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Frontera Norte, 20 de noviembre de 1996

A LOS TRABAJADORES MIGRANTES


A los trabajadores migrantes,
a nuestros hermanos que,
al norte de la frontera, libran la cotidiana lucha
por la sobrevivencia.


Verse obligado a emigrar, por motivos económicos o políticos, es uno de los robos más crueles que puede sufrir un ser humano.

La oligarquía financiera en el poder despoja a millones de mexicanos de la oportunidad de vivir dignamente en nuestra Patria, lanzándolos a buscar más allá de la frontera, una oportunidad de sobrevivir.

En México el modelo neoliberal se caracteriza por la concentración del capital financiero, industrial y comercial en alrededor de 24 familias supermillonarias mientras la gran mayoría de la oblación vemos como el agio, la usura y la sobreexplotación nos arrebatan la oportunidad de ganarnos la vida digna y productivamente.

De 35 millones de mexicanos en edad de trabajar, alrededor de 25 millones están en el desempleo o subempleo. Una parte cruza la frontera norte. Esos son ustedes, los trabajadores migrantes, víctimas y constructoras del sueño americano.

Víctimas del "american Way of life" porque el esplendor estadounidense se subsidia con el despojo de nuestras riquezas naturales, como el petróleo del que Pemex vende a Estados Unidos un millón 225 mil barriles diarios, en una sangría constante de ese energético que debería destinarse al desarrollo de la industria nacional, incluyendo la petroquímica, que debería estarse desarrollando continuamente en lugar de malbaratarla a los inversionistas extranjeros.

El pro imperialista gobierno mexicano envía a los bancos estadounidenses alrededor de 20 millones de dólares, cada año, solamente como pago de intereses por la ya impagable deuda externa que asciende a más de 170 mil millones de dólares. Esos recursos financieros deberían inyectarse al desarrollo nacional y al gasto social impulsando la micro, pequeña y mediana industria nacional, la generación de empleos, el gasto social en salud, educación, vivienda y servicios. Enviarlos al FMI es quitarle el pan de la boca a la niñez mexicana y regalárselo al vecino del norte.

Nuestra principal riqueza, nuestra mano de obra, se cotiza en el mercado como una de las más baratas a nivel mundial y es sobre explotada tanto al norte como al sur de la frontera, en el campo y en la ciudad y ya sea pagada en pesos o en dólares, no se le da al trabajador el precio justo por lo que produce ni siquiera se le paga lo suficiente para que compre lo mínimo para alimentar, educar y sostener dignamente a su familia.

Forjadores del sueño americano porque con su trabajo, arriesgando la vida y a costa de su salud, ustedes, los trabajadores migrantes construyen gran parte de la riqueza estadounidense. Sin ustedes, sencillamente USA no podría competir con los otros países imperialistas, principalmente Japón.

El "modo de vida americano" existe y a la vez le da origen al "sistema de vida mexicano" ya que nuestros propios recursos naturales, financieros y humanos así como los de otras naciones, con la complicidad de sus respectivos gobiernos, financian la economía estadounidense, permitiéndole aún pagarle a sus trabajadores por hora el equivalente al salario diario promedio en nuestro país. La oligarquía estadounidense, aún con recortes, todavía puede subsidiar a sus pobres y, retardar así su propia revolución interna.

Por eso, lejos de disminuir, la migración hacia el norte crece, sumándose cada vez más niños y mujeres. Nuestro pueblo mexicano conforma el conglomerado de desempleados más cercano y barato por lo que es imprescindible para regular el precio de la mano de obra en Estados Unidos.

Aún con la ventaja que le reditúa sangrarnos de materias primas, capitales y mano de obra, Estados Unidos ya no puede ocultar los síntomas de una enfermedad, mortal a la larga: la enorme desigualdad social. Se incrementa el desempleo, delincuencia, falta de vivienda y recortes a los programas sociales.

El creciente abstencionismo evidencia que un sector del pueblo estadounidense no cree en el montaje de la "Gran Democracia bipartidista", donde republicanos y demócratas se alternan los papeles de malo y buen chico de la película

El imperio no conoce el agradecimiento, ahora que su propia crisis interna contrae la economía estadounidense los trabajadores mexicanos resultamos una supuesta competencia desleal, indeseada, grasienta y contaminante del modo de vida americano. Ajustan su marco legal con leyes como la 187 e iniciativas como la 209 y 210 que colocan a los migrantes en una mayor indefensión, a merced de los patrones y sin derechos a servicios elementales como el de salud y, además fomenta el odio racial y la discriminación contra los inmigrantes, entre ellos los "hispánicos".

El gobierno estadounidense percibe los vientos de libertad al sur de su recorrida frontera y el miedo lo inunda. El gigante se sabe tal débil como Goliat y, aterrado teme un guerrillero en cada migrante. Terror compartido, desde luego por su cómplice, el antipopular gobierno mexicano. Hermanados por el temor, no desaprovechan para continuar haciendo negocios. La venta de armamento fortalece a la industria bélica vecina, principal soporte de la economía estadounidense. La compra de armas es una sangría más para nosotros, los trabajadores y campesinos mexicanos.

El imperialismo usurero y neocolonialista resiente los efectos de su propio desempleo. Bajan los salarios, se pierden las conquistas laborales, y prestaciones sociales, incluyendo la atención médica que las generaciones anteriores habían logrado con huelgas y paros.

Recluidos en los barrios mexicanos, los Bronx se reproducen en casi todas las ciudades estadounidenses, obligados incluso a vender sangre, a tener dos trabajos, a pepenar de noche en la basura, a ofrecer servicios humillantes. El sueño de millones de trabajadores migrantes se estrella con el racismo, la sobreexplotación y la abismal desigualdad social.

La economía estadounidense cada vez depende en mayor parte del dinero del narcotráfico y el poder político del narco crece día con día, como se revela con los apoyos económicos que los diferentes candidatos presidenciales reciben de los cárteles. La visión racista acusa a todo hispánico de ser "mule" (mula de carga), atribuyéndonos la responsabilidad de la masiva drogadicción prevaleciente en ese país. Los sentimientos racistas empañan la visión de un sector del pueblo estadounidense y no le dejan ver que no es el latino quien le roba el empleo sino verdaderamente han mayor desempleo y un recorte del gasto social en su país ya que los patrones, antes que perder ganancias, sacrifican primero el excedente que invertían en mantener contentos a los trabajadores. La economía estadounidense se contrae, aumentan los pobres, los desempleados, los homeless. En medida que se acerca la crisis económica estructural, el odio racial, muy particularmente hacia latinos, asiáticos y negros, aumentará en un sector de la población estadounidense. .

El racismo se refleja en las reformas al marco legal, en la aprobación de leyes, como la 187, que convierten la inmigración en un delito, alientan la cacería de trabajadores indocumentados y la proliferación de grupos neonazis como los iluminadores de la frontera", la "Resistencia Aria Blanca" (WAR), los Blancos - Anglosajones y protestantes" (WASP), La Milicia de Michigan, Las Milicias Cristianas de California, el Ku Kux Klan y otros grupos racistas que recobran fuerza en la medida del deterioro de las condiciones de vida del pueblo estadounidense. Aumenta el bombardeo ideológico para mediatizar a parte de los trabajadores norteamericanos. El racismo y la discriminación impiden por ahora la unidad de los trabajadores.

Persecución e impunidad se confabulan. La violencia racial, legal y semiclandestina, arrojan un saldo diario de anónimas víctimas: cadáveres que aparecen flotando en el Bravo o pudriéndose en el desierto, vidas cercenadas con balas anónimas y que nadie investiga, golpiza, violaciones sexuales, chantajes, extorsiones, sobreexplotación, encarcelamientos injustos y penas excesivas por el hecho de ser latinoamericano.

En contraste, la complicidad entre las oligarquías mexicana y estadounidense crece. Firmaron el TLC, que ha dejado como saldo el desmantelamiento del 75 por ciento de la planta productiva nacional. El antipopular gobierno mexicano hipotecó nuestro petróleo y diariamente acrecienta nuestra la impagable deuda externa. La oligarquía estadounidense se beneficia de nuestras exportaciones de materias primas y recursos financieros, pero se niega a recibir a la migración excedente que ocasiona al despojarnos de nuestros recursos naturales y financieros y, con ellos, de la oportunidad de un empleo digno y bien remunerado en nuestro país. Ambos estados antidemocráticos y antipopulares se unen para perseguir a sus víctimas, a los trabajadores migrantes.

El Ejército Popular Revolucionario (EPR) se dirige a ustedes, hermanos trabajadores migrantes, para comunicarles que estamos respondiendo con la autodefensa armada a la represión y a la violencia del sistema que nos mata de hambre y miseria.

Nuestras armas se dirigen contra las fuerzas del gobierno opresor, ejerciendo la legítima autodefensa que, por tradición, nuestro pueblo ha emprendido contra los opresores. Retomamos la tradición guerrillera de Morelos, Guerrero, Zapata y Villa.

El actual gobierno mexicano sólo sirve a los intereses del gran capital, beneficia a los grupos de oligarcas asociados con el capital extranjero, malbarata nuestras riquezas, se apura en pagar la deuda externa mientras destruye la exigua industria nacional y asume al campesinado en la miseria. El actual gobierno mexicano nos despoja de la Patria.

Un gobierno que no representa los intereses del pueblo no es un gobierno soberano porque, de acuerdo al artículo 39 de la Constitución Política, la soberanía de la República Mexicana reside en el pueblo, en nosotros, en los mexicanos, sin importar el lugar en donde estemos.

El gobierno de facto está en el poder gracias al fraude electoral, al crimen, a la constante y creciente represión. Su debilidad política es tan grande que necesita, cada vez más, que el Ejército lo sostenga. La injerencia estadounidense en la vida política interna de nuestro país cada vez es mayor. Ambos gobiernos realizan cada vez más operativos conjuntos con fuerzas como la Metro Task Force, que en la frontera se convierte, en la práctica en una fuerza de tarea binacional que oficialmente combate al narcotráfico, aunque en sus objetivos internos se plantea la lucha "antiterrorista".

Dada la debilidad del gobierno mexicano y por la importancia estratégica que nuestras riquezas tienen para la oligarquía estadounidense, a mediano plazo Estados Unidos, a través de la CIA o de algún organismo de inteligencia militar, tomarán el mando de la Guerra de Baja Intensidad (GBI) contra el pueblo mexicano.

En estos momentos, el FBI, junto con el ejército mexicano detiene y golpea a la población de los Loxicha, Oaxaca y, al no encontrar a los verdaderos guerrilleros, previo I’m sorry, los fabrica con la tortura. Don’t worry. Esa es la escuela estadounidense, remember Vietnam.

Hermanos es hora de lucha por devolvernos a nosotros mismos la soberanía de la Patria. Es hora de responder a la sucia guerra contrainsurgente con la autodefensa del pueblo. Nuestras armas están levantadas por los siguientes objetivos:

1.- La sustitución del gobierno antipopular, antidemocrático, demagógico e ilegítimo.

2.- El establecimiento de un gobierno que represente los intereses del pueblo y en el que participen las diferentes fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias. Establecimiento de una República democrática popular.

3.- Un nuevo modelo económico priorizando la solución de las demandas y necesidades inmediatas de nuestro pueblo, el desarrollo de la industria nacional, la creación de empleos y la restitución del poder adquisitivo del salario.

4.- Una nueva Constitución, con base en la de 1917, que sea el marco jurídico que garantice la satisfacción de las necesidades económicas, materiales y sociales de nuestro pueblo, el respeto a los derechos humanos y la participación en la vida política el principal actor de los cambios sociales y políticos, nuestro pueblo.

Hermanos: es hora de unirnos, luchar por una Patria digna y justa es la mejor forma de garantizar que las generaciones futuras tengan derecho a disfrutar de su país. No importa el lugar donde se esté, nuestra lucha es la misma.

La migración forzada por motivos económicos o políticos no tendrá necesidad de ser cuando en nuestro país la inmensa mayoría tenga oportunidad de trabajar digna y productivamente a cambio de un salario justo. Cuando las riquezas nacionales y los recursos financieros se empleen en beneficio del pueblo mexicano y aquí, en nuestro país, goce de los derechos constitucionales más elementales: al trabajo, al salario digno, a la salud, vivienda y educación.

Luchar, sea en territorio mexicano, estadounidense, o donde quiera que la necesidad nos haya llevado, por la defensa de los derechos laborales y contra la violencia que sufrimos los trabajadores, es un forma de reclamar nuestro derecho, natural y legítimo, a tener una Patria justa y soberana.

A unirse y organizarse para luchar por el respeto a sus derechos como inmigrantes, por igualdad en el trabajo, contra la discriminación. A luchar por un trato digno y justo en ese país, que se enriquece extrayéndole la sangre de sus recursos naturales, financieros y humanos al nuestro.

A responder organizadamente y con grupos de autodefensa popular a la violencia racial.

A boicotear los envíos de armamento a nuestro país, esas armas fabricadas con acero, grafito y tungsteno mexicanos, manufacturadas en parte por manos mexicanas, hoy se utilizan para matar al pueblo mexicano.

A denunciar la guerra sucia que el antipopular gobierno mexicano realiza contra nuestro pueblo. A exigir a foros internacionales el respeto a las garantías individuales, no a la tortura y trato digno a los prisioneros de guerra y políticos.

A impulsar la solidaridad del pueblo estadounidense, el apoyo de las organizaciones de trabajadores y humanitarias donde hoy se organiza lo mas avanzado de ese pueblo hermano. A fortalecer la hermandad y solidaridad mutua entre los trabajadores mexicanos y estadounidenses.

A buscar contacto con el movimiento revolucionario mexicano para, en la medida que tú decidas, de acuerdo a tus posibilidades y a tú situación, coadyuves en esta lucha, nuestra lucha, la lucha de todos los mexicanos en contra de un pequeño grupo en el poder que hoy nos roba la Patria. La lucha por construir un México justo es también la lucha de los trabajadores migrantes.

Sólo sumando esfuerzos, sólo unidos todos los trabajadores, obreros, campesinos, migrantes y subempleados lograremos construir un México donde nuestros hijos y nietos podrán vivir en paz.

Hermano migrante, te invitamos a apoyar, donde quiera que estés y en la medida de tus posibilidades, a esta lucha del pueblo mexicano por construir una Patria justa, donde todos podamos vivir dignamente,

¡Vamos a recuperar la Patria para los trabajadores mexicanos!


¡POR LA VIA DEMOCRATICA REVOLUCIONARIA,
TODO EL PUEBLO AL PODER!
¡POR LA REPUBLICA DEMOCRATICA POPULAR EL PUEBLO UNIDO TRIUNFARA!
¡CON LA LUCHA POPULAR,EL EPR TRIUNFARA!

PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
P D P R

EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
E P R

Frontera Norte, 20 de noviembre de 1996.