Guerrero, 3 de Septiembre de 1997

DESMENTIDO A UNA ENTREVISTA APOCRIFA PUBLICADA EN UN SEMANARIO LOCAL DE LA CIUDAD DE TLAPA, GUERRERO Y EN EL PERIODICO NACIONAL "LA JORNADA"

¿QUE SIGUE?
(Ahora hasta entrevistas nos inventan).


AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACION


En un semanario local de la ciudad de Tlapa, Guerrero, fue publicada una supuesta entrevista realizada al EPR y a la que en diversos diarios de circulación nacional se le dio difusión.

De entrada cabe aclarar que EL EPR NO HA REALIZADO TAL ENTREVISTA, y que nuestra posición respecto a cada uno de los aspectos que ahí se tocan ya ha sido dada a conocer en documentos y comunicados emitidos anteriormente.

Pero una vez puntualizado esto haría falta abundar un poco más en el asunto, tratando de encontrar una explicación a éste, uno más de los casos de suplantación que ha debido enfrentar nuestra palabra.

Y decimos "uno más…" , porque recordamos que ya antes se ha intentado poner en nuestra boca diatribas y amenazas contra personalidades o afirmaciones contrarias a nuestros planteamientos. Así, el presente caso viene siendo, precisamente, "uno más…"

Ahora bien, el no detenernos en una simple negativa del hecho obedece precisamente a que al no ser la primera ocasión que sucede, creemos que tampoco será la última, que más adelante habrá nuevos intentos en el mismo sentido. Y todos sabemos que siempre es mejor prevenir que lamentar, por eso, aunque desconocemos la manera concreta en que se dio el hecho que se cita como entrevista, vale la pena hacer un análisis más general, que permita abarcar tanto el presente caso como los pasados, e incluso los futuros que, no lo dudamos, habrán de presentarse.

Ocioso es decir que para nosotros los hechos como el presente son maniobras, ya que no son situaciones que puedan darse por accidente, o que puedan atribuirse a un error humano o al muchas veces presente "duende de la imprenta". Obviamente esto requiere de una maquinación.

Aún a riesgo de entrar en el terreno de las suposiciones, nos vemos en la necesidad de analizar las distintas posibilidades para eliminar las más disparatadas y quedarnos con las que tienen más posibilidades de ser la explicación verdadera.

En primer lugar, habría que ver a quiénes benefician las falsificaciones y para empezar podríamos enfocar nuestra atención en el propio periodista y en el medio de comunicación que da origen a la versión falsa, quienes pudieran hacerlo en un afán de elevar sus bonos o sus ventas. Discúlpenos señores periodistas o administradores o dueños de los medios, por este atrevimiento, pero el ser perjudicados ocasionalmente por la publicación de falsedades nos permite examinar esta atrevida hipótesis. Al mismo tiempo permítasenos decir al público que consideramos esta posibilidad como la menos probable, dado que reconocemos que en la mayoría de medios de comunicación se está abriendo paso una ética que cada vez deja menos lugar a estas situaciones y que el éxito momentáneo sería seguido por el desprestigio que sobrevendría al desmentir los insurgentes la especie propalada y sobre todo si se comprobara la existencia de una mala intención de parte del medio o de alguien perteneciente a él. Desde luego, nosotros siempre speramos que no sea así y que nos comprendan por esta digresión.

En segundo lugar, el principal beneficiado es el gobierno, dado que hay un conflicto entre él y los insurgentes y al gobierno siempre le va a convenir falsificar la palabra de quien lo combate.

Desprestigiar la insurgencia es el objetivo, pues cuando dos enemigos combaten es lógico que el desprestigio de uno redunde en beneficio del otro. Cabe decir, de paso, que de nuestra parte no necesitamos recurrir a ninguna maniobra pues el gobierno es bastante generoso en acciones en las que él mismo se desprestigia, como ocurrió recientemente, con el ridículo que hicieron los diputados priístas al manipular y recurrir a medidas ilegales para tratar de impedir la instalación del Congreso de la Unión hace unos cuantos días a fin de seguir ejerciendo la hegemonía en el poder legislativo cuando se encuentran ya en franca minoría y para impedir el cambio de formato del informe presidencial.

La propagación de falsedades, que sucede en un conflicto normal con bastante regularidad, acontece con mucha más frecuencia cuando el gobierno actúa bajo la estrategia de la Guerra de Baja Intensidad, donde la guerra sicológica contempla como uno de sus principales armas precisamente el engaño, por medio de una serie de operaciones encaminadas a desprestigiar a las fuerzas insurgentes y a crear un clima desfavorable para las organizaciones armadas.

¿Qué antecedentes tenemos para poder afirmar esto? Nuestra propia experiencia nos lo muestra de diversas maneras y en diferentes momentos: cuando ha tratado de hacernos aparecer como asesinos cuando para defendernos hemos atacado a las fuerzas que se han caracterizado por reprimir al pueblo, ese sí, indefenso, como lo hicimos el 28 de agosto del año pasado; cuando ha disfrazado como guerrilleros a elementos de sus Fuerzas Especiales con el fin de detectar a nuestras columnas; cuando ha propalado supuestos comunicados donde a nuestro nombre se hacen amenazas contra algunas personas; cuando se ha pretendido vincular con nosotros a priístas de la peor ralea, como ocurrió en Tabasco con el llamado "Calao".

Aún cuando pueden darse casos en los que algún periodista, o más bien algún agente gubernamental encubierto bajo la figura de periodista, pudiera participar directamente y de manera consciente en un caso de falsificación de la palabra, es más posible el hecho de que algún periodista pudiera ser engañado y realmente llevado a una "entrevista", mas no con los insurgentes, sino con agentes de gobernación o de inteligencia militar. Ahí podría hacerse todo tipo de afirmaciones y mostrar todo tipo de imágenes desfavorables para los insurgentes y para su política y difundirlos, aprovechándose de la buena fe de quien asista como periodista a un evento de esa naturaleza. De esta manera podrían difundirse, con visos de veracidad, no solamente palabras y posiciones falsas, sino versiones apoyadas en vivencias y que, con la buena voluntad de los periodistas honestos podrían llegar a todos los medios.

Resulta obvio, al menos para nosotros, que esto no habrá de detenerse aquí, pues casos como este se seguirán presentando, pero cabe decir que no es lo peor que el gobierno hace o puede hacer, ya que existe un escalamiento en la actividad gubernamental y la guerra sucia que está emprendiendo adquiere cada vez nuevos niveles y se manifiesta en acciones cada vez más criminales.

Ya se recurrió a emitir comunicados falsos a los medios de comunicación, que por cierto en un principio eran tan burdos que bastaba una lectura superficial para darse cuenta de su falsedad, pero mas recientemente se ha visto que ya no son tan burdos, toda vez que retoman planteamientos completos de nuestros comunicados o de nuestro periódico "El Insurgente", agregándole algunas falacias, de manera que resulte más difícil establecer su falsedad (ejemplo de ello sería el distribuido el primero de mayo en Acapulco, Gro.). Esto indica que cada vez participan en su elaboración elementos más preparados en guerra sicológica.

Ya se recurrió a una falsa entrevista, como sucedió ahora en Guerrero.

Ya se recurrió a la búsqueda de combate en situaciones desfavorables para la población civil, como sucedió en Las Mesas, en marzo del presente año, o en Zihuatanejo, ambos lugares en Guerrero, donde la prudencia de nuestros combatientes evitó que se diera el combate en el centro de la población, e incluso con niños y mujeres de por medio.

¿Qué sigue?

Quizá falsos combates, realizados en coyunturas o circunstancias en que su difusión permita volcar a la opinión pública contra la insurgencia.

Quizá asesinatos para culpar de ellos a los insurgentes.

Quizá atentados contra el pueblo.

Quizá….tantas cosas, porque quien ha recurrido a la tortura, a la desaparición y al asesinato de los luchadores sociales, puede recurrir a todo.

Aunque como se dice más arriba, ya en otros escritos hemos manifestado nuestra posición con respecto a los tópicos a que hace referencia la supuesta entrevista, no está de mas puntualizarla.

Solamente durante las treguas que hemos establecido nos hemos comprometido a no realizar acciones ofensivas y en el momento presente no nos encontramos en tregua, por lo que no reconocemos ningún compromiso de no realizar ataques armados.

La posibilidad de dejar las armas ni siquiera se encuentra en nuestra agenda de discusión, por el contrario, consideramos necesario que el pueblo se arme y utilice sus armas para defenderse de las agresiones del gobierno y de los caciques. Creemos que solamente el pueblo en armas puede ser una garantía para la democracia, pues mientras el pueblo se encuentre indefenso seguirá siendo víctima de la opresión y la represión.

El EPR ha surgido como resultado de la unidad de una parte de los movimientos armados, en él nos unimos varias organizaciones armadas, no todas. Existen otras más y habrán de surgir más todavía, porque mientras exista la pobreza, la injusticia y la falta de democracia, habrá quienes se encuentren dispuestos a dar su vida por la transformación de la sociedad. Al final, después de un largo proceso, las fuerzas habrán de unirse, pero mientras tanto ¡qué bueno que haya muchas organizaciones armadas!, porque es una muestra de la vitalidad de la sociedad y de que la esperanza tiene razón de ser.

A ningún ejército popular lo llamamos a que se incorpore a nosotros porque reconocemos que no es así como la unidad se construye, no se trata de fortalecer una organización ya existente, sino de construir, con el esfuerzo y el aporte de todos una nueva, donde cada una contribuya en la medida de sus esfuerzos y en la que se expresen los intereses, las posiciones y las necesidades de todas y cada una de ellas.

El escalamiento de la guerra sucia está en marcha y la denuncia decidida puede contribuir a frenarlo.

COMITE ESTATAL DEL PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO

COMANDANCIA MILITAR DE ZONA DEL EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO

Comandante Insurgente Hermenegildo.

Estado de Guerrero a 3 de Septiembre de 1997.