Saludo al XV Seminario Comunista Internacional

SALUDO AL XV SEMINARIO COMUNISTA INTERNACIONAL

Compañeras y compañeros, es un honor para nosotros poder compartir con ustedes en este importante seminario, que guarda en su seno el espíritu revolucionario e internacionalista de quienes participan en él, y a cuyos anfitriones, los compañeros del Partido de los Trabajadores de Bélgica, agradecemos. Al igual que en pasadas ocasiones, les traemos desde las montañas y ciudades de Colombia un calido saludo de parte de todos los combatientes comunistas de nuestra organización insurgente.

Como es de su conocimiento, el pueblo colombiano padece hoy más que nunca la contradicción insostenible entre la presencia en nuestra tierra de enormes riquezas y recursos naturales, por un lado, y las dramáticas condiciones de subdesarrollo, explotación y abandono en que vive, por el otro.

A pesar de un enorme potencial de desarrollo integral con justicia social, la brecha entre ricos y pobres se ensancha a gran ritmo: en la actualidad, mientras el capital financiero registra cada día mayores utilidades, alrededor del 75 % de la población sobrevive entre la pobreza y la miseria, la tasa de desempleo supera abundantemente el 30 % y más del 60 % de la fuerza laboral trabaja en condiciones totalmente precarias e informales. Son las consecuencias propias de un desarrollo deformado del capitalismo y de su carácter dependiente, en el cual el motor de la acumulación de riquezas y ganancias por parte de la oligarquía y el imperialismo ha sido la violencia. La respuesta del pueblo fue y sigue siendo la lucha incansable, mediante la táctica de la combinación de diferentes formas de lucha, para producir los cambios necesarios.

Como ha trascendido a nivel internacional, en los últimos años la insurgencia colombiana ha aumentado significativamente su capacidad militar y su influencia política en las masas, contribuyendo de manera decisiva a la reactivación de las luchas populares y sociales a lo largo y ancho de Colombia, anteriormente debilitadas por el terrorismo de Estado y la guerra sucia teledirigidos por Washington a través de una implacable aplicación de sus Doctrinas de Seguridad y una ininterrumpida intromisión en nuestros asuntos internos.

La carta jugada por los gringos y la ciega oligarquía del establecimiento, después de haber saboteado el proceso de diálogos entre las FARC-EP y el ex presidente Pastrana, unilateralmente acabado por éste en febrero del 2002, ha sido la imposición a golpe de fraudes, corrupción y plomo de un presidente narco-paramilitar, Alvaro Uribe Vélez, electo en el mismo año con menos del 18 % de los votos de los colombianos con derecho al mismo. El balance, al terminar su legislatura, no podría ser más nefasto: su política de “Seguridad Democrática”, cuyo eje ha sido la guerra total contra el pueblo, ha encarnado una fascistización del Estado mediante un conjunto de medidas que han concentrado el poder en el ejecutivo, incrementando la violación a los derechos humanos bajo el pretexto de la lucha contra el “terrorismo” y el “narcotráfico”, que es una verdadera fuente de valorización y un factor de engorde para el capital financiero trasnacional.

El régimen uribista, además, ha institucionalizado definitivamente el paramilitarismo mediante una farsa llamada “proceso de paz”, insertando estos asesinos en los cuerpos represivos del Estado y en sus poderes (como el Congreso), legalizando los latifundios expandidos mediante el desplazamiento forzado de 4 millones de compatriotas y lavando sus narcocapitales. Todo esto, a punta de impunidad total para los carniceros que -uniformados o de civil- han sido y son protagonistas de un genocidio de proporciones escalofriantes.

En el plan económico, Uribe ha incrementado las medidas de corte neoliberal y corporativo, elevando los gastos para la guerra a más del 5 % del presupuesto nacional y recortando drásticamente la inversión social, lo que está haciendo colapsar la educación y la salud pública. La reciente firma del Tratado de Libre Comercio bilateral con los Estados Unidos, cuyo texto el gobierno colombiano ha blindado en el más anticonstitucional de los hermetismos, es un ulterior paso dado hacia la entrega total de nuestros recursos y sectores estratégicos, cada día más privatizados, y la promiscuidad indigna de la soberanía nacional. Tratado que ya comienza a tener efectos devastadores para los campesinos y trabajadores, e incluso para sectores de la burguesía interna.

Simultáneamente, la promesa hecha por Uribe de acabar en poco tiempo con la insurgencia bolivariana de las FARC-EP ha sido desenmascarada cual bravuconada hija de su arrogancia, de su desprecio por la paz con justicia social y de la eterna confusión, entre los sueños guerreristas y la contundente verdad del campo de batalla. De nada le ha servido el mal llamado Plan Patriota, con sus decenas de miles de soldados entrenados y equipados por los Estados Unidos, quienes están interviniendo en Colombia con más de 2000 efectivos, entre oficiales, asesores, marines y mercenarios de su complejo militar-industrial y de centenares de millones de dólares anuales.

Frente al fracaso total de su política de guerra, Uribe ha hecho y está haciendo hasta lo imposible para favorecer su propia reelección, utilizando para ello toda la maquinaría de propaganda y represión del Estado y sus paramilitares, así como los medios oficiales de la desinformación estratégica. Apoyado por los gringos, que han convertido a Colombia en el tercer mayor receptor de su ayuda militar en el mundo, se ha arrodillado para complacer a su amo del norte; prueba de ello son el papel contrarrevolucionario que ha jugado en el continente, como en el caso de las continuas provocaciones contra Venezuela, y el apoyo incondicional a los halcones de Washington y el Pentágono, como en el caso (único en América del Sur) de su declaratoria de guerra a Irak.

No obstante, el pueblo colombiano rechaza este candidato-presidente del paramilitarismo y de los Estados Unidos, rechazo que se ha expresado y se va manifestando en centenares de actos y marchas, tomas de universidades y de tierras, huelgas y protestas, así como en el accionar cotidiano de su Ejército guerrillero, que es pueblo en armas, para derrotar la “seguridad democrática” y abrirle el paso a la construcción de la Nueva Colombia. Al tiempo, seguimos insistiendo en una solución política al conflicto social y armado, en el entendido que su superación solo será posible en la medida en que se eliminen las causas que lo han generado y alimentado.

Nuestra propuesta de un nuevo Gobierno, en este sentido, es más vigente que nunca, así como, en lo inmediato, la necesidad de un gran frente anti-Uribe que derrote sus propósitos fascistas y reeleccionistas. Que son a todas luces funestos para el futuro Colombia y toda la América latina.

En diversos escenarios, hemos denunciado al gobierno fascista de Uribe Vélez, como una punta de lanza de los EEUU en territorio latinoamericano, para facilitar su reacomodo y permanencia militar en la región. El papel de agente gringo del poder colombiano no se reduce al campo militar y criminal, se expresa en el campo económico, obstaculizando y saboteando cualquier proceso de integración latinoamericana, aún cuando estos procesos no correspondan completamente a las necesidades y posibilidades de desarrollo independiente de la América latina de hoy.

Es el caso de la firma del Tratado de Libre Comercio-TLC, que dio inicio a los funerales de la Comunidad Andina de Naciones-CAN. Los EEUU junto a Uribe Vélez pretendían servirse de la CAN, para extender los efectos comerciales del TLC a otros países de la región andina. Los TLC son acuerdos entre economías dispares, donde los EEUU son acreedores y sus “socios” latinoamericanos deudores. Lo cual los convierte en acuerdos de subordinación y dependencia, son tratados de naturaleza colonizadora que buscan imponer por vía bilateral el ALCA.

Hoy esta claro, que el principal y común enemigo de los pueblos latinoamericanos es el imperialismo de los EEUU. Como claro esta que la América India vive un proceso de cambios, que a través de variadas formas y pluralidad de factores de transformación, reivindica la soberanía, la independencia, el papel protagónico de los pueblos en sus procesos políticos, el provecho de las riquezas nacionales en beneficio propio, etc. Esta claro también que estos procesos expresan claramente un sentimiento antiimperialista, y que ese sentimiento tiene un sustento y una guía política en el pensamiento del libertador, Simón Bolivar.

Pensamiento que no se reduce a una lucha meramente independentista, e implica sobretodo la unidad de los pueblos y la construcción de un nuevo proyecto de desarrollo nacido de nuestra propia realidad y creatividad. En América Latina, la conquista bolivariana, de la segunda y verdadera independencia, es totalmente compatible con la necesaria construcción del socialismo como única vía para superar definitivamente las contradicciones y problemas generados e insolucionables por el capitalismo imperialista.

Contra el proceso de unidad bolivariana de los pueblos, conspira diariamente el imperialismo por todos los medios, por eso debemos estar atentos a las falsas integraciones y supuesta asimetrías entre estados, que buscan que se legue o reconozca en gobiernos oligárquicos la representación de sus pueblos. Bajo la retórica de simuladas hermandades y buenos vecindarios, se esconde y organiza la conspiración e intervención contra gobiernos que si representan dignamente a sus pueblos.

Los pueblos de la América latina de hoy tienen gran dignidad, espíritu de resistencia, conciencia y gran confianza en su fuerza trasformadora, por eso hoy CUBA no esta sola, el proceso bolivariano de VENEZUELA no esta solo, ningún pueblo que luche en el propósito común de combatir el imperialismo y construir su propio futuro puede estar solo, la solidaridad entre los pueblos es imperativa, el avance de un pueblo se tiene que repercutir en los otros, por que esta unidad que el desarrollo histórico hoy nos exige es estratégica para nuestro porvenir.

Compañeras y compañeros: hoy el internacionalismo proletario juega un rol tan imprescindible como dinámico. Lo aprendimos de la gloriosa historia del movimiento obrero y comunista internacional a lo largo del siglo pasado. Lo vivimos y lo fortalecemos en las pequeñas y grandes batallas que libramos a diario, no solo en Colombia y nuestra América insurrecta. Lo vemos y lo apoyamos en las heroicas y legítimas resistencias contra el imperialismo en Irak y Palestina. Y lo palpamos, una vez más, aquí con todos ustedes, hermanos de clase y de lucha.

Finalmente camaradas, queremos ratificar nuestro espíritu internacionalista y nuestra determinación de continuar por los medios posibles y en las circunstancias que sean necesarias, la lucha por una nueva sociedad donde reine la paz y la justicia l. Lucha que continuamos en selvas, montañas y ciudades colombianas, que es la misma lucha que adelantan con infinita dignidad nuestros prisioneros de guerra y combatientes bolivarianos, a quienes con motivo del día internacional de los trabajadores saludamos, ya sea en las cárceles de los Estados Unidos como Simón Trinidad y Sonia, ya sea en los calabozos del régimen como Rodrigo Granda, o en otros países, como el padre Oliverio Medina, detenido en Brasil.

La misma lucha que hace 42 años emprendió un puñado de hombres y mujeres, encabezados por nuestro Comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez, y que hoy se ha regado por toda Colombia. ¡con la cual reafirmamos la inclaudicable disposición de seguir luchando hasta la victoria final!

Contra la oligarquía por el pueblo, Contra el imperialismo por la patria, somos FARC-Ejército del pueblo.

Comisión Internacional
FARC-EP