República Mexicana, 4 de septiembre de 1996

RESPUESTA AL INFORME PRESIDENCIAL


AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO


Nuevamente, el triunfalismo y la esencia prooligárquica del gobierno se hacen presentes en su discurso, cuando en el segundo informe trata de disfrazar la crítica situación económica, política y social que están viviendo la gran mayoría de mexicanos, presentándola como una situación que ya está “mejorando”, pese a que los hechos están mostrando todo lo contrario.

El manipuleo y falseamiento de las estadísticas oficiales y el servilismo de algunos apologistas del actual régimen que pretenden formar en la opinión pública la aceptación de las falacias propaladas por el gobierno, contrastan con la crítica situación en que se encuentran los millones de desempleados y subempleados esparcidos por todo el país; con la quiebra irreversible de miles de micro, pequeñas y medianas empresas; con la drástica reducción del poder adquisitivo del salario, que aumenta las penalidades y miseria de los trabajadores; con la frustración e indignación de millones de pequeños productores del campo y la ciudad, que sufren el robo por parte de los grandes banqueros, con el apoyo y protección del gobierno; y con la inconformidad e irritación de amplios sectores sociales que sufren la marginación de la educación, la salud y carecen de una vivienda y accesible a sus posibilidades; y finalmente, con la existencia de más de 60 millones de mexicanos pobres, de los cuales una tercera parte se debate en la pobreza extrema.

Dentro de esta farsa el gobierno presenta como grandes logros el pago adelantado de una parte de los intereses, por concepto de la impagable deuda externa, haciendo a un lado las apremiantes necesidades de amplios sectores de la población. Estos “logros” están apuntados a beneficiar únicamente a los grandes oligarcas, a quienes no les importa el elevado costo que está pagando el pueblo, mientras ellos elevan a niveles exorbitantes sus ganancias.

Este costo es omitido deliberadamente en dicho informe, lo mismo que la realidad de la hipoteca de los recursos energéticos y el avance del sobreendeudamiento externo, que reproduce de manera cada vez más asfixiante las cadenas de la dependencia económica con el gran capital internacional. Esto revela los planes de seguir basándose en dicho endeudamiento, como palanca para seguir desarrollando el modelo neoliberal, a pesar de las repercusiones desastrosas que ha generado en la mayoría de la población.

Por otro lado, la concepción bajo la que el gobierno impulsa la inyección de recursos económico en algunos estados como Chiapas, Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Puebla, no es la de desarrollar integralmente la solución a los problemas económicos y sociales de esas regiones, sino la de paliar, algunos de los rezagos sociales con fines contrainsurgentes, tratando de frenar el avance de la organización y movilización de las masas y obstaculizar la influencia y desarrollo del movimiento democrático revolucionario. Esta finalidad crea las premisas para una mayor agudización de la desestabilización económica en el plano nacional.

De esta manera, lo expuesto en el informe demuestra la intención de justificar la continuidad de una política económica que está llevando al pueblo y al país a un callejón sin salida, por lo que la imperiosa necesidad de las grandes transformaciones democráticas revolucionarias se pone a la orden del día.

En el aspecto político, la demagogia y el incremento de la represión se acentúan, pues la demanda general del pueblo acerca de la instauración del Estado de derecho en nuestra patria ha sido respondida con una serie de medidas coercitivas que, en vez de impulsar leyes justas y el respeto de la normatividad legal, significan un paso más en la consolidación de un Estado policiaco-militar, que está siendo apuntalado por el bipartidismo de Estado que están imponiendo el PRI y el PAN.

No existe un Estado de derecho cuando la represión contra el pueblo se incrementa, se impide el ejercicio de los derechos de los ciudadanos, se amenaza a los dirigentes populares bajo cargos invitados, se garantiza la impunidad de aquellos que cómo Rubén Figueroa, asesinan al pueblo, o de quienes, como Roberto Madrazo violan leyes con la abierta complicidad del régimen, cuando se incrementa la militarización de la sociedad.

Con una reforma política superficial y que en gran parte se limita al ámbito electoral, se intenta sustituir las reformas generales institucionales que el país necesita para garantizar la democracia para el pueblo mexicano. La voluntad popular no se respeta ahora ni se respetará con esos cambios parciales.

La descomposición del régimen avanza, lo que se manifiesta, entre otras cosas, en la protección de funcionario y exfuncionarios corruptos, así como en la red de complicidades tejidas en torno a los asesinatos políticos y a la actitud asumida por los gobernantes ante el narcotráfico. Pese a la condena verbal que se hace de éste, desde las altas esferas del poder se le protege y se le impulsa, ya que forma parte indisoluble del capital financiero y por lo tanto de la oligarquía y del Estado que está al servicio de ella. La lucha que supuestamente se realiza contra él no es más que un mecanismo con el que se encubre la lucha contra el movimiento democrático revolucionario, pues es utilizada como pretexto para la adquisición de equipo militar y para la realización de campañas contrainsurgentes.

Hoy, que nuestro Ejército Popular Revolucionario hostiga militarmente a las fuerzas armadas y a los cuerpos policiacos, en varios estados del país, se ha recurrido nuevamente a calificar como terrorismo nuestro accionar político militar. A esto respondemos categóricamente que miente el gobierno porque nuestras acciones son dirigidas contra las fuerzas militares y policiacas que son los pilares en los que descansa este sistema político antipopular, antidemocrático y represivo.

En todo caso, admitimos que nuestras acciones pueden crearle temor, zozobra a los oligarcas, al gobierno y a sus fuerzas armadas y cuerpos policiacos, encargados de instrumentar la represión contra el pueblo. Y sienten todo eso, porque saben que sus crímenes contra el pueblo ya no van a quedar en la impunidad, que sus golpes van a ser respondidos con nuestros golpes revolucionarios.

Quien sí actúa como terrorista es el gobierno, que durante muchos años ha impuesto en la mayor parte de la población la incertidumbre, el temor y la desesperación por el desempleo, por la drástica reducción del poder adquisitivo del salario, por la falta de atención en la salud, la educación y la vivienda y por las políticas económicas antipopulares que mantienen al país sumido en una profunda crisis económica, provocando la constante desestabilización y descomposición política y social; también es terrorista, por la represión que de manera sistemática y creciente realiza contra el pueblo, aplicando la desaparición forzada, el asesinato político, la tortura, el encarcelamiento de luchadores sociales y la intimidación permanente contra los sectores sociales inconformes.

Quienes luchamos por un cambio democrático revolucionario sabemos a quien nos enfrentamos: a un enemigo que ha encarcelado injustamente a miles de mexicanos, que ha asesinado a cientos de luchadores sociales y que cuando se habla de “aplicar toda la fuerza del estado” contra la insurgencia revolucionaria, se anuncia que cada vez se dejarán más las manos libres a las fuerzas armadas y policiacas, lo que habrá de traducirse en un incremento de la represión y la militarización, haciéndose más aguda la guerra sucia que desde la década de los setenta libra el gobierno contra el pueblo mexicano.

Por eso llamamos a todos los sectores del pueblo mexicano, a proseguir en la lucha por detener la represión, a continuar en la lucha por obtener la solución a sus demandas inmediatas, a unir sus esfuerzos a los de otros mexicanos, para construir la unidad de todo el pueblo; a desenmascarar las maniobras del gobierno y a luchar para lograr su derrocamiento.


¡POR LA VIA DEMOCRATICA REVOLUCIONARIA,
TODO EL PUEBLO AL PODER!
¡POR LA REPUBLICA DEMOCRATICA POPULAR ,
EL PUEBLO UNIDO TRIUNFARA!
¡CON LA LUCHA POPULAR,
EL EPR TRIUNFARA!

PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
EPR

República mexicana, 4 de septiembre de 1996.