EAP: Tiempos de crisis e imposturas

 EAP
 TIEMPOS DE CRISIS E IMPOSTURAS
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 por Jorge Lofredo
 
 
 En tiempos de crisis, variar la táctica y la estrategia sirve para agregarle una cuota más de confusión e incertidumbre al escenario político. Para el caso, el Ejército Armado del Pueblo (EAP) acaba de emitir un escrito, remitido a distintos medios de Guerrero y que puede consultarse íntegro en la página del Centro de Documentación de los Movimientos Armados, donde refiere al asesinato de Isabel Ayala, viuda de Lucio Cabañas, en el cual responsabiliza directamente al ex gobernador Rubén Figueroa.
 
 Si pudiese comprobarse que el EAP es una organización político-militar clandestina con objetivos revolucionarios (incluyen en su envío imágenes de Lucio, el Che, Genaro, del comandante Ramiro y la bandera de México junto a otra rojinegra con letras blancas y detrás de seis encapuchados ataviados de verde olivo con sus cuernos de chivo) entonces podría decirse que se trata del único grupo con estas características que se ha pronunciado públicamente sobre el asunto.
 
 Pero no alcanza su propia definición para ser efectivamente quienes dicen ser, ni tampoco su puesta en escena guerrillera aunque aseguran provenir de la montaña alta de Guerrero. En estos tiempos de crisis, las definiciones y los mensajes políticos no bastan. Y he aquí el dilema fundamental: no hay correspondencia entre lo expresado y lo actuado debido a que no existe presencia alguna.
 
 Emerger desde el inframundo del Guerrero Bronco, tierra fértil para la guerrilla y la rebelión, tampoco provee en forma automática la legitimidad de su causa aunque, bien vale reconocerlo, la aparición de un nuevo grupo armado en este estado no representa novedad.
 
 Si los objetivos del grupo son, como cierran el comunicado, la muerte de ex gobernadores, ¿significa que las razones del grupo desaparecerán si éstas fuesen consumadas? Entonces no es necesaria la participación de una organización revolucionaria sino que alcanzará con la intervención de algún tipo de «grupo justiciero», si es que puede comprobársele algún reaseguro en su razón ideológica.
 
 Más aún, el texto no trasciende más allá de lo testimonial y está redactado en términos de estricta denuncia, la cual no está explicada en base o fundamento alguno, y nada puede extraerse de él que sirva siquiera para aclarar su posicionamiento político tanto en esta como en otras cuestiones.
 
 En un contexto donde la variación de estrategia y táctica está siendo utilizada por distintos sectores, hoy más que nunca grupos de este tipo enfrenta la necesidad de medir cada gesto para no involucrarse en dinámicas ajenas porque, si se tratase de un genuino grupo revolucionario, este quinto comunicado deja traslucir que no ha avanzado más que en la declamación discursiva.
 
 En cambio, donde la coyuntura muestra claramente que grupos de narcotraficantes o bandas delincuenciales aspiran a mostrar un costado pretendidamente «popular», argumentando que sus armas no apuntan al pueblo sino al cartel enemigo, o la aparición de organizaciones místicas, milenaristas, de caballeros de honor o que ejecutan actos de «justicia» por mano propia, la denominación de guerrilla no hace sino profundizar la incertidumbre que genera la irrupción de algún grupo armado de cualquier tipo.
 
 En el contexto de violencia entrecruzada que hoy tiene lugar en Guerrero, estos elementos no exorcizan sino que profundizan esa dinámica de la cual emergen, ya que cuando refieren a «Figueroa y sus narcos» exponen que el homicidio de la víctima puede guardar alguna relación con el narcotráfico, donde todo indica hasta el momento que no existe alguna vinculación. No dice nada, en cambio, de la relación que puede establecerse con el avance de las declaraciones por los desaparecidos y asesinados por la guerra sucia o por el proyecto de una Comisión de la Verdad en el estado.
 
 Por último, no sería novedoso que se impulsen siglas desconocidas que cumplen la función de «marcar» a las bases de grupos clandestinos auténticos, cuyo objetivo es realizar labores contrainsurgentes y de aniquilamiento.
 
 De cualquier modo, nada ofrece este escrito sobre el homicidio y la realidad que vive hoy su hija Micaela, sólo aporta más confusión e incertidumbre, aún si éste fue escrito en solidaridad y con las más honestas intenciones. 
 
 lofredo@riseup.net