NARRATIVAS DE LA VIOLENCIA. UNA MIRADA HISTÓRICA AL MITO FUNDACIONAL DE LAS FARC [1]
Por Lucía Estévez Pedraza[2]
RESUMEN: En el conflicto armado colombiano, el papel que juegan los medios de comunicación resulta relevante, no solo en cuanto a la tarea de informar sino también en cuanto a la manera cómo se expresa la información. Este artículo tiene como objetivo presentar de qué manera, en los años 60, se construye en Colombia una imagen del enemigo que permite identificar, a través del lenguaje, un momento específico en la creación de las FARC-EP. Teniendo en cuenta el contexto internacional (clima geopolítico de Guerra Fría), evidenciaremos las posiciones de la prensa liberal, conservadora y comunista colombiana, en torno a un mismo acontecimiento: La “Operación Marquetalia”, mito fundacional de las FARC-EP. Nuestra intención es invitar a la reflexión dado que los discursos son también un campo de batalla y una manifestación de la memoria histórica.
Palabras clave: Conflicto armado, construcción del enemigo, discursos, relación entre Colombia y Estados Unidos
ESTÉVEZ PEDRAZA, Lucía, (2013) “Narrativas de la violencia. Una mirada histórica al mito fundacional de las FARC”, Pacarina del Sur [En línea], año 4, núm. 14, enero-marzo, 2013. ISSN: 2007-2309. Consultado el Martes, 5 de Marzo 2013. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/home/oleajes/621-narrativas-de-la-violencia-una-mirada-historica-al-mito-fundacional-de-las-farc ______________________________________________________________________________________________________
Marquetalia: el mito fundacional de las FARC
En el año 1964, en medio del clima ideológico y político de la Guerra Fría, en Colombia se realizó la confrontación militar de mayor escala que hasta el momento se hubiese propiciado entre el ejército y los grupos de autodefensa o ligas campesinas[3]. Esta acción militar conocida como “Operación Marquetalia”, se desarrolló en la región que lleva este nombre -Marquetalia-, ubicada en la frontera entre Huila y Tolima, departamentos de la cordillera occidental colombiana. A raíz de esta confrontación se produjo un cambio inusitado en el grupo de Marquetalia[4], ya que, a partir de ese momento, deja de ser una organización de autodefensa campesina para convertirse en guerrilla móvil y posteriormente conformar lo que hoy conocemos bajo el nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).
Los sucesos de Marquetalia provocaron diferentes disertaciones políticas, sociales y militares en el país, y llamaron la atención de algunos organismos y sectores de la opinión pública internacional, especialmente, debido a la preocupación que en ese entonces se tenía en torno a la posible expansión del comunismo en América Latina, preocupación intensificada tras el golpe de Estado ocurrido en Guatemala en el año 1954 y la revolución cubana en el año 1959.
La acción “cívico-militar” -como fue denominada- emprendida por el Gobierno y que dio origen a la “Operación Marquetalia” se llevó a cabo con ayuda militar norteamericana. El Gobierno estadounidense, materializó el discurso de contención del comunismo y su política de seguridad mundial, procurando que varios países, entre ellos Colombia, sentaran una serie de posiciones contra la expansión de la “marea roja” que condujeron, en este caso, a la organización de una acción militar.
Marquetalia es, en suma, un referente en la historia del conflicto armado de Colombia, es un recuerdo atravesado por el tiempo y el devenir político del país, es una región y para los guerrilleros, una experiencia de vida. Es también, un acontecimiento en el que se evidencia el final de un ciclo y el comienzo de otro: el final de un ciclo de violencia, 1946-1953, que encuentra un fin aparente en el proceso de pacificación propuesto por el gobierno del General Rojas Pinilla en 1953 -siendo Marquetalia, en cierto modo, resultado de esa primera violencia y etapa de pacificación-; y el comienzo de la violencia que se vivió durante el periodo de 1958-1964. Posteriormente, una nueva violencia se instauró en Colombia a finales de los años setenta del siglo XX que está directamente relacionada con el tema del narcotráfico.
Discurso, cognición y sociedad
Este artículo parte de la premisa según la cual se considera que los discursos surgen en el seno de la sociedad, y para su comprensión es indispensable tener en cuenta la interrelación entre el contexto social, la acción, el actor y las estructuras societales. En ese sentido, para revisar la dialéctica de los discursos en la prensa, se aborda el tema de la “Operación Marquetalia” desde una perspectiva que, en mi opinión, ha sido poco desarrollada en los estudios que se han elaborado hasta el momento acerca del origen de las FARC: el Análisis Histórico del Discurso, para lo cual tenemos en cuenta no solo las fuentes que tratan específicamente acerca de lo ocurrido en Marquetalia, sino también fuentes secundarias, que permiten la elaboración de un contexto que da cuenta del periodo histórico, en el que se desarrollan los hechos ocurridos alrededor de dicha Operación.
Hechos entre los que se destacan, en primer lugar, la influencia de la Guerra Fría a través del discurso de seguridad mundial y la teoría de contención del comunismo difundida por Estados Unidos; en segundo lugar, el desarrollo de la etapa de violencia, que corresponde al periodo en que se sitúan los acontecimientos de Marquetalia; destacándose aspectos como la conformación del grupo de autodefensa campesina en la región, las circunstancias de dicho establecimiento y la evolución de su organización hasta el punto de llegar a ser conocida como una de las “repúblicas independientes”; y finalmente, se presentan apartes del desarrollo político, militar y social de la “Operación Marquetalia” llevada a cabo bajo el gobierno frentenacionalista[5] del presidente Guillermo Valencia.
De este modo, a través del recuento discursivo y el análisis de la presentación que de Marquetalia se hace, se pretende dar una visión acerca de cómo posiblemente se va creando la imagen de un enemigo interno, y cómo los diferentes actores del conflicto han percibido el desarrollo de los acontecimientos dándole, aún hoy, en mayor o menor grado, importancia así como una significación particular a lo ocurrido en Marquetalia.
Este texto se desarrolla en tres etapas y unas conclusiones; en la primera, se elabora un contexto histórico que da cuenta de los acontecimientos en torno a la “Operación Marquetalia”. En la segunda, se presenta lo que en los discursos analizados se expone como un origen, un surgimiento de Marquetalia. En la tercera, se presentan los discursos que intentan dar respuesta a la pregunta acerca de qué fue, qué ocurrió y cómo se recuerda a Marquetalia. Finalmente, se elabora un comentario como resultado del análisis histórico de los discursos y del contexto histórico planteado.
Para facilitar la elaboración del análisis y por ende de la presentación de este trabajo, cada uno de los discursos escogidos se ha dividido en varios apartados. Con el fin de hacer explícitas las estrategias e intereses que se van evidenciando entre líneas, los textos de los discursos objeto de análisis se identifican con la reducción de márgenes, y para resaltar algunos temas específicos dentro de los textos de los discursos se utiliza el recurso del subrayado.
La construcción del enemigo
Lo ocurrido en Marquetalia en 1964 no puede ser pensado únicamente como el desarrollo de algunos factores externos. La “Operación Marquetalia” obedeció a factores internos y a presiones internacionales expresadas especialmente bajo el marco de las conferencias interamericanas. Los primeros, manifestados en la intención de acabar con las “repúblicas independientes”[6] denunciadas por el Senador Álvaro Gómez, y las segundas desarrolladas bajo el clima ideológico y político de la Guerra Fría.
En la Segunda Guerra Mundial, las relaciones de Estados Unidos con Colombia y otros países latinoamericanos, tanto a nivel económico como político, se facilitaron, especialmente, luego del ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941. En ese momento, Estados Unidos hace su ingreso a la guerra, requiriendo de la cooperación de algunas naciones; dicha cooperación en el caso colombiano generó un debate entre los dos partidos políticos tradicionales, liberal y conservador, debido a que la derecha conservadora mostraba una amplia inclinación o preferencia por las tradiciones europeas, además de su empatía con la Alemania nazi y la Italia fascista. El debate entre el partido liberal y conservador colombianos giró en torno a la postura que se adoptaría frente a las naciones del eje y a los países aliados; la decisión, finalmente, fue la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Colombia y las primeras y el comienzo de unas relaciones más estrechas con Estados Unidos.
La Guerra Fría ha sido para Estados Unidos una guerra de subversión, agresión y terrorismo en todo el mundo, y a nivel interno para los norteamericanos, una etapa en la que Estados Unidos pudo crear un “complejo militar-industrial” basado en la idea de Estado de bienestar y de seguridad nacional, tal como lo aprobaba el memorando del Consejo de Seguridad Nacional NSC 68, con el cual el Gobierno norteamericano implementaba una amplia estrategia militar internacional.
Esta estrategia militar en América Latina se desarrolló a través de los programas de ayuda bilaterales y la escuela de las Américas instaurada en Panamá. La estrategia consistía, entre otras cosas, en guiar el entrenamiento de los ejércitos latinoamericanos, buscando con esto ampliar el rango de acción que les permitiera a los estadounidenses mantener su Doctrina de Seguridad Nacional mediante el control que los diferentes países latinoamericanos hicieran de su propia Seguridad Nacional. Ese control regido por la necesidad norteamericana de contención del comunismo, en el caso de Colombia, condujo a que a partir de la década del sesenta se adoptara la idea de que el enemigo ya no tendría exclusivamente un carácter externo sino también interno. Debido a esto, el adversario político será tomado como ese enemigo -interno- comunista que atenta contra la seguridad y la soberanía nacional.
Si bien es cierto que las Doctrinas Truman y de Seguridad Nacional apoyaban la tarea de contención del comunismo soviético, en otro aspecto, la URSS continuaba siendo para Estados Unidos un desafío. La economía de autosuficiencia de la Unión Soviética chocaba con los objetivos de inversión estadounidenses, sobre todo, ante la prohibición del libre acceso occidental. Prohibición plasmada con “El telón de acero” o “cortina de hierro”, nombre con el que se conoció la frontera, no solo física sino también ideológica, que dividió a Europa en dos después de la Segunda Guerra Mundial, privando a las potencias industriales capitalistas de una región que se esperaba suministraría materias primas, oportunidades de inversión, mercados y mano de obra barata. Al respecto, Chomsky (1992) menciona:
En 1955, sobre la política económica de la política exterior de los Estados Unidos, un prestigioso grupo de estudio observaba que la amenaza primaria del comunismo era la transformación económica de las potencias comunistas ‘en aspectos que reducen su disposición y capacidad para complementar a las economías industriales de occidente’, factor que regularmente motivó intervenciones en el Tercer Mundo, así como hostilidad hacia la Unión Soviética y su sistema imperial[7].
En este orden de ideas, a nivel interno en América Latina se empieza a difundir y a aceptar el hecho de que el comunismo puede generar modelos de autosuficiencia económica poco favorables al sistema capitalista. En el caso de Colombia -guardando las debidas proporciones- esto se vio expresado en el discurso del Senador Álvaro Gómez Hurtado contra las “repúblicas independientes”. Discurso que imprimió además la sensación de creer que es mejor tener un régimen fuerte en el poder que un gobierno liberal, indulgente y laxo e influido por los comunistas que se permiten crear dentro del territorio regiones autosuficientes, “repúblicas independientes”.
LA NUEVA PRENSA
EL SURGIMIENTO DE UNA REPÚBLICA INDEPENDIENTE (La Nueva Prensa, 1961:56)[8]
El señor presidente Lleras va a pasar a la historia como el fundador de cinco repúblicas independientes, porque la soberanía nacional se ha quebrantado. Esto se dice fácil, como si no tuviera trascendencia. Es un terreno apartado, nadie va por allá. No hay ningún senador que se arriesgue. El gobierno que no se gasta haciendo algo que justifiquela unión de voluntades del Frente Nacional, menos se va a gastar por establecer la soberanía en una serranía (…) Antes los militares entraban en condiciones malas o buenas, (…) Ahora este primer gobierno del Frente Nacional no hace sino tolerar las repúblicas independientes… La tragedia del ejército colombiano, es que le ha tocado reconocer territorios extranjeros en su propia patria.
Si bien, en este clima de Guerra Fría, el término comunista se utiliza en el discurso estadounidense en un sentido técnico, que alude a los líderes del movimiento obrero, organizaciones de campesinos y otros que se organizan bajo el parámetro de la ayuda mutua, no se refiere solo a esto. La principal amenaza para los intereses comerciales de los Estados Unidos la plantean en ese momento los regímenes que son receptivos a las presiones populares y a la diversificación de las economías.
Una manera de contrarrestar esta amenaza, en América Latina, fue la de relegar del poder a los líderes gubernamentales, para lo cual se creó una especie de alianza entre los militares latinoamericanos y el gobierno estadounidense, ya que fueron vistos como los menos antinorteamericanos de todos los grupos políticos o de influencia política. Logrando así, generar en ellos, en los militares latinoamericanos, la idea ya no de la “defensa hemisférica” sino de la “seguridad interna”.
En Colombia el desarrollo de la política de contención del comunismo, se despliega a partir de la crisis política que se desató en el país el 9 de abril de 1948[9], antes de la crisis política que se produjo en Cuba y Guatemala. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y los disturbios presentados en Bogotá (en tanto se desarrollaba, en esta ciudad, la reunión inaugural de la Organización de Estados Americanos) llamaron la atención de Estados Unidos al considerar dichos hechos consecuencia de la posible influencia del comunismo en el país.
Si bien, finalmente, la directa responsabilidad del comunismo y su influencia internacional en los hechos conocidos como el Bogotazo, fueron descartadas, no se descartó del todo en estos acontecimientos la idea del oportunismo comunista en la revuelta. A pesar de no haberse comprobado la participación comunista en los disturbios, como resultado de esta sospecha, Colombia rompió relaciones diplomáticas con la Unión Soviética poco después de la conferencia.
A pesar de lo que pudo ser una exagerada noción de conspiración comunista en el Bogotazo y de los esfuerzos de los conservadores por tachar de comunistas a aquellos liberales disidentes que se habían alzado en armas, la política estadounidense permanecía firme en la intención de dirigir recursos hacia los planes de seguridad hemisférica, pero en Colombia no se podría decir realmente que los esfuerzos por controlar la situación comunista fueran tan apremiantes. Para finales de la década del cuarenta, el Partido Comunista Colombiano se encontraba dividido en tres facciones: el partido oficial dirigido por Gilberto Vieira, el partido de los trabajadores dirigido por Augusto Durán, y algunos sindicatos de trabajadores petroleros dirigidos por Diego Montaña Cuellar. El PCC luego de la Segunda Guerra Mundial no se encontraba entonces muy bien organizado ni representaba una real amenaza para la seguridad hemisférica, para el control tradicional del poder de las élites colombianas, ni resultaba ser una gran influencia para los trabajadores.
Sin embargo, no se ahorraron esfuerzos por parte del Gobierno para impedir la presencia de la influencia comunista en el movimiento sindical, el cual durante la Guerra Fría se encontraba dividido entre la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) de filiación liberal y que aceptaba la presencia de miembros comunistas, y la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC) de filiación conservadora. A finales de la década del cincuenta el partido comunista se fue fortaleciendo y cada vez más lograba participar en las actividades de las organizaciones campesinas y sindicales.
Los objetivos del programa militar para Colombia, de Truman y más adelante del presidente Eisenhower, estuvieron basados principalmente en: “continuar con la cooperación de Colombia en la defensa del hemisferio; preservar y fortalecer las instituciones democráticas; apoyar la libre empresa y fomentar la inversión de capital extranjero así como promover un desarrollo social y económico equilibrado” (Randall, 1992: 238)[10]. Colombia decide entonces aceptar los términos que le ofrecía el gobierno estadounidense y como muestra de su adhesión a las políticas e ideologías de la Guerra Fría envió en 1950 tropas a la guerra de Corea como apoyo a la lucha de las Naciones Unidas.
La recompensa de este apoyo para Colombia radicó en ser uno de los tres países de América Latina que recibió más apoyo de la ayuda militar norteamericana en el desarrollo del Programa de Seguridad Mutua (en primer lugar se encontraba Brasil, seguido por Chile).
Sin embargo, prestar esta ayuda a América Latina le generó al Gobierno norteamericano la preocupación de que las armas suministradas por Estados Unidos podrían ser utilizas contra enemigos políticos internos y no exclusivamente en la lucha mundial contra el comunismo. En el caso de Colombia, dicha preocupación se vio un tanto disminuida con el ascenso del General Rojas Pinilla al poder, y luego con el acuerdo del Frente Nacional, ya que esto suscitó esperanzas en el Gobierno norteamericano acerca del control de los problemas internos colombianos. Pero en la realidad, los grupos de autodefensa campesina venían en ascenso en diversas áreas del país y ni la política ni la economía colombiana daban muestras de solidez interna. Esta situación dio lugar a una nueva crisis a comienzos de la década del sesenta y a una nueva preocupación norteamericana porque Colombia afrontaba un grave problema de seguridad interna con implicaciones hemisféricas.
La decisión tomada por Estados Unidos para Colombia se basó entonces en proporcionar una ayuda militar constante, principalmente, en el periodo presidencial de Guillermo León Valencia (1962-1966). Ayuda que iría disminuyendo en tanto se acrecentaba la acción estadounidense sobre Vietnam,
En febrero de 1969, cuando estaba por cumplirse el primer decenio de la operación de la Alianza, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos publicó un estudio titulado ‘Colombia: A Case History of U.S. Aid’. El informe concluía que el programa de la Alianza se había quedado muy lejos de los objetivos propuestos en las áreas económica y social. La propia AID admitió que los programas emprendidos en Colombia habían sufrido un ‘colapso terrible’ luego de haber sido identificados en sus primeras etapas como la ‘vitrina de la Alianza’. Los datos de la AID indicaban una tasa de crecimiento del PNB de sólo el 1.1% para Colombia durante el período 1961-1967, cifra que ubicaba al país en décimo tercer lugar en América Latina; y eso que Colombia, con menos del 8% de la población de Latinoamérica, había recibido más del 11% de la financiación de la Alianza (Randall, 1992: 281-282).
Entre 1961 y 1965, Colombia recibió más de 833 millones de dólares en préstamos y ayuda de parte de Estados Unidos y de organismos internacionales (Randall, 1992: 274). Con esta ayuda económica externa y la influencia en la creación de un nuevo enemigo, en cabeza del General Alberto Ruiz Novoa se concibió para el país el Plan Lazo, el cual transformó la acción militar en varios frentes; principalmente, las acciones contra el enemigo interno por parte del Estado en pro de la defensa nacional, y la implementación de estrategias de combate del ejército, tales como la militarización del concepto de seguridad, la denominada guerra psicológica que incluía la persecución, el hostigamiento, la detención por sospecha y la propaganda que informaba a la sociedad de la presencia de comunistas en las regiones.
THE NEW YORK TIMES
Colombia opens drive on outlaw $ 30 MILLION COMMITTED TO RECLAIM REBEL AREA (The New York Times, 1964: 29)[11]
A $30 million military and civic improvement program to counter insurgency and win over 7,000 inhabitants (...) was begun this week. Known as Operation Marquetalia, the program will include a widespread civic action campaign, new roads, schools and health centers.
(...) It is generally believed that the long immunity of the region from armed intervention could be charged to leftist support in Bogotá. Groups in the capital distributed propaganda in which Government troops were pictured as enemies of the people of Marquetalia, and were accused of slaughtering innocent peasants. Signs saying “We shall defend Marquetalia” appeared on the walls of public buildings[12].
El desarrollo del Plan Lazo consistió en su primera etapa en la preparación y organización del ejército; una vez que las tropas eran entrenadas en combate antiguerrilla, se enviaban espías al área y se reclutaban delatores con la intención de poner en marcha un programa de acción psicológica, usando el factor sorpresa con el fin de tomar medidas para alertar a la población civil, ésta es también la primera etapa de preparación para bloquear el área. En la siguiente etapa se producen las primeras operaciones militares que tratan de aislar a los grupos de rebeldes armados para luego derrotarlos; en esta fase el ejército logra dar de baja a algunos de los dirigentes de los grupos armados. En la fase tres, se desarrollan las acciones “cívico-militares”. La etapa final es la confrontación armada directa entre el ejército y los grupos insurgentes y la posterior reconstrucción, económica, política y social de la zona de operaciones, para lo cual se continúa utilizando la ayuda estadounidense. La prensa registró el hecho en estos términos:
EL TIEMPO
EL ÚLTIMO REDUCTO DE LA VIOLENCIA. ¿QUÉ ES MARQUETALIA? (Navas, 1964: 5 y 12)[13]
Con frecuencia la generalidad de las gentes se preguntan qué es Marquetalia y de dónde surgió ese nombre que ahora toma caracteres de problema nacional en cuanto al orden público se refiere. (…) Lo que propiamente se denomina Marquetalia, (…) está constituido por tres casas de paja, (…) y allí ‘Tirofijo’ y varios miembros de su pandilla se refugian en ocasiones después de haber dado algún golpe. (…) El lugar de Marquetalia cuenta con un muy reducido número de habitantes, en su mayor parte mujeres y niños de los inmediatos colaboradores de los antisociales (…)
(…) El ejército ha iniciado el desarrollo de una acción cívico-militar sobre esta región del país (…). Tal acción tiene por objeto la apertura de carreteras; puestos de salud, escuelas (…). A pesar de los numerosos comentarios que al respecto se hacen, ninguna acción violenta han proyectado las fuerzas militares (...) Tan sólo podrían presentarse encuentros entre las patrullas militares que en la actualidad vigilan las regiones y los bandoleros, que bien pueden proyectar ataques sorpresivos.
La “Operación Marquetalia” es una historia entretejida con mitos y leyendas, que creó a su alrededor un matiz mítico, así como la formación de algunos símbolos: la solidaridad de sectores sociales, tanto a nivel nacional como internacional, basada en otro de los símbolos: la versión sostenida por las FARC en cuanto al pequeño número de combatientes (48 hombres)[14] que resistieron la confrontación con el ejército (16.000 hombres); la identificación de los habitantes de la región, para unos eran campesinos y liberales y para otros, bandoleros y comunistas; en cuanto a la extensión misma del territorio -en los discursos presentados encontramos la versión que sostiene que es una pequeña vereda compuesta por un caserío, y en otros discursos, como en el de El Tiempo, encontramos la versión acerca de que Marquetalia es una región de 5.000 kilómetros cuadrados y que sus habitantes no solo tienen influencia dentro de este límite territorial.
EL SIGLO
EN TORNO A MARQUETALIA (El Siglo, 1964:4)[15]
Los burdos letreros y los avisos impresos que hablan de subversión en Marquetalia han creado ante la opinión un clímax de interés y sorpresa (…) En Marquetalia se ha querido implantar una autonomía de fuerza, una de las llamadas Repúblicas Independientes, que no son otra cosa que Sierras Maestras para el país. Desde ellas, la formación de gentes en la doctrina socialista, al principio, y marxista-leninista al fin y al cabo; el entrenamiento de guerrillas. Detrás, la extorsión y el engaño al campesino.
Otro de los símbolos creados alrededor de la “Operación Marquetalia” es precisamente la recuperación de la soberanía nacional, que ha sido incrustada en la memoria de aquellos que vieron en la prensa la imagen de la bandera colombiana izada sobre el territorio de Marquetalia, acompañada de una solemne misa que reafirmaba los valores tradicionales del país y el intento de cambio de nombre, “Villa Susana”, en homenaje a la fallecida primera dama. Cambio de nombre realizado tal vez con la intención de pretender que Marquetalia nunca había existido o dejará de existir definitivamente, así como sus antagonismos.
Antagonismos reflejados en lo que para cada uno de los actores significó Marquetalia. Para los guerrilleros “farianos”, un territorio próspero y pacífico en el que se volcaron sus esperanzas por una vida mejor, un territorio autogobernado, alejado de la persecución, de la falta de tierra y de trabajo. En tanto para el orden político establecido no fue otra cosa que una amenaza a la soberanía nacional, y el lugar donde se instauraban los bandoleros. Para el periódico El Tiempo fue “el último reducto de la violencia”, del que se creía que al “reconquistarlo” quedaría agonizante esta etapa de violencia y sería el fin del refugio de los antisociales. Para El Siglo, Marquetalia fue el desarrollo, en Colombia, de la presencia de la mayor amenaza que existía a nivel global, el comunismo, que apoyaba la instauración en la región de lo que el senador Álvaro Gómez dio a conocer como “repúblicas independientes”, una región que fue comparada con “Sierra Maestra” en alusión al movimiento guerrillero de Cuba. Finalmente, para Voz Proletaria, sería una experiencia de vida que reflejaría el pasado, el presente y el futuro del movimiento armado guerrillero.
VOZ PROLETARIA
NO ACABARÁN CON MARQUETALIA (Voz Proletaria, 1964: 8)[16]
Marquetalia… ha salido del anonimato y pasado (…) a ser centro de discusión de muchas gentes en el país y fuera de este. ¿Qué pasa en Marquetalia?
Según el señor Álvaro Gómez Hurtado, es una república independiente, donde no existe Dios ni ley (…) Según los señores de El Tiempo, se la acusa de traición a la patria por no aceptar el dominio extranjero como lo hace el gobierno “patriota”. Ahí no más está el caso (…) utilizando en la llamada operación Marquetalia personal militar norteamericano, (…).
Según los campesinos de Marquetalia ésta era una zona tranquila (…) Las tierras les pertenecían porque ellos las habían trabajado y habían gastado varios años derribando montes sin ninguna ayuda de la nación. (…).
Esa era, es y seguirá siendo Marquetalia. Solo que ahora se ha crecido ha pasado a ocupar una zona más grande. Aquel caserío fundado por los antiguos ex guerrilleros se ha regado por toda la cordillera central, por todo el país y por el mundo entero. No habrá ejército capaz de someterla y ha mostrado a todo el campesinado y a todo el pueblo lo que son las acciones cívico-militares, acciones de los gorilas y demás reaccionarios del país. ¿O no es un crimen premeditado y calculado bombardear zonas donde hay de 5.000 a 8.000 habitantes según los mismos datos suministrados por los altos mandos militares? Eso nos ha enseñado Marquetalia, lo que son los gorilas y la reacción. (…) A Marquetalia no la acabarán porquehay una organización agraria. Pueden liquidar a algunos de sus miembros pero no a la organización. Marquetalia nos enseña a organizarnos y a combatir, ese es su ejemplo.
Dentro de las discrepancias, existen también versiones encontradas que se refieren a la fecha de inicio y de fin de las hostilidades, a los métodos que fueron utilizados para el ataque, como el uso de bombas Napalm y de armas bacteriológicas y al apoyo logístico y económico que recibió Colombia de Estados Unidos para realizar la “Operación Marquetalia”.
Estos antagonismos entre las partes contendientes son los que le han dado un valor mítico a Marquetalia, pero más allá de este valor mítico, Marquetalia es un hecho histórico concreto, factual, que proporciona fuentes acerca del desarrollo de la Violencia en Colombia. Marquetalia no es en ningún caso, la historia de una de las etapas de la violencia, pero sí es, en definitiva un hecho fundacional, conservado en la memoria de los dirigentes de las FARC, que debe seguir siendo estudiado en tanto forma parte de los intentos de negociación y fracaso en busca del fin del conflicto armado colombiano que se ha prolongado.
La vigencia de Marquetalia en la memoria de los guerrilleros de las FARC continúa siendo un mecanismo que mantiene, en cierta medida, cohesionado al grupo insurgente, manifestado en la conmemoración que año tras año hacen del nacimiento de las FARC, luego de la “Operación Marquetalia”, y la noción que aún conservan de la práctica de resistencia, la cual, según Juan Ferro y Graciela Uribe (2002), es fundamental para entender su cultura organizacional, su dinámica militar y su carácter agrario, así como la predominancia rural de sus integrantes. Como afirma Gonzalo Sánchez (2003: 25)[17], la memoria es una nueva manera de representación del curso del tiempo. En tanto los acontecimientos parecen quedar fijos en el pasado, sus huellas son susceptibles de reactivación, “el pasado se vuelve memoria cuando podemos actuar sobre él en perspectiva de futuro”. En este sentido si se pretende comprender el proceso de un movimiento social es necesario observar cuales fueron sus orígenes, sus estructuras de oportunidad política y de movilización.
El hecho de ser marquetalianos, sobrevivientes al enfrentamiento militar de 1964, proporcionó a los dirigentes más viejos de las FARC un recuerdo y una identidad particular. En un trozo de una canción de las FARC que recuerda la celebración que hizo el grupo guerrillero para entregar los bienes en la fundación de Marquetalia se menciona: “Que orgullo haber nacido en Marquetalia, luchando por la tierra, la justicia y la libertad…” (Matta, 1999: 106), tomando de esta manera la llegada a Marquetalia como un nacimiento, como una nueva experiencia de vida y de lucha. Es de esta manera que se refleja Marquetalia en la memoria de los guerrilleros más viejos. Para los combatientes jóvenes tal vez esta identidad no resulte tan marcada o significativa, ya que han ingresado al grupo insurgente cuando la dirección ideológica ha virado hacia el movimiento armado de guerra que conocemos en la actualidad. Según María Victoria Uribe,
…al definirse con ese nombre -marquetalianos- los insurgentes están recogiendo lo que ellos consideran el legado histórico de las FARC (…) Ese legado en palabras de Jorge Briceño (alías Mono Jojoy) se trataría del marxismo-leninismo, de la historia del grupo armado, de la lealtad a los documentos, estatutos, reglamentos y al plan estratégico del movimiento y, fundamentalmente, de las armas. Las FARC se autodefinen como un pueblo en armas, consecuencia de “las agresiones del imperio” (EE.UU), del Estado Colombiano, del sistema (bipartidista), y de los diferentes gobiernos colombianos (Uribe, Alarcón, 2004: 205-206).
Lejos de estas primeras intenciones, las FARC se consideran abanderadas de la construcción de una “Nueva Colombia” y en la búsqueda de esta Colombia ellos justifican sus acciones, incluso las concernientes a acciones terroristas. Posición que sin duda atañe contradicciones.
En la instauración de la mesa de diálogo del gobierno del presidente Andrés Pastrana Arango, en 1999, las FARC trajeron a la memoria de los colombianos, que seguían expectantes la nueva propuesta de negociación, el nombre de Marquetalia. Su famosa alusión a la pérdida de los cerdos y las gallinas durante el bombardeo a Marquetalia, que si bien era una referencia a su pasado fundacional carecía de contenido político para el resto de la población colombiana, que no tenía como factor a considerar que los fundadores de las FARC fueron de origen campesino, pertenecientes a una población históricamente ligada a la violencia.
DISCURSO DE LAS FARC EN LA MESA DE NEGOCIACIÓN 1999[18]
(…) Por primera vez en 34 años de confrontación armada, declarada por el Estado en 1964 a 48 hombres con asesoría militar y ayuda económica del gobierno de Estados Unidos, para acabar con las supuestas “repúblicas independientes”, que existían en la mente del parlamento, en cabeza de Álvaro Gómez (que en paz descanse). Huyendo a la represión nos radicamos como colonos en Marquetalia, donde el Estado nos expropió fincas, ganados, cerdos y aves de corral, extendiendo esta medida a miles de compatriotas por no compartir la política bipartidista del Frente Nacional. De paso le cerraron las puertas a nuevas corrientes políticas en vía de crecimiento, convirtiendo las elecciones en una maquinaria excluyente sólo para beneficio del bipartidismo (…)
Las FARC no son una organización creada por una institución externa, son producto del desarrollo de la violencia colombiana y su relación con el PCC mantuvo por un tiempo su subsistencia como grupo. Por lo tanto, las características de la conformación de este grupo armado dependen entre otras cosas de su historia, de cómo se gestó su nacimiento y su consolidación, de ahí que resulte importante, destacar la fase inicial, su estructura y organización, con la que se podrán ir tejiendo su evolución y la del país, como forma de evidenciar de qué manera se han concebido los cambios en el modo de operar y concebir el conflicto armado colombiano.
Tres semanas de plazo se fijaron para aniquilar a los guerrilleros de Marquetalia, y 42 años después, siguen sin esperanza tras el mismo objetivo. Marquetalia ya no es un punto incrustado entre montañas remotas. Marquetalia es Colombia entera, porque las FARC, que surgieron como respuesta a la agresión del Estado, han completado ya el despliegue estratégico de su fuerza por todo el territorio nacional[19].
La búsqueda de la paz en Colombia se ha convertido en una política de Estado, por lo que ha sido una constante en la historia del país que cada presidente tenga una propuesta al respecto: Guillermo León Valencia, Plan Lazo; Julio César Turbay Ayala, Estatuto de Seguridad; César Gaviria, Plan Integral; Andrés Pastrana, Plan Colombia; Álvaro Uribe, Plan Patriota, y Juan Manuel Santos, Marco para la paz, entre otros. Pero las lecciones que han dejado los intentos de buscar una salida negociada al conflicto armado colombiano han sido pocas. Por un lado, la idea de que el diálogo y la negociación no deben ser exclusivamente una iniciativa presidencial, sino un propósito nacional con carácter de política estatal que sobrepase los afanes del momento de elecciones. De otro lado, es indispensable que la intención de paz del presidente en turno sea respaldada por los partidos políticos, los diferentes sectores de la sociedad, las fuerzas de orden y seguridad y los gremios tanto empresariales como sindicales; pero ese respaldo será decisivo solo en tanto se concrete una intención legitima de paz, regida por el orden jurídico que se pueda emplear dentro del marco de una situación de guerra y bajo el respeto de los derechos humanos.
Las FARC, por su parte, han carecido de la construcción de una agenda con posibilidades de discusión que concuerde con la realidad del país y con los cambios en la manera en la que se ha desarrollado el conflicto. Los hechos ocurridos en Marquetalia se han recordado dentro de las FARC a través del tiempo sin un cambio en su semántica, razón por la cual resulta interesante volver a ellos con la intención de analizarlos desde otras perspectivas, con el fin de responder algunas preguntas necesarias que puedan dar cuenta de nuevos elementos con que nutrir este acontecimiento histórico, como: considerar por qué, por quién y hasta qué punto es importante recordarlo; siguiendo a Fernand Braudel (1970: 65) podemos en alguna medida responder a estas inquietudes al comprender que “un acontecimiento puede, en rigor, cargarse de una serie de significaciones y de relaciones. Puede ser testimonio de movimientos muy profundos y anexar un tiempo muy superior a su propia duración. En suma puede estar unido a toda una cadena de sucesos y de realidades subyacentes”, realidades que surgen o salen a flote en tanto se retoma una y otra vez y con métodos diferentes de aproximación -en este caso el análisis histórico del discurso (AHD)- un acontecimiento problema.
El AHD es entonces una herramienta que permite abordar los discursos dentro de un contexto con el fin de crear mejores condiciones para analizar, de una manera crítica, un problema histórico (siguiendo los planteamientos de Van Dijk, este análisis correspondería a la tríada: “discurso, cognición y sociedad”); el AHD nos da la posibilidad de observar lo ocurrido en Marquetalia dentro de un proceso de larga duración. Si bien Marquetalia es recordada por el grupo insurgente, por sus simpatizantes, y en menor medida dentro de los círculos académicos, son estos últimos los que pueden, como lo afirma Gonzalo Sánchez, en algún momento jugar un papel importante en la solución del conflicto armado colombiano, y ese papel puede ser, por qué no, la construcción de una memoria del conflicto y de una visión de la sociedad, que le muestre a la política y a los sectores sociales el desarrollo de las diferentes etapas del conflicto, sus errores y sus esperanzas con el fin de continuar en la búsqueda de una solución viable.
Luego de un año de gobierno, el 18 de septiembre de 2011, el presidente Juan Manuel Santos visitó la región de Marquetalia y en su discurso invitó a los guerrilleros a desmovilizarse, a dejar las armas. De esta manera, Marquetalia vuelve a ser parte de la memoria histórica, así como un elemento presente en el escenario actual reiterando la importancia de su simbología, del mito.
EL ESPECTADOR
DESDE MARQUETALIA, PRESIDENTE SANTOS INVITA A LAS FARC A DESMOVILIZARSE (El Espectador, 2011)[20]
(…) Por la vía de las armas no van a lograr absolutamente nada, como no han logrado nada en 47 años. Aquí estamos donde nacieron las FARC para decirles: por esa vía lo único que van a encontrar es la muerte o una cárcel (…)
No hay territorio vedado. Ninguna zona del país está vedada para el ingreso de la Fuerza Pública (…) Estar en esta base significa muchísimo, significa lo que la política de Seguridad Democrática ha querido mostrar desde su inicio y es que en ningún rincón de la Patria la Fuerza Pública no puede entrar (…)
Yo soy el primer Presidente en la historia de Colombia que viene aquí a Marquetalia, pero no hubiera podido venir si no es por ustedes, por eso quiero agradecerles a nombre de todos los colombianos, ustedes son unos héroes, sigan con su trabajo, cumplan con su deber y en la medida en que ustedes sigan teniendo éxito este país va a ser cada vez mejor, de manera que muchas gracias.
Estas fueron las palabras del mandatario frente a la tropa del ejército que opera en la región. Como menciona Gonzalo Sánchez, el mito de origen de las FARC se presta a múltiples usos y no es necesario estar de acuerdo con ellas para entender por qué el asunto Marquetalia tendrá que estar un día en la agenda de la última mesa de negociación. Más allá de las contradicciones existentes en la realidad del conflicto armado colombiano, el actual proceso de diálogo nos muestra que Marquetalia ha sido un acontecimiento histórico, un episodio en la fundación del grupo guerrillero que para las FARC-EP sobrepasa su carácter mítico.
En la rueda de prensa llevada a cabo en La Habana, Cuba, el día 6 de septiembre de 2012[21], cuando el periodista Antonio Caballero preguntó:
¿qué diferencias ven ustedes, que participaron en los diálogos anteriores y fracasaron en el Caguán, en este proceso que se inicia con la presidencia de Santos (…)?
Mauricio Jaramillo (Jaime Alberto Parra), miembro del secretariado de las FARC, respondió:
Con respecto a su pregunta, quiero decir que las FARC siempre ha estado pendiente y siempre ha estado difundiendo, y hemos difundido siempre que nosotros queremos es la paz, ese objetivo lo hemos venido persiguiendo desde Marquetalia, nosotros hemos dicho que en Marquetalia nosotros nos dirigimos a todo el mundo, a todas las organizaciones que habían en el momento, y nadie nos escuchó. Hemos seguido perseverando, y ustedes que tienen la memoria histórica, ustedes se darán cuenta de que nosotros no hemos terminado los procesos, nosotros hemos querido llevar adelante los procesos, hemos querido siempre la paz (…)
A la pregunta de la periodista Gloria Castrillón del diario El Espectador y la Revista Cromos:
¿qué cambió en estos diez años desde que se rompió el proceso de paz en el Caguán a hoy, para que ustedes decidieran sentarse nuevamente a negociar con el Estado colombiano, en este caso en representación del gobierno del presidente Santos?
Ricardo Téllez (Rodrigo Granda), integrante de la delegación negociadora de las FARC, respondió:
Colombia y el mundo han cambiado, los principios de las FARC se mantienen incólumes, contra nosotros se desató las guerras de Marquetalia y las sucesivas guerras, incluyendo el Plan Colombia. Pensó la oligarquía que podía exterminarnos y se propuso hacerlo en dos años, nosotros seguíamos clamando por la paz, lo seguimos haciendo, y estamos aquí para hablar de paz y no de guerra, es decir, las banderas de la paz, este proceso que se inicia y que viene desde hace algunos meses, tiene que abrir esas posibilidades de una paz para Colombia, para su pueblo, que indudablemente también va a favorecer a toda la región latinoamericana y Colombia podrá jugar un papel en el concierto universal como el país que todos anhelamos y queremos.
El gobierno manifiesta “no estar atado al pasado”, aprender de la experiencia y hacer que esta sea la oportunidad para conseguir la paz a través de la agenda propuesta; en tanto las FARC, de cara a los cambios mundiales, aseguran estar dispuestas a participar en la consecución de una paz estable y duradera, afirmando que “la salida no es la guerra sino el diálogo civilizado”.
Colombia entera en medio de lo que podríamos llamar “optimismo moderado” espera que los esfuerzos, finalmente, nos permitan acercarnos a la terminación de este conflicto armado que sobrepasa medio siglo. ______________________________________________________________________________________________________
Notas:
[1] Este texto es una versión preliminar que hace parte de un trabajo de investigación que la autora realiza en la actualidad acerca de la construcción de la imagen del enemigo en el conflicto armado colombiano.
[2] Historiadora, Magíster en Estudios Políticos del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales – IEPRI – Universidad Nacional de Colombia. Investigadora de la Universidad Autónoma de Colombia. Áreas de investigación: Historia política de Colombia siglo XX, análisis histórico del discurso, relaciones internacionales y conflicto armado colombiano. Publicaciones recientes: “Colombia: posiblelaboratorio de las estrategiasantisubversivas y antiterroristas estadounidenses”. En: Memorias del XV Congreso Colombiano de Historia [CD]. Bogotá, julio 2010; “Políticas de seguridad nacional e internacionalización del conflicto colombiano: una visión histórica”. En: FARC-EP: Temas y problemas nacionales (1958-2008), Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2009; Varios capítulos para textos escolares, grados 9 y 10. Editorial Norma, Bogotá, 2010-2011. Contacto: luciawalk@gmail.comEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
[3] Se conocen como autodefensas o ligas campesinas a los grupos que surgen debido a los conflictos agrarios en las zonas cafeteras a finales de los años 20.
[4] El grupo de Marquetalia liderado por Pedro Antonio Marín, alías Manuel Marulanda Vélez, se instaló en la región tras la incipiente separación ideológica entre “liberales limpios” (liberales ortodoxos) y “liberales comunes” (liberales que se acercaron a las ideas comunistas). Manuel Marulanda se mantuvo a la cabeza de dicha organización desde sus inicios como grupo armado hasta el año 2008.
[5] El Frente Nacional fue un acuerdo creado por los partidos tradicionales, liberal y conservador, para alternarse el poder, cada cuatro años, durante 16 años; existió desde 1958 hasta 1974.
[6] El nombre de “Repúblicas independientes” fue usado para identificar a cinco regiones: Marquetalia, Pato, Guayabero, Río Chiquito y Sumapaz.
[7] Chomsky, Noam. El miedo a la democracia. Madrid, Grijalbo Mondadori, 1992, Pág. 46.
[8] La Nueva Prensa, Bogotá, noviembre de 1961, Pág. 56
[9] El 9 de abril de 1948 fue asesinado el líder y candidato del partido liberal Jorge Eliécer Gaitán; los acontecimientos desatados tras el asesinato son conocidos como “El Bogotazo”.
[10] Memorando del 4 de noviembre de 1950, Caja 4, instrucciones para SE, Expediente 53 D 26, RG 5. Los objetivos del programa de seguridad mutua. En: Randall, Stephen (1992) Aliados y distantes: las relaciones entre Colombia y Estados Unidos desde la independencia hasta la guerra contra las drogas. Bogotá: CEI, Ediciones Uniandes, Tercer Mundo Editores. Pág. 238.
[11] The New York Times, New York, mayo 31 de 1964, Pág. 29.
[12] Traducción libre: 30 MILLONES COMPROMETIDOS PARA RECUPERAR EL ÁREA REBELDE. Un programa de mejora cívico y militar de treinta millones para contrarrestar la insurgencia y ganar el apoyo de cerca de 7000 habitantes (…) empezó esta semana. Conocido como Operación Marquetalia, el programa incluirá una amplia campaña cívica, nuevos caminos, escuelas y centros de salud.
(…) Generalmente se cree que la larga exención de una intervención armada de la región puede ser responsabilidad del apoyo izquierdista en Bogotá. Grupos en la capital distribuyeron propaganda en la cual, las tropas del Gobierno fueron retratadas como enemigos del pueblo de Marquetalia, y fueron acusados de masacrar campesinos inocentes. Letreros que decían: “Debemos defender Marquetalia” aparecieron en las paredes de los edificios públicos.
[13] El Tiempo, Bogotá, mayo 14 de 1964. Pág. 5 y 12. Por: Arturo Navas Venegas
[14] 54 hombres, según afirma Jaime Guaraca, uno de los guerrilleros que se encontraba en Marquetalia en 1964. Entrevista publicada en Confidencial Colombia.com, http://confidencialcolombia.com/es/1/106/3967/%E2%80%9CLa-paz-no-se-puede-resolver-sin-hablar-de-Marquetalia%E2%80%9D-Di%C3%A1logos-Farc-Habana-Guaraca-guerrilla.htm, diciembre 4 de 2012. La Habana, Cuba.
[15] EL Siglo, No. 8795, mayo 5de 1964, Pág. 4.
[16] Voz Proletaria, No. 39, agosto 27 de 1964. Pág. 8
[17] Sánchez, Gonzalo. Guerras, Memoria e Historia, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), 2003, Pág. 25.
[18] Discurso de Manuel Marulanda en la instalación de los diálogos de paz en San Vicente del Cagúan, 7 de enero de 1999, leído por Joaquín Gómez. En: Hechos de Paz V- VI, Pág. 265. Presidencia de la República, oficina del Alto Comisionado para la Paz.
[19] Comunicado publicado con motivo del 42 aniversario de la “Operación Marquetalia”, en: www.farc.org.com, mayo 24 de 2006.
[20] www.elespectador.com, septiembre 18 de 2011.
[21] Rueda de prensa, voceros FARC. Septiembre 06 de 2012, http://www.youtube.com/watch?v=9RFzn0JP8hg
BIBLIOGRAFÍA
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PRENSA
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RECURSOS ELECTRÓNICOS
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Desde Marquetalia, presidente Santos invita a las FARC a desmovilizarse [En línea]. Diario El Espectador, Septiembre 18 de 2011, http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-300097-marquetalia-presidente-santos-invita-farc-desmovilizarse. [Fecha de consulta: septiembre 18 de 2011].
Rueda de prensa, voceros FARC-EP en La Habana, Cuba [En línea]. Septiembre 06 de 2012, http://www.youtube.com/watch?v=9RFzn0JP8hg [Fecha de consulta: Septiembre 07 de 2012]
Zamudio, Mario. La paz no se puede resolver sin hablar de Marquetalia [En línea]. La Habana, Cuba. Diciembre 4 de 2012, http://confidencialcolombia.com/es/1/106/3967/%E2%80%9CLa-paz-no-se-puede-resolver-sin-hablar-de-Marquetalia%E2%80%9D-Di%C3%A1logos-Farc-Habana-Guaraca-guerrilla.htm. [Fecha de consulta: diciembre 6 de 2012]