Terminada la segunda ronda del diálogo exploratorio entre el gobierno colombiano y el ELN, en esta capital cubana, el comandante Antonio García, miembro del Comando Central de dicha organización guerrillera, concedió una entrevista exclusiva a POR ESTO!, en la que abordó aspectos fundamentales en torno a las expectativas de paz.
El comandante García, de 50 años, ingresó al ELN cuando era estudiante de Ingeniería en la Universidad Industrial de Santander, sita en el nororiente colombiano. Desde 1983 pertenece a la dirección del ELN, donde ha desempeñado diversas responsabilidades. Actualmente es el responsable militar, miembro de su Comando Central y jefe de la delegación en el diálogo con el gobierno colombiano. Ha participado en todos las iniciativas de paz del ELN, incluyendo las de Tlaxcala, México, en 1991.
POR ESTO!: ¿Han desaparecido, en Colombia, las causas que motivaron el surgimiento del ELN como organización insurgente?
--Las razones por las que surge el ELN, en el contexto político y militar, no han desaparecido porque aún se mantienen las estructuras de injusticia, antidemocracia, exclusión, de inviabilidad del proyecto humano. En ese sentido, las causas que originaron el surgimiento del ELN y la resistencia colombiana siguen vigentes. Tenemos como reto, todavía, la necesidad de construir un proyecto político y social de mayorías, donde el grueso de la sociedad colombiana pueda participar en la toma de decisiones, pueda participar en el diseño de la sociedad que se quiere. Y sobre todo, que la sociedad sea el referente fundamental del ejercicio de gobernar, del ejercicio de diseñar Estado, que el Estado esté referido a la sociedad. Que sea la sociedad la que controle al Estado y el gobierno. Y que sea la sociedad misma, la que se interprete, tanto en su presente como en su futuro. Pensamos que ese es el reto fundamental de las sociedades modernas. La sociedad organizada por fuera del Estado, es la que controla el Estado. Hoy, el Estado es el desorganizador de la sociedad y, de esta manera, le permite mantener unas estructuras de dominación y de imposición.
--Creo que es un reto universal que está presente hoy en todas sociedades. Aún mantenemos estructuras de sociedades imperfectas. Es el reto permanente del ser humano por construir un nuevo orden, donde el sujeto social sea colectivo, sea de mayoría, sea de democracia. Pero la democracia no como una forma de participación, sino como un contenido en sí mismo. Y que la democracia no sea esa ficción donde, simplemente se puede seleccionar, sino el hecho de proponer y decidir. Entonces, tiene que haber un cambio sustancial en lo que es entender la democracia. En Colombia eso está plenamente vigente, tanto en el diseño social, político, de gobernar, como en el diseño del Estado.
POR ESTO!: ¿Existen condiciones en Colombia para un proceso de paz?
--Pensamos que hoy, en América Latina, hay un resurgir del movimiento social, que trata de llenar un vacío de gobernabilidad que dejaron los partidos de la oligarquía. El fracaso del neoliberalismo evidenció una gran flaqueza de parte de los partidos tradicionales, que no tuvieron un modelo de recambio desde la dominación. Ello trajo un gran estrago social, pero también un gran vacío de gobernabilidad. Y ese vacío de gobernabilidad es el que llenan las posiciones populares, desde el movimiento social que asciende con mucha inexperiencia y en medio de una deuda social muy grande. Por supuesto que, en Colombia, también se viene planteando la posibilidad de ascender a un ejercicio de gobernabilidad diferente desde el movimiento social y, desde el movimiento político, se ha abierto entonces una opción de construir un camino de transformaciones económicas, sociales y política, a través de dos vías: una por el camino de la paz, de la solución política, con la participación de la sociedad, y la otra, es el ascenso de la gobernabilidad local, regional, parlamentaria, hacia una gobernabilidad nacional. Sobre esos dos carriles está construyendo hoy, Colombia, su futuro. Nosotros pensamos que en la medida en que esos dos carriles se junten, se puede gestar un proceso de democratización en Colombia, que lleve a transformaciones de fondo. Y, desde luego, la insurgencia es un dinamizador de ese proceso. Puede crear los mecanismos de articulación del camino de paz, con el camino de gobernabilidad.
¿Cómo, desde el trabajo de paz, se ayuda a construir la gobernabilidad alternativa?, ¿cómo, el movimiento social se vincula a gestar procesos de gobernabilidad local, regional, parlamentaria? y ¿cómo, los gobiernos locales, regionales alternativos, pueden dinamizar procesos de participación, procesos de democratización, y también pueden comprometerse con la paz?
--Esta conexión puede darse en la realidad concreta de Colombia. En la medida en que se avance en ganar mayor niveles de gobernabilidad local, regional y parlamentaria, hay más posibilidades de abrir un proceso concreto de construcción de paz, acompañado de ejercicios de democratización. Y también, el proceso de diálogo con la sociedad.
¿Cómo hacer que la sociedad se vincule a este proceso de solución política? ¿Cómo, el movimiento social se vincula llenando de contenido la paz, y va creando unos referentes nacionales sobre cuáles deben ser las agendas sociales y políticas para construir el futuro de Colombia?
--Entendemos que la insurgencia genera en estos momentos un escenario de diálogo, donde estos dos caminos de construcción de paz y de gobernabilidad, pueden juntarse y pueden crear el direccionamiento de la sociedad hacia la democratización. Entendemos que hoy, la insurgencia está en ese reto.
POR ESTO!: ¿Cómo influye en la solución pacífica al conflicto interno colombiano, el estado de guerra de baja intensidad en que se encuentra Colombia?
--La visión de la guerra de baja intensidad, obedece a una política internacional de dominación que pretende mantener los equilibrios políticos mundiales sobre la base de acciones militares contra los procesos políticos, en particular en América Latina, y que pretende mantener una hegemonía mundial sobre la base de la intervención militar.
--En Colombia, podemos decir que hay una política contrainsurgente agenciada a EU, que se ha manifestado en diferentes momentos, desde la doctrina de Seguridad Nacional, la guerra de baja intensidad, y la presencia directa de tropas y personal, supuestamente civil, con las corporaciones militares privadas, que es la nueva modalidad de participación norteamericana.
--En Colombia hay, en la actualidad, hay 14 compañías militares privadas. Las llamadas "contratistas" que, esencialmente, están integradas por militares norteamericanos licenciados, otros militares licenciados de dictaduras latinoamericanas, y personal contratado por organizaciones de Inteligencia vinculados con las agencias de seguridad norteamericanas. Contratar mercenarios para desarrollar operaciones encubiertas o abiertas en los diferentes contextos del conflicto mundial, se ha convertido en el gran negocio de la guerra. Es conocido que un militar norteamericano contratado por EU puede cobrar 18 mil dólares mensuales, pero a un contratado latinoamericano se le paga 3 mil dólares. Habría que ver cuántos de los paramilitares colombianos, a los que se les pagó 300 dólares para aparecer como desmovilizados, son contratados para ir a pelear a otros países.
--En Colombia, Estados Unidos tiene una política de presencia permanente. Con la ampliación de la fuerza militar del gobierno colombiano, ha conseguido estructurar su presencia militar en el área andina. Con este fortalecimiento y la participación militar norteamericana, se puede contar con una fuerza que permita incidir y mantener latente un escenario militar en América Latina, como un factor de desestabilización en el proceso democratizador continental.
--Visto globalmente, los procesos de democratización de América Latina aún están por definirse. Y ese escenario militar que ofrece Colombia, es seguido con mucha atención desde EU. Puede ser una carta a jugar, como bloqueo al proceso de democratización general. Habría que observar, cuál es el desenlace en Colombia. Si es viable una solución política, y si esa es una opción para EU. Si será posible construir una solución política en Colombia, con transformaciones que permitan una democratización en el continente de manera independiente como política global. Esa es la gran interrogante en América Latina. ¿Será viable una democratización en Colombia por la vía de la solución política? ¿Cómo lo está viendo EU? ¿O van a utilizar tropas colombianas para desarrollar un conflicto militar en el área? ¿Cómo está viendo esa opción EU? ¿O se inclinará por hacer viable un proceso de solución política que permita la democratización de Colombia?
--Esa respuesta no la tenemos nosotros. Simplemente, estamos comprometidos con ayudar a gestar un proceso de democratización que vaya de la mano con los procesos de democratización en América Latina. El desenlace que eso pueda tener, no depende de nosotros.
--Queremos activar un proceso de democratización que permita la articulación en un proyecto económico social y político, que haga viable una sociedad más estable, más justa, más democrática en el contexto latinoamericano. Que viabilice la cooperación económica y social, y que pueda gestar un proyecto social que dignifique al ser humano.
--Creemos que en América Latina se están creando las condiciones para hacer viable un proyecto de democratización que abarque todo el continente. En ese sentido, un proceso de solución política en Colombia, puede ayudar a afianzar un proceso de democratización en América Latina.
POR ESTO!: ¿Cómo afecta, al proceso de paz, la actual exclusión de las FARC en el diálogo con el gobierno?
--Con la FARC compartimos ideales, diseño de país de futuro, construcción de democratización y transformaciones. En los grandes ideales, estamos identificados con las FARC. De igual manera, en escenarios de trabajo social, político, regional también coincidimos. Por supuesto que tenemos diferencias, como las que existen con cualquier organización política. En gran parte, el futuro del país dependerá en que el conjunto del movimiento insurgente pueda trabajar de manera más unitaria.
--Por ahora, el ELN viene trabajando en un proceso de paz con la participación de la sociedad, desde nuestra lógica. Creemos que FARC también puede construir escenarios políticos desde su lógica. Creemos que ambos procesos no pueden ser excluyentes, ni tampoco que uno supedite al otro. Hay soberanía e independencia en cada organización y tiene que haber un gran respeto, como lo tenemos nosotros por FARC.
--En un diseño más global de paz, de solución política, los compañeros de las FARC tienen mucho que aportar. Entendemos que va a ser desde su propia lógica, y que van a desarrollar iniciativas que aportarán al proceso de paz. Nosotros nunca lo vamos a ver de manera excluyente, ni tampoco como algo nacido desde nosotros, porque en las FARC existe la capacidad y la visión para ayudar al diseño de construcción del futuro de Colombia. A lo mejor éste no es el momento. Puede que vengan otros momentos. Apenas nosotros estamos empezando. Puede ser que el proceso político geste nuevas realidades, nueva situaciones, donde una propuesta de paz pueda ser mucho más integradora, más amplia, más global para el país, donde creemos que FARC tiene mucho que aportar.
POR ESTO!: El precedente más cercano de solución política a un conflicto interno en América Latina, lo encontramos en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Sin embargo, el incumplimiento de gran parte de los compromisos de los "acuerdos de paz" fue funesto para el movimiento revolucionario. ¿No corre el ELN el mismo riesgo?
--Esa es la lección para América Latina: no volver a repetir los procesos centroamericanos. Creemos que la insurgencia tiene que ayudar a gestar, a través de la solución política, procesos reales de democratización, procesos reales de transformaciones estructurales, económicas, sociales. Es el gran reto. No podemos llegar a la misma conclusión a la que llegaron los centroamericanos. Por eso decimos que el diseño debe ser diferente. El punto de llegada tiene que ser un proceso de transformaciones, de cambios, de reformas sustanciales, en lo económico social y político. Decimos que debe haber un proceso de democratización real. No que sea un proceso de democratización como promesa. No como procesos en diferidos. Que después que firmemos la paz vamos a democratizar, después que se desmovilicen los combatientes vamos hacer los cambios. Pensamos que no. Que los cambios tienen que irse gestando en el mismo camino de construir paz.
--Por eso es muy importante el escenario que se viene abriendo en Colombia, de gobernabilidad alternativa. Que se creen gobiernos alternativos locales, regionales; que haya expresiones parlamentarias alternativas e, incluso, que se pueda llegar a gestar un gobierno democrático con el cual, eventualmente, se pueda firmar una paz. Que haya un compromiso real, que incluya convocar una Asamblea Constituyente, donde se reafirmen unos acuerdos. Creemos que el proceso de diálogo y solución política en Colombia, tienen que ser muy particular. Camino de paz significa creación de nuevos escenarios reales de gobernabilidad, local, regional y parlamentaria, y que esos gobiernos también desarrollen, en la práctica, ejercicios de democracia participativa, asambleas constituyentes municipales y departamentales, referendos; que abran espacio para la participación de la sociedad en la gestión presupuestaria, en la nueva aplicación de criterios democráticos en la gestión gubernamental. Entendemos que el proceso de paz en Colombia tiene que ir acompañado con la gestación de nuevos ejercicios de gobernabilidad, ejercicios reales de democratización del país y vinculación de la sociedad a estos procesos de gobernabilidad, de vinculación de la sociedad en la discusión de los grandes problemas; en la construcción de la agenda de transformaciones que tendrán que ser refrendadas, posteriormente, en un acuerdo nacional, a través de una asamblea nacional constituyente.
--Esa es la gran particularidad. Tenemos que ir viendo nacer, en el mismo desarrollo del proceso de paz, las nuevas realidades de la democratización. La transformación no puede ser promesas. Creemos que en Colombia, el sentido de la política tiene que ser otro. No la promesa que nunca se cumple, sino la promesa cumplida. Y, en ese sentido, también el proceso de paz tiene que retomar el sentido exacto de la política, construir caminos de libertad y realidades de democracia, no promesas de democracia o transformaciones. No la promesa escrita, sino la promesa realizada. Afirmamos que si hoy en Colombia es posible gestar transformaciones reales a través de la gobernabilidad alternativa que nos ayude a democratizar a Colombia, el proceso de paz será cierto.
POR ESTO! ¿Cómo explica que el Presidente colombiano aspire a la reelección mostrando un alto respaldo popular, después de impulsar una política de confrontación entre colombianos?
--En Colombia, esto es un fenómeno muy particular. La creación de opinión favorable a una tendencia política se hace desde los medios, con encuestas y determinados muestreos, pero eso no refleja la realidad. Una encuesta jamás puede ser la realidad. Un muestro es una técnica demasiado limitada, incluso, sujeta a la intencionalidad del encuestador. Entonces, no se puede asumir una encuesta como un presupuesto de realidad. En Colombia ya eso se rompió. Lo demostró el referendo del 2003. La encuesta dijo que Uribe iba a ganar y también sus candidatos en la alcaldía de Bogotá y en otras partes. ¿Qué sucedió en realidad? Perdió. Quiere decir que en Colombia, la creación de opinión, a través de la manipulación de la información, se está rompiendo. Ya la conciencia de la gente no es tan moldeada por el sistema mediático. La gente siente que puede. Así se manifiesta, también, en otras partes del continente. A Colombia llega el influjo de que las masas pueden elegir un presidente. Bolivia pudo. Venezuela pudo. Haití pudo. Quiere decir que las mayorías están viendo que se puede. Que su verdad está por encima del manejo de opinión de los grandes medios.
En Colombia, vamos a seguir viendo que las encuestas dicen ganador a Uribe, pero falta ver qué pasa en las elecciones. En las elecciones del 2003, los colombianos recibían llamadas telefónicas del presidente, en que les decía "vota por el referendo". ¿En qué parte del mundo se ve eso?, que el presidente haga uso de la telefonía, ¿con qué dinero estaba pagando eso? Ahora, también, tiene la opción de hacer política desde el poder. Es una tremenda ventaja. Pero falta ver cómo responde el grueso de la población. No damos por supuesto el hecho de que va a ganar. Ya en Colombia, no se puede hacer política con encuestas. La realidad es que la opinión de la gente va siendo otra.