República mexicana, a 26 de junio de 2024

AL PUEBLO DE MÉXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN NACIONALES E INTERNACIONALES
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y REVOLUCIONARIAS

¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!

El 28 de junio del presente se cumplen 29 años de la masacre en el Vado de Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez, Guerrero, cometida contra campesinos agrupados en la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS); crimen de Estado y de lesa humanidad perpetrado por la odiada policía Motorizada y judicial del gobierno de Rubén Figueroa Alcocer; operativo policíaco militar con fines contrainsurgentes planificado y ejecutado por los Generales Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quiroz Hermosillo, criminales de Estado que cargan bajo su responsabilidad directa el cometido de miles de crímenes de lesa humanidad.

Masacre que dejó un saldo de 17 campesinos asesinados a mansalva y a quemarropa; 21 heridos de diferente gravedad; los sobrevivientes fueron sometidos a tortura, tratos degradantes, crueles e inhumanos, y amenazados de muerte; los masacrados fueron criminalizados y revictimizados con la manipulación de la escena del crimen, un acto perverso con fines contrainsurgentes y cuyo objetivo fue generar el terror psicológico en las masas campesinas que luchaban por mejorar sus condiciones de vida y por sus legítimos derechos, entre ellos, la presentación con vida de su compañero Gilberto Romero Vázquez.

Todo crimen de Estado y de lesa humanidad es producto intrínseco a la política de gobierno para defender los intereses de la burguesía en el poder. La masacre de Aguas Blancas fue perpetrada en un contexto de crisis económica y política del régimen, donde el neoliberalismo y la contrainsurgencia se aplicaron a rajatabla en atención a la exigencia e intereses de la oligarquía y el extranjero.

La historia del México moderno y la memoria histórica de nuestro pueblo reconoce y ubica a los gobiernos priistas como una cofradía de asesinos y ladrones; un partido burgués que durante más de 70 años ejerció la opresión contra el pueblo para sostener la dictadura del capital.

En este contexto Rubén Figueroa Alcocer y Ernesto Zedillo Ponce de León, gobernador y presidente respectivamente, son criminales de Estado que gozan de plena impunidad y protección incluso por el actual gobierno federal que persigue políticamente a los “villas” y a los “zapatas”, mientras que, a los Figueroa, a los Zedillo y la cofradía de priistas son blindados de inmunidad y muchos de ellos “regenerados” en Morena.

La lucha de la OCSS y otras organizaciones políticas de masas en el plano nacional es expresión de la voluntad popular de combatir de nuestro pueblo contra un gobierno antipopular y represivo, que pretendió acallar la protesta y movilización popular con métodos contrainsurgentes, entre ellos la masacre y el asesinato por motivos políticos.

A pesar del cometido de múltiples crímenes de Estado, el pueblo en lucha no se doblegó ante la dictadura priista, por el contrario, se potenció y adquirió nuevos bríos por todo el país para exigir justicia y castigo a los responsables: el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, el exgobernador Rubén Figueroa Alcocer, los generales Enrique Cervantes Aguirre, Alfredo López Garnica, Luis Humberto Portillo Leal, Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo, políticos de oficio como Esteban Moctezuma Barragán, Emilio Chuayffet Chemor, entre otros connotados criminales de Estado.

La masacre de Aguas Blancas continúa en la impunidad porque los gobiernos antipopulares se han caracterizado por proteger a todos los agentes de Estado que hacen posible el funcionamiento del aparato represivo; la actual administración en seis años no ha hecho nada por resolver este crimen, por el contrario, asume una política omisa e indiferencia total, que lo convierte en corresponsable.

Quienes militamos en el Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR) rendimos un homenaje a las víctimas de este atroz crimen; a los que han luchado todos estos años por exigir justicia para las víctimas y castigo para los responsables, un sincero reconocimiento, sepan todos que no olvidamos, no perdonamos porque de hacerlo sería convalidar la impunidad e injusticia.

La lucha por justicia para los masacrados en Aguas Blancas no ha terminado, no se circunscribe a un día luctuoso, tampoco se puede ceñir a un recuerdo victimizante que no coadyuva a librar nuevos combates populares, ni mucho menos a una reparación del daño tasada en términos monetarios.

¡Hermanas, hermanos, camaradas! Mientras persista este tipo de injusticias, el pueblo tiene el derecho inalienable de levantarse en armas; los revolucionarios tenemos el deber de organizar la lucha armada revolucionaria contra el régimen oprobioso. Quienes fueron masacrados en Aguas Blancas forma parte de la lucha por la emancipación popular a través de la lucha política de masas.

En seis décadas de existencia hemos aprendido que la lucha armada revolucionaria en nuestro país no se debe ver, ni juzgar de manera fragmentada, aislada, sino como un todo y en conjunto como parte del esfuerzo y la voluntad de combatir de nuestro pueblo de sus aspiraciones a sacudirse las cadenas de explotación y opresión.

Aguas Blancas y la lucha guerrillera de Lucio Cabañas Barrientos y el Partido de los Pobres (PDLP), nos recuerda y nos convoca a que todos los revolucionarios construyamos la unidad, sin ésta, no hay garantía de triunfo de las fuerzas populares.

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!

¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!

¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARÁ!

COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR

Año 60
República mexicana, a 26 de junio de 2024