Su suerte es nuestra suerte

Quito, agosto de 2017

Señores/as

Presos firmantes de la carta del 5 de julio

Asociación Familiares Presos Colombia, ASOFAMIPREC, Familiares, Hijos, Esposas, Hermanos y allegados de los presos en Colombia / diferentes cárceles y colectivos

Reciban un respetuoso y fraterno saludo de la Delegación de Diálogo del Ejército de Liberación Nacional, desde Quito – Ecuador, donde nos encontramos buscando avances en la perspectiva de una solución política al conflicto, que desde hace más de medio siglo padecemos en nuestro país.

Nos ha conmocionado e interpelado su carta del mes pasado, a la que se anexan más de quinientas setenta firmas. En ella nos exponen la situación que conocemos relativa al hacinamiento, a lo que la cárcel supone en Colombia, donde las estructuras de poder son indolentes, en las que el ser humano no cuenta, donde la colectividad y la solidaridad son mancilladas. Nos piden contribuir a la vocería por sus derechos, para que se impulsen reformas y medidas efectivas que puedan ayudar a lo que ciertamente hemos llamado en esta Mesa como Alivio Humanitario.

Pensamos que debe haber también Alivio Judicial, y en general un vuelco en esas instituciones eminentemente represivas. La paz para Colombia debe pasar también por los establecimientos penitenciarios, para que la segregación, la exclusión, el abandono, no sigan sembrando condiciones que llevan a una sociedad fragmentada, en la que todavía desgraciadamente muchos piensan que castigando a los seres humanos se superan las causas objetivas del delito. No miran el hambre, la miseria, la falta de oportunidades.

Nosotros el día 2 de julio de 2017, tres días antes de su mensaje, planteamos de cara al país y el mundo que el cese bilateral que buscamos con el gobierno Santos, “consiste en la no realización de acciones ofensivas entre las dos Partes, lo que se acompañaría con hacer alivios humanitarios, que rebajen intensidad al conflicto y beneficien a la población; para lo cual exigimos que el régimen cese”, (...) “El hacinamiento infrahumano de la población carcelaria, con medidas efectivas de alivio humanitario”.

En marzo de este año el propio Ministro de Justicia Enrique Gil reconoció que las cárceles en Colombia son tan dramáticas como los campos de concentración y que “No es lo mismo quien por primera vez se roba una bicicleta y paga 12 años de cárcel, al que es un genocida o un violador constante de derechos humanos, o un corrupto. No hay que olvidar que la mayoría de sindicados están detenidos por delitos menores. Las cárceles deberían ser para aquellos que realmente son un peligro para la sociedad”.

Estamos ante importantes declaraciones que esperamos no queden en la retórica o la intención, y esperamos que efectivamente en el contexto del cese al fuego temporal y bilateral que se está buscando, en parte motivados por la visita del Papa Francisco, se produzca la renuncia de aquellas prácticas sistemáticas que violan el derecho internacional, y que el Estado colombiano se comprometa a medidas irreversibles, de alivio humanitario y judicial.

Tengan la seguridad que su suerte es nuestra suerte; que su dolor es nuestro; que no somos indiferentes ni indolentes, pues hombres y mujeres del ELN comparten su mismo espacio y condiciones, habiendo vivido incluso la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes que las instituciones aplican directamente, con intención u omitiendo sus deberes de cuidado.

Haremos lo que esté a nuestro alcance para contribuir a esa representación de intereses de los presos sociales; es parte de nuestro mandato y frente a ello emprenderemos diversas iniciativas.

Reciban de la comandancia del ELN y de esta Delegación de diálogo un abrazo y nuestra fuerza para resistir y continuar la lucha por una vida colectiva con justicia y dignidad.

Delegación de Diálogo del ELN