En el último comunicado de 2010 el Ejército Popular Revolucionario ha criticado el accionar de “ex eperristas”, así refirió, y se puso nuevamente a distancia del secuestro de Diego Fernández de Cevallos.
Antes que conocimiento puntual del hecho y responsabilidades, los señalamientos deben ubicarse como una parte de la dinámica divisionista de las organizaciones clandestinas armadas mexicanas.
En cuanto a la autoría algo semejante ocurrió en septiembre de 2005, cuando responsabilizó al Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos por la eliminación física de Miguel Ángel Mesino, cuando ésta fue reivindicada Tendencia Democrática Revolucionaria. Luego se conoció que el Lucio Cabañas y Tendencia actúan coordinadamente.
El EPR aspira imantar así su moral y principios políticos al resto, por medio de la denuncia de una metodología de la cual se deslinda y la contrapone con un posicionamiento excluyente del resto.
El contexto apropiado para abordar esta coyuntura es la búsqueda de legitimidad del EPR para su causa, base de su actual proceso, y cuyo punto más destacado en la demanda por sus desaparecidos es la vía política, a través de la Comisión de Mediación, antes que la militar.
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[Publicado en «El Nuevo Mexicano», México DF, 4 de febrero de 2011, p. 8.]