Poder popular, partido y ejército de masas (Cuaderno 1)

PODER POPULAR, PARTIDO Y EJERCITO DE MASAS
(La estrategia revolucionaria en los tiempos de la globalización)


por el Comandante Insurgente Antonio
(Actualmente preso político en Almoloya de Juárez)


INTRODUCCIÓN A LA SERIE

Quienes consideramos que es hora de emprender la lucha por el cambio, nos encontramos con una serie de problemas, no solamente de orden práctico sino de orden conceptual. A los problemas de orden práctico nos enfrentamos en la labor diaria al cumplir las tareas que consideramos necesarias y generalmente esa labor concentra nuestra atención y la desvía del otro aspecto de nuestro trabajo, al que generalmente descuidamos sin tomar en cuenta su importancia: la reflexión teórica.

Es hora de poner una especial atención a esa reflexión teórica, toda vez que en la situación en que se encuentra el país se han generado condiciones favorables para una mayor incorporación del pueblo a la lucha por el cambio, de manera que se ha abierto la posibilidad de que la revolución deje de ser asunto de una minoría (más o menos grande, dependiendo de las circunstancias, pero minoría al fin) para convertirlo en un asunto de la mayoría de la población. Desde nuestra perspectiva ahora se ha hecho posible masificar la lucha revolucionaria. Desde luego que esta conclusión podría ser producto solamente de un optimismo desbordado y sin base objetiva, pero ¿no acaso el crecimiento y consolidación de muchas organizaciones populares y revolucionarias, armadas incluso, es un ejemplo práctico de la posibilidad de lograrlo? Desde la práctica se percibe la posibilidad, a la que, efectivamente, hace falta complementar con la reflexión teórica que permita convertir la posibilidad en realidad, previa determinación del qué hacer y del cómo hacerlo, convertidos en planteamientos capaces de convencernos no solo a nosotros mismos, sino a los más amplios sectores que hoy tienen razones para desear un cambio.

Y si esta es la situación en cuanto a nuestros planteamientos políticos, en el aspecto militar la situación es la misma. Hoy es posible incorporar al combate a miles de mexicanos y en corto tiempo será posible incorparar a millones, pero eso no puede hacerse sin el establecimiento de una estrategia y una táctica militares, fundamentadas en la profundización de nuestra reflexión y de nuestros estudios militares.

Es necesario tomar en cuenta que tanto la reflexión como nuestros estudios no deben, como sucede muchas veces, quedarse en la superficie de las cosas ni limitarse a repetir lo ya hecho o dicho por otros para otras condiciones, sino que es necesario elaborar una estrategia propia para nuestra patria que sea capaz de responder a nuestras condiciones, pues es aquí donde se dará la lucha y es aquí donde deben resolverse los problemas de la guerra.

Así pues, es necesario dar respuesta, debidamente argumentada, a todo tipo de preguntas, desde aquellas de carácter general como ¿Por qué es necesaria una revolución en México? ¿Cómo se hará? ¿Con las armas o sin las armas? ¿Sólo con las armas o también con otras formas de lucha? ¿Con cuáles? ¿Con qué estrategia? ¿Con la guerra popular prolongada o con la guerra insurreccional, o con cuál? ¿Con qué tipo de ejército? ¿Cómo construirlo? ¿Cuáles son los principios estratégicos que guiarán su acción? ¿Cuáles serán sus principios tácticos?, hasta algunas de un carácter más particular como ¿qué papel ocupará determinada zona en la guerra? ¿Dónde estará nuestra retaguardia?

Obviamente tales cuestiones son de importancia trascendental, tanta que sin darles solución no puede realizarse una lucha exitosa.

Por eso es que consideramos necesario iniciar el estudio de temas militares en forma de estos escritos, que serían una mera introducción al estudio militar, puesto que cada tema tratado aquí puede y debe ser profundizado a partir de la investigación teórica y de nuestra propia práctica, tomando en cuenta que esta guerra apenas la iniciamos y hay mucho por aprender todavía.

El objetivo de estos cuadernos es el de motivar al estudio de los temas militares, tomando en cuenta que no solamente hace falta aprender lo ya consignado por otros sino elaborar nuestra estrategia e, incluso, nuestra propia teoría militar, que puedan guiarnos en la guerra que hemos decidido emprender.

Lo aquí consignado sería apenas el alfabeto, faltaría aprender a reunir las letras para formar las palabras, las palabras para formar oraciones y éstas para formar una obra que pueda servir de guía para la práctica.





DONDE TODOS CABEMOS

No existen los textos sagrados que todo lo dicen,
no existen las "vacas sagradas" que son infalibles,
no existen los mundos ideales donde todo es armonía,
no existen los marcos teóricos que limitan las ideas.
Aquí caben todas las voces,
todas las teorías.
Queremos ser la voz de la muchas voces,
la lucha de las muchas luchas,
la idea de la muchas ideas,
la fuerza de las muchas fuerzas.
Hace falta el genio militar sosegado de Morelos
pero también el genio arrebatado de Villa,
la tenacidad de Zapata,
lo indómito del indio Juárez,
la claridad de Flores Magón,
Todo se puede alcanzar donde todos cabemos,
dondo todos cabemos todo se puede alcanzar.


Cuaderno 1

¿Por qué es necesaria la guerra revolucionaria en México?


INDICE.

INTRODUCCIÓN.

MÉXICO, ¿UN PAÍS QUE NECESITA UN CAMBIO?

1.- Si todos o cuando menos la mayoría estuviéramos bien, no pensaríamos en un cambio.

2.- Sí, México necesita un cambio.

3.- Es necesario un cambio ¿pero qué tipo de cambio?

4.- Una revolución es lo que se necesita.

5.- La lucha armada, necesaria para la revolución.

6.- El lugar de la lucha armada con respecto a otras formas de lucha que se utilizan en la lucha revolucionaria.

7.- La clase de lucha armada que es necesario impulsar.



INTRODUCCIÓN.

¿Hace falta un cambio en México? ¿Hace falta una revolución para lograrlo? ¿Que lugar ocupa la lucha armada con respecto a otras formas de lucha? ¿Cómo debe ser la lucha armada que realicemos? Estas preguntas, que a muchos de nosotros pueden parecernos contestadas ya por la realidad y por la práctica de la lucha armada que muchas organizaciones realizan desde hace años en nuestra patria, son las preguntas fundamentales de la lucha armada en México. ¿Por qué? Porque la lucha armada tendrá perspectivas de triunfo en la medida en que se logre demostrar que en nuestro país sí hace falta una revolución y que la lucha armada es necesaria para lograrla y que, además, es necesario combinarla con todas las demás formas de lucha.

¿Y por qué no podría desarrollarse una lucha armada, con perspectivas de triunfo sin antes mostrar fehacientemente que en nuestro país sí hace falta una revolución y que es necesaria la lucha armada, combinándola con otras formas de lucha?

Porque la lucha armada conlleva tales riesgos y esfuerzos que solamente pueden participar en ella quienes se encuentran plenamente convencidos de la necesidad de la revolución y de la lucha armada para realizarla. Si no se tiene la convicción de la necesidad de la revolución y de la lucha armada, no se puede conseguir la firmeza que se necesita para arriesgar y poner en juego la vida misma y sin esa firmeza ni siquiera quienes participamos ya en ella podríamos persistir en desarrollarla. Hay que mencionar que la lucha armada no es algo que se pueda realizar durante el tiempo libre sino que requiere de un esfuerzo cotidiano; realizarla no es tan simple como ir a depositar un voto una vez cada tres o seis años; el riesgo que se corre no es tan sencillo como la negativa que puede recibir quien hace proselitismo por un candidato sino que la integridad física se encuentra en riesgo permanente; las acciones sociales no son movilizaciones de protesta o distribución de volantes en las que hay cansancio físico, sino acciones militares en las que hay muertos de uno y otro lado. Desde luego que todos estos esfuerzos son útiles y en un régimen como el mexicano aún en ellos se pone en riesgo la seguridad y la vida como lo ejemplifican los cerca de 500 mexicanos asesinados en los últimos 3 años por participar en la lucha política y social, pero los riesgos de una lucha armada son mucho mayores.

Porque la lucha armada, para ser exitosa, requiere de la participación de prácticamente todo el pueblo y esto no puede lograrse sin antes convencerlo de la necesidad de emprenderla y de realizarla. Mientras no se logre demostrar a todo el pueblo la necesidad de la revolución y de la lucha armada, éstas seguirán siendo asunto de una minoría que, de seguirlo siendo, nunca podrá triunfar. Así ha ocurrido hasta la fecha, pues después de más de 30 años (35 si tomamos como inicio de la lucha armada revolucionaria en México el asalto del cuartel Madera por Arturo Gámiz en 1965, pero que serían 39 años al considerar la lucha de Rubén Jaramillo) aún no puede lograrse el triunfo y ni siquiera se ve como una perspectiva cercana, toda vez que la lucha armada sigue siendo un asunto de minorías aunque ahora sí es evidente su crecimiento. ¿Tendremos que esperar otros 30 años? Ojalá no.

Porque existen tantas formas diferentes de luchar por el cambio, todas ellas útiles, posibles y necesarias de realizar, que hace falta encontrar cuál es la mejor manera de combinarlas para que los esfuerzos puedan rendir sus mejores frutos. Mientras no se haga evidente la necesidad de combinar todas las formas de lucha y encontrar la mejor forma de hacerlo, los esfuerzos, aunque grandes, seguirán estando dispersos, debilitando al conjunto, ya sea por la falta de coordinación o, incluso, por la competencia y contraposición entre ellas. A manera de ejemplo echemos un vistazo a la historia reciente de México, para observar como durante mucho tiempo se han contrapuesto los esfuerzos políticos legales y electorales con los armados, llegando en algunas ocasiones a la condena mutua y al enfrentamiento, resultando que el enemigo común ha resultado fortalecido de esa lucha. Pero no solo eso, sino que, pese a que hace tiempo ha tomado fuerza la visión de que todas las formas de lucha deben combinarse en el combate contra el enemigo histórico del pueblo mexicano, aún existen grandes diferencias en cuanto a la manera en que se deben combinar y ese es un problema que aún se debe resolver.

Así, solamente respondiendo a estas preguntas puede dotarse de viabilidad a la lucha armada (aclaremos, hablamos de viabilidad en cuanto a sus posibilidades de triunfo, no en cuanto a sus posibilidades de realizarse, ya que cualquiera, con un poco de valor y con poco o ningún análisis, puede emprender la lucha armada, aún sin perspectivas de triunfo). Pero las respuestas a estas preguntas pueden ser de diferentes tipos e ir desde aquellas que por basarse en los deseos y en las opiniones personales pueden ser totalmente cuestionables, hasta aquellas que no dejan la menor duda de su veracidad por basarse en la realidad, tal como ésta es.

En nuestro caso, como no se trata de convencernos a nosotros mismos o a los que ya participan en algún ejército revolucionario, las respuestas a estas preguntas deben basarse en la realidad nacional, para que sea evidente para todos, como lo es para nosotros, que es de ahí de donde se desprende la necesidad de la revolución y de la lucha armada y que, incluso, nuestra existencia misma es producto de esa realidad y que nuestros planteamientos políticos no son solamente unos planteamientos más, sino una alternativa viable.

¿Y si no lo hacemos? Podemos emprender la lucha armada y aún desarrollarla durante muchos años, pero sin lograr la incorporación amplia del pueblo, lo que es necesario para el triunfo.

Así, quien desee realizar la lucha armada debe demostrar, en primer lugar, que en México hace falta una revolución, en segundo lugar, que la lucha armada es necesaria para realizarla, en tercer lugar, debe determinar el lugar que la lucha armada ocupa respecto a otras formas de lucha y, en cuarto lugar, debe establecer la clase de lucha armada que debe impulsarse (porque se puede hacer una guerra de contenido popular, pero también se podría hacer una lucha armada aislada de la población).

Muchos de los que ahora no participan en la lucha armada lo harán en la medida en que seamos capaces de convencerlos de su necesidad.

Así ha sucedido a través de la historia de nuestra patria, donde podemos ver como cuando el pueblo ha estado convencido de la necesidad de la lucha armada se ha incorporado masivamente a los procesos revolucionarios. Ilustrador es el ejemplo del cura Hidalgo, logrando incorporar 50 000 hombres a tan sólo treinta días del inicio de la lucha insurgente. Igualmente importante es el ejemplo de la lucha de los miles de hombres que combatieron contra la intervención francesa. Ejemplificador también lo es la imagen de los ejércitos de Zapata y Villa, formados por miles de revolucionarios en combate contra el ejército porfirista. Esta incorporación masiva pudo verificarse a partir de la comprensión, por parte de la mayoría de los mexicanos, de que era necesario un cambio, que la lucha armada era necesaria de emprender, y de que era correcta la alternativa planteada por los dirigentes populares, a veces en forma de una guerra con características insurreccionales, como en los inicios de la guerra de independencia, mientras que en otras ocasiones en forma de guerra de guerrillas como durante las demás fases de la guerra de independencia, o mediante una guerra regular combinada con guerra de guerrillas, como la guerra contra la intervención francesa.

En todos esos casos, siempre fue necesaria la comprensión del pueblo de la necesidad de hacer lo que hizo. Sin ella no se hubiera podido lograr nada. Y es que en la lucha armada no se pone en juego solamente un voto, o el tiempo libre, sino que se arriesgan los bienes y la vida propia y de la familia. Sin la comprensión y sin una profunda convicción no puede hacerse la lucha armada.

MÉXICO, ¿UN PAÍS QUE NECESITA UN CAMBIO?

1.- Si todos o cuando menos la mayoría estuviéramos bien, no pensaríamos en un cambio.

¿Hace falta un cambio en México? Quienes se encuentran en una posición económica holgada porque pueden satisfacer sus necesidades de alimentación, vivienda, trabajo, educación descanso y seguridad, pueden decir que no; y si además su opinión sí se toma en cuenta en la toma de las decisiones políticas, económicas y sociales del país, tendrán otras razones más para negar la necesidad del cambio; y si su situación tiende a mantenerse estable o a mejorar dirán, plenamente convencidos, que no, que de ninguna manera hace falta un cambio y que, por el contrario, sería perjudicial…Y tendrían razón….si esa fuera la situación de todo el pueblo o de la mayoría, porque, en ese caso, cualquier cambio pondría en riesgo esa posición tan envidiable.

Sin embargo, ¿y si la mayoría de la población no viviera en esa situación, sino en una que no le permitiera alcanzar un nivel mínimo de satisfacción de esas necesidades? ¿y si la opinión de la mayoría no fuera tomada en cuenta? ¿y si su perspectiva no fuera la de mejorar sino la empeorar? Obviamente, en ese caso sí sería necesario un cambio, porque de no emprenderse no solamente seguiría existiendo una situación injusta para la mayoría, sino que se enfrentaría la perspectiva de empeorar una situación que ya de por sí es inaguantable.

El dilema de decidir si hace falta un cambio ha sido permanente a lo largo de la historia, pues ya desde la época de la Colonia había quienes, rebatiendo a los partidarios del cambio, afirmaban que no era necesario el cambio. Cuántos detractores tuvo que enfrentar Hidalgo en su tiempo al argumentar la necesidad de la abolición de la esclavitud, o al defender su ideal de la independencia.

…y sin embargo el cambio se hizo, y es que la necesidad del cambio se desprende no solamente de la voluntad, sino de la realidad misma, pues es ahí donde se puede palpar, es ahí donde se debe actuar.

¿Y cuál es la situación real? ¿Hace falta un cambio? Eso puede responderse solamente observando la realidad.

2.- Sí, México necesita un cambio.

Si intentamos hacer un análisis que contemple las principales características económicas, políticas y sociales del país veremos cosas como las siguientes:

- Que mientras 27 familias concentran la mayor parte de la riqueza nacional, 65 millones de mexicanos se encuentran en la pobreza y que, de ellos, 24 millones se encuentran en la miseria. 1

- Que nuestro país depende del capital financiero internacional y que el gobierno se limita a ser un administrador de los intereses del capital financiero internacional y sangra nuestra economía para pagar más de 10 mil millones de dólares anuales por concepto de intereses de una deuda externa contraída no en beneficio del pueblo sino de la oligarquía nacional. 2

- Que la economía nacional se encuentra estancada y que el nivel de vida de la población en vez de ascender, en 1998 ha descendido a los niveles en que se encontraba en 1976, mientras que los únicos que prosperan son los que aliados con el gobierno saquean los recursos de la nación como ha sucedido con los funcionarios de todo tipo y en particular con los expresidentes y sus amigos cercanos. 3

- Que en nuestro país se paga uno de los salarios más bajos del mundo, 20 veces menor que el que se paga en los países desarrollados. 4

- Que la economía nacional se encuentra subordinada a las necesidades de la de Estados Unidos y por ello ve limitadas, y aún impedidas, sus posibilidades de desarrollo. Se produce lo que Estados Unidos necesita; se le vende al precio que ellos quieren; los principales productos industriales y la tecnología deben adquirirse de Estados Unidos. 5

- Que el régimen no representa los intereses de los mexicanos, sino los del gobierno norteamericano porque ejerce la tarea de ser simple guardián de sus intereses: abrió las puertas al capital extranjero cuando se lo ordenaron, se deshizo de las empresas paraestatales cuando se lo ordenaron, ha recortado el gasto público cuando se lo han requerido, ha modificado la legislación cuando así lo ha necesitado el capital financiero internacional para poder adueñarse de la economía nacional; cede a las presiones del gobierno norteamericano no a la del pueblo de México, al que se supone debe representar. 6

- Que nuestro país es gobernado por una mafia de narcopolíticos. Se ha convertido al país en nido de un grupo de delincuentes que lo mismo gobierna que dirige la economía nacional y la delincuencia y que es manifestación de la creación de un poder único, que reúne en sí mismo, a la manera de una santísima trinidad, el poder económico, el político y el nuevo poder, el del narcotráfico. 7

- Que la antidemocracia impide al pueblo el ejercicio de su soberanía, mediante el fraude electoral y la manipulación y mediante la imposición que impide a los pueblos indios el ejercicio de su autonomía, a los obreros la democracia sindical y a las mujeres el derecho a la plena igualdad con el hombre.

- Que el centralismo impide el ejercicio del federalismo y el municipio libre. 8

- Que grandes sectores de la población son marginados completamente por el gobierno, sin reconocérseles ningún derecho y haciéndolos víctimas de políticas de exterminio, como sucede con los pueblos indios y los niños de la calle.9

- Que el gobierno masacra al pueblo como en Aguas Blancas, Acteal, El Charco y el Bosque, y que asesina a luchadores sociales. 10

- Que la situación tiende a empeorar en todos los aspectos. En lo económico porque el neoliberalismo está acrecentando la dependencia de nuestro país al aumentar la deuda externa y al continuar con la apertura de las puertas de la economía al capital extranjero en condiciones desventajosas; en lo social porque las condiciones de vida del pueblo se deterioran aún mas pues la reducción del gasto público lleva a que cada vez se dedique menos inversión destinada al gasto social; en lo político porque el gobierno está enfrentando la inconformidad popular con una estrategia de Guerra de Baja Intensidad que se refleja en un aumento de la represión y en un aumento del poder del aparato policiaco militar.11

Así pues, se vive en una situación plena de injusticia y que tiende a empeorar.

¿Es justo eso?

No, de ninguna manera, no es justo para nadie ni soportable para hombres y mujeres dignos, por eso podemos decir que el país y el pueblo viven una situación económica, política y social injusta que es ya inaguantable y que tiende a empeorar cada vez más y que solamente un cambio a la vez económico, político y social puede ofrecer una perspectiva aceptable, pues sin un cambio la situación empeorará cada vez más.

3.- Es necesario un cambio ¿pero qué tipo de cambio?

A partir de que es inocultable la situación señalada en el punto anterior, las mismas autoridades del país reconocen que existen deficiencias, que aún hay rezagos, pero prometen que con el tiempo y con el esfuerzo de todos se superarán, porque "ya vamos a salir de la crisis", así que, en síntesis, también ellos abogan por el cambio, pero ¿a que cambio se refieren?

A un cambio superficial, que no altere profundamente la situación, es decir, del cambio de algunas cosas secundarias para que las importantes no cambien, como ha ocurrido con las diversas reformas políticas parciales que han permitido un mayor juego electoral pero que no evitan que se siga cometiendo fraude contra la voluntad popular, como la elaboración de nuevas leyes que nunca se cumplen, como los cambios de funcionarios repudiados por corruptos para sustituirlos por otros iguales o peores, o con el establecimiento de políticas sociales, como Solidaridad, que son utilizadas como instrumento para ganar clientela para las elecciones. 12

A un cambio parcial, que modifique algunos aspectos del régimen y no el conjunto, de manera que se pueda dar la impresión de avance aún cuando el conjunto permanezca casi estático e incluso mientras otras partes retroceden, como ocurre cuando impulsa una reforma política mientras socialmente empeora la situación, o cuando ante los movimientos de protesta impulsa alguna política social específica al tiempo que incrementa la represión como ocurre en Chiapas, Oaxaca y Guerrero ante la presencia de los movimientos armados.13

A un cambio impulsado desde arriba, por las autoridades y los empresarios, "para que no se pierdan conquistas ya logradas", como ha ocurrido con el cambio de gobernadores repudiados por haber llegado al poder mediante fraude electoral, que han sido cambiados después de grandes luchas populares y solamente después de que ha llegado la orden presidencial; como ha ocurrido con las exigencias de castigo a las masacres contra el pueblo, que han dado lugar a que los responsables sean supuestamente destituidos pero en realidad reubicados en otros puestos, y eso, solamente si hay de por medio una orden presidencial; como ha ocurrido también con las demandas de respeto a la voluntad popular en los procesos electorales, que han dado como resultado, muchas veces, concertaciones, hechas a espaldas del pueblo, entre el gobierno y las cúpulas de partidos como el PAN y que se pretenden presentar como conquistas del pueblo o como una graciosa concesión del gobierno. 14

A un cambio gradual, realizado poco a poco "para que no se trastornen las instituciones" como ha ocurrido con una democracia política en la que siempre se dice que hay avances pero que nunca termina por llegar; con la democracia sindical que siempre se regatea porque el régimen es impensable sin la corporativización del movimiento obrero; con la democracia social que siempre está a punto de alcanzarse porque siempre estamos a punto de ingresar al primer mundo, pero que nunca llega porque "factores externos" o la lucha del pueblo lo han impedido. 15

A un cambio que siempre deja los beneficios para un futuro promisorio, y a cambio del cual deben aguantarse los males del presente, como ha ocurrido con los topes salariales, con la desincorporación de las empresas públicas, con el endeudamiento externo, con la disminución de la matrícula en las universidades públicas, con los subsidios a los banqueros como en el Fobaproa, medidas que tienen beneficios inmediatos para los poderosos y futuros (pero que nunca llegan) para el pueblo. 16

Cambios así han sido impulsados desde hace mucho tiempo y pese a todos ellos, no se ha modificado radicalmente la situación del pueblo, porque sigue existiendo la pobreza para la mayoría y la miseria y la marginación para un número creciente de mexicanos, porque sigue existiendo la antidemocracia, la represión y la impunidad. Por otro lado, esas transformaciones superficiales, parciales, hechas desde arriba, graduales y que posponen los beneficios para el futuro no han sido otra cosa que una forma de desmovilizar la lucha del pueblo cuando ha puesto en peligro la estabilidad del sistema. ¿O acaso no es con ellas como el gobierno mexicano ha podido enfrentar victoriosamente las grandes luchas sociales que en otros países hubieran provocado, al menos, la caída de los gobiernos? ¿Y acaso el gobierno mexicano no es reconocido en otros países por su habilidad para enfrentar las luchas sociales mediante cambios superficiales? ¿No acaso tras cada transformación positiva emprendida bajo la presión de las luchas sociales ha venido el contragolpe del poder cuando éste se ha afianzado, como ocurrió después de la Revolución Mexicana y con la contrarreforma que siguió al gobierno de Cárdenas?

¿Esos son los cambios que se necesitan?

No, porque si seguimos ese camino nos encontraremos con que al cabo de otros 80 años, o más, todo habrá cambiado…para seguir igual en lo fundamental….o peor, porque siempre que nos ha parecido que ya nada puede ser peor para el pueblo, siempre ocurre algo que lo empuja un poco más al abismo.

Por eso podemos decir que, en primer lugar, el cambio que el país necesita es un cambio profundo, pues una transformación superficial no solucionaría los problemas sino que solamente proporcionaría paliativos y los diferiría para más tarde.

En segundo lugar, se necesita de un cambio total, que modifique todos los rasgos del régimen y no solamente alguno de sus aspectos.

En tercer lugar, se requiere de un cambio impulsado desde abajo, pues ya es hora de que el pueblo haga oír su voz y valer su fuerza, porque de otra manera otros decidirán lo que a él le corresponde y le podrán burlar nuevamente.

En cuarto lugar, se necesita de un cambio urgente, rápido porque cuanto más tarde se haga más miseria, dolor y muerte deberá sufrir el pueblo y eso no es justo.

En quinto lugar, se necesita de un cambio en el que los beneficios puedan palparse ya, porque lo que se pospone hoy tal vez nunca llegue.

4.- Una revolución es lo que se necesita.

¿Y cómo puede lograrse un cambio como el que se plantea?

De entrada, cabe descartar el camino para el cambio que propone el gobierno, que es el de las reformas desde el gobierno, es decir, de una transición dirigida desde arriba, porque, como ya se dijo es un cambio superficial, parcial, desde arriba, gradual y que pospone siempre los beneficios para el pueblo y que se traduce en la conservación de los rasgos más negativos del régimen, entre ellos la usurpación del ejercicio de la soberanía popular, la subordinación del país a los Estados Unidos, la explotación, la opresión y la exclusión contra el pueblo.

Claro que hay otras alternativas, como la que proponen otras fuerzas que consideran que el camino para lograr un cambio real es el de las reformas pactadas, es decir de una transición pactada, mediante la cual se acuerde con las fuerzas del régimen las condiciones del cambio, de manera que éste se realice de una manera ordenada, dentro de los marcos de la ley y haciendo menos traumático el cambio para las fuerzas que habrán de dejar el poder. Varias de las fuerzas que plantean esta alternativa parten de la consideración de que otros caminos, o bien no sirven, o bien ponen en riesgo el cambio por tratar de ser tan radicales y consideran que la vía fundamental para un cambio así sería la lucha electoral.

Un cambio de esta naturaleza es insuficiente, porque las condiciones mismas del cambio habrá de limitar, necesariamente, sus alcances, de la misma manera que se hubieran limitado los alcances del cambio si los revolucionarios de 1910 hubieran aceptado las reformas que ofrecía Porfirio Díaz después que estalló el levantamiento popular17, o las que ofreció poco antes de que tomaran Ciudad Juárez el 10 de mayo de 1910.18 El objetivo de una transición así es limitar el cambio a una transformación política (es decir, reducir la revolución a una revolución política), evitando lo más posible las transformaciones económicas y sociales, lo que significaría conservar algunos de los rasgos fundamentales del régimen. Y no es eso lo que se necesita, como ya se dijo anteriormente, porque las medidas positivas luego son obstaculizadas por otras negativas, como ha ocurrido con los artículos más avanzados de la Constitución Mexicana, cuya aplicación es impedida por medio de leyes reglamentarias que limitan e impiden su aplicación, o de reformas hechas a espaldas del pueblo, como ha ocurrido con artículos como el 27, el 123.

Otra posibilidad es la de lograr el cambio en condiciones en que no se tenga que pactar para no limitar sus alcances, o, en todo caso, pactar desde una posición de fuerza para que los cambios puedan ser lo más profundo posible y para que se pueda crear una situación que permita continuar su profundización. Y eso, como lo muestran las experiencias de lucha de nuestro pueblo a través de su historia, puede lograrse solamente mediante una revolución, pues solamente así es como se ha podido imponer al opresor la voluntad del oprimido. 19

Por eso podemos concluir que solamente mediante una revolución puede lograrse la transformación profunda de la situación, porque los cambios graduales producirían transformaciones superficiales e incompletas.

De esta realidad puede concluirse que la revolución es necesaria porque solamente mediante una revolución pueden solucionarse los grandes problemas que enfrenta el país y el pueblo, solamente mediante una revolución se puede acabar con la situación de pobreza en que vive la mayoría de la población, conquistar la democracia, recuperar el ejercicio de la soberanía popular, tener acceso al desarrollo económico del país y alcanzar la independencia con respecto al capital financiero internacional.

Ninguna transformación superficial permitirá alcanzar estos objetivos y solamente con una revolución podrá lograrse la transformación profunda que el país requiere y el pueblo necesita.

5.- La lucha armada, necesaria para la revolución.

¿Es necesaria es la lucha armada? ¿o será, como dicen sus detractores, cuestión de unos trasnochados, de desadaptados, de gente que impulsa la violencia por la violencia?



Quizá estas interrogantes puedan responderse sin grandes alarde teóricos y a partir de la observación de la realidad, de nuestra realidad. Veamos por qué. El pueblo es masacrado y es agredido constantemente por defender sus derechos y pretender una vida digna: Aguas Blancas, Acteal, El Charco y El Bosque son ejemplos palpables de esto. Los intentos que hasta el momento se han hecho por vías pacíficas para impulsar el cambio han sido impedidos por medio de la represión, del fraude y la manipulación: la manipulación y los fraudes en las elecciones a nivel nacional son ya una costumbre, al igual que en las elecciones estatales y locales y ejemplifican las nulas perspectivas de triunfo que tiene la sola lucha pacífica (a menos que los cambios que se persigan o sean posibles sean superficiales, en cuyo caso el gobierno puede permitirse el lujo de reconocer victorias de la oposición). Todos los intentos que el pueblo ha hecho hasta el momento por construir su poder se han enfrentado a la represión, que se acrecienta en la medida en que los intentos de construcción de un poder del pueblo se hacen más palpables y viables: la represión contra los municipios y zonas que reclaman su autonomía es muestra de ello. Estos tres aspectos de la realidad pueden ayudarnos a obtener y fundamentar algunas conclusiones:

En primer lugar, el pueblo necesita de la lucha armada, para defenderse de las agresiones, porque existe una política de agresión contra el pueblo, al que se le reprime y asesina, como en Aguas Blancas o como en Acteal, El Charco y El Bosque. Sin la lucha armada el pueblo no puede defenderse. Aún cuando fuera solamente para defenderse, la lucha armada sería necesaria. Mientras el pueblo no cuente con una fuerza armada del pueblo, podrá ser masacrado.

Por eso es necesario construir un ejército popular, que debe ser un ejército de autodefensa del pueblo.

En segundo lugar, el pueblo necesita de la lucha armada, porque solamente así podrá derrotar al gobierno. Hasta el momento ninguna forma de lucha ha sido suficiente para realizar el cambio ni hay posibilidades de que sea suficiente de ahora en adelante. Aún cuando fuera solamente para derrotar al régimen, la lucha armada sería necesaria, pues todas las formas pacíficas de lucha no son suficientes, para combatir contra los múltiples mecanismos que le han permitido y le permiten resistir los esfuerzos que el pueblo hace por lograr el cambio. Mientras la fuerza del pueblo sea pequeña y se encuentre desarmada, el régimen puede desviarla por el cauce que no afecte sus intereses fundamentales.

Por eso es necesario construir un ejército popular, que debe ser un ejército de liberación del pueblo.

En tercer lugar, el pueblo necesita de la lucha armada, porque el Poder Popular que irá construyendo requiere de una fuerza militar que le ayude a formarlo y que pueda defenderlo conforme se vaya construyendo. Para construir su poder el pueblo necesita la lucha armada. Mientras el pueblo no tenga su fuerza armada ningún Poder Popular podrá resistir.

Por eso es necesario construir un ejército popular, que debe ser un ejército de la resistencia del poder del pueblo.

Así pues, podemos considerar que sí es necesario desarrollar la lucha armada en México y que esa necesidad se desprende de las condiciones mismas de nuestra patria. ¿Por qué? Porque es necesario que el pueblo se defienda, con las armas, de las agresiones del gobierno y de los opresores, los caciques entre ellos; porque las armas son necesarias para derrotar al gobierno y porque se requiere de las armas para construir el Poder Popular y para defenderlo.

Por eso podemos decir que es necesario desarrollar la lucha armada para impulsar la revolución en México.

Sin la lucha armada el pueblo se encontrará indefenso y no podrá realizar el cambio que el país requiere.

6.- El lugar de la lucha armada con respecto a otras formas de lucha que se utilizan en la lucha revolucionaria.

¿Es la lucha armada la principal forma de lucha? ¿Deben subordinarse a ellas las otras formas? ¿Es una forma subordinada a alguna o algunas otras? ¿Será igual su papel ahora que en el futuro? Este problema surge a partir de que existen diferentes formas de aplicar la lucha armada. Veamos las variantes.

Actualmente, algunos la aplican como la forma fundamental de lucha y en torno a ella desarrollan las demás. La lucha armada sería, en este caso, el eje y la demás se aplicarían en la medida en que la fortalecieran. La que no la fortalezca no se aplicaría. Este enfoque de la lucha armada es erróneo, sobre todo en la situación actual, en la que la lucha armada no es la forma fundamental de lucha utilizada por el pueblo, sino que viene siendo la lucha de una minoría (situación que no tiene por que ser así siempre y que nosotros consideramos que cambiará, pues más adelante podrá convertirse en la forma fundamental, tanto por su importancia, como por ser utilizada por la mayoría de la población). La realización de la guerra con base en esta concepción convertiría a la lucha armada en una forma de lucha meramente marginal y a sus impulsores en una fuerza marginal, utilizada, pese a sus buenas intenciones, para justificar la represión o para apoyar los cambios superficiales. En uno u otro caso no sería más que instrumento de intereses ajenos a los de la mayoría del pueblo.

Otros pretenden que se aplique como una forma meramente auxiliar de alguna otra considerada fundamental, como la electoral. Es decir, la aplicarían o la apoyarían en la medida en que favoreciera sus avances electorales. Este otro enfoque es erróneo también, pues significa la subutilización de un recurso que a través de la historia de México y universal ha mostrado ser de la máxima importancia en los momentos claves y llevaría a convertir a los combatientes en brazo armado de los partidos que luchan por la reforma limitada del régimen.

Entre estos extremos existen gradaciones, a partir de la importancia que se le da a alguna forma de lucha en particular.

Partiendo de que las revoluciones (en nuestro país y en otras regiones del mundo) han sido siempre resultado de una combinación de la lucha política con la lucha militar, debe considerarse que la lucha armada es una más de las formas que se deben aplicar en la lucha revolucionaria de nuestro país, que es totalmente necesaria y que en estos momentos debe subordinarse a la lucha política, pero, además, que su importancia será cada vez mayor y que en determinado momento será la forma fundamental de lucha del pueblo mexicano. Esta consideración la hacemos a partir de que en el momento actual la lucha armada no es la forma fundamental de lucha del pueblo mexicano, pues somos una minoría los que la desarrollamos, pero que más adelante podrá convertirse en la que utilice la mayoría del pueblo, sin dejar de utilizar las demás.

Sin la lucha armada el pueblo se encontrará indefenso. Con la sola lucha armada los combatientes se encontrarán solos y el pueblo estará indefenso todavía. Solamente uniendo la lucha armada a las demás formas de lucha el pueblo podrá defenderse. Y solamente podrá vencer mañana, cuando la lucha armada, que hoy es tarea de pocos, sea tarea de millones. Y lo será.

7.- La clase de lucha armada que es necesario impulsar.

¿Que clase de lucha armada aplicaremos? ¿Una guerra? ¿Una lucha golpista? ¿El terrorismo?

Esta pregunta surge de que, si la lucha armada es necesaria, falta por concluir de qué manera va a impulsarse, pues la forma podría variar desde una lucha de una minoría aislada de la mayoría de la población, hasta una lucha de todo el pueblo, o desde una lucha meramente defensiva y ocasional, hasta una guerra por el poder del estado.

Para determinar la clase de lucha armada que es necesario impulsar es necesario conocer qué es la guerra.

NOTAS:

1.- La concentración de la riqueza ha ido en aumento, pues hace apenas unos años, en 1996 se hablaba de que la riqueza estaba concentrada en 300 familias, éste número se fue reduciendo gradualmente, hasta llegar a 30 y finalmente a 27 en 1998. En el otro extremo, la pobreza ha ido aumentando también constantemente, pues de hablar de 12 millones de personas en la extrema pobreza se ha llegado a considerar, en las cifras oficiales, incluso, que 24 millones de mexicanos se encuentran en la pobreza extrema, forma eufemística de llamarle a la miseria.

2.- La deuda externa de nuestro país se ha ido incrementando, pese a las renegociaciones que se han emprendido para disminuir su magnitud, hasta llegar a…. mil millones de dólares. La afirmación de que la oligarquía ha sido el principal beneficiario del endeudamiento se basa en hechos como los siguientes:

- Los créditos internacionales han estado destinados en gran parte a la capitalización de la gran empresa, en tanto se niega el mismo trato a la empresa mediana y pequeña, a los que se les cobra intereses usurarios y por eso se encuentran en quiebra…..empresas.

- Gran parte del dinero proveniente de los préstamos internacionales ha ido a parar a manos de los banqueros pues con el Fobaproa se financiaron las operaciones fraudulentas por más de 500 millones de dólares.

- Con dinero de los préstamos se ha financiado el rescate carretero, mediante el cual se pagó….millones de dólares a los concesionarios de las autopistas del país.

- Como remate, quien debe pagar esta deuda es el pueblo, porque finalmente se aceptó que gran parte del pasivo del FOBAPROA se convierta en deuda pública.

3.- Los amigos cercanos de los presidentes en turno han prosperado a la sombra del poder presidencial y casos ilustrativos de ello son el de Carlos Slim, que en cosa de años y por su amistad con los Salinas se benefició de contratos ventajosos y con ventas tramposas de empresas como Teléfonos de México y pasó a formar parte de la élite no solamente del país, sino del mundo, pues se encuentra entre las cien personas más ricas del mundo, y eso que era un pequeño empresario. Otros casos son los de Emilio Azcárraga, que se enriqueció fabulosamente con la protección mutua que ha existido siempre entre su monopolio de las telecomunicaciones y el gobierno y que también se encuentra entre los más ricos del mundo. Otro caso es el de Carlos Cabal Peniche, que se convirtió en el ejemplo de las oportunidades que México brindaba al mundo en cuanto a oportunidades de enriquecimiento.

4.- Los trabajadores peor pagados en Estados Unidos llegan a ganar un poco más de cinco dólares la hora, mientras uno mexicano gana 3.4 dólares en todo un día de trabajo. En el caso del trabajo especializado la cuestión es peor aún, pues….

5.- La integración de México al TLC no es más que la integración cada vez más completa a la economía norteamericana, pero no como un igual, sino como un subordinado, pues es el mercado perfecto para un país adelantado, ya que la producción nacional no tiene competitividad y, cuando llega a tenerla se le acusa de dumping (como ha ocurrido con el cemento) o se le cierra la frontera a la producción nacional bajo diversos argumentos, como ha ocurrido con el atún (con el argumento de dañar a los delfines). Nuestro país, al igual que el resto de los países periféricos, depende tecnológicamente de los países del centro del sistema mundial, en particular de Estados Unidos, porque carece de un desarrollo en esa área y en las actuales condiciones no puede superar esa situación.

6.- Ya no es un secreto que los préstamos del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional son condicionados al impulso de determinadas políticas, favorables todas al aumento de la dependencia y al neoliberalismo. De ahí proviene la apertura indiscriminada al capital financiero, aún en abierta violación al espíritu original de la constitución (la cual se reformó para dar cabida a medidas como el permitir la inversión extranjera al 100 %), como la venta de gran parte de la industria petroquímica (para lo cual simplemente reclasificó los petroquímicos, considerando secundarios los que antes eran primarios y que por eso no podían ser producidos por particulares), o como ocurre con la industria eléctrica, que se privatiza porque así lo exigen los señores del dólar.

7.- La gran cantidad de recursos de que el PRI ha podido disponer en diversos procesos electorales y que rebasa lo permitido por la ley, los asesinatos ordenados desde el poder y ejecutados por mafiosos, la participación de prominentes miembros de la oligarquía en negocios "oscuros", como la entrega de dinero en cuentas de políticos coludidos con diversos cárteles de narcotraficantes, son una muestra del surgimiento de una oligarquía narcofinanciera que también detenta el poder político. Es decir, un nuevo sujeto ha surgido y une en sí el poder económico, el político y el del bajo mundo.

8.- Hoy como en otras épocas, por medio del centralismo se pretende mantener el control de la vida política nacional, por eso, así como a los estados de la federación se les sujeta por parte del gobierno federal y sobre todo del poder ejecutivo, así también a los municipios se les sujeta desde el gobierno estatal, convirtiendo en una ficción la existencia del municipio libre. Ese centralismo es, precisamente, una de las causas de que exista un sentimiento generalizado de oposición a las disposiciones que emanan del gobierno central.

9.- La política que se sigue contra algunos sectores prácticamente puede ser definida como exclusión, pues en el caso de las etnias indígenas en los hechos no se les reconoce los derechos que como tales tienen (los pueblos indios, según el convenio 169 de la OIT, tienen derecho a un territorio y a decidir libremente su formas y modos de vida, a regirse por su propia normatividad jurídica, lo que en nuestro país no se les reconoce ni en los hechos e, incluso, ni de derecho). Con ello se está excluyendo al 8 % de la población. Otros sectores excluidos son el de los niños de la calle, cuyo número va en aumento y existen no solamente niños sino que ya hay una segunda generación de ellos; además está el sector de los seropositivos que para sobrevivir tienen que basarse en la ayuda filantrópica de algunos sectores de la sociedad porque el gobierno no tiene una política que permita atender su problemática. Ante todos ellos la política gubernamental es no ver, no oír, no hablar, es decir, actúa prácticamente como si no existieran.

10.- Masacres como las de Aguas Blancas, Acteal, El Charco y el Bosque ocupan el lugar que en su tiempo ocuparon la masacre de Río Blanco, y Cananea, pues han desenmascarado al gobierno como una cúpula asesina, que, más discretamente, pero también ordena: "mátalos en caliente". Tan es así que los asesinos cuentan con una total impunidad, evidenciada con el hecho de que los exgobernadores Rubén Figueroa y Ruiz Ferro y los jefes militares y policiacos que dirigieron las acciones se pasean como si nada debieran, mientras los campesinos que se salvaron de las masacres viven perseguidos y bajo amenaza.

11- El empeoramiento de la situación es gradual pero notorio, porque puede medirse en muchos índices: la deuda externa del país sigue aumentando, al llegar a…… ahora no nada más con los préstamos sino con la nueva carga que significa el Fobaproa; nuevas empresas pequeñas y medianas siguen quebrando, y muchos de los que eran hace poco pequeños empresarios ahora han engrosado las filas del ambulantaje, la delincuencia sigue aumentando, como un índice la descomposición social y de las escasez de oportunidades en la sociedad.

12.- Cambios superficiales son los que desde hace tiempo se han venido realizando y aunque han modificado la situación en diversos aspectos, han sido superficiales, pues pese a todas las reformas políticas, sigue habiendo antidemocracia, sigue existiendo la corporativización de movimiento obrero, sigue habiendo caciquismo, sigue habiendo fraudes electorales aunque ahora más refinados.

13.-Cambios parciales los ha habido desde siempre, pero su papel ha sido el de hacer más funcional el sistema en su conjunto y hacer menos evidentes sus rasgos negativos, sobre todo ahora que con la globalización se pretende que la democracia parlamentaria devenga en sistema político universal. Así, unos cambios pretenden modificar el marco electoral, abriendo unos espacios mientras se cierran otros; otros, se dicen, modifican la política social pero más bien solamente partes de ella, porque se atiende las áreas en conflicto y se desatiende las demás. Otros cambios pretenden, como la creación de la CNDH, ser un progreso en la defensa de los derechos humanos, pese a los cual y con su complicidad se continúa asesinando a los opositores, torturándolos o desapareciéndolos. De ahí la gran preocupación de los organismos internacionales de derechos humanos que no cesan de señalar que se recrudece su violación en México.

14.- Cambios impulsados desde arriba han sido las renuncias de Fausto Zapata Loredo en San Luis Potosí en…., la de Julio César Ruiz Ferro en Chiapas, la de Martínez Villicaña en Michoacán, la de Rubén Figueroa en Guerrero. También desde arriba han sido impulsados los cambios de jefes de las zonas militares cuando ya ha sido muy evidente su relación con el narcotráfico y por ello han puesto en peligro el juego que todos juegan, la emisión de leyes que, como las de la autonomía o las electorales, que van muy por detrás de las necesidades porque no tratan de resolverlas sino de detener, contener o canalizar por las vías institucionales el descontento popular.

15.- Cambios graduales han sido los aumentos de que todas las sociedades tienen porque son parte del desarrollo de la humanidad en su conjunto, pero que no resuelven la injusticia. Es el caso del aumento de los índices de escolaridad, que en México aumentan gradualmente, pero siempre por debajo del de los países centrales.

16.- Tantos planes se han hecho y ninguno a producido beneficios al pueblo. Como el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico, el PARAUSE, que produjeron estabilidad y crecimiento para la riqueza de la oligarquía, pero inestabilidad y descenso del nivel de vida del pueblo, o como el crecimiento que se dice que ya pronto se va a reflejar en los bolsillos del trabajador, pero que año tras año se escamotea.

17.- Porfirio Díaz ofreció, en el informe presidencial del primero de abril de 1911, que no habría más reelección ni del presidente ni de otros funcionarios de su gobierno, que se haría una reforma agraria para repartir la tierra entre los campesinos, que se devolvería la autonomía a las ciudades y pueblos. Destituyó a varios gobernadores y jefes políticos impopulares y se modificó el gabinete. Incluso, el 12 de abril el vicepresidente Ramón Corral fue convencido de dejar el país. "Pancho Villa", de Friedrich Katz, Editciones Era.

Obviamente, esta era una medida forzada por las circunstancias, ya que los levantamientos habían cundido por diversas regiones del país (incluso ya se había rebelado Zapata en Morelos). Si los revolucionarios hubieran aceptado esas ofertas seguramente ahí hubiera terminado el cambio e incluso ni siquiera se hubieran cumplido, porque las fuerzas de la dictadura estaban casi intactas.

18.- Cuando los revolucionarios marchaban ya hacia Ciudad Juárez con las intenciones de tomar la ciudad, Díaz envió unos emisarios con la tarea de negociar el cese de las hostilidades, ofreciendo aceptar el principio de no reelección, conceder catorce gubernaturas y cuatro puestos en el gabinete a los revolucionarios y el retiro de las tropas federales de Sonora, Chihuahua y Coahuila, sin hablar para nada de su renuncia. "Pancho Villa", de Friedrich Katz, Ediciones Era.

Como puede verse, los alcances de la revolución se hubieran limitado enormemente si se hubieran aceptado esos acuerdos, como ya lo había hecho secretamente Madero el 22 de abril. Afortunadamente, los demás revolucionarios no estuvieron de acuerdo con ellos y obligaron a Madero a cambiar de postura.

19.- La Independencia Nacional se logró por medio de una revolución, igual que ocurrió con la Reforma, con la lucha contra la Intervención Francesa y con la Revolución de 1910. En ellas el pueblo se lanzó a tratar de derrotar al enemigo para imponerle su voluntad, no solamente a convencerlo o a pactar un acuerdo con él y eso fue, precisamente, lo que permitió que el objetivo se consiguiera, pues de otra manera el cambio no se habría producido, o cuando menos, no en la magnitud en que se dio.