República mexicana, 30 de diciembre de 1998

MENSAJE DE FIN DE AÑO.


AL PUEBLO DE MEXICO
A LA PRENSA NACIONAL E INTERNACIONAL
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO


Ha transcurrido un año más, en el que los lastres económicos, políticos y sociales que pesan sobre la espalda de todos los mexicanos se han tornado más pesados e insoportables debido a las medidas económicas y políticas que ha impuesto el gobierno zedillista para seguir apuntalando el neoliberalismo. El panorama económico es incierto para toda la sociedad, con excepción del grupo de oligarcas, de los funcionarios gubernamentales encabezados por Zedillo y de las cúpulas militares, que se están beneficiando del robo descarado a la nación.

La burda maniobra que transformó el gigantesco fraude a la nación (FOBAPROA) en un nuevo instrumento (IPAB) de asalto a los mexicanos, elaborado por el PRI-PAN, revela la esencia y los alcances nefastos de este maridaje para la nación, lo que sumado al anatocismo y al reciente paquete económico impuesto por el gobierno, profundiza la brecha existente entre los casi cien millones de mexicanos y el grupo de oligarcas que criminalmente se benefician de esta situación. Por ello, es falso el lenguaje de Zedillo cuando pregona que el resultado de las medidas económicas que ha aplicado en los pasados cuatro años nos ha evitado situaciones más graves a todos los mexicanos, omitiendo que precisamente ahora es cuando más se ha agravado el nivel de vida de la gran mayoría de la población. La crisis económica que hoy vive el país, es la más grande de su historia y los únicos responsables de ello son: el narcogobierno federal, los narcogenerales que constituyen el alto mando del ejército federal y la narcooligarquía financiera que, protegida por los dos primeros, es la principal beneficiaria de la opresión y sobreexplotación de los mexicanos.

En este año que termina, en la misma proporción que la crisis económica se ha agravado también la violación a los derechos humanos de la población, continuando presentándose los casos de detenciones, torturas, desapariciones y asesinatos de luchadores y simples ciudadanos, bajo la acusación de tener vínculos con organizaciones revolucionarias armadas, en algunos casos y en otros, por mostrar inconformidad o tener una posición de crítica al gobierno federal; dentro de estos casos, destaca el de la masacre de El Charco, en el estado de Guerrero, donde fueron brutalmente asesinados varios insurgentes y campesinos que se encontraban reunidos, masacre perpetrada por el ejército federal y supervisada directamente por el General Garnica, comandante militar de esa zona. Otro caso es el de las violaciones a los derechos humanos dentro del propio ejército federal, que generó la inconformidad y protesta de varios oficiales y soldados que se manifestaron en los días de diciembre, denunciando la opresión, prepotencia e impunidad que prevalecen en la principal institución que garantiza la protección y defensa del régimen oligárquico que padece el país. Estas son algunas de las demostraciones de la inexistencia del Estado de derecho, que cada día se refrenda en las leyes que privilegian a los narcooligarcas que se adueñaron de todo el país, mientras que hunden en las cárceles, en el martirio y en la muerte a los miles de mexicanos que reclaman un mundo mejor.

Por otro lado, la Guerra de Baja Intensidad continúa su marcha inexorable por todo el país, permeando el desarrollo social y trastocando las tradiciones culturales en las zonas indígenas, campesinas y urbanas. La militarización en varios estados ya es una realidad cotidiana, que afecta la vida económica y social de las comunidades y pueblos, generándoles un estado de incertidumbre e inconformidad permanentes; dentro de este proceso, las acciones de guerra psicológica se aplican de manera sistemática entre la población, generando confusión, desconfianza, división y terror, para tratar de contrarrestar el sentimiento de inconformidad y malestar contra el gobierno. La guerra sucia es latente y la proliferación de grupos paramilitares organizados, entrenados y sostenidos por el gobierno y el ejército federal es reactivada, sobre todo en las zonas donde se ha manifestado de manera más intensa la presencia de la insurgencia armada revolucionaria, para tratar de combatirla y aniquilarla. Ejemplos de dichos grupos paramilitares son los que llevaron a cabo la masacre de Acteal, en Chiapas, los que han atacado y asesinado a indígenas en Los Loxicha, en Oaxaca y los que asesinan a indígenas y campesinos en la sierra de Guerrero. Esta situación confirma la estrategia que tiene trazada el Estado mexicano por medio de dichos grupos paramilitares: usarlos de punta de lanza en la lucha contrainsurgente contra las organizaciones armadas revolucionarias y su base social, intentando colocar al ejército federal por encima y al margen de los enfrentamientos y asignándole un supuesto papel pacificador; pero esos planes ya están al descubierto.

Dentro de estos planes se ubican los llamados a dialogar que recientemente nos ha formulado el gobernador de Oaxaca, José Murat, al que ya respondimos que no tiene ningún sentido dialogar con un gobierno federal represivo, asesino y mentiroso, que desde 1994 ofreció diálogo a los zapatistas para no resolverles absolutamente ninguna demanda y estarlos hostigando y asesinando, realizando acuerdos que se ha negado a cumplir, como los de San Andrés Larráinzar. Entonces ¿para qué dialogar con un gobierno que únicamente está dispuesto a ofrecer la paz de los sepulcros? Ya lo hemos dicho y lo reiteramos: rechazamos el diálogo con el gobierno y estamos dispuestos a llevar un diálogo con la sociedad civil, para intercambiar posiciones y puntos de vista sobre el qué hacer para conjuntar esfuerzos y lograr un México mejor para todos, donde prevalezcan la justicia, la democracia y la libertad.

En estos días, que termina un año y comienza otro, el PDPR y el EPR les deseamos a los mexicanos todos, de dentro y fuera del país un feliz año de lucha, y que se puedan acrecentar los pasos en la organización y preparación de nuevas jornadas combativas, para oponer una alternativa ante el neoliberalismo que Zedillo está dispuesto a seguir apuntalando a sangre y fuego. Les reiteramos que desde nuestras trincheras de combate, con los fusiles en las manos, desde las sierras, selvas, montañas y ciudades donde estamos, seguimos desarrollando la autodefensa armada revolucionaria contra los cuerpos represivos militares, paramilitares y policiacos con que el narcogobierno y los narcooligarcas financieros pretenden inhibir y aplastar la inconformidad y la insurgencia del pueblo. Y hacemos votos por que todos los que estamos en pie de lucha, sea desde la clandestinidad, sea desde la legalidad, combinemos y unifiquemos las distintas formas de lucha para lograr construir el sueño por el que miles de mexicanos han ofrendado gustosos su vida.


¡CON LA VÍA DEMOCRÁTICA REVOLUCIONARIA, TODO EL PUEBLO AL PODER!

¡POR LA REPÚBLICA DEMOCRÁTICA POPULAR, EL PUEBLO UNIDO TRIUNFARÁ!

¡CON LA LUCHA POPULAR, EL EPR TRIUNFARÁ!

PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR

República mexicana, 30 de diciembre de 1998.