Este no es el Partido al que nosotros ingresamos o la profecía autocumplida

ESTE NO ES EL PARTIDO AL QUE NOSOTROS INGRESAMOS O LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA



Actualmente existen en el EPR y en el PDPR una serie de situaciones que pueden plantearse como problemas graves. Graves es el calificativo que reconocemos para ellos, pues desde nuestro particular punto de vista, y que puede no contener toda la verdad del caso, consideramos que quienes nos encontramos en el partido estamos ante una encrucijada en la que debemos definir cuál será nuestra actitud ante una serie de cuestiones de la máxima importancia.

Dichas cuestiones se refieren tanto a la interpretación de la realidad, a línea política, con su estrategia, su táctica y su metodología, a su práctica en el presente, como a su papel en el futuro y al tipo de sociedad que queremos construir.

¿En qué sentido puede decirse esto? En cuanto a qué básicamente lo que se encuentra en juego son tres cuestiones básicas para la lucha revolucionaria: en primer lugar, la que se refiere al tipo de organización que estamos construyendo y queremos construir; en segundo lugar, a la manera como enfrentamos una de las coyunturas más importantes de los últimos tiempos, la del 2000; en tercer lugar, en cuanto a qué es lo que queremos para nuestra patria y nuestro pueblo y, por lo tanto, qué es lo que queremos construir.

Cada una de estas cuestiones forma parte de los problemas actuales que enfrentan todas las organizaciones políticas que luchan junto al pueblo e, indudablemente, se encuentran presentes en las discusiones que a su interior se desarrollan. Más aún, puede decirse que el tipo de organización que se construye y el tipo de sociedad que se quiere construir son los problemas eternos a que se han enfrentado en todos los tiempos quienes en nuestra patria y en otros lugares del mundo han pretendido organizarse para intentar construir una sociedad más justa. No puede ser de otra manera, ya que no puede haber una sola posición al respecto, por eso en cada organización, en diferentes momentos, en diferentes circunstancias y con diferentes resultados ha debido realizarse la lucha por lograr que los puntos de vista propios sean compartidos por los demás militantes.

Esta realidad, la lucha de las diferentes posiciones ha sido realizada de diferente manera en los diferentes casos. En algunos de ellos, como en el caso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia a principios de siglo, esta lucha se ha realizado abiertamente y se ha manifestado en una lucha ideológica interna realizada por medio de la discusión de las diferentes opiniones expresadas en las publicaciones partidarias, lo que enriquecía la discusión toda vez que los puntos de vista de los dirigentes podían expresarse y hacerse llegar sin cortapisas a la militancia para su discusión y su aporte a ella. En otros casos, como ocurrió en el mismo partido (ya con otro nombre) en la etapa estalinista, las diferencias no han podido expresarse, incluso ni en privado, so pena de represión. En otros más, solamente pueden expresarse las diferencias de posición cuando esto se hace entre iguales, generalmente a nivel de dirigentes, evitando, por todos los medios, no solamente que la base participe de la discusión sino que conozca de la existencia de las divergencias.

Como se dice más arriba, en diferentes casos la lucha ideológica ha conducido a resultados diferentes, lo cual puede ejemplificarse con los casos siguientes: en el primer caso mencionado se dio lugar a la conformación y fortalecimiento de corrientes al interior del POSDR (la bolchevique y la menchevique), en el segundo caso, al asesinato y persecución de los opositores a la corriente hegemónica, en otros casos más, ha llevado al surgimiento de corrientes políticas con vida propia, algunas de las cuales se han consolidado mientras que en otros casos han terminado por desaparecer sin jugar un papel de importancia en la lucha política a nivel del país en que se actúa.

Ahora, y desde hace a algún tiempo al interior del partido se realiza una lucha ideológica en torno a estos temas. Tiene dos años, cuando menos, que se inició la lucha en torno al tipo de partido que queremos y hace aproximadamente un año que se comenzó la lucha acerca del papel del EPR ante la coyuntura del 2000, mientras que la cuestión que se refiere a lo que queremos construir en nuestra patria ha sido una cuestión latente, que ha yacido detrás de las otras y que estaba destinada a emerger un poco más adelante, de haberse podido proseguir la lucha ideológica adecuadamente en el interior del EPR.

Cabe decir que no todas las diferencias han emergido al mismo tiempo, sino que su surgimiento ha sido todo un proceso, producto no de la pura reflexión intelectual, sino del trabajo y de las necesidades enfrentadas en él.

A grandes rasgos podemos resumir así el proceso, abarcando lo fundamental y sin que implique que esos sean todos los elementos :

Primero, ha sido en el trabajo mismo donde han surgido lo que originariamente han sido leves desacuerdos con respecto a la manera de resolver o enfrentar algunas situaciones particulares pero combinadas con la obediencia final basada en la disciplina.

Segundo, la consideración de que podía haber otras soluciones diferentes y más eficaces dio lugar al intento de encontrar solución a los problemas al margen de las opiniones oficiales partidarias. A su vez esto llevó y ha llevado a la investigación empírica y a la experimentación de las posibles soluciones en la práctica y en el área de trabajo en que se ha tenido la responsabilidad.

Tercero, con la confirmación de lo acertado, según nuestro punto de vista, de las soluciones emprendidas y con un esfuerzo de investigación teórica, se realizó la armazón, con todas estas experiencias, de una propuesta metodológica (bajo el nombre de Metodología de construcción, experiencias de una zona) que se ha hecho llegar en diferentes momentos y con diferentes grados de elaboración al CC del partido.

Cuarto, la reflexión acerca de las posibilidades insurreccionales tanto en la coyuntura del 2000, como en general, en las actuales condiciones del país, lleva a realizar una propuesta de revaloración de la línea para atender más el carácter insurreccional e incluso para preparar las insurrecciones para el 2000.

Quinto, la reacción ante las propuestas y ante una serie de críticas a la actividad partidaria, realizadas de manera oficial, por escrito por parte de la instancia, lleva a la reflexión en torno a lo inadecuado de la concepción del partido revolucionario por la que se guía la práctica del EPR, lo cual no se arma como una propuesta completa, por un lado por no tenerla, y por otro, por eludir la profundización del problema ante las posibles consecuencias que podían derivarse de ello. En su lugar se hacen una serie de señalamientos aislados acerca de la identificación entre unidad y homogeneidad, del burocratismo, del exceso de centralismo, y unas propuestas, referentes, en lo general, a la necesidad de una relativa autonomía de las instancias partidarias y de las unidades militares.

Sexto, la consideración de la importancia de la coyuntura del 2000 lleva a la realización de un estudio, incompleto, llamado "Rumbo al 2000", donde se hace una serie de señalamientos acerca de lo inadecuado de la visión, de los planteamientos, de la metodología, de la práctica y de la perspectiva de desarrollo partidarios, así como una propuesta de cambio en cada uno de estos aspectos.

¿Qué sigue ahora?

Una pregunta de tal naturaleza podría responderse solamente a condición de conocer cuáles son las diferencias existentes, cuál es la correlación de fuerzas, cómo se ha desarrollado hasta el momento la lucha ideológica. Con base a este conocimiento puede, con cierto grado de aproximación, conocerse cuáles son las perspectivas que se esperan e, incluso, ayudar a tomar las decisiones pertinentes, porque el qué hacer no puede decidirse con base en las solas emociones o al calor de las circunstancias, pues es mucho lo que está en juego, se decida lo que se decida.

La decisión que se tome influirá necesariamente en el futuro del trabajo, pues si nos conformamos con continuar como las cosas están hasta el momento conocemos el camino que seguirá todo, mientras que si cambiamos, todo se modificaría, lo cual, independientemente de las buenas intenciones, puede suceder tanto para bien como para mal. Todo depende, en última instancia, de lo objetivamente que analicemos la situación, porque tras estas cuestiones se encuentran toda una serie de concepciones y se abren toda una serie de posibilidades.

Por cierto, seguramente habrá quienes puedan decir que lo que existe son diferencias en torno a las formas, en cuanto a cuestiones superficiales, que con la discusión pueden llegar a superarse. Y pudiera ser así, efectivamente, si las diferencias fueran de esa naturaleza y al interior del partido hubiera cauces para dirimirlas.

Pero nuestra visión del problema es de que esto no es así, por eso consideramos necesario analizar cada uno de los puntos de divergencia y lo que en torno a ellos se juega.

I. EL TIPO DE ORGANIZACIÓN QUE ESTAMOS CONSTRUYENDO.

En toda obra que se realiza siempre es conveniente que en diferentes puntos del camino se haga una reflexión que nos ayude a dilucidar si lo que se construye se corresponde con lo que queremos. Si lo que estamos haciendo es lo correcto, esa reflexión nos permitirá proseguir con la tarea confiando en la certeza del camino, pero si no lo es nos ayudará a corregir el rumbo introduciendo las modificaciones necesarias.

Por eso es que a estas alturas, es necesario someter a un análisis lo que hasta el momento tenemos.

1.- Lo que tenemos en 30 años de trabajo.

Lógico sería que después de más de 30 años de esfuerzos por construir una fuerza revolucionaria tuviéramos ya una organización consolidada, con trabajo en todo el territorio nacional, con una gran cantidad de cuadros que permitiera el desarrollo del trabajo en todas las zonas, medios sociales y con influencia en diferentes organizaciones sociales y políticas y con un avance continuo en el trabajo, con una dirección capaz y dispuesta a asumir su papel. De ninguna manera puede negarse que ese ha sido el esfuerzo partidario, y que esa es la imagen pública, además de que muchos de quienes se han incorporado al partido lo han hecho pensando en que ese era el estado de cosas, pero, ¿y cuáles han sido los resultados reales?

(Las comparaciones son odiosas, pero a veces es inevitable hacerlas, sobre todo cuando permiten contrastar claramente los efectos de dos formas de ver y hacer las cosas).

En primer lugar, no tenemos trabajo en todo el territorio nacional, sino solamente en unos cuantos estados del sur del país, y en algunos de ellos no puede reunirse ni un pelotón de combatientes, aún cuando se habla de Comités Estatales en esas entidades. En ningún estado, aparte de Guerrero, se tiene trabajo real en todas las regiones socioeconómicas, pues el trabajo está concentrado en una o dos regiones.

En segundo lugar, la fuerza que se tiene es pequeña en lo general, pues fuera del estado de Guerrero, en los demás estados no se pueden reunir más de 300 combatientes, lo que aquí en el estado se reúne en la mayoría de los sectores.

En tercer lugar, el crecimiento del trabajo es casi nulo en el resto del país, pues desde la aparición en Aguas Blancas hasta la fecha (más de un año y medio) las fuerzas han disminuido en realidad. En Guerrero, en ese mismo lapso, las fuerzas han aumentado en cinco veces en cuanto a los combatientes concentrados y en cuatro veces en cuanto a los dispersos. La base social del partido ha disminuido también en otros estados porque en una serie de comunidades en las que se tenía apoyo antes, ahora no se tiene (por desatención, por la represión, o por no tomar en cuenta sus intereses en las decisiones partidarias, como se verá más adelante).

En cuarto lugar, no puede hablarse de la consolidación de la dirección del partido, pues ¿qué consolidada puede estar una dirección en la cual la mayoría de sus integrantes ha sido reacia a incorporarse al trabajo de construcción y, en general, al trabajo de organización, prefiriendo (salvo honrosas excepciones) sumirse en el ejercicio de una dirección a distancia y preocupados casi exclusivamente por la formación de una estructura aparatosa. ¿De qué consolidación puede hablarse, cuando la comodidad es uno de los valores principales de quienes se supone deberían ser los más abnegados entre los combatientes? La mayoría de los integrantes de la dirección no solamente no han estado dispuestos a incorporarse al trabajo de creación y consolidación de las columnas guerrilleras, sino que, por el contrario, ha impedido abiertamente que los pocos que se han encontrado dispuestos lo hagan? (Caso Michoacán, Guerrero, y SMO).

En quinto lugar, no puede hablarse de una consolidación del trabajo ni siquiera en las zonas de trabajo más antiguas o donde el trabajo partidario ha sido más desarrollado en otros tiempos, pues para ilustrar esto basta con dos ejemplos. En L, que actualmente es considerada por los medios de comunicación la zona más representativa del trabajo partidario y la que se ponía como ejemplo para todo el país (hace siete años se reunían 300 milicianos de esa sola zona, cuando en ninguna otra parte del país podía hacerse lo mismo), todo parecía bien hasta que un elemento que se reincorporó al trabajo se da cuenta que el trabajo está peor que hace siete años, cuando él estuvo en la zona, y hasta que elementos de otras zonas llegaron para hacerse cargo del trabajo ahí, para darse cuenta rápidamente de que había un gran engaño de los responsables de partido de la zona y una separación enorme de las alternativas partidarias con respecto a las necesidades populares. Lo primero porque se estaba marchando a la debacle, cuando se hablaba de consolidación, lo segundo, porque las bases de la zona se encuentran prácticamente abandonadas, con un sentimiento, en unos casos, de resentimiento hacia el partido, por no haberles explicado la necesidad ni las posibles consecuencias ni los resultados del accionar a partir del cual se inició la represión, y, en otros, de abierto rechazo e inconformidad con los planes partidarios, pues no se tomó en cuenta su parecer para ellos. En S, donde hace años hubo un trabajo con miles de campesinos, ahora no pueden reunirse más de 100 combatientes, y tan sólo una unidad que ante el enemigo ha tenido una actitud de franco temor no dominado que ha sido criticado por el pueblo. ¡Y eso es en las zonas más avanzadas del partido!



CONCLUSIÓN:

El partido enfrenta una crisis. Luego de 30 años de trabajo resulta que lo que tenemos ni de lejos se parece a lo que debiéramos y pudiéramos tener, sin embargo, se aparenta tener más, mucho más de lo que realmente se tiene y se persiste en ello, no solamente ante el pueblo en general, o ante el gobierno, sino incluso ante los compañeros mismos. Ese sentido tiene el tensar las fuerzas al máximo en algunas acciones; el actuar coordinadamente en diferentes estados, aunque para ello haya que enviar a esos estados gente de fuera; en aparentar, siempre aparentar.

Por eso es que se ha manejado por parte de la instancia de Guerrero, que lo que el partido tiene es un globo o un cascarón, grande en apariencia, pero vacío y, que, al parecer, la visión y el trabajo que el CC impulsa va en el sentido de seguirlo inflando.

2.- La percepción de la situación.

Y ¿cómo es percibida esta situación?

Básicamente ha habido dos percepciones de esta situación.

Esta situación había sido eludida o no había sido percibida por el CC, hasta que desde Guerrero se hizo un análisis de esa situación y se puso a discusión con base en propuestas concretas para superarla. Dichas propuestas básicamente versan sobre dos aspectos, un cambio de visión y otro de metodología, basados en los resultados que se han obtenido en Guerrero. De este primer elemento se puede deducir una falta de capacidad para percibir la realidad tal cual es, sobre todo cuando su veredicto es desfavorable.

Una vez percibida la situación y en un afán de explicársela, se recurrió al argumento que ha sido básico y central en todas las discusiones: las "condiciones" son las causantes de las características del trabajo y en particular de sus deficiencias. Es decir, las cosas son así porque no han podido ser de otra manera; no ha estado en manos de nadie el haber podido hacer algo diferente.

Las diferencias en el desarrollo, entre Guerrero y otras instancias, se pretende explicar en base a argumentos como los siguientes:

Que en Guerrero se ha concentrado el esfuerzo partidario.

Que en ningún otro estado las condiciones son tan favorables como en Guerrero para el trabajo revolucionario, por sus antecedentes.

Que el trabajo de Guerrero no es producto del trabajo personal de nadie, sino del partido, lo que muestra que se percibe el problema como una cuestión de exigencia de que se reconozcan los méritos personales de quienes han impulsado el trabajo de esta instancia.

Que con todo y que en Guerrero se ha avanzado más que en otros estados, existe ahí una gran cantidad de fallas, que de una u otra manera muestran las deficiencias del trabajo emprendido.

Por nuestra parte, ¿cómo percibimos estas consideraciones?

En general, percibimos que existe un afán enorme por justificar la situación, pues si las "condiciones" son las causantes de los males, no hay de que criticar ni a quién hacer responsable por los errores. Cabe señalar que si bien las condiciones (en sentido amplio, considerando las objetivas y las subjetivas) explican lo que se haya hecho en un momento determinado, eso no implica la existencia de un determinismo por el cual el individuo no tenga libertad para elegir, de una serie de opciones la mejor posible de acuerdo a sus valores, visión y capacidad. Siempre ha existido la libertad de elegir entre estudiar y no estudiar, entre actualizarse o no, entre prever o no, entre hacer las cosas de una manera u otra, entre adaptarse a las nuevas situaciones o no, a ser flexible o no, a respetar la individualidad o no, a tomar en consideración los intereses de los demás o no, a poner atención a un aspecto del trabajo o a otro. Siempre ha habido opciones (dentro de un marco objetivo que sí las limita, pero no las elimina por completo).

Comprendemos que las deficiencias obedecen a una combinación de determinaciones entre las cuales se encuentran las condiciones, las circunstancias, los métodos de trabajo, la práctica deficiente, la falta de capacidades. Ante los errores y deficiencias partidarios, efectivamente, hay responsables y esto debe dejarse claro no para ajustar cuentas por hechos pasados, sino para que actualmente o en el futuro no se repitan esos errores para luego justificarse otra vez con el argumento de "las condiciones".

En cuanto al apoyo partidario como causal fundamental del desarrollo de nuestra instancia podemos comparar la situación de nuestro estado con la de otros que también han recibido apoyos similares y veremos que en ninguno los resultados se parecen. Por ejemplo, en el Valle de México, donde ha estado concentrada la mayor parte de elementos del CC en diferentes momentos y donde se han concentrado combatientes de diversas partes del país, tiene, a pesar de ello, un desarrollo nulo. Chiapas, otra entidad donde se han enviado combatientes de diversas partes se encuentra estancada sin un crecimiento significativo desde hace un año y medio. ¿Solamente en Guerrero son favorables las condiciones para la lucha armada? ¿Y en Chiapas, por qué el EZLN ha podido crear el trabajo que tiene y los compañeros no? Y después del surgimiento del EZLN, que ha dinamizado la situación y creado una situación de efervescencia de la lucha popular, por qué no se ha crecido, entonces? ¿y por qué no se ha crecido en Oaxaca, donde existe una situación explosiva por la situación de los indígenas?

Por otro lado podemos decir, con pleno convencimiento, que no buscamos el reconocimiento del mérito personal, en primer lugar, porque no es personal, sino producto de un colectivo que en la actividad misma ha ido descubriendo cosas nuevas que propone generalizar al resto del país. Lo que se busca es el impulso de búsqueda de formas nuevas de ver y hacer las cosas. Además, lo logrado aquí, en lo fundamental, no fue debido a la metodología aplicada por el partido, sino, si somos realistas, logrado pese a la metodología partidista, pues en gran parte ha sido enfrentando la forma partidaria de ver y hacer las cosas como se ha logrado avanzar. Es decir, ejerciendo, por la vía de los hechos y en contra de las presiones partidarias, una relativa autonomía para realizar el trabajo. Sin ella no tuviéramos lo que ahorita existe, sino la quinta parte.

Por último, reconocemos que existen deficiencias, pero, en primer lugar, el balance entre aciertos y deficiencias es favorable a los primeros; en segundo lugar, las deficiencias son en gran parte, producto del crecimiento y las últimas de ellas producidas por la interferencia que la intervención centralista del CC ha tenido con el trabajo y los planes elaborados por la instancia, en tercer lugar, los errores no han dado lugar a un rechazo de las bases del partido o del pueblo pues las decisiones han sido tomadas con su participación.



CONCLUSIÓN:

Existen dos concepciones de la situación del partido, la que intenta justificar el estado de cosas y la que ha asumido la tarea de hacerlas evidentes para superarlas.

3.- Alternativas básicas.

Básicamente ha habido dos alternativas ante la actual situación, una es la de continuar tal como se está en el actual momento, pero evitando lo que podría llamarse "síndrome de Guerrero", pues pareciera que no es la situación partidaria lo que se percibe como problemática, sino la actitud de un grupo de elementos que con sus cuestionamientos, sus propuestas y su práctica han "retado" al conjunto de la dirección partidaria.

La razón de tal situación es, en primer lugar, el temor de una división dentro del partido, pues se ha percibido que, efectivamente, el problema no es de unos individuos sino de toda una instancia (incluidos el responsable de partido, el Comité Estatal, los Comités de Sector y Jefes de columnas, pues en cada uno de estos niveles se ha aprendido a realizar su trabajo ejerciendo cierta autonomía y dotándolo de ciertas características no afines a la manera burocrática de ejercicio del poder), que propone cambios radicales y que con su práctica muestra que es posible otra opción y otros resultados. En segundo lugar, existe la preocupación de evitar que el ejemplo cunda, pues se ha percibido ya que existen condiciones suficientes para que, en la base y en el pueblo se compartan nuestras críticas y nuestras posiciones, pues, como se ha visto en el caso de O, lo único que se necesita es que se conozca la realidad y que se atrevan a cuestionarla. En tercer lugar, existe la preocupación de que la situación puede salirse de control de la dirección del CC, pues ante unos militantes y pueblos que se atreven a plantear y que luego se atreverán a exigir deberán implementarse cambios aún más profundos que ahora ni en sueños se está dispuesto a realizar. ¿Someter nuestras unidades al control por parte del pueblo? ¡qué horror, aunque se llame soberanía popular! ¿actuar cuando el pueblo lo decida y no actuar cuando no quiera? ¡imposible, aunque ahora digamos que lo representamos!

Esto explica una serie de actitudes y acciones emprendidas por el CC, destinadas a enfrentar la situación. Un primer paso ha sido el intento de refutar las posiciones políticas de la instancia de Guerrero y del integrante del CC que la atendía, calificándola de divisionista, cuando ni siquiera nos pasaba por la mente esa posibilidad. Un paso adelante en esta estrategia ha sido la refutación, ahora sí, con discusión y no con calificativos solamente, de las posiciones sustentadas, acompañado esto del intento, por medio de maniobras manipuladoras, de introducción de modificaciones en el trabajo y en la estructura del Comité Estatal de Guerrero con vistas a disolver la unidad que se ha creado en su interior y a evitar su influencia en otras zonas.

La otra alternativa, la nuestra, ha sido la de proponer cambiar radicalmente, modificando todo lo que sea necesario para superar las deficiencias fundamentales, es decir, proponemos modificar la visión, la concepción, el método y la práctica partidarios, tomando en cuanta que en tanto no se realicen estos cambios el trabajo seguirá estando atrasado, y no solamente eso, sino que seguirá descendiendo como lo hace ya en algunas zonas del país.

CONCLUSIÓN:



Tres líneas se han perfilado ya para enfrentar la crisis del partido, de las cuales una lucha por preservar la situación tal como está hoy, mientras la otra intenta superarla ya, sin más dilación. En medio existe una que intenta superar las deficiencias gradualmente.

4.- Las diferencias fundamentales.

Si se intentara hacer un listado de las diferencias fundamentales podríamos enumerarlas así, sin que esto signifique que este sea el orden en que se han dado.

a) Los resultados del trabajo. Estancamiento y tendencia a la debacle, contra crecimiento de 5 y 4 veces, aún con deficiencias.

b) En cuanto a la metodología. Metodología tradicional, contra metodología nueva, caracterizada por la flexibilidad, la relación humana y la creatividad.

c) En cuanto a la concepción de la unidad partidaria. Unidad con homogeneidad, contra unidad aún sin homogeneidad.

d) En cuanto al ejercicio de la dirección en el partido. Centralismo, contra la autonomía y la democracia.

e) En cuanto al papel de la insurrección. Nulo esfuerzo insurreccional, contra la acumulación de fuerzas y preparación del esfuerzo insurreccional.

f) En cuanto a la relación entre el partido y el pueblo. Ejercicio incompleto de la soberanía popular, contra un esfuerzo destinado a lograr el ejercicio pleno de la soberanía popular, subordinando nuestras decisiones a las del pueblo.

g) En cuanto al cuándo y cómo hostigar. Accionar en dependencia de las necesidades nacionales en abstracto y con vistas a figurar en las coyunturas, contra accionar en dependencia de las necesidades concretas del pueblo y de la estrategia de acumulación de fuerzas para el esfuerzo insurreccional.

h) En cuanto a la coyuntura del 2000. Poca atención a la coyuntura, contra consideración de la coyuntura como estratégica e histórica.

i) En cuanto a la teoría. Aferramiento al marxismo burocrático, contra adaptación de las concepciones teóricas a la situación actual.

Cabe aclarar que algunas de estas cuestiones han ocupado el lugar central en la discusión, mientras que algunas se iniciaron apenas mientras que otras no se han realizado explícitamente, pensándose abordar en posteriores ocasiones.

5.- Los resultados del trabajo o las apariencias y las realidades.

No necesitaría abundarse en la exposición de las diferencias entre lo que se dice y se ha dicho oficialmente por el partido y lo que realmente existe, pues casi todos los que hemos tenido acceso a la información más o menos restringida, hemos tenido la oportunidad de percibir con claridad meridiana la diferencia entre uno y otro aspecto, pero sí podría ilustrarse esto con otros ejemplos más claros que lleven a obtener una conclusión objetiva, para evitar caer en subjetivismos.

En primer lugar, cabría destacar que ha sido general el reconocimiento, por parte de diversos compañeros, del impacto que significó para ellos el conocer la realidad acerca del desarrollo del trabajo partidario pues siempre se aparentó que había una gran estructura partidaria, que teníamos presencia en gran parte del territorio nacional y que teníamos una gran capacidad de acción militar. La pregunta obligada que en su momento todos nos hicimos fue la de ¿por qué no se nos manejaron las cosas como eran realmente? Por seguridad era la respuesta y cabe otorgar aquí el beneficio de la duda, pues efectivamente puede desinformarse al enemigo con medidas como ésta, pero ¿y por qué no hacer al revés, aparentando menos de lo que se tenía? Aquí sí cabría afirmar, ahora que se conoce la práctica partidaria más plenamente, que más que la seguridad ha sido la imagen lo que se ha pretendido preservar, pues ¿cómo explicar que después de tantos años tengamos tan poca fuerza, sin tener que reconocer incapacidades y errores de apreciación y de concepción?

En segundo lugar, aunque una de las motivaciones para las acciones realizadas en diferentes momentos por el partido ha sido el dar merecida respuesta a las agresiones gubernamentales o caciquiles, puede decirse que no siempre ha sido así, y que en realidad en diversos momentos en el CC ha sido más fácil convencer de la necesidad de accionar argumentando acerca de la manera en que influiría el accionar o la falta de él en la imagen del EPR en vez de lo justo de su realización o de los planteamientos de la población o de la base. Resulta, entonces, que es más fuerte la motivación de la imagen que la de la necesidad, por justicia, o por planteamiento de la población; claro que al público se le puede manejar la otra versión, la de que es por justicia, la realidad es, una vez más, diferente de los planteamientos. Claro que nada tendría de malo que ambas cosa se tomaran en cuenta, pero cuando se da prioridad a la imagen no deja de ser preocupante.

CONCLUSIÓN:

En síntesis, puede decirse que durante mucho tiempo hemos vivido en un mundo de apariencias más que realidades, de lo que puede dar cuenta cada militante que ha percibido lo que realmente tenemos en cada rubro y lo que se aparenta. Y lo peor no es que eso se haya hecho sino que se persiste en seguir por el mismo camino, aparentando más que construyendo.

Nuestra política ha estado encaminado a ocupar un lugar en la coyuntura más que en el seno del pueblo, más a las apariencias que a la realidad.

6.- La metodología.

Como componente del lineamiento político, obviamente la metodología debió recibir una atención esmerada en tanto en su establecimiento como en su elaboración o adaptación a las circunstancias, sin embargo ¿cuál es la realidad de la metodología partidaria?

En primer lugar, no ha sido elaborada una metodología, sino que la práctica partidaria se ha desarrollado por medio de unos valores entendidos, es decir, por una metodología sin elaboración teórica ni sistematizada. ¿cómo puede ser esto después de tantos años de experiencia?

En segundo lugar, los métodos que en la práctica se han ido aplicando adolecen de deficiencias enormes que no se ha querido ver. Sin que aquí quieran señalarse sus deficiencias, baste para indicar su carácter inadecuado, los efectos que hasta el momento han tenido: poco avance, retroceso, falta de consolidación del trabajo, desadaptación a las condiciones concretas, ineficacia ante situaciones nuevas por su inflexibilidad, entre otras cosas.

En tercer lugar, no se ha fomentado la elaboración o investigación en esta área, que tiene una importancia primordial y debiera irse actualizando para adaptarse a las condiciones. Lo más que se ha hecho ha sido la realización de reuniones de comisionados para discutir las experiencias al respecto. Pero ¿cómo va a bastar con eso, si la metodología no es aplicada por ellos. Por otro lado, el veredicto final deben darlo unos integrantes del CC prácticamente alejados del trabajo de construcción. Mayor alejamiento de la realidad no puede tenerse.

En cuarto lugar, no existe la práctica partidaria de someter la práctica misma a una reflexión constante para determinar lo adecuado o inadecuado de ella.

CONCLUSIÓN:

En general, en el CC hay una actitud reacia al cambio de metodología y mientras el cambio no se realice, los resultados serán los mismos que hasta ahorita ha habido. Con esta actitud no solamente se manifiesta la falta de visión sino que se fortalece el conservadurismo.

7.- La concepción de la unidad.

La concepción acerca de la unidad adquiere cada vez más una adaptabilidad a la realidad actual, pues se hace más flexible, lo cual es bueno e indica que hay una mejor concepción de la realidad. Esto es una concepción manejada públicamente, pero, al interior ¿qué sucede?.

En primer lugar y como ya se ha manejado en las discusiones, existe una clara tendencia a la confusión de unidad con homogeneidad, pues pese a que se admite ya que es posible y aceptable no estar de acuerdo con determinadas posiciones, en la práctica y sobre todo para algunos compañeros, la falta de homogeneidad implica ya manifestación de separatismo, como ha sucedido en el caso actual, en el cual desde un principio se colocó bajo sospecha a quienes mantenemos diferencias, iniciándose un proceso de profecía autocumplida, y por medio de una serie de mecanismos que buscando prevenir un mal orillan a él por colocar en una posición defensiva a quienes de ninguna manera pensaban hacer algo en el sentido que se previene. Y cómo no va a ser así si ante algo normal como la diferencia, se responde con descalificación, e incluso con medidas punitivas.

En segundo lugar, la unidad hasta el momento se ha mantenido por medio de evitar la independencia de criterio de los combatientes y mandos medios, a los que se ha acostumbrado a obedecer sin ser convencidos, o a convencerlos no con argumentación sino con el peso de la autoridad, de las necesidades, lo que se ha reproducido de arriba hacia abajo, transmitiéndose de una estructura a otra. Efectivamente, así se preserva la unidad y se disminuye el riesgo de la aparición de tendencias críticas, pero el costo de esta manera de trabajar ha sido, la formación de militantes que no se atreven a señalar las deficiencias y a criticar los errores. ¡y luego hay quejas y reproches a los mismos militantes en el sentido de por qué son dependientes! ¿que no es así? ¿y la falta de capacidad de las unidades para hostigar a la policía al menos?

En tercer lugar, una de las maneras, no asumidas explícitamente, en que la unidad se ha mantenido ha sido dando a ésta el carácter de un principio básico (lo que es real) y fortaleciendo la creencia de que el compromiso asumido al ingresar a la revolución es con el partido (lo que no es real), sin asumir que el compromiso asumido es con el pueblo, de manera que mientras sigamos luchando estaremos respetando el compromiso. De esta manera, se sustituye una cosa con otra, reduciendo el campo de posibilidades de quienes pudieran llegar a considerar insatisfactoria su participación en las filas del partido, fomentando la creencia de que solamente dentro de él puede estarse en la revolución.

CONCLUSIÓN:

La actitud ante la unidad interna no ha sido la más adecuada para preservarla, pues por un exceso de cuidado se ha orillado a romperla. Si se continúa así, esta ruptura no será la última ni la más grave.

8.- El centralismo.

En centralismo democrático es uno de los principios de organización del EPR, pero en la práctica la relación entre los dos componentes de este principio se inclina marcadamente hacia el centralismo.

En primer lugar, porque en el camino de las personas e instancias que intentan impulsar la lucha ideológica en torno al ejercicio de una mayor autonomía de las instancias o unidades militares (para adaptarse a las necesidades de la situación de combate que enfrentamos, así como para responder más oportunamente a las agresiones gubernamentales y a las necesidades concretas de cada situación y zona, y para desarrollar más nuestras estructuras y mandos por medio del ejercicio real de la dirección en cada zona), se colocan diversos obstáculos que impiden este ejercicio, y, por el contrario, se impulsa el centralismo más absurdo.

- ¿qué desarrollo puede haber en una fuerza militar a la que se le pretende supervisar hasta acciones militares pequeñas? Claro que pueden y deben supervisarse las grandes, pero ¿y las pequeñas? ¡y luego no tardaremos en quejarnos de que en nuestras unidades militares no existe capacidad de actuar!

- ¿qué desarrollo puede haber en una organización cuando los militantes que elaboran algún material producto de su experiencia, no pueden darlo a conocer a sus subordinados sin antes ser autorizados por una dirección alejada del trabajo práctico? El mal sería menor si, al menos, quienes autorizan estuvieran ligados al trabajo práctico, pero se pretende dirigir desde lejos, sin conocer siquiera las inquietudes, las necesidades y las preocupaciones de los combatientes. Y si eso sucede con el conocimiento, con mucha más razón existe respecto a compartirlas. ¡claro que hay quienes pueden comprender y compartir desde lejos esas inquietudes, necesidades y preocupaciones!, pero para ello se requiere de una gran sensibilidad, que está lejos de existir en quienes dirigen al partido actualmente.

- ¿qué desarrollo puede haber cuando los materiales emitidos para la formación política están alejados de las necesidades prácticas?

- ¿qué desarrollo puede haber cuando se desea que los de abajo, por decirles de alguna manera a las instancias inferiores, comprendan las necesidades de arriba, pero de arriba no se entiende a los de abajo?

Esto no ha dejado otro camino que elegir entre subordinar la acción y el trabajo a necesidades ajenas o asumir por la vía del hecho la autonomía que tan necesaria es ya en el trabajo práctico.



CONCLUSIÓN:

Lejos de adaptar nuestras concepciones a la realidad actual, que reclama una mayor democratización en todos los aspectos de la vida social y que debiera reflejarse en una vida interna más democrática, se persiste en priorizar el centralismo, lo que implica ir en contrasentido de la evolución social.

9.- La discusión interna.

Se dice que se impulsa la participación de la militancia en las discusiones partidarias y no puede negarse, de ninguna manera, que últimamente ha habido algunos avances con respecto a la manera en que se realizaba la discusión antes, pues se ha impulsado que la militancia participe en la elaboración de los documentos básicos del EPR y del PDPR por medio de la elaboración de propuestas realizadas por las instancias, previa discusión colectiva en ellas. Además, ahora cuando hay un punto en el que existen divergencias en los documentos que se discuten, cuando aún no están acabados se plantea junto a la posición mayoritaria y oficial, la minoritaria para que se discuta sobre ella si se desea. Eso es un avance, indudablemente, sin embargo debe señalarse que es insuficiente, dado que al mismo tiempo se acompaña de una serie de hechos que contradicen las intenciones y las palabras.

En primer lugar, cuando la discusión no trata de los documentos fundamentales sino de aspectos cotidianos o de la política partidaria en general, no existen los mecanismos para que los puntos de vista de algún militante sean conocidos por los demás y discutidos, en su caso, para ser enriquecidos, desechados o tomados en cuenta de alguna manera. Lejos de ello, se ha evitado de diferentes formas que esto suceda, sobre todo cuando los planteamientos son contrarios a la posición oficial del partido, dándose, en la penúltima reunión del CC, marcha atrás en una medida que posibilitaría esto: en la emisión de un boletín interno en el que los militantes podrían publicar sus propuestas para darlos a conocer al conjunto del partido. En vez de ello se ha decidido que se dará a conocer a la militancia lo que el CC determine, por medio del Comité de Formación Política Ideológica. De esta manera ¿cómo puede realizarse una lucha ideológica si la militancia puede conocer solamente la visión oficial? De esta manera la discusión se reduce, en gran parte, a la que se realiza entre los miembros del CC, lo que limita enormemente su riqueza y, sobre todo, la formación de la militancia, que casi puede conocer solamente las versiones y posiciones oficiales en torno a una gran cantidad de temas, pues la discusión no solamente se realiza en torno a los documentos sino en torno a la práctica cotidiana y de ella no puede saber nada la militancia.

En segundo lugar, el material elaborado por algún militante o estructura partidaria, producto de su experiencia, o de su investigación, no puede darse a conocer como material de estudio o discusión, ni aún en su colectivo, pues recientemente, en esa misma reunión a que se hace referencia, se determinó que solamente se estudiarán los materiales previamente aprobados por el CC, otra vez a través del CFPI. Aún no se ha llegado a ese punto, pero por este camino al rato no podrá ni platicarse de las experiencias que se consideran útiles o realizar intercambio de ellas sin autorización. ¿cómo puede desarrollar la militancia su capacidad de elaboración teórica o de sus experiencias si no tendrán utilidad, a menos que quienes no tienen ninguna relación con el trabajo práctico así lo decidan.

En tercer lugar, la manifestación de desacuerdos, lejos de ser tomados como una cuestión natural, ha sido tomada prácticamente como un desafío al que hay que responder colocando bajo sospecha y sentando en el "banquillo de los acusados" a quien mantenga posiciones divergentes, sobre todo cuando después de una discusión mantiene sus puntos de vista. Tal ha sido el caso de la presentación, por parte del Comité Estatal de Guerrero de cartas donde manifiesta su desacuerdo con respecto a algunos tópicos o simplemente manifiesta su posición con respecto a ellos, y el de la presentación de las propuestas referentes a la metodología de construcción. En ambos casos la discusión, más que eso, se asemeja a una comparecencia ante la autoridad partidaria por parte de quien manifieste diferencias.



CONCLUSIÓN:



La discusión interna no puede realizarse adecuadamente en los momentos actuales, pues no existen los cauces para ello.

10.- La autocrítica.

Se habla del espíritu autocrítico propio de los partidos revolucionarios y como muestra de ello se ha realizado una serie de reuniones en las que se analizó el pasado con vistas a realizar una autocrítica de diferentes errores y deficiencias, lo cual es bueno indudablemente y podría ser un punto de partida para la realización de una autocrítica verdadera y para evitar la comisión de errores similares a los ya cometidos. Pero al mismo tiempo existen aspectos que contradicen estos propósitos.

En primer lugar, pese a que son evidentes los resultados negativos del trabajo realizado por la mayoría de los integrantes del CC, sobre todo durante el último año y medio, no se realiza una evaluación crítica del trabajo ni se acepta por parte de la mayoría de elementos del CC, la posibilidad siquiera, de que la metodología y la práctica partidarias pudieran estar erradas, ni mucho menos se pone a discusión la incapacidad real de muchos de los integrantes del CC para el desarrollo del trabajo, a no ser el trabajo de dirección de manera burocrática y al margen de las bases.

En segundo lugar, independientemente de que la aceptación de los errores contó con enormes dificultades por parte de los compañeros directamente involucrados en ellos, lo que no sería malo en general pues tienen derecho a considerar que no han errado, en la práctica se persiste en la aplicación de una política que conduce directamente a la repetición, ahorita y en el futuro, de los errores ya admitidos con respecto al pasado. O ¿qué podría decirse de la continuación de la descalificación de quienes tienen posiciones críticas (aunque ahora bajo la forma de una supuesta lucha ideológica pero tras la cual se esconden el encono más grande, sobre todo cuando se hacen señalamientos críticos)? ¿Qué podría decirse acerca de la continuación de la falta de receptividad a los planteamientos de las instancias inferiores o de las bases? ¿qué podría decirse de las agresiones que se están haciendo o solapando contra los militantes, pues continúa retirándose gente valiosa sin que exista una explicación plausible?

En tercer lugar, como se ha señalado en diferentes ocasiones, el hecho evidente de que el EPR tiene poca fuerza, comparada con la que pudiera tener o con la que tienen otras fuerzas populares no mueve a la investigación de cuáles podrán ser las causas para intentar superarlas, habiendo una gran conformidad con la explicación de que han sido las "condiciones" las que han provocado esto, asumiendo que de lo que somos y de lo que tenemos nadie es responsable porque no pudo ser de otra manera. Esa es una manera de analizar el pasado que busca justificar las incapacidades e inconsecuencias apoyándose en una especie de determinismo. Y sí es cierto, efectivamente que las condiciones explican lo que somos, pero no justifican que hayamos hecho lo incorrecto, pues de otra manera nadie es responsable de nada y todo lo hecho o no lo hecho se justifica así. ¿por qué no se ha crecido más?

En cuarto lugar, el reconocimiento de los errores hasta el momento ha podido admitirse ante un grupo cercano de compañeros (los integrantes del CC), pero su extensión hasta la base ha encontrado con obstáculos manifestados en que cuando se hizo del conocimiento de parte de la instancia de Guerrero los puntos de la autocrítica elaborada eso se convirtió en un elemento más de condena hacia quien dirige la instancia. ¿y acaso no eran para su conocimiento, e incluso para su enriquecimiento por la militancia?. Y si eso sucede con la militancia, peor aún sucede con respecto al pueblo, ante el cual de ninguna manera quiere darse la impresión de posibles desacuerdos ni dar la menor oportunidad a que se opine en desacuerdo con alguna propuesta o posición partidaria. Ejemplo de ello sería la indignación manifestada por diversos miembros del CC cuando a raíz de la publicación del relato de las Mesas, un comentarista de radio hizo referencia a supuestas divergencias al interior del EPR con respecto a la utilidad y el papel de la Comisión por la Verdad. Así se piensa y se actúa cuando no tenemos el poder ¿qué será si llegáramos a tenerlo?



CONCLUSIÓN:



La autocrítica no se ejerce en realidad y se repite lo que en el pasado ha causado errores y deficiencias.

11.- La relación de la dirección del partido con sus bases y del partido con el pueblo.

Pese a la concepción de que el partido representa los intereses del pueblo y de que la dirección del partido se encuentra estrechamente ligada con las bases, es notorio ya que cada vez se acrecienta el alejamiento con respecto a las bases en dos sentidos: de la dirección con respecto a la militancia, y del partido con respecto a la base política y el pueblo.

En primer lugar, porque en diversos momentos los intereses del partido y de un sector político allegado al partido han tenido primacía por encima de los del pueblo, como ha sucedido cuando no se ha considerado que para los intereses del pueblo podría ser más benéfico incrementar nuestra fuerza, sin mostrarla, con vistas a acumular fuerzas para las coyunturas de importancia estratégica en vez de accionar para "estar presentes en las coyunturas" (algunas de una importancia mínima, comparada con las de verdadera importancia). Quienes hasta el momento han resultado beneficiados han sido, fundamentalmente, los sectores reformistas y nada tendría de malo que ellos salieran beneficiados, pero cuando casi exclusivamente ellos lo son, entonces, en la práctica significa que funcionamos como una especie de brazo armado de ellos, al tiempo que alejamos las posibilidades de la realización de un cambio verdadero y transcendental en beneficio del pueblo.

En segundo lugar, porque el sentir de la militancia no se ha tomado en cuenta suficientemente en muchos casos al impulsar políticas que van en abierta contradicción con las opiniones de la militancia, lo que ha sido evidente en el caso de Guerrero, donde pese a la expresión de las bases, compartida por el Comité Estatal y transmitida al Comité Central, este se ha negado a impulsar la autodefensa por medio del hostigamiento al ejército cuando éste estaba agrediendo abiertamente a la población. (Cabe decir que después se impulsó el hostigamiento, pero bajo otras consideraciones, derivadas de supuestas necesidades nacionales, no de la necesidad del pueblo agredido). Obviamente, no puede evitarse que la militancia, los combatientes y los jefes de las unidades militares, e incluso, los responsables de instancia, como ocurrió en el caso de Guerrero, se pregunten ¿y así decimos que representamos al pueblo? ¡Así no representamos ni siquiera a nuestros combatientes y bases!

Otro caso de igual significación es la falta de impulso a la realización de acciones militares en algunos lugares cuando el gobierno y sus fuerzas armadas y policiacas han hostigado al pueblo, lo que ha motivado que en esas zonas existan expresiones como ¿entonces para que están los guerrilleros? Y esto sucede no solamente entre la población sino incluso entre integrantes de comunidades que son bases partidarias. La Sierra Madre Oriental y Oaxaca son los ejemplo más claros de esta situación. Más ilustrativo resulta aún el caso de Oaxaca en una de cuyas zonas estaba impulsándose la realización de emboscadas sin tomar en cuenta la opinión en contrario de parte de los habitantes, lo que afortunadamente pudo evitarse al detectar el responsable de esta acción esta valoración y ser sensible a ella.

En tercer lugar, porque existen cuestiones necesarias de profundizar en el actual momento, para lo cual en ocasiones se hacen esfuerzos en las instancias, poniendo a consideración de los militantes y combatientes algunos materiales de estudio que intentan responder a las necesidades actuales y ante ello ¿cuál es la reacción de los miembros del CC y en particular de los responsables de la formación política ideológica? ¡Estos materiales no están autorizados! ¡Pero si ni siquiera se hacen esfuerzos por esos organismos centrales para elaborar materiales que respondan a esas necesidades urgentes! Así, ¿hasta cuando estaremos discutiendo los problemas que ahora se presentan?

En cuarto lugar, podemos hablar de que, en gran parte, las relaciones que las instancias superiores llevan con las inferiores y con la militancia son relaciones de dominio, en las que las instancias superiores realizan un verdadero abuso de ciertos elementos, como el poder de la autoridad (lo que la autoridad partidaria determine es lo correcto, aunque vaya en contra de la realidad y de la aspiración de la base o el pueblo), la falsedad que oculta la realidad y la disfraza de medidas de seguridad (la militancia no debe conocer lo que tenemos realmente sino siempre debe suponer que tenemos más), el miedo (quien no esté de acuerdo con algunas cuestiones se coloca bajo sospecha ante la militancia), e incluso, el conocimiento, al que en muchos casos se le ha tomado, en la práctica, como instrumento de dominio (abuso de los conocimientos sicólogos, aunque cabe decir que en muchos casos se tiende a diagnosticar sin mayores bases, descalificación de las posiciones divergentes de las oficiales).



CONCLUSIÓN:

El proceso de alejamiento paulatino entre los intereses y necesidades del pueblo y el partido y entre la dirección de éste y sus bases, que es un proceso general del partido, en algunos lugares ha llegado a convertirse en un auténtico divorcio. El burocratismo se acrecienta de manera acelerada y los mecanismos para luchar contra él no se pueden ejercer actualmente de una manera fructífera.

12.- El ejercicio del poder.

El ejercicio de la soberanía popular es una demanda fundamental del pueblo y el EPR la ha asumido públicamente, y es un hecho de que en unas zonas, concretamente en la Sierra Madre Oriental y en Guerrero se ha impulsado, de alguna manera, el ejercicio de la soberanía popular, al poner en manos de la población algunas cuestiones que antes dependían totalmente de la decisión de la instancia partidaria respectiva o de la unidad militar del área. Esto es, indudablemente una avance respecto a la situación anterior, sin embargo, pese a la importancia estratégica, e histórica de estas formas de trabajo, no han recibido la atención necesaria. ¿Por qué se dice esto?

En primer lugar, porque, ha habido el más grande desinterés al respecto, pese al carácter histórico del cambio impulsado y a la enorme significación que tiene esta forma nueva de ejercicio del poder en las zonas de trabajo partidario, lo cual no es más que una muestra del desinterés imperante por la democratización real de la sociedad.

En segundo lugar, y como un elemento que pudiera coadyuvar a explicar el por qué de tal actitud, porque al no estar, la mayoría de los miembros del CC involucrados directamente en el trabajo con el pueblo, no han percibido esta necesidad ni la posibilidad que se abre con ella, ni la significación que para el futuro del pueblo tiene. Por ello, lejos de haber sido estudiado e impulsado para su aplicación en otras zonas, este fenómeno, transcendental para un ejercicio del poder popular, ha pasado prácticamente desapercibido. Al parecer se le pondrá interés cuando empiece a afectar lo que se entiende por los intereses del partido, es decir, cuando afecte las decisiones tomadas por una dirección cada vez más alejada del trabajo con el pueblo, de sus intereses y necesidades.

En tercer lugar, porque la concepción imperante hoy en el EPR en cuanto al ejercicio del poder sigue siendo la tradicional, sin que haya influido de una manera significativa ni las experiencias del fracaso de los países que impulsaron el socialismo burocrático, ni la experiencia propia del escaso desarrollo político e ideológico realizado con la forma tradicional que hemos utilizado desde hace tiempo, ni la experiencia de la receptividad que ha manifestado la sociedad para demandas tales como la del "mandar obedeciendo", que debemos reconocer son un aporte fundamental para dilucidar la manera en que debe realizarse el ejercicio del poder por parte de una fuerza popular.

CONCLUSIÓN:



La cuestión del poder es, como ya se ha definido por los clásicos, la cuestión fundamental de la lucha política y debiera, por tanto, recibir una atención fundamental, tanto en su estudio como en su práctica, lo que no sucede en el partido. Eso es indicativo, cuando menos, de una falta de interés y de actualización en las cuestiones cardinales para una organización que lucha por el poder del pueblo.

13.- Los recursos humanos.

Como ya se ha señalado antes, oficialmente, para el partido, los recursos fundamentales son los humanos, pero al parecer, aún a pesar de este reconocimiento formal el estado de estos recursos al interior del EPR no deja de ser preocupante por diversas causas.

En primer lugar, por la subutilización de las capacidades, disposiciones y, posibilidades de los militantes, verificada, en diversos casos, de los cuales puede citarse, a manera de ejemplos, los siguientes:

- La dedicación del esfuerzo y la capacidad de muchos militantes en tareas de tipo burocrático, cuando pudieran rendir más utilizando su esfuerzo de otra manera, como sucede con los combatientes con capacidades de trabajo a nivel organizativo y que pese a ello se les asigna a tareas rutinarias, en las que no solamente no se utiliza su capacidad sino que se impulsa un proceso de acomodamiento al trabajo burocrático o como sucede con la sujeción a una dinámica de ires y venires, de reunión tras reunión a que se somete a combatientes que pueden funcionar como jefes de columnas (no quiere decir esto que no sea necesarias la coordinación o las reuniones para análisis, balance y discusión, pero podrían hacerse de otra manera y no dedicando los escasos recursos humanos a reuniones que en realidad no aportan gran cosa, pero eso sí, evitan a los responsables el tener que ir a las zonas e inmiscuirse directamente en el trabajo de construcción de las columnas y permiten tener la conciencia más o menos tranquila respecto a que sí se trabaja).

- La falta de impulso a los militantes con capacidad intelectual para que se desarrollen en el campo específico en que podrían hacerlo o para que aporten en las áreas en que se encuentran especializados. A manera de ejemplo, ¿cuántos trabajos sociológicos han aportado los sociólogos que existen en el partido? ¿cuántos trabajos filosóficos han realizado los militantes que tienen la carrera de filosofía?

- La falta de utilización de la capacidad de reconocidos intelectuales para obtener de ellos una asesoría que permita que nuestras posiciones respecto a algunas áreas específicas sean fundamentadas correctamente.

En segundo lugar, por la asignación de tareas independientemente de los intereses de los militantes. Es común que la asignación de las tareas y del campo de actividad se decida desde arriba y se comunique solamente la decisión a la persona ¿y sus intereses? ¿y sus aficiones? No cuentan, pues si protesta significa que le falta conciencia.

En tercer lugar, por la descalificación y marginación de que son objeto algunos compañeros que manifiestan su inconformidad, ya sea que lo hagan de una manera formalmente correcta o no.

Todo esto ha tenido como resultado, por un lado, que no se obtenga del esfuerzo de los militantes todo lo que se pudiera obtener y, por otros, que en muchos militantes exista una gran insatisfacción que ha llevado a varios de ellos a retirarse del trabajo cuando aún pudieran dar más de sí, lo que en realidad es una protesta muda ante esta situación incorrecta. Y qué otra cosa pudiera esperarse cuando una actividad resulta altamente insatisfactoria.



CONCLUSIÓN:



Una de las razones de que no se haya avanzado más en el trabajo es, precisamente, que los recursos humanos no son utilizados adecuadamente, pues se les desperdicia. Con lo que tenemos podría haberse hecho mucho más.

14.- La funcionalidad para las condiciones de la lucha en la etapa actual.

Se ha asumido como una necesidad el adaptar al partido a las nuevas condiciones enfrentadas en la lucha política y para ello se han emprendido modificaciones en su estructura y en su estrategia, fundamentalmente, sin embargo esas modificaciones son insuficientes o bien, están prácticamente desviadas del rumbo que habría que asumir, toda vez que no solamente siguen existiendo rasgos que hacen evidente la inadaptación del partido, sino que han surgido deformaciones en la práctica y los planteamientos que hacen que la inadaptación prosiga e, incluso, se acreciente.

En primer lugar, pese a reconocer de palabra que el elemento fundamental para el desarrollo partidario son los recursos humanos, no los materiales, existe un descuido real y enorme respecto al crecimiento del partido y en contraparte la atención fundamental es recibida por la formación de unos aparatos hiperdesarrollados en comparación con los escasos recursos humanos con que se cuenta en cada instancia. Ejemplos de esto es que la mayoría de los elementos de la dirección están abocados directamente al desarrollo de estas estructuras y se pretende que en cada una de las instancias estatales existan estos aparatos ¡cuando en varias instancias estatales no pasan de una decena los militantes, profesionales o no, que existen! Un ejemplo más de esto mismo es el hecho de que se cuenta con tantos comandantes que la tropa necesitaría aumentar en cinco veces para mantener una adecuada correspondencia (y eso contando a las fuerzas de que disponemos en Guerrero, porque si no, sería necesario incrementar el número de efectivos en diez veces, cuando menos). No quiere decir esto que deba descuidarse totalmente la formación de los recursos humanos o que estos solamente se refieran al número, no, entendemos que también la preparación forma parte de los recursos humanos, pero debe ir acorde con la fuerza numérica de que se dispone, pues de otra manera seremos un ejército de jefes, esperando que los acontecimientos nos coloquen a la cabeza de lo que no hemos sabido construir.

En segundo lugar, pese a ser evidente la carencia de fuerzas militares y la necesidad de impulsar su creación y desarrollo, pues una sola instancia (Guerrero) cuenta con el 60 % de las columnas existentes en todo el país mientras que existen instancias que no tienen ni una columna guerrillera y ni un solo pelotón, se sigue poniendo el acento principal en la formación de una estructura llena de comisiones de características urbanas, pues no se ha impulsado suficientemente la formación de las columnas y, por el contrario, se ha impedido que quienes pudieran hacerlo lo hagan. Esto ha sucedido en diversos lugares, en los que para tener a la mano y atendiendo la formación de las diversas comisiones, se ha impedido que los responsables dediquen su esfuerzo directamente a la formación de las columnas guerrilleras.

En tercer lugar, las nuevas condiciones creadas a partir de la reanudación de hostilidades han generado necesidades nuevas, entre ellas una mayor autonomía de las unidades militares, sin embargo se ha rehuido el concederla, pues al parecer es más grande el temor de perder el control de estas unidades que el deseo de responder adecuadamente a la nueva situación y el garantizar su seguridad (esto último se dice a partir de que la dirección directamente por una instancia central ha generado la introducción de variantes que, en varias ocasiones, lejos de contribuir al desarrollo, han dificultado la realización de las tareas.



CONCLUSIÓN:



No se está en condiciones de responder adecuadamente a las nuevas necesidades, lo cual habla de que persiste una falla tan vieja como el partido.

15.- El sustento ideológico.

El sustento ideológico no ha evolucionado conforme al desarrollo social ni existe la aspiración a lograrlo. Se siguen manifestando las resistencias a reconocer, de manera autocrítica, las manifestaciones erróneas de la manera en que entendimos al marxismo.

En primer lugar, pese a que se ha reconocido que las organizaciones que dieron origen al partido tuvieron un actitud acrítica ante las desviaciones de los países que intentaron construir el socialismo burocráticamente, a la fecha ¡después de 7 años de los acontecimientos que cimbraron al mundo! aún no se ha emprendido ni impulsado un análisis serio que contribuya al conocimiento de las causas de tales errores para no cometerlos nosotros en nuestra práctica. En lugar de eso se continúa impulsando todo como si no hubiera existido tal experiencia, sin incorporar siquiera una reflexión que contribuya a modificar los planteamientos que se tenían antes de esos hechos, lo que quiere decir que no hemos aprendido nada todavía de esa experiencia. Y si eso sucede en las altas esferas del partido, qué no pasará en la base ante la cual no pueden hacerse reflexiones a este respecto si no están autorizadas ¿hasta cuándo lo haremos?

En segundo lugar, pese a que hay en el CC algunas voces que impulsan el conocimiento de los aportes teóricos de los marxistas críticos, la visión general, en la práctica es de rechazo a este reconocimiento, ya que ni se estudian personalmente, ni se impulsa su estudio al interior del partido, por lo que, salvo excepciones, se pretende resolver los problemas de nuestro tiempo con los conocimientos contenidos en obras escritas hasta antes de 1924 y con base en manuales simplificadores de la época estalinista. La visión con que se enfrentan los problemas derivados de la lucha política actual está determinada fundamentalmente por las concepciones derivadas de los clásicos del marxismo, lo que lleva a que ante cada problema nuevo se pretenda, por parte de diversos elementos del CC (y es la posición que impera hasta el momento) recurrir a esos clásicos, sin discernir que muchos de sus planteamientos fueron escritos en otros tiempos, para otras condiciones y que, por lo tanto, es necesario leer la realidad sobre todo.

En tercer lugar, el retraso de la teoría con respecto a los acontecimientos, hecho cotidiano y normal, ha adquirido (por el desconocimiento del estado actual de los conocimientos, de las ciencias sociales, principalmente) proporciones enormes, deformando la práctica y generando la perspectiva de tener que afrontar los errores que otros ya han enfrentado y que podrían evitarse con el estudio de esos conocimientos. Esto posibilita que los errores puedan cometerse sobre un nivel superior, porque un error cometido después de que otros lo han cometido y otros lo han señalado, multiplica sus efectos negativos.

En cuarto lugar, la manera de apreciar la teoría ha llevado a que hasta el momento, salvo la excepción de JA, no se hayan realizado esfuerzos por encontrar en la realidad elementos enriquecedores de la visión teórica de la realidad. No hay desde 1980 ninguna obra de análisis de la realidad o aunque sea divulgadora del conocimiento teórico, pese a que se cuenta con profesionistas en diversas ramas entre los integrantes del CC. Y lo peor es que cuando, aún con las deficiencias producto de la ignorancia o de la insuficiencia del conocimiento de los elementos de la escritura, alguien intenta realizar algún estudio, la primera reacción es el desmenuzamiento de la obra a fin de encontrar los elementos incorrectos y con base en ello descalificar hasta el intento (no obstante las consabidas palabras de "reconocemos el esfuerzo del compañero x"). Una crítica sería mejor recibida si fuera acompañada por intentos de realizar aportes también.



CONCLUSIÓN:



La teoría no ha recibido la atención debida, tanto para su asimilación como para su elaboración, por lo que se está atrasado enormemente en ese aspecto. La perspectiva es que se seguirá estando así.

16.- La elaboración teórica.

Hace tiempo se planteaba en un documento partidario la necesidad de que los integrantes de los comités regionales realizaran aportes a la línea política y al marxismo, lo cual sería muy bueno, indudablemente, pero puede decirse que hasta la fecha, después de treinta años de existencia y de ejercicio de la dirección del núcleo que dio origen al partido, no ha habido más intentos de aporte que la elaboración de documentos partidarios de línea política, las entrevistas y uno que otro documento (cabe aclarar que afortunadamente se ha plasmado por escrito la experiencia de los internacionalistas) ¿por qué ha sucedido esto? ¿cuál ha sido la realidad en este aspecto? ¿cuáles han sido los aportes a cada uno de los aspectos mencionados?.

En primer lugar, no existen las premisas para este tipo de aporte, pues bajo el argumento de la necesidad de impulsar el trabajo colectivo no se impulsa la investigación individual o la realización de estudios individuales de algunos aspectos específicos de la teoría o de la realidad, produciéndose el encubrimiento de verdaderas incapacidades tras un supuesto colectivismo, pues bajo este pretexto quienes son más evidentemente incapaces encubren su falta de aportación y de estudio en lo que otros hacen, limitando su participación en este aspecto a la discusión de lo que otros elaboran o intentan elaborar, corrigiendo pequeños aspectos, como ha sucedido con los escritos de JA, en particular. Es ilustrativo de esta deficiencia el hecho de que en una sola instancia (en Guerrero y a diferentes niveles, no solamente por parte de los responsables de la instancia)se ha elaborado más material de esta naturaleza que en todo el resto del partido

En segundo lugar, es obvio que la práctica partidaria no se encuentra sometida a estudio para, a partir de ahí elaborar una sistematización que permita generalizar las experiencias exitosas. No ha habido, salvo los intentos realizados por Guerrero, sistematización de la experiencia del partido ante una situación específica, ni de las experiencias metodológicas, ni análisis de coyunturas específicas o de las posibilidades que se abren con ellas, ni estudios de aspectos particulares de la práctica partidaria. Habría que agregar que de los demás miembros del CC solamente JA ha abordado algunos temas que han generado cambios en la línea política, para bien, afortunadamente. Quizá una de las determinaciones de tal actitud oficial se debe a que el sometimiento a estudio crítico de la experiencia y la realidad implica poner en discusión no solamente lo inadecuado de la práctica partidaria, sino el papel mismo de la dirección y la incapacidad de algunos que la ejercen. Porque, como ya se ha manifestado en las discusiones, "si los resultados de la práctica son enormemente deficientes, es porque en algún aspecto hay grandes deficiencias, ya sea en la línea, en la metodología, en la labor práctica, porque no todo puede adjudicarse a las "condiciones" (entendiendo por ellas las situaciones que existen independientemente de las capacidades y voluntades de los dirigentes partidarios) ni a las circunstancias. De la realización de estudios verdaderos, objetivos, de la práctica partidaria, deben derivarse medidas destinadas a modificarlo todo, lo cual obviamente no se puede hacer en las actuales circunstancias.



CONCLUSIONES GENERALES:

1.- La política aplicada por la dirección contiene una serie de aspectos negativos que implican una concepción antidemocrática del partido y que son desfavorables al desarrollo político e ideológico de la militancia, al fortalecimiento del PDPR y el EPR y a su inserción en el seno del pueblo. Parece que es preferible una militancia acrítica, apática, que una activa y crítica que cuestiones las deficiencias y lucha por superarlas.



2.- Este no es el partido al que nosotros ingresamos, ni es la lucha a la que nos incorporamos, ni luchar así es el compromiso que asumimos.

II. LAS PERSPECTIVAS ABIERTAS POR LA COYUNTURA DEL 2000.

Como se planteaba en "Rumbo al 2000", en la instancia hemos considerado que existe un enorme potencial a partir de la coyuntura electoral que ya se ha iniciado desde hace algún tiempo y que todas las organizaciones políticas han aprovechado incrementando sus fuerzas y que esperan que quizá en ella cristalicen sus proyectos....todos menos el EPR, porque como se verá más adelante mantiene una posición totalmente diferente.

1.- Aprovechamiento de las posibilidades del trabajo desde ahorita.

Siempre se ha dicho que nuestra actividad corresponde a las situaciones concretas y varía conforme a ellas, pero, sin embargo, la situación actual ha variado enormemente con respecto a la que existía hace unos cuantos años y sobre todo hasta antes de 1988. Nuestra actividad, por tanto, debiera cambiar correspondientemente, como lo ha hecho la de todas las fuerzas políticas que han percibido lo favorable que puede ser, ejemplo de ello sería el del PRD que al incrementarse el apoyo social ha incrementado sus fuerzas y fortalecido sus posiciones constantemente. ¿Y qué sucede con respecto el EPR?

En primer lugar, hasta ahorita no se han utilizado las potencialidades de la situación o no se ha hecho de manera suficiente, pues las fuerzas han aumentado muy poco en el año y medio que ha transcurrido a partir de la aparición en Aguas Blancas (en tan sólo un poco más del 50 % si tomamos en cuenta el crecimiento de Guerrero, pues en el conjunto de los demás estados, en realidad ha habido un ligero decremento de las fuerzas). Y eso es si nos referimos a los integrantes de la guerrilla dispersa, pues en cuanto a combatientes concentrados en Guerrero ha habido un incremento de más de 500 %, mientras que en el resto del país en los mejores casos puede hablarse de una conservación de las fuerzas.

En segundo, en diferentes lugares y áreas de trabajo existe una tendencia a la debacle, por el abandono en que se ha tenido a algunas zonas por parte de las instancias nacionales; por la falta de consideración, por parte de la dirección nacional, de las opiniones de la población que ha llegado al grado de una abierta contradicción entre las alternativas de la dirección nacional y las opiniones populares, manifestado esto en el impulso al accionar donde no se desea y a su impedimento en donde se requiere; por la pretensión de impulsar el trabajo sin tomar en cuenta y sin utilizar las capacidades de las fuerzas locales. (Ejemplos tomados del caso específico de O pero que se repiten en otras zonas); por la nula participación de quienes cumplen funciones nacionales, en el trabajo con cuadros locales o con la base; por el desgaste de cuadros valiosos en tareas de tipo administrativo, burocrático y centralista en detrimento del trabajo constructivo en las zonas; por la casi nula reflexión sobre los resultados obtenidos en el trabajo. Podría aparecer alarmista esta consideración, pero baste ver como en lugares que se supone bastiones partidarios la población no se siente identificada con el EPR (como sucede con algunas poblaciones de L) o como las fuerzas disminuyen alarmantemente, e incluso en cuanto a los mandos a nivel estatal. ¿a dónde iremos si esta tendencia continúa?

2.- Las potencialidad revolucionaria de la situación.

Pero la situación actual no debe verse solamente desde el punto de vista de las condiciones favorables que crea para el trabajo, sino que debe contemplarse también la posibilidad de la creación de una situación revolucionaria directa a partir de ella, como se dijo ya en "Rumbo al 2000". Algunas fuerzas lo han entendido ya y la preparación que realizan para ella lo atestigua, e igual debiera suceder con el EPR, pero ¿cuál es la situación?

El análisis oficial de la situación si bien la considera como una coyuntura importante, niega la importancia estratégica que tiene, considera subjetiva la apreciación de que en ella se han creado y se crearán oportunidades excepcionales para el trabajo revolucionario, asume que si no tenemos un gran desarrollo en su contexto, ese hecho no significa nada acerca de la incapacidad partidaria y que no se pierde gran cosa, pues las condiciones para la revolución seguirán existiendo. Sí es cierto que siempre habrá condiciones para realizar la lucha revolucionaria, pero siempre es lamentable que se desperdicien oportunidades como la actual, pues la historia no las presenta tan seguido. ¿Cuáles son los efectos de esta situación?

En primer lugar, si continúa esa tendencia se desaprovecharán las posibilidades de desarrollo que existen en el corto y mediano plazo. Si bien pudiera suceder que en la coyuntura del 2000 nuestro proyecto no pudiera cristalizar o no se realizaran estallidos sociales, no puede negarse que ahora las contradicciones sociales se encuentran tan exacerbadas que existen posibilidades reales de incrementar nuestra fuerza a un nivel nunca alcanzado antes. La historia, otra vez pasará junto a nosotros.

¿Cuál será el estado de nuestras fuerzas para la coyuntura?

Obviamente, de seguir por tal camino no estaremos en condiciones de aprovechar la coyuntura, pues nuestras fuerzas serán menores a las necesarias y otras fuerzas podrán conducir la situación por el camino que a ellos les convenga.

Esto hace que ante nosotros se presente la disyuntiva, proseguir con la tendencia que se muestra actualmente, de conservar las fuerzas en el mejor de los casos, o disminuirla en el peor, o bien, buscar otra alternativa.



CONCLUSIONES GENERALES:

1.- El partido está desaprovechando una oportunidad histórica.

2.- Sería una irresponsabilidad el no tratar de evitar esta situación.



¿Ese será nuestro destino? ¿No podrá evitarse esta situación?

III. LO QUE CONSTRUIREMOS SI SEGUIMOS ASÍ.

Una pregunta básica surge en torno al futuro de nuestra patria. ¿Cómo será la sociedad que construiremos si lo hacemos a la manera en que se está construyendo el partido? Esto se pregunta y no de una manera ociosa, pues se dice que en el partido se prefigura la nueva sociedad. Lo anterior quiere decir que la sociedad que construyamos tendrá las características del partido, en el caso de que su proyecto cristalice.

En análisis realizados por marxistas críticos antes de la caída del socialismo burocrático se hacían reflexiones acerca de esto. Ahora, esta reflexión se ha hecho ya desde los países que prosiguen en el intento de construir la sociedad socialista. ¿y por parte nuestra, como organización que lucha por el socialismo, que reflexiones se han hecho?

Nada, hasta el momento nada, todo sigue como si no hubiera existido esa experiencia, como si nada hubiera cambiado. Mayor inmovilidad no puede existir.

Y eso, aunque es malo de por sí, pudiera no serlo tanto, pues pudiera indicar tan sólo una falta de tiempo o de capacidad en ello, pero lo realmente preocupante es lo siguiente:

En primer lugar, que es evidente la falta de interés en una cuestión estratégica para los revolucionarios, lo que no es propio de una organización que dice defender el interés del pueblo. ¿Acaso no interesa el dilucidar por qué no se pudo construir un régimen democrático? ¿acaso no interesa el por qué los regímenes no tuvieron la capacidad de construir el socialismo? ¿acaso no interesa conocer las causas por las cuales el estalinismo pudo llegar a poder en la Unión Soviética? ¿acaso no podría sernos útil el conocimiento de las causas del derrumbe del socialismo?

En segundo lugar, que se siguen compartiendo, implícitamente, los valores generados por la concepción burocrática del socialismo si es que se conocen, o bien, que se desconoce lo negativo de ella. En ambos casos, ¿cómo podrá evitarse cometer los mismos errores que ellos cometieron?

En tercer lugar, que lo que se construirá, en caso de triunfar nuestro proyecto, irá marcado por las características de el socialismo burocrático. En el burocratismo de hoy está el burocratismo del mañana, en el centralismo de hoy se manifiesta el del futuro, en la falta de atención a las necesidades del pueblo, que hoy sin tener el poder se manifiesta, cuando tengamos el poder se multiplicará. Ese fue el camino del socialismo burocrático y lo estamos repitiendo ¿Cómo podrá mandar obedeciendo quien está acostumbrado a mandar mandando? ¿Cómo podrá ser receptivo a las aspiraciones populares quien está acostumbrado a exigir que el pueblo y la base sean receptivos a sus concepciones?.

En cuarto lugar, que el destino de lo que construyamos será, muy posiblemente, el mismo del socialismo burocrático, es decir, ser derrumbado por su propio pueblo. ¿cómo podrá el pueblo seguir aguantando eso si contra eso luchamos?

¿Podrá ser posible otra forma de concebir y de realizar las cosas?

IV. IMPLICACIONES DE LOS HECHOS.

1.- El EPR, sin dejar de ser una organización revolucionaria, ha adquirido una serie de características negativas que limitan el papel transformador que puede desempeñar en la lucha del pueblo mexicano.

2.- Una organización en tales condiciones, sin dejar de ser una opción válida, no representa ya la mejor opción, dado que el esfuerzo del pueblo y de las bases partidarias no es utilizado óptimamente.

3.- Es necesario buscar una alternativa ante esta situación. ¿Por qué? Porque aún cuando pueda decirse que las deficiencias pueden señalarse y combatirse sin necesidad de buscar otra opción y que existen cauces para expresar la inconformidad y luchar por las posiciones políticas propias, debemos decir que, efectivamente, sí existen cauces, y ya se ha hecho uso de ellos, pero sin más resultado que el aferramiento a las posiciones conservadoras. Por otro lado debemos ver que no siempre los cauces conducen a puerto seguro, porque entre nosotros sabemos perfectamente que en nuestras condiciones no es posible, llegado cierto grado de agudizamiento de la lucha política e ideológica, estar seguros de a dónde nos llevan las contradicciones.

V. PERO ¿CUÁL SERÍA LA EXPLICACIÓN DE ESTE TIPO DE COSAS.

Obviamente, se necesita de una interpretación de los hechos que han conducido a esta situación, pues debe haber una explicación para ello, la que es necesario conocer, en primer lugar como explicación de los hechos y en segundo para evitar que esto suceda nuevamente en un futuro.

Cabe decir que la explicación se aventura a manera de hipótesis y así debe tomarse, sin considerar que la última palabra al respecto, por lo que habría que investigar más posteriormente. El objetivo no es de ninguna manera descalificar al CC, sino tratar de encontrar las razones que condujeron a la actual situación (y que si no corrigen el rumbo habrán de conducirlos a peores situaciones aún).

a) Posición defensiva permanente por una especie de devaluación psicosocial. Así como a nivel individual existe la devaluación que conduce a una posición defensiva constante, es sabido que en sociedades subdesarrolladas es bastante común el fenómeno de una devaluación a nivel psicosocial. Muchas de las cosas que el CC ha impulsado podrían explicarse a partir de que el partido, como colectivo, incluyéndonos ahí a los militantes con largo tiempo de formación en su interior, hemos desarrollado una manera defensiva de pensar, de sentir y de actuar. Esta devaluación ha hecho posible que se den fenómenos que de otra manera costaría trabajo no solamente admitir sino explicar, como por ejemplo: ¿por qué se tiende a considerar como ataques al partido cualquier crítica que contra él se haga? ¿por qué las propuestas de cambio, sobre todo cuando son radicales son consideradas como una agresión a la integridad partidaria?

b) Formación de un centro elitista de poder. Algunos de los fenómenos negativos que sucedieron en los países socialistas se explican a partir de que en ellos se verificó el surgimiento de centros elitistas del poder que ejercían el poder en nombre de la sociedad pero no en función de los intereses de ésta sino de los suyos, de grupo. Cabe decir que esto muchas veces sucedió de una manera gradual y como un fenómeno no plenamente consciente. De esta manera pueden explicarse fenómenos como que el CC se haya acostumbrado a centrar su atención en sí mismo, descuidando totalmente el trabajo con las bases o el pueblo. El centralismo creciente se explica también por la formación de ese centro elitista. Cabe decir que este fenómeno ya se había dado antes con la existencia del denominado "disco compacto" y ahora se reprodujo sobre una base más amplia y, hay que decirlo, sobre una base colectiva y no unipersonal (colectiva, sola y exclusivamente al interior del CC).

c) Acomodamiento gradual. Es bastante conocido el hecho de cómo en muchos procesos se ha perdido lo que se denomina la mística revolucionaria, dejando su lugar gradualmente a un acomodamiento en todos los órdenes de la vida de algunos dirigentes, par acabar siendo totalmente ajenos a las exigencias de la lucha revolucionaria. El hecho de que la mayoría de los elementos del CC no hubiera puesto la atención debida en el trabajo en el seno del pueblo y con la base partidaria, aunque en gran parte se debe a un fenómeno de concepción, en otra parte se debe a un proceso de acomodamiento que de manera gradual se ha ido fortaleciendo en diversos grados en cada uno de los integrantes del CC. Este acomodamiento explica, además, el que exista una franca repulsa a la posibilidad de incorporarse al trabajo de construcción participando directamente en la formación y fortalecimiento de las instancias partidarias y las unidades militares en las zonas y las unidades militares, optando, preferencialmente, por la atención a distancia, que en realidad es una desatención total. Además, así se explica el que pese a que ha sido considerada como estratégica la formación de columnas guerrilleras, y a que esta tarea ha fracasado al asignarla a cuadros inferiores en la jerarquía, casi ninguno de los integrantes del CC (a excepción de JA) se haya encontrado dispuesto a incorporarse a esta labor. Necesariamente esta situación ha conducido a una pérdida de autoridad de estos elementos, que si no se ha manifestado más abiertamente ha sido porque se han implementado mecanismos para inhibir la crítica. Parte de este fenómeno y reproducción de él es el hecho de que en diversas zonas, los dirigentes estatales no participan directamente en estas tareas, aduciendo que solamente desde abajo y el centro se puede dirigir y bajo la concepción de que estar lejos de los centros de poder significa ir perdiendo jerarquía. Ilustradores de este hecho son los casos de O y Ch.

d) Inadecuada concepción de la relación individuo-colectivo-sociedad. Concepción del colectivismo como la subordinación total, acrítica e incondicional del individuo al colectivo y de éste a lo que se entiende como necesidades de la sociedad. Esto explica diversos hechos, entre ellos.

- La subordinación permanente, total y acrítica a lo que se entiende como necesidades nacionales, subestimando las necesidades locales. Lo que aquí se señala no es esa subordinación en sí misma, sino la inflexibilidad con que se concibe y lo ajeno que ha resultado siempre la consideración de las necesidades locales o regionales.

- La interpretación de las inconformidades de los compañeros como manifestaciones individuales, nunca intentando concebirlas como posiblemente representativas del sentir colectivo o social, como ha ocurrido con las salidas de diversos compañeros y con las deserciones.

- La primacía del centralismo sobre la democracia en vez de una adaptación del centralismo democrático a las necesidades de la sociedad actual.

- La subestimación permanente del papel del individuo y de las necesidades individuales. Manifestación de esto son la subutilización de los militantes y combatientes y sus capacidades personales y la pretensión de igualar a los individuos conforme estándares preestablecidos.

En conjunto, esta actitud ante el individuo ha conducido a un bloqueo de la imaginación, de la inteligencia y del sentir del individuo.

d) Tendencia hacia la interpretación sicologista de los conflictos políticos internos. Así como los conocimientos es un área específica son de una gran utilidad, es necesario comprender que cuando la interpretación de fenómenos de carácter diverso o multifacético se realiza con base, o predominantemente con base en los conocimientos de tan sólo una ciencia, por más ciertos que éstos sean, las conclusiones no lo serán. Esa ha sido una de las determinaciones de la pérdida de objetividad de la interpretación, en particular, de los conflictos internos o de los problemas manifestados en diferentes instancias, por lo que lejos de buscar las causas objetivas se atribuye a problemas personales lo que son problemas de otra índole. Así ha pasado al no percibir el burocratismo, los efectos nocivos del centralismo y, sobre todo, la descalificación de quienes han manifestado inconformidades.

e) Atraso teórico. Si bien el desarrollo de la teoría generalmente se realiza con cierto retraso con respecto a la realidad, esto se complica aún más cuando ni siquiera se asimila lo ya desarrollado por la teoría, como sucede en el EPR, donde a la manera dogmática de entender el marxismo se le agrega la falta de asimilación de los aspectos desarrollados por los marxistas críticos y el nulo esfuerzo por interpretar creativamente la sociedad (lo que podría ayudar, si no a desarrollar el marxismo, sí a realizar una aplicación creativa de éste).

En resumen, , puede decirse que el conjunto de estos fenómenos ha incidido para que exista una gran falta de objetividad en el análisis y en el tratamiento de los fenómenos sociales y, en particular, de los problemas que se enfrentan en el trabajo revolucionario.

VI. PUNTOS DE PARTIDA PARA EL CAMBIO.

Enumeraremos, a continuación algunos de los principios que en diferentes momentos hemos asumido para dar la lucha política e ideológica al interior del partido y los efectos que se han tenido, para, a partir de ahí establecer las pautas a seguir en el actual estado de cosas.

Desde hace tiempo la lucha política la venimos desarrollando basándonos en los siguientes principios:

a) Impulsar los cambios en el partido a partir de las formas establecidas para ello, desde dentro, en la medida de lo posible, de manera que los cambios no sean traumáticos.

Desde hace aproximadamente un año se viene dando una lucha interna por hacer ver al partido las deficiencias, por tratar de que el partido asuma otra visión, que modifique su práctica, que adapte sus métodos a las necesidades de la realidad, que sea receptivo a las necesidades del pueblo y de la base del partido, que haga que los dirigentes participen directamente en el trabajo de construcción, que dejen de ser los burócratas que desde lejos e independientemente del pueblo pretenden dirigirlo.

Algunas modificaciones se han logrado, pero las barreras también se han hechos mayores, llegando al grado de que ahora hay medidas que de aplicarse darán al traste con los éxitos obtenidos hasta ahora.

b) Asumir que el CC del partido no tenía orientaciones adecuadas para una serie de aspectos del trabajo revolucionario. Por eso es que, en un principio y aprovechando la amplia interpretación que permitía la falta de una metodología escrita, se experimentó con una serie de formas metodológicas a partir de las cuales se elaboró la metodología que se propuso al partido. Esta forma de trabajo no iba contra las normas partidarias, pues se hacía con la permisividad de quien era responsable del trabajo en el estado.

Ahora, una vez que los caminos se han ido cerrando:

a) Asumir que el CC ha dejado de jugar el papel de dirección revolucionaria y que se ha convertido gradualmente en una fuerza conservadora que en vez de defender los intereses del pueblo, de la revolución y del partido, defiende los suyos, los de un centro elitista de poder, con intereses de grupo y que muchas de sus alternativas han significado retrocesos en el avance del trabajo revolucionario. Por eso es que un punto de partida en nuestra labor ha sido, últimamente, realizar, por la vía del hecho, las medidas que sean necesarias cuando los obstáculos burocráticos lo impidan , partiendo de que es legítimo no seguir las instrucciones superiores si son erradas.

b) Asumir que el compromiso revolucionario es con el pueblo. Antes que el compromiso entre personas y con una colectividad, el compromiso de la revolución es con el pueblo. A él no le podemos fallar.

c) Asumir que el EPR está fallando al compromiso con el pueblo, pues con la actitud asumida y con las medidas que pretendió introducir en el trabajo de nuestra instancia y con la generalización de sus errores, iba a conducir a un retroceso en la lucha, como ya lo ha hecho en otras regiones del país.

d) Asumir que nosotros, ante esa situación tenemos no solamente el derecho sino la obligación de retomar el compromiso con el pueblo, lo que convierte en una necesidad el abandonar las filas del EPR, para desde otra perspectiva, contribuir al desarrollo de la lucha revolucionaria.

e) Asumir que esto, pese a la apariencia de que puede contribuir a debilitar la lucha revolucionaria, contribuye a su desarrollo, pues separados podemos hacer más que juntos. Hasta ahora los esfuerzos de la mayoría del CC y los nuestras se han obstaculizamos mutuamente, pero separados, cada visión, cada método, cada plan y programa pueden hacer más. Nosotros lo creemos así, sobre todo en las actuales circunstancias, en las que una metodología que creemos ha producido buenos resultados, sin negar las deficiencias que puede tener, tendría que dejarse de aplicar, para generalizar la que a tan malos resultados ha conducido.

f) Asumir que el estar separados ahora no implica estarlo siempre, pues bien comprendemos que habremos de estar juntos en un futuro. La lucha, a fin de cuentas, habrá de unirnos, pero para esto hace falta que las condiciones lo permitan y lo hagan necesario.

Por ahora, aunque marchamos hacia el mismo objetivo, es mejor hacerlo por diferentes caminos. Más adelante nos habremos de encontrar.

Antonio

Enero, 1998