Democracia, crisis y renuncia de alcaldes

DEMOCRACIA, CRISIS Y RENUNCIA DE ALCALDES

DECLARACIÓN

1. Parte importante de las fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias apreciamos y entendemos que la elección popular de alcaldes es uno de los escenarios de la lucha política amplia de masas y es una conquista democrática. Pensamos que la elección popular de alcaldes constituye un medio útil y no es un fin u objetivo que cristalice la victoria total o principal de la lucha por la libertad política para las mayorías y por la liberación nacional.

Creemos que los alcaldes y representantes del Estado que actúan contra el pueblo y la soberanía nacional deben recibir el embate popular sin cuartel, como parte de ese aparato de dominación violenta de la clase obrera y el pueblo que es el Estado burgués. Merecen apoyo los juicios populares y revolucionarios a los alcaldes y funcionarios del Estado que cometan crímenes económicos, políticos y sociales contra el pueblo y Colombia.

2. Mientras, se hace alharaca por la democracia municipal como "esencia" de su democracia restringida, desde el gobierno y demás instituciones hay esfuerzos de la burguesía y la embajada yanqui para debilitar espacios democráticos como la elección de alcaldes y usarlos para sus intereses con demagógicos eslóganes como el uribista: "el municipio es al ciudadano lo que la familia es al ser humano", parte de su tesis fascista de "Estado comunitario"

Entre tanto, para tratar de sortear su gran crisis económica recesiva-depresiva han incluido el empobrecimiento de los municipios con las privatizaciones; hipotecándoles al capital financiero internacional y las multinacionales; clasificándoles "territorial y administrativamente" para mantener las discriminaciones que acentúan el monumental atraso de la gran mayoría de municipios. Reformaron la Constitución Política para acentuar la municipalización y recortar más las transferencias para salud y educación.

También decidieron eliminar la elección de alcaldes con la Ley de seguridad nacional o "Ley de Guerra", que tumbó la Corte Constitucional meses atrás y desea revivir AUV. Esa ley contempla alcaldes militares en las zonas declaradas "teatros de operaciones".

Esto y muchas acciones del capital transnacional, han llevado a una verdadera crisis en los municipios que hoy quieren tapar señalando la exigencia de renuncia de alcaldes como la causa de la crisis económica y política de los municipios.

3. Ahora, ante la renuncia de alcaldes presionada por las FARC, la casta dominante no encuentra otra respuesta que el incremento de la guerra total guiada por el Plan Colombia, la militarización de los municipios, alcaldes militares, agentes del DAS como alcaldes y diseños de medidas autoritarias de los gobiernos departamentales y nacional para impedir renuncias o reemplazar alcaldes.

El retorno al Estado de Sitio abierto o "Ley marcial", al terrorismo de Estado al estilo del binomio Turbay-Camacho en los años 70´s, a la moda "BuSHaron", son intenciones de Washington, AUV, la oligarquía y las vertientes de sus partidos liberal y conservador.

Los municipios y las comunidades indígenas y negras no esperan el improductivo gasto en guerra y represión sino la libertad política y el cese del terrorismo de Estado; destacan la importancia de suficientes transferencias fiscales para recuperar la inversión para el desarrollo, el fomento y empleo. Quieren liberarse de la impagable deuda pública y volver a la propiedad de las empresas privatizadas para disfrutar sus utilidades. No quieren continuar con la municipalización porque les descarga la responsabilidad de la salud y la educación. Tampoco aprueban como "política social" el asistencialismo barato del guerrerista e injerencista Plan Colombia.

4. Independiente del motivo de la ausencia del Alcalde, los habitantes tienen derecho a ejercer la soberanía popular dándose su forma de gobierno (extra-institucional o institucional) propia mientras se realiza la nueva elección popular. Cualquier forma de gobierno que adopten los ciudadanos y sus organizaciones naturales, políticas y militares reconocidas, es una medida más democrática y legítima que los alcaldes enviados por el gobierno de Bogotá o por el gobernador respectivo.

Ante la renuncia de los alcaldes, la unidad de acción de todas las fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias jugará un papel decisivo que obliga a combatir y a renunciar a la prepotencia o el sectarismo. Igualmente, exige poner fin a todo tipo de agresión entre fuerzas del campo popular y antiimperialista para enfrentar con más éxito la arremetida terrorista del régimen para imponer las medidas colonialistas del FMI y Washington.

Nosotros -de cara al pueblo y con el pueblo- actuaremos con la visión de aportar para lograr que el ascenso de las luchas del pueblo llegue a la crisis revolucionaria. Ello demanda -reiteramos- trabajar por la unidad, la organización y la lucha popular, así como por debilitar la oligarquía y su Estado, para potenciar la lucha por el poder popular que, en sentido estricto, no es un asunto sólo local, que es una meta nacional que corona el triunfo de la revolución democrática, antiimperialista en marcha al socialismo.

5. Algunos lugares ofrecen condiciones para cristalizar formas y elementos de poder popular que debiliten la oligarquía y su Estado, siendo válido concretarlos.

Serían logros superiores a los condicionados ejercicios de gobierno de los pocos alcaldes populares que impulsan programas alternativos al sistema, en medio del saboteo de las instituciones nacionales dirigidas por el bipartidismo burgués, así como entre la hostilidad y persecución de las fuerzas de seguridad, los militares y paramilitares, que constituyen el pilar fundamental del Estado que actúan en los municipios.

Estas formas de poder local, surgidas del accionar de todas las formas de organización y lucha popular, no "estrechan" ni "quitan espacios" a los verdaderos luchadores por la democracia para las mayorías, creemos que abren perspectivas.

Resaltamos, que si bien la forma principal de lucha es la lucha política de masas, y que el problema del poder político no puede resolverse sólo a partir del trabajo de la lucha armada y de las fuerzas guerrilleras, el trabajo militar popular es muy valioso e indispensable para responder a la violencia cruel del capital nacional e internacional para imponer su actual dictado neoliberal globalizador, conquistar resultados tácticos de gran envergadura y como camino o clara vía al poder popular.

Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)

Comité Ejecutivo Central

Colombia, julio 31 de 2002