INTRODUCCIÓN LO QUE SOMOS:
OBJETIVOS, PRINCIPIOS Y MÉTODOS
¿Qué somos?
Origen del ERPI
¿Cuáles son nuestros principios?
¿Cuál es nuestra ideología?
Nuestra metodología interna
Nuestra relación con otras organizaciones
¿Cuáles son nuestros objetivos?
¿Quién hará el cambio en México?
¿Cómo se hará el cambio?
¿Qué somos?
El Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente es una organización revolucionaria mexicana que lucha por una verdadera democracia y un profundo cambio social.
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Somos un ejército, donde cada quién puede usar el arma que elija, el fusil, la pluma, la palabra, la organización, el arte, el intelecto, las manos… Donde lucha política y armada, legal y clandestina se conjugan.
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Una de las bases fundamentales de nuestra existencia es la necesidad de autodefensa que tiene el pueblo mexicano para proteger sus esfuerzos y avances en la transformación de la sociedad. Autodefensa económica para no morir de hambre, para no ser más pobres, para defender el empleo, la producción campesina, las formas cooperativistas, ejidales y comunales de producción, para protegerse de la voracidad de los bancos, para evitar la quiebra, para extraer la economía de nuestro país de la dependencia y defenderla del saqueo, para evitar el robo y el fraude de gobiernos corruptos. Autodefensa social para que los excluidos no continúen al margen de las decisiones y el desarrollo; para que los pueblos indios, los campesinos pobres, los millones de mexicanos que están en la pobreza extrema, las mujeres, los jóvenes, los homosexuales y lesbianas, los niños de la calle, los jubilados, los discapacitados, los niños y los ancianos tengamos un presente y un futuro diferente al de la marginación o extinción paulatina; para defender a las generaciones futuras, porque si no construimos hoy un mundo mejor, el que les dejaremos estará tan deteriorado que no serán muchas las generaciones futuras que tengan posibilidad de vivir; para defender nuestra cultura y nuestra identidad. Autodefensa política para no perder los derechos conquistados, para no ser torturado o encarcelado; para evitar que los intereses de los trabajadores sean manipulados por los sindicatos corparativizados y defender a los sindicatos democráticos; para defender las organizaciones autónomas, los órganos de poder comunitario o municipales y otros órganos soberanos del pueblo; para hacer valer el voto, para hacer oír la opinión de los que nunca son escuchados; en fin para defender el poder popular que el pueblo vaya creando. Autodefensa armada para no ser masacrados, para no ser asesinados, para defender los avances populares ante la represión del estado. Defenderse de todas estas formas es ejercer la autodefensa integral. La autodefensa integral tiene un carácter transformador porque va más allá de lo actual, impulsando y protegiendo formas de lucha por el cambio social.
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La autodefensa integral es más amplia que la sola autodefensa armada. Se trata de la autodefensa en los distintos terrenos, el económico, el político, el social y el cultural, además del militar.
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Como están las cosas actualmente en nuestro país, no ejercer la autodefensa significa para el pueblo perder aún más su libertad, renunciar a sus derechos, retroceder en su nivel de vida y sus posibilidades de desarrollo, menoscabar su dignidad. Es aceptar como destino el ser un pueblo oprimido, explotado, atrasado y pobre. La autodefensa, entonces, es una necesidad real de los mexicanos.
Origen del ERPI
El ERPI nace como resultado de una separación del EPR. Producto de un proceso que se gestó largamente y que se manifestó concretamente el 8 de enero de 1998. Originalmente, habíamos decidido no manejar el suceso públicamente hasta que las condiciones fueran propicias. Finalmente estos acontecimientos se hicieron públicos con motivo de la masacre de El Charco, Mpio. De Ayutla, Gro. Tras la muerte del capitán José, el ejército federal encontró en su mochila algunos documentos y cartas donde se exponían las causas de nuestra separación y algunas de ellas fueron publicadas en la prensa.
Formamos parte del ERPI compañeros que participamos en las luchas populares de los años 70’s y 80’s y en algunas organizaciones armadas de aquellos años, así como nuevos compañeros que se han incorporado recientemente.
¿Por qué se dio nuestra separación del EPR? Por razones políticas. Primeramente las diferencias eran fundamentalmente metodológicas, después llegaron a ser de táctica y estrategia, de concepciones y de visión. Nos preocupaba el papel de nuestra organización en el proyecto revolucionario mexicano en general. Tuvimos inquietudes en torno a la relación que pretendemos tener con el pueblo, al tipo de sociedad que se quiere construir, a la concepción de la soberanía popular, de las relaciones al interior de nuestra organización, de la ética revolucionaria y de la estrategia a seguir. Nos preocupaba el poco crecimiento, el marcado centralismo y burocratismo en la estructura del EPR, la deshumanización de algunos métodos. Finalmente, transitar por caminos distintos fue una necesidad.
Hoy, motivados por nuestra propia vivencia, por lo que hemos visto al interior del movimiento revolucionario en general y por la experiencia de otros procesos, a nuestros planteamientos básicos les agregamos un reclamo ético urgente y firme: la revolución debe humanizarse.
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NOTA: Si se quiere profundizar más en las causas de la fractura, en la sección "Documentos" sobre las causas de la separación" se podrán ir encontrando las cartas tituladas ¿Escuchan compañeros?, Ustedes y nosotros: dos EPR, Este no es el partido al que nosotros ingresamos y otras, que dan un panorama más amplio de las causas y el contexto en que se fue dando el proceso de separación.
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¿Cuáles son nuestros principios?
Algunos principios básicos nuestros son el compromiso con el pueblo, la soberanía popular, la democracia, la flexibilidad y el humanismo.
Nacimos como una organización nueva asumiendo que nuestro compromiso principal es con el pueblo, y que éste está sobre cualquier otro, incluyendo el compromiso de grupo o partido.
La soberanía popular y la democracia porque son los principales objetivos políticos que nuestra organización se plantea y porque en las dos se basan las relaciones de nuestra organización con el pueblo y las relaciones entre nosotros.
La flexibilidad, porque marca nuestra forma de trabajar y nuestras relaciones de trabajo. Porque nos hace entender que hay principios o fundamentos que nos se pueden cambiar y otras cuestiones que sí podemos cambiar.
Rompimos con la concepción vanguardista que considera que la revolución necesita de una grupo selecto de vanguardia que representa los intereses históricos del pueblo.
Rompimos con el esquema centralista que sujeta, que domina de arriba hacia abajo y adoptamos formas de dirección y organización más democráticas y participativas, esto es, de abajo hacia arriba. Uniendo democracia con las normas de seguridad necesarias.
Rompimos con el esquema de la organización que lucha por la toma del poder para ejercerlo en nombre del pueblo y somos una organización que impulsa la construcción del poder popular aquí y en todos los lugares, ahora mismo, desde abajo y hasta el final, sin dejar la tarea a medias. Que permita ir haciendo realidad los objetivos planteados sin esperar hasta el triunfo de la revolución para iniciar los cambios.
Hemos roto con el esquema que pretende que todos sean y piensen igual; para aceptar que podemos pensar distinto y que somos diferentes aunque estemos unidos; para aceptar a cada quien con las características que lo hacen distinto a los demás, la individualidad en la colectividad.
Rechazamos que el fin justifique los medios, o que en nombre de la revolución o de el partido se amparen abusos, crímenes o mentiras dentro del movimiento revolucionario; para nosotros, un fin bueno para el pueblo, humano y honesto; requiere construirse con métodos igualmente buenos para el pueblo, humanos y honestos.
Rechazamos la rigidez y el burocratismo para sustituirlos por la flexibilidad, la agilidad y el asumir las necesidades y planteamientos de la base y el pueblo.
Hemos roto con todo tipo de dogmatismo y con el esquema de la organización poseedora de luz ideológica o la verdad absoluta que los demás deben adoptar.
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NOTA: Nuestros principios fundamentales se plasman mas ampliamente en el documento titulado Tesis para el cambio, disponible en la sección del mismo nombre
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¿Cuál es nuestra ideología?
Aunque algunos dirán que el ERPI es marxista, o maoísta, o leninista, o trotskista, o luxemburguista, o gramsciano o althusseriano, o guevarista y otros mas dirán que es ecléctico, nosotros damos especial importancia a tomar como base la realidad de nuestro país, los ejemplos de nuestra historia y a recoger los planteamientos de cada quién sólo si consideramos que son aplicables a esta realidad, sin que esto quiera decir que por adoptar uno o varios planteamientos de alguien, adoptemos todos los que haya hecho. Así pues, nuestros planteamientos tienen influencia de muchos revolucionarios del mundo, pero también de los de nuestro país, por eso decimos que somos villistas, zapatistas, juaristas.
No renunciamos a la riqueza ideológica que da el conocer el pensamiento de todos los que nos han antecedido en la lucha por el cambio, en nuestro país o en el mundo. A lo que sí renunciamos es al dogmatismo y a considerarnos los poseedores de la única línea correcta.
Nuestra metodología interna
En cuanto al trabajo con las bases respetamos sus decisiones democráticamente tomadas. Las bases y combatientes ejercen una autonomía relativa en su accionar, autonomía que promovemos, fortalecemos y defendemos. De hecho nuestras decisiones se toman recogiendo y asimilando el sentir y el pensamiento de las bases, y nuestra visión les llega sin imposiciones, sino más bien como orientaciones. Esta manera de concebir nuestra relación con la base forma parte de nuestra estrategia de promover el poder popular en las áreas donde trabajamos y en todo el país.
Esto quiere decir que nos regimos por el principio de mandar obedeciendo difundido por el EZLN.
En cuanto al trabajo con nuestros cuadros, la estructura interna se ha democratizado (en lo posible, pues las consideraciones y exigencias de seguridad y de eficacia militar en combate siempre imponen límites). Nuestras decisiones ya no se toman en el contexto del centralismo sino en un ambiente de democracia participativa. Respetamos categóricamente el derecho a disentir, todas las opiniones y propuestas son válidas; ninguna cúpula puede imponer las suyas. Las tareas tampoco se imponen, ni se exige una disciplina ciega e inhumana a los cuadros. Las tareas se asignan según sus cualidades, inclinaciones y disposición. Apreciamos el hecho de que los cuadros se desarrollan a distintos ritmos y circunstancias.
Promovemos la iniciativa creativa y la responsabilidad, cualidades imprescindibles para la participación autónoma y para el crecimiento.
Nuestra relación con otras organizaciones
No pretendemos ser la vanguardia que dirija o imponga la forma del proceso, revolucionario. En el movimiento por el cambio hay cabida para todos los grupos progresistas. No pensamos que solamente haya una visión correcta, sino que hay muchas con igual legitimidad. Por lo tanto respetamos las diferencias que caracterizan la pluralidad de posturas de organizaciones y esfuerzos. No pretendemos subvertir, y mucho menos sabotear, el trabajo de otros con el fin de fortalecer el nuestro.
¿Cuáles son nuestros objetivos?
Nuestra organización se plantea, antes que nada, construir el poder popular que permita el ejercicio de la soberanía popular, para que el pueblo pueda gobernarse a sí mismo, de manera democrática. Luchamos, en otras palabras, por una transformación revolucionaria de la sociedad.
Socializar el poder por medio de valores, prácticas, mecanismos e instituciones que permitan la participación libre y consciente del pueblo en las decisiones en todos los niveles y ámbitos. Con esto se pretende democratizar el sistema social y económico del país.
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OBJETIVOS: Bienestar Salud Educación Justicia Democracia Libertad Soberanía Defensa de la naturaleza y medio ambiente Paz justa y digna Fin de la explotación Fin de la corrupción.
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Se trata de terminar con el sistema neoliberal inhumano, reconstruyendo la base nacional de la economía, garantizando su gestión en manos del pueblo y la satisfacción plena de las necesidades sociales. La economía puesta al servicio del pueblo y no viceversa, finalmente.
El modelo económico y político de la nueva sociedad no puede ser un asunto exclusivo de nadie, sino que tendrá que ser resultado del desarrollo del proceso mismo, del conjunto de planteamientos de las distintas fuerzas que luchan por el cambio y finalmente, de las decisiones del pueblo soberano. Lo que sí podemos delinear ahora es que la sociedad que queremos construir deberá ser justa, humana, democrática, libre, igualitaria, soberana, donde se proporcione bienestar económico al pueblo, sin explotación, sin corrupción, en la que se respeten plenamente los derechos humanos y en la que la defensa de la vida y la naturaleza sean una prioridad, de manera que el desarrollo no signifique destrucción del medio ambiente.
No queremos tomar el poder político para nosotros, ni para alguna otra organización en particular, ni que sea ejercido por alguna organización –del tipo que sea- en interés del pueblo. Ni el poder de una sola clase social. Queremos el poder del pueblo en su propio interés. Será precisamente el pueblo quien decida las formas y modalidad de su gobierno, además de la forma en que éste sea vigilado por el mismo pueblo. La máxima zapatista para todos todo, nada para nosotros expresa claramente este planteamiento.
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Poder popular implica que el pueblo disponga del poder de la información, del enjuiciamiento, del cambio, de la decisión y de la sanción.
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Planteamos que el poder popular, base de la democracia, habrá de irse construyendo, consolidando y ampliando desde ahora y no sólo hasta el triunfo. La vivencia de formas democráticas populares creadas desde ahora, garantizará en mayor medida la conformación de un régimen democrático popular.
¿Quién hará el cambio en México?
No es suficiente una reforma impulsada desde el mismo régimen, pues éste sólo realizará cambios parciales en interés de los poderosos. Entonces se requiere de un cambio impulsado desde abajo que logre la ruptura de las viejas estructuras y construya las nuevas. Este cambio requiere de un esfuerzo múltiple.
El esfuerzo de la sociedad civil y sus organizaciones es necesario pero no suficiente, el esfuerzo de los partidos políticos legales es necesario pero no suficiente, el esfuerzo de las organizaciones revolucionarias armadas es necesario pero no suficiente, esto quiere decir que se necesita del concurso de todos, además de ser un esfuerzo popular masivo.
Todos podemos ser parte del cambio, todos podemos luchar de alguna forma, algunos difundiendo la realidad, no colaborando con la injusticia y el crimen, otros con la solidaridad, con la movilización, con la exigencia, con no renunciar a nuestros derechos, con la militancia política, con ir a las marchas. Otros mas proponiendo (y construyendo) soluciones como la autogestión y los proyectos productivos, otros mas organizando y participando en las consultas populares, en las elecciones y defendiendo su voto, algunos tomando el fusil para defenderse cuando se hace necesario, otros educando a nuestros niños y jóvenes, cantando o haciendo poesía, otros colaborando económicamente, resistiendo desde la cárcel, no renunciando a sus derechos. Esto quiere decir que todos podemos participar en la lucha por la transformación, cada quién como pueda y en la medida de sus posibilidades.
¿Cómo se hará el cambio?
Se trata de estar listos para desarrollar cualquier forma de lucha de manera efectiva.
Para desarrollar la lucha electoral y parlamentaria se requiere de los partidos políticos legales. Para desarrollar la lucha política y social, incluyendo el boicot, la huelga general y la resistencia pacífica o la desobediencia civil, se requiere de un amplio y fuerte movimiento social y político, del fortalecimiento de la sociedad civil, de la multiplicación de sus organizaciones, de su participación en la transformación. Se requiere también de un liderazgo aglutinador y con capacidad de convocatoria, de una identidad popular y de la conciencia de la masa de su propia fuerza. Para desarrollar la lucha armada se requiere de los ejércitos del pueblo, de estructuras populares capaces de levantarse en un momento dado, de armamento adecuado y suficiente. Para crear una ideología orientadora y difundirla se requiere la participación de los intelectuales democráticos que rompan con la ideología dominante del estado, se requiere de medios de comunicación democráticos y populares.
No se trata del "aniquilamiento o exterminio del enemigo" hablando en términos físicos, sino mas bien de crear un nuevo bloque histórico y una nueva cultura, que desplacen al bloque y a la cultura dominantes. Se requiere insertar la lucha del pueblo mexicano en la lucha global por la democracia, la vida y el bienestar.
Son cuatro los elementos básicos que pueden resumir una estrategia que puede ser eficaz: la construcción del Poder Popular para que el pueblo dirija sus esfuerzos y organizaciones y para que haga valer sus decisiones políticas, económicas, sociales y culturales; la realización de una lucha autodefensiva para salvaguardar las iniciativas del pueblo en ejercicio de la soberanía; la lucha armada que combine lo necesario para una lucha de larga duración y para los estallos inevitables del pueblo; el desarrollo de la lucha solidaria por el cambio social democrático en el plano global.
Esta estrategia permite construir el Poder Popular desde la lucha misma y en todos los niveles para lograr que el pueblo se haga el verdadero dueño de su destino.
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Actualmente, las luchas de cada país son batallas del movimiento por el cambio global.
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Esta estrategia también permite utilizar al máximo los recursos del pueblo, pues no se trata de un pueblo movilizado para enfrentar una lucha ajena, sino una lucha en la que están en juego sus intereses vitales y no se trata tampoco de una lucha en la que otros hacen uso de sus recursos sino el pueblo mismo, y tampoco se trata de una lucha donde el pueblo va a obedecer solamente, sino donde nadie va a mandar más que el pueblo mismo.