Pereira Mena: Ahí me sacaron y fuimos al sindicato, fueron las cosas que me quedan como emocionantes.
Hablamos del Bebe, los chasques del Bebe primitivos empezaron a aparecer, no sé si éramos MLN o no porque vuelvo a repetir, el pensamiento revolucionario armado viene de todo ese proceso revolucionario en Uruguay, lo vuelvo a repetir: anarcos, socialistas, cristianos, la gente honesta revolucionaria que quería las transformaciones.
Fue la primera marcha pero el embrión de Salto ya estaba formado, habíamos esperado eso y la última que recuerdo en Salto fue una frustración, venía Onganía. Que viniera Onganía era una cachetada tan grande para nosotros. Entonces se instala en la plaza todo un escenario. Y no sé qué pasó, planificamos con todas las carencias que teníamos, íbamos a dejar sin luz a Salto y le íbamos a prender fuego el escenario, pero un poco también queríamos que viniera y en el momento prenderlo, estaba todo organizado y ¿cuál fue la frustración?, no aparece, que hasta ahora nos estamos preguntando, ¿qué pasó?. No vino. Y quedamos si bien contentos porque no vino, un poco frustrados porque queríamos demostrar ese rechazo salteño a las dictaduras de esos gorilas argentinos.
Y ahí sí paso ya mi experiencia, vengo a la Facultad de Medicina donde me tocó vivir el año de conjunción ideológica más hermoso y brillante que hoy lamentablemente para mí, tenemos un retroceso ideológico muy profundo.
Mi padre ganaba 900 pesos, me becaron, yo tenía buenas notas en el liceo nocturno, me becaron con una buena beca, que parecía yo un magnate.
Vine a la Facultad de Medicina. Siempre primero es más cantidad, éramos como 1005 o 1010 estudiantes de primer año. Y ahí hubo la asamblea inaugural que supuestamente hablaban los de los años superiores. A mí no me gustaba nada eso, porque ya venía con todo el mensaje del norte. Con el viejo Batlle del Espinillar, con los Sacerdotes Revolucionarios, uno cañero, otro obrero de la construcción que te aportaban toda esa ideología, que te daban informes.
Bidegain me acuerdo que hasta el hartazgo grababa casettes, voces campesinas, canto y que él suponía que eran reminiscencias indígenas y siempre andaba con eso, que se ligó una paliza también en el cuartel que casi lo mata. Yo nunca lo volví a ver. Los sacerdotes te aportaban una información riquísima más allá del accionar, más allá del embrión más la marcha cañera primero que había atravesado Salto y había levantado todo el ánimo, ese compañero que ojalá esté escuchando como es el Colacho, Nicolás Estévez, un cañero de toda la vida, le mando un abrazo. Era un pequeño productor, con una maestra, dejaron todo y se fueron al cañaveral. Y hasta ahora hace poco vino la marcha y ahí andaba Colacho.
Angeles: Así que les iban a hablar los estudiantes de los años superiores en la Asamblea Inaugural de la Facultad de Medicina...
Pereira Mena: Y yo no entendía nada por qué los de primero no podían hablar, pero era porque los de primero se sentían cohibidos de llegar del interior, de distintos lados a la Universidad y ahí habían eruditos, me topé con todas las bases, dirigentes del MIR, los pro chinos, de los troscos, de los anarcos de todos los pelos, de los cristianos, de los bolches, pero había bolches que había que sacarse el sombrero, habían otros que estaban para el estudio, para el evolucionismo, el reformismo a largo plazo, prepararnos no sé para cuando.
Nosotros les decíamos que recibirnos de médicos de eso era como ser jueces de sepultura porque sabíamos que se iban a morir de hambre, miseria y desnutrición y para qué queríamos ser médicos si no transformábamos la estructura y la realidad. Entonces no me contuve y empecé a hablar del norte, de la miseria, de ese hospital regional, que acá lo voy a nombrar, dentro de ese CNT estaba mi hermana que había venido de la Universidad, que había estado vacunando en todos los pueblos de la campaña, que venía conmovida, emocionada, llorando de la miseria y del corazón duro de piedra de los latifundistas, el que quiere creer que va a cambiar la oligarquía diciendo “por favor ablanden su corazón” están perdidos.
Por favor, esas oligarquías rancias no te dan nada si no les sacás, si no les quitás, si no te organizás, si no te armás, no te van a dar nada, es como decirle a Bush “aflojá de tirar bombas, te vamos a pagar la deuda externa que vos, metiste a tus gorilas para que nos torturen, nosotros como premio que nos torturaste te pagamos deuda externa”.
Es el colmo, eso es ser nabo, eso es ser, pero no es que seamos nabos, es que los dirigentes han perdido el hilo conductor teórico, revolucionario y se han querido jugar con las oligarquías y las oligarquías, el imperio que ya estaba cansado de estos corrompidos blancos y colorados, están usando a esta gente que lamentablemente se está prestando para todo, para lo más recalcitrante que en Salto llamábamos reaccionarios, que no eran medios de producción, dignidad y trabajo sino caer con lo que llamábamos antes la caridad, el repartido de leche en polvo.
Esto que combatíamos, que queríamos transformar a ese obrero que trabajara, con todo su trabajo lo que le correspondía en la distribución de las riquezas.
Vine y resalté que en el Hospital Regional de Salto Norte ¿qué hacían los médicos? todo el material que venía lo sacaban, tenían una farmacia de ellos al lado y lo vendían.
Mi abuelo, pobre abuelo, de Aparicio Saravia, más blanco que hueso de bagual, se vestía de paisano con un cuchillo, estaba tuberculoso e iba al Hospital Regional y lo único que había era polvo bórico.
Le daban polvo bórico al viejo, le golpeaban el lomo y le decían “pero usted está que es un bagual para pelear en las cuchillas”, allá venía el pobre viejo como 40 cuadras con el polvo bórico en la mano, para atacar la tuberculosis, que al final murió. Y eso hacían los caudillos blancos y colorados, esos que ahora son tan amigos, los blancos que ahora son tan amigos. Es algo vergonzoso, esos blancos siempre hicieron eso.
E. Chury: Una Asamblea de Facultad...
Pereira Mena: Estábamos en la Asamblea Inaugural de un año extraordinario porque son esas coyunturas que se dan cada tanto.
Entonces me largo a hablar en esa Asamblea Inaugural y entro a largar aquel discurso de los profesionales médicos que utilizando el Hospital regional que es de varios departamentos del norte, usufructuaban los remedios, los vendían en la farmacia y en el Hospital nunca había medicamentos.
El sustituto de los médicos era el hijo, que iba a estudiar y ya le reservaba la continuación en el cargo, entonces teníamos una denuncia a través de medicina de cómo se estaba practicando la salud pública, que era de una corrupción abismal, de una ética médica violatoria de cualquier derecho médico.
Entonces lanzamos todos los planteamientos, económicos, sociales, la militancia, lo que pasaba en los cañaverales y voy a decir lo que dije en ese discurso, que hoy es mala palabra, pero creo que no es mala palabra, creo que a la corta o a la larga nosotros vamos a tener que recurrir a esa metodología ¿qué fue lo que dije?: compañeros, como Camilo, como Cuba, como el Che, como Fidel, como Ho Chi Min que está combatiendo consecutivamente con 4 imperios, tenemos el deber de alzarnos y tomar las armas.
Aquello fue indescriptible, porque yo esperaba con temor, era principiante. Toda la Facultad de Medicina en bloque rompió en aplausos, gritos, era el 68. Yo no había descubierto nada, ni traía nada nuevo, era un Montevideo que ganaba las calles, que ganaba todos los movimientos obreros, los movimientos estudiantiles.
A veces se quiere minimizar diciendo “se luchaba para la rebaja del boleto”, no, se luchaba para que en la Universidad de la República tuvieran derecho los hijos de los obreros, ese fue el 68 y esa fue la lucha principal, proletarizar la Universidad que era para doctores corruptos que iban a participar después de partidos Blancos y Colorados corruptos, y la Universidad, el pueblo les pagaba para que después fueran a expoliar como profesionales.
Luchamos a brazo partido, luchamos con la metodología más fuerte que luchan los estudiantes y obreros juntos, porque ojo, era “Obreros y Estudiantes unidos y adelante”, y la Facultad de Medicina cuando hacíamos un bloqueo de la calle Agraciada, que venía Agronomía con todos los fardos en carro, cuando la gurisada que rodeaba la Facultad de Medicina conocía: “compañero ¿traemos goma?”, “si, goma, goma”, inundaba y prendían fuego, las consignas revolucionarias reivindicativas pero no al corto plazo, salarial, no, reivindicativas de profundidad programática, de pedir la tierra para quien la trabaja, de pedir el poder para el trabajador, de hablar de la dictadura del proletariado como único camino y única garantía de que el socialismo se lleva a cabo, las clases oprimidas como dijo Marx, no las clases burguesas.
Tengo que decirlo tristemente así, hoy a nuestras organizaciones las invadieron la burguesía para que de esas masas de los barrios y de los campos vuelvan a ser otro MLN tupamaro revolucionario, con cualquier otro nombre, para a refrescar las burocracias, a refrescar las rémoras que nos dejó la tortura, que nos hizo perder la teoría conductora, que nos hizo perder los valores revolucionarios teóricos que nos va a conducir a una práctica correcta; estamos en un discurso que da lástima, no sabemos qué vamos a hacer.
Llegamos al gobierno y dicen los maestros: “qué tenemos para la enseñanza”, bueno, nos vamos a reunir todos para ver qué hacemos.
Salud Pública: proponemos servicio único, ya nos vamos a reunir para verlo. No hermano, estamos en el gobierno, tenemos las mayorías, tenemos el pueblo con nosotros, vamos a meter el bisturí a fondo, vamos a contemplar todas las proposiciones que hacen –un saludo tremendo a los compañeros de AFCASMU donde trabajé 17 años, a todo Mantenimiento del CASMU- a todos los gremios, a los que luchan, a los que están adormilados, a los que no tienen trabajo, a los desocupados, a esos feriantes, que recorro la feria y me encuentro con hijos de tupamaros que fueron ayer profesores de literatura, me encuentro con la hija en una feria, con el bebé colgado, y vendiendo.
Angeles: Hoy 14 de abril estamos viendo lo que pasó antes, cuál era el clima previo, en una cronología del día nomás leemos que: fueron detenidos en una camioneta José Martiniano Zapata Acuña, Carlos Eugenio Furtado Topolansky, Teodoro Anielo Ríos, Leonel Javier Arari Duvinsky, Enrique José Turel Tagliabue, Nélida Raquel Masas Dotti.
Ellos fueron todos detenidos en Rafael Eguren 3307 y en Domingo Torres 4259. Las edades, iban de los 22 a los 33 años que tenía el mayor.
Ese mismo día fueron ejecutados Armando Acosta y Lara en su casa, herida Julieta Martínez Gallinal. Oscar Delega Luzardo en Ponce y Guaná, era sub jefe del Departamento 5 de Información e Inteligencia, Juan Carlos Leites, en Ponce y Guaná, agente, heridos en el episodio con Armando Acosta y Lara los policías Segundo Goñi y Carlos Canelo.
Fue ejecutado el capitán de corveta Ernesto Motto Benvenutto en Las Piedras, fueron fusilados en Pérez Gomar 4392 por el comando Nader, Alberto Jorge Candán Grajales, Gabriel María Shroeder, Horacio Carlos Rovira , Armando Hugo Blanco Katrás, muertos en combate Jorge Nicolás Gropp Carbajal en Nicolás Herrera y Plá y en el mismo lugar Norma Carmen Pagliano Varo, fue herido el sub comisario José Reyes.
Fueron fusilados en Amazonas 1440 un 14 de abril en el 72, Luis Nelson Martirena e Ivette Giménez de Martirena y detenidos en la misma dirección y en la misma casa Eleuterio Fernández Huidobro y David Cámpora Shoeizer . Detenido, Juan Almirati en Félix Laborde y Avellaneda; detenidos Carlos Rovira Placeres y Filomena Grieco de Rovira en Pérez Gomar 4392. El Poder Ejecutivo remitió al Poder Legislativo dos proyectos ese mismo día, la suspensión de las garantías individuales, la declaración de duelo nacional...
E. Chury: muy bien, estábamos hablando de los hechos del 14 de abril pero naturalmente esta entrevista excede todo ese marco de un día y arranca ya en esa década de los 60 y llega naturalmente, hasta este 2005.
Pereira Mena: Quería dar un pantallazo en cuanto a los contenidos obreros estudiantiles. Contaba esas anécdotas en el Palacio Legislativo donde todo era oídos sordos a los reclamos populares, como venían de la Facultad de Agronomía con sus fardos, los niños conseguían gomas, se prendía fuego y a consignas revolucionarias golpeábamos. Venía la represión, nos atacaban con escopetas, con gas y aquel romanticismo ideológico profundo hacía que las mismas granadas que tiraban los milicos se las devolvían con la mano y el gas fuera hacia los milicos, los cuales tenían que salir, digamos, ellos a la disparada. Y nosotros golpeábamos en las columnas de los trolley, aquellos eran cientos y miles golpeando que le producía un pánico que me hace acordar a los árabes cuando ellos producen esos ruidos. Quiero reseñar que cada manifestación estudiantil era cientos y cientos y miles de estudiantes y obreros; era todo el barrio, toda la zona, todos los vecinos que salían a los balcones, que salían a las puertas. Había un levantamiento extraordinario, era un ataque en ese momento a la televisora más reaccionaria que era Canal 4 que al final le tuvo que poner rejas porque los vidrios no daban. El IAVA, las concentraciones que hacíamos en Facultad de Medicina, de Arquitectura, de Bellas Artes, de Agronomía, de Ingeniería, todo, todo, de Veterinaria donde ahí surge el compañero Líber Arce, por acá de la Escuela de la Construcción la Cra. Susana Pintos, y tantos otros que no fueron porque... una vez en la Universidad era tanto los gases, que la gente se desmayaba, nos metíamos de cabeza en las fuentes de agua que había ahí, lo mismo ocurría en el IAVA y las manifestaciones cada vez eran más inmensas, más grandes y era un gritar siempre a cada blanco y colorado que veíamos, “aquí están esos son los que venden la nación”. Y a los bancos, estos leoninos que ahora nos arrodillamos, era pedradas y molotov, a todos los bancos.
Eso era el 68 y era el enfrentamiento p orque venía la represión. La metropolitana se renovaba, cambiaba de trucos, de artimaña. Una vez vinieron unos "marcianos" enormes pero sin movimiento que los estudiantes los atacaban de todos lados, y no podían hacer nada, medían como 2 metros diez cada uno, eran una cosa impresionante. La caballería venía y el estudiantado, los obreros ¿qué hacían?, esperaban que pasara la cabeza y le daban a la cola. ¡Y cómo daban vuelta los caballos! Era aquello una cosa de mirar a los pobres policías que los mandaban, obreros, trabajadores renecesitados de la campaña que venían a hacer de represores, reprimir a sus hermanos de clase, salían como despavoridos porque toda la pedrea venía a los caballos de atrás. Aquella lucha era tremenda porque no era solamente estudiantil y obrera, cada gremio lucha, el Frigonal, por ejemplo, en el 68, era todo Facultad, eran todos los gremios, que iban al Frigonal a defender esa industria nuestra, del Cerro, era la vida del Cerro. Ahí íbamos todos.
Pero no era dulce la represión, yo recuerdo que atravesando un alambrado un obrero, un policía de estos que van a ser nuestros colegas ahora -¡por favor si no cambian los quiero del otro lado!- le bajaron un garrotazo a un obrero que la oreja se la sacaron limpita. Todos estábamos en una barricada en la entrada al Frigonal, porque los obreros amenazaban con hacer volar una caldera si invadían, y todos, todos los gremios de estudiantes estábamos todos, en todo ese campo verde de eucaliptos que guardaban los ganados, todos desparramados, nos corrían hasta el agua y se nos ocurrió hacerles una barricada, esa barricada fue mortal, abrieron fuego con metralleta, con todo, irrumpieron a toda velocidad con el autobomba, rompieron la barricada.
Y acá hay algo glorioso, hay algo que recuerdo, así como veo los ramalazos del Norte cañero, del Bebe Sendic como leyenda obrera, organizando, caminando, perdido, matrero, campesino que rememoraba toda la simbología indígena matrera, veía el Cerro. Nunca vi una cosa, tan generalizada esa lucha, había fogones en todas las casas del Cerro. Todas las casas eran compañeros de lucha, pasaban por una casa, salíamos por la del fondo, entrábamos, “compañero, por acá, por allá, todo el Cerro levantado en busca de una industria nacional y todos unidos. Para mí fue - si alguna vez me figuro una insurrección, me la figuro así, así, el Cerro levantado, generalizado, no entraba nadie. Y todos éramos compañeros, todos éramos hermanos, niños, mujeres, hombres, estudiantes, todos en esa lucha, tan hermosa, triste por lo que perdimos, pero hermosa por las luchas imbricadas, interrelacionadas de estudiantes y obreros. Ese Cerro fue un ejemplo que nunca, nunca se va a acabar el pensamiento, lo que hacían esos vecinos del Cerro.
En este conjunto la Facultad de Medicina se tiene que organizar y formamos el grupo llamado "los bravos", digo esto porque luego va a ser la base fundamental dentro del MLN-T revolucionario armado. Ahí, formamos un pequeño grupo que estaba el compañero Mario May (Luis) -si alguno necesitaba la acción más compleja, más dura, más difícil, más arriesgada, ese canario salteño iba con una serenidad increíble-; ahí estaba Antonio Más (el gallego Antonio), ahí estaba el Asdrúbal Pereira, ahí estaba un compañero que el pueblo, el pueblo lo tiene que rescatar: Pablo Rhon, que murió de una muerte... fuimos a hacer un atentado a la oligarquía y a todos los lugares donde la oligarquía y las burguesías se divertían mientras el pueblo se moría de hambre, fuimos a hacerle atentados. Pablo Rhon fue y lamentablemente quedó apretado entre los escombros, calcinado. Lo rodearon los milicos, lo rodearon de tal forma que un grupo queríamos ir. Vida o muerte, vamos; pero la dirigencia vio que íba mos al matadero, nos estaban esperando y el compañero, gritando en los escombros consignas contra el imperio, contra la oligarquía y por la revolución armada. Si hoy Pablo Rhon con esa muerte que lo dejaron calcinar en los escombros, ve lo que está pasando en este Frente y en este MLN y las consecutores, ¡pobre Pablo Rhon! es matarlo otra vez o varias veces más.
Antonio Más, el Gallego que estuvo en todos los operativos, que tenía un problema, un problema muy delicado y el escarnio de estas Logias de Artigas que hoy las quieren ver como salvadoras, como que se ensuciaron la camiseta por la patria, eran los torturadores más sanguinarios que aprovecharon la enfermedad que tenía el gallego Más Más, para quemarle las neuronas, enloquecerlo y exterminarlo al pobre Gallego, que era un compañero lúcido, tierno, hermoso, con toda la ideología revolucionaria, pero tenía el problema que se le quemaban las neuronas, se estaba quedando sin tejido nervioso, irrecuperable. Dio la lucha, lo quisieron utilizar en el penal y fue hasta lo último un ejemplo, un ejemplo extraordinario.
Podíamos seguir citando, este era el grupo de "los Bravos" de Medicina, en este grupo estaban estudiantes superiores como Engler que lamentablemente hoy se define, como mormón cuando él era uno de los pioneros que decía que los mormones eran integrantes de la CIA porque en Salto, tenían una base que hete aquí la coincidencia, los tupamaros andábamos por los montes buscando hacer las futuras tatuceras, y los mormones andaban con teodolitos, midiendo, tomando muestras del suelo, hicimos la denuncia y fue el compañero Zelmar Michelini que hizo la denuncia y los acusó de agentes de la CIA, ahora lamentablemente este compañero que atravesó esa locura estando de rehén, se define como mormón, pero eso no aplaca nada lo que "el viejo Octavio" - así se llama- de tantas acciones militares, tanta alegría porque él andaba siempre risueño, en las más bravas, en todos los operativos militares ese compañero dio una semblanza de ejemplo, de teoría y de práctica, estando en la dirección o no estando. El sí, él sí Sr. Huidobro no se rindió en forma incondicional, él estuvo en varias acciones militares, como el negro Nepo. El negro Nepo era ejecutivo pero iba subordinado a las acciones militares como chofer, ¡y qué chofer!
La policía estaba casi derrotada, había que darle el golpe de gracia. Ya no era la policía que nos buscaba a nosotros, la policía se escondía de nosotros y recriminaba a las autoridades que los mandaba desarmados a (enfrentar) a una organización fuerte, organizada, templada y bien armada. Nosotros tendíamos a hacerles emboscadas y a perseguir a las combis que ellos tenían llenas de milicos que eran represivos, y así como íbamos, hicimos el grupo al que pertenecía yo, el grupo de los maestros y los mejicanos hicimos como 60 allanes que creo que fuimos los únicos que lo hicimos, fuimos a todos los locales de la metropolitana que nos moríamos, nos moríamos de dolor, porque vivían en cada sucucho de cantegriles con lonas y cartones y nosotros íbamos armados a decirles "hermano no mates a tu hermano, no mates a tu estudiante, no mates porque vamos a tener que tomar cuentas, vos tenés que estar con nosotros", pero volvíamos y hacíamos reuniones autocríticas y decíamos: Pero esta gente es de la campaña, vive en los cantegriles más miserables, y es la más represora, pero no es que sea la más represora, los utilizaban como aparato para reprimir, porque esa misma gente eran los peones del campo, eran los peones que tenemos en la campaña.