sigue diciendo que la solución son las elecciones.
R. La resolución de la OEA no significa necesariamente el apoyo a estas elecciones, sino el exigir una solución política. No creo que los países de América Latina vean estas elecciones como solución política para América Central.

P. Pero el FDR-FMLN nunca ha intentado exigir una participación en estas elecciones ¿Por qué no hacerlo, quizás con la presencia de observadores internacionales?
R. Ustedes han hablado de los 30,000 muertos de esta guerra. En una situación tal, no se pueden hacer elecciones No estamos contra las elecciones, pero sí contra elecciones en estas condiciones.

P. Aún cuando algunos países son partidarios de una negociación, en Washington sólo se escuchan declaraciones de guerra. La semana pasada, inclusive, llegaron a Honduras 60 nuevos asesores militares: los refugiados en las zonas fronterizas son desplazados: se habla a menudo acerca de los marines.
R. Estados Unidos mantendrá su posición de rechazo mientras no vea que nuestras fuerzas son capaces de cambiar definitivamente la correlación de fuerzas en el país. Entonces, ellos tendrán dos opciones: negociar o intervenir.

P. ¿Y si ellos intervienen?
R. Es el riesgo que tenemos que correr. La otra alternativa sería abandonar todo lo que hemos construido en estos años de lucha. A eso no estamos dispuestos.

P. Incluso con los marines ¿la guerra sigue?
R. Seguiremos luchando, pero será el comienzo de una nueva guerra. Así como la ofensiva de enero de 1980 fue el comienzo de nuestra victoria, tal intervención será el comienzo de una victoria para toda América Latina. Si a nosotros nos toca jugar ese papel, estamos dispuestos a hacerlo.

P. El endurecimiento de Estados Unidos se debe a que ustedes han recibido ayuda de fuera.
R. El pueblo y el movimiento revolucionario de El Salvador tienen el derecho de hacerse de los medios e instrumentos donde y cuando sea necesario.

P. Entonces, ¿han recibido efectivamente ayuda de Cuba?
R. Cuando nosotros recibimos una ayuda, no significa necesariamente que nos volvamos el instrumento de una determinada posición política. Hemos comprado también armas en Estados Unidos y la colecta “Armas para El Salvador”, hecha por el diario berlinés Tageszaitung logró juntar en 15 meses más de 25 millones de marcos.

P. El comandante Tomás Borge dijo una vez que una agresión a El Salvador sería también una agresión a Nicaragua ¿Es posible que Nicaragua luche al lado de ustedes?
R. Eso hay que preguntarlo a los nicaragüenses. Pero estamos seguros de que toda América Latina sabrá responder a una invasión de ese tipo.

P. Lo que significa una internacionalización del conflicto
R. Así es. Tal intervención sería también una agresión en contra de los gobiernos democráticos del continente, contra países como Panamá, que han proclamado principios tales como autodeterminación e independencia. La internacionalización no será sólo militar, también será política.

P. ¿Quién más intervendría militarmente: Honduras o Guatemala?
R. El ejército de Guatemala está bajo una permanente presión de los revolucionarios de ese país. En Honduras sólo una parte del ejército trabaja conjuntamente con los norteamericanos y soldados salvadoreños. Hay allí, diferencias internas.

P. ¿Pedirían ustedes, si tuvieran un gobierno en una zona liberada, ayuda internacional, en nombre del internacionalismo proletario, como en el caso de Angola?
R. No lo hemos pensado todavía. Sería una posibilidad. Pero El Salvador es un país pequeño y no nos podemos permitir el lujo de tener una gran zona liberada.

P. Los grupos revolucionarios, a pesar de sus diferencias, son marxistas ¿o hay otra definición ideológica?
R. Nuestro movimiento ha sido desde un comienzo muy independiente, pero la inspiración para los revolucionarios viene naturalmente de las revoluciones que se han hecho. Por eso nuestra inspiración marxista.

P. La primera revolución en el continente —la mexicana— no fue marxista La Revolución Cubana sólo logró para el país, en lugar de una independencia, una nueva dependencia ¿Es realmente el marxismo una buena inspiración?
R. El marxismo es un instrumento de análisis. Lo que nosotros tenemos que hacer, no sólo con nuestra revolución, sino en toda Latinoamérica y el Caribe, es buscar nuevas relaciones internacionales basadas en la autodeterminación.

P. ¿No se corre el peligro, en este campo, de ser utilizado por la Unión Soviética? Ellos se interesan más en mejorar su comercio con la dictadura argentina, que en los revolucionarios que hoy mueren en Centroamérica.
R. Estados Unidos debe tener claro que tendrá que aceptar nuevas relaciones en el continente, que no serán de su agrado, pero esto no implica una nueva dependencia con la URSS.

P ¿Cómo se puede llegar a ser uno de los comandantes en jefe de una revolución, con sólo 30 años de edad?
R. Eso tiene mucho que ver con el desarrollo de nuestra revolución. Nuevas generaciones han tomado la responsabilidad.
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Fuente: Proceso (México), 27 de marzo de 1982.