Gran Jurado: Instrumento imperialista

GRAN JURADO: INSTRUMENTO IMPERIALISTA

El gobierno de Washington ha lanzado una campaña de persecusión, represión y terror contra los luchadores por la independencia y el socialismo. Ve con desesperación como nuestro pueblo se organiza y va rescatando palmo a palmo su liberación. Cada sector que reclama sus derechos, sean estos económicos, culturales o políticos, representan un reto al dominio colonialista de nuestra patria.

Hoy, cuando la crisis económica que azota al capitalismo ha dejado al desnudo las estructuras carcomidas del coloniaje y el pueblo avanza en su conciencia y en su organización para el combate, el imperialismo arremete contra la vanguardia: los independentistas y socialistas.

En épocas de lucha mas aun en épocas de crisis profundas que socavan la ideología y la moral de la clase dominante, de la metrópoli, de los partidos e instituciones del sistema a lo que más teme el enemigo es a la nueva ideología, a la nueva moral que surge del pueblo. Para evitar el desarrollo de una nueva consciencia en el pueblo sus armas se concentran contra aquellos que son, en la práctica forjadores de esas, tan necesarias, condiciones subjetivas de lucha.

La táctica enemiga es destruir políticamente la resistencia que se organiza y se le enfrenta. Dejar al pueblo huérfano de política revolucionaria que le sirva de guía, asidero, sostén en su ruta hacia el futuro. Más que la destrucción física busca el aislamiento de esa política.

Así los revolucionarios tienen el deber de constituirse en la expresión material de esa política, de esa nueva ideología y moral revolucionaria. Su expresión viva de los elementos políticos e ideológicos que necesita el pueblo para enfrentar la actual etapa de lucha.

Hoy, más que nunca antes, el pueblo necesita reconocer en el movimiento revolucionario el vacío ideológico que deja la burguesía, el imperialismo y el colonialismo al desnudarse la explotación, la injusticia, la corrupción, el oportunismo, la vacilación, la falta de patriotismo, el servilismo, etc.

Necesita creer en algo, en alguien, ver reflejado en la lucha, en las organizaciones, en los líderes, en los militantes y activistas de la revolución un futuro distinto al presente. Un futuro que encierre todo lo positivo que tiene de negativo el sistema actual y sus instituciones.

Los revolucionarios estamos en el deber de acometer esta lucha embuidos de honestidad, claridad de propósitos, firmeza, decisión de lucha, patriotismo, abnegación, entrega total a los intereses de nuestro pueblo, siguiendo el ejemplo de lo mejor de la tradición de nuestro pueblo: Betances y Albizu. Luchadores que no antepusieron jamás su hacienda, vida o libertad ante el deber de ser guías y ejemplo para su pueblo. Eso es lo mejor de toda la tradición revolucionaria de esta gran América desde Bolívar hasta el Ché, de Martí, de Luperón, de Pachín Marín, Milla, de Aida Santamaría, de Lolita Lebrón, de Mariategui, de Sandino, de Blanca Canales, de Farabundo Martí, de Toussaint L'Ouverture. De los luchadores negros e indígenas de nuestra historia de formación nacional.

Pero no se llame engaño a esa izquierda infantil que desprecia el legado nacionalista, revolucionaria de la clase obrera y de las revoluciones socialistas, el ejemplo de los mártires de Chicago, de Krupskaya, de Nguyen Van Troi, de Lenin, Mao, Ho Chi Minh y muchísimos mas en Europa, África y Asia.

Hoy, al enfrentarnos al gran jurado y toda la política represiva imperialista, los independentistas y socialistas debemos hacerlo desafiantes, firmes y orgullosos. Junto a las derrotas militares que le infligimos al enemigo debemos ser capaces de victorias políticas que lo desmoralizen e inspiren a nuestro pueblo.

Nuestro llamado a la no cooperación debe estar acompañado de la convicción de que la cárcel no es una derrota ante el enemigo, sino, por el contrario, es una victoria que demuestra el fracaso de la política imperialista de doblegar a nuestro pueblo y hacer triunfar la traición.

Las FARP felicitan a los compañeros Carlos Rosario Pantojas y Carlos Noya Muratti que supieron cumplir con su deber.

Felicita y apoya resueltamente al compañero Norberto Cintrón Fiallo porque con su ejemplo ha puesto en jaque a la institución represiva del gran jurado y ha demostrado lo correcto de la política de no cooperación.

Critica a los que forjan políticas confusas ambiguas y vacilantes que no arman a los luchadores del pueblo con la ideología revolucionaria que les permita enfrentarse al enemigo bajo cualesquiera circunstancias. Esos son los únicos culpables de la derrota sufrida por Farinacci.

Publicado en el 1982 por las Fuerzas Armadas de Resistencia Popular (FARP).